viernes, 18 de agosto de 2017

Déjese llevar por los buenos vientos de Villa de Leyva

Villa de Leyva, una sola fiesta de cometas en la plaza mayor de esta municipalidad boyacense, la más grande de Colombia. Foto: Bernardo Toloza
Ricardo Rondón Ch.

Cuenta la historia que la cometa, al igual que la imprenta y la brújula, es un invento de los chinos, pero no de los pelados comunes y silvestres que por generaciones se las han ingeniado -más en el pasado que ahora- para hacer bailar un trompo, jugar a las canicas o morderse un codo para ganar una apuesta.

Este elevado pasatiempo del papalote artesanal con estructura de madera de guadua, se remonta a los chinos de milenios, aquellos habitantes de ojos rasgados del otro lado del mundo, que se reproducen como conejos, y que con nadadito de perro se están apoderando del planeta.

A los chinos de la China, entonces, se les debe este prodigioso invento, que ellos, más que entretenimiento, crearon como una actividad religiosa y metafísica.

Y tenían mucha razón en esto -o la tienen-, porque de acuerdo a los expertos, a los cometeros, que son los que fabrican las cometas; a los cometófilos, que son los aficionados a este divertimento; o a los cometólogos, que son los deportistas profesionales y de alta competencia, porque elevar una cometa, aunque pareciera un juego de niños, requiere de habilidad, experiencia, un excelente estado físico, una predisposición absoluta con la naturaleza, y si se quiere, una actitud sicológica, porque de la buena paciencia y de la concentración dependen los buenos o malos resultados.

Los Quintana, una tradición bogotana de cometófilos, que año tras año compiten en distintas categorías. Foto: Bernardo Toloza 
Quien escribe esta crónica nunca aprendió a elevar una cometa ni a hacer bailar un trompo. Fue un caos para todos estos embelecos y trajines de la infancia y de la adolescencia. Pero se maravillaba como espectador, como observador permanente de esta lúdica aventura de los vientos, que como todo tipo de retos y actividades, hay perdedores y ganadores por igual.

El Festival de Vientos y Cometas que este año llega a su versión 42 en Villa de Leyva, es un espectáculo espléndido y multicolor donde se integran chicos y grandes, aficionados y profesionales, gentes de todas las comarcas, familias enteras que se desplazan de diferentes regiones del país -sobre todo de Bogotá, Santander, Boyacá y Antioquia- para participar en esta competencia, en cualquiera de las categorías y modalidades programadas.

Porque las hay para todos los gustos y todas las edades. Desde la cometa artesanal, la que cuelgan por estas épocas en tiendas y papelerías; hasta las cometas de alto rendimiento, como las de triángulo o las cometas Delta, que pueden llegar a tener una dimensión entre 7 por 5 metros, con un peso aproximado de 10 kilos, que se eleva con una cuerda de nylon de 5 milímetros de espesor, para lo cual se utiliza un carrete de mil metros elaborado en ángulo de madera y freno de moto, como lo viene haciendo por tradición la familia Quintana de Bogotá, que desde hace 42 años viene participando en la justa cometera de este paraíso empedrado (esta Cartagena de tierra fría), donde cada año se llevan mínimo un trofeo.

Es cuando el cielo de Villa de Leyva se transforma en un espectáculo bello y multicolor. Foto: Bernardo Toloza
Héctor López, el líder de la dinastía Quintana, es un cometólogo con toda una vida de experiencia. Su gigantesca cometa, fabricada con tela vendaval y una estructura de tubo de aluminio, llevará este año el color blanco en su totalidad, como un tributo a la paz que tanto anhelamos los colombianos. Ya no es raro verlo arrasar con galardones en diferentes categorías, como también es costumbre su participación internacional en concursos como Van’Azul y Molié, en los Pirineos, en Francia.
  
Los Quintana, cuya familia integran más de 70 miembros, reservan hospedaje en Villa de Leyva con dos meses de anticipación. Y, desde el último de la parvada, hasta el abuelo, que frisa los 80, practican el vuelo de la cometa como si se tratara de una religión.

El cuadro costumbrista  para estas fechas, merece ser registrado: mientras los hombres se ufanan de sus virtudes y proezas en el empedrado de la Plaza Mayor, las mujeres se debaten en el tejido de las cometas y están pendientes del mínimo detalle para salir avantes en la competencia.

Es como una logia y aunque el premio no se traduce en una recompensa económica sino en un trofeo o en una placa, los Quintana están convencidos de que "la gran satisfacción es que la gente aprecie nuestro trabajo y se diviertan con este espectáculo que se controla con la mente, el músculo y el corazón".

Vientos de agosto, propicios para dar rienda suelta con esa dama coqueta de las alturas. Foto: Bernardo Toloza
Y es que Héctor López, el cacique de los Quintana, se toma bien a pecho su hobby. Hay que verlo orgulloso en la mitad de la plaza, con su equipo, con su copiloto de bregas, posando para los reporteros y compartiendo cátedra con propios y extraños sobre el complejo arte de dirigir desde tierra firme a esa dama coqueta de las alturas.

Para estos avatares están lo suficientemente preparados, empezando por los  guantes industriales, ya que la fuerza de tensión es poderosa, y la fricción del nylon podría cortarles las manos si no se protegen. Es que para elevar una cometa de alto rendimiento se necesitan mínimo ocho personas, lo que se traduce, como dijimos antes, en un trabajo sincronizado de equipo, donde cada uno cumple una función específica.

Como sincronizado también es el vuelo de una cometa que se controla con dos cuerdas, y que de acuerdo con la habilidad de su cometólogo puede hacerla bailar a ritmo de salsa y vallenato, reguetón, o de la más arrebatada champeta. Ahí es cuando se subraya: ¡Cójale el paso a la cometa!

"Es que esto, más que un deporte, es una ciencia -aclara Héctor López-. Ciencia, porque hay que ponerle los cincos sentidos a su diseño, que exige conocimientos de física, de geometría, de cálculo. Y a la vez  una filosofía, porque al elevar una cometa nos reencontramos con nosotros mismos, dejamos en el aire las malas energías y los malos pensamientos, y renovamos vientos. Es como un cambio de piel".

Un síntoma de sensualidad ver una chica concentrada en el arte de elevar una cometa. Foto: Bernardo Toloza
Existe una nutrida variedad que los expertos han clasificado para esta actividad: la cometa artesanal, la cometa comercial, la cometa delta, la cometa tridimensional, la cometa de arte y de espectáculo, la cometa acrobática, la de vuelo lejano y de altura; la cometa gigante, también conocida como prueba reina, la cometa miniatura; la de trenes, la inflable, la de alto rendimiento, y la cometa nocturna, célebre cuando cierra la tarde, porque es la indestronable reina de la noche en el fascinante espectáculo de luces.

Uno de tantos que en el año nutre la programación artística, cultural y científica de Villa de Leyva, que hace 63 años fue declarado Monumento Nacional, paraje inspirador de tranquilidad y recogimiento, y gran referente de la Independencia Nacional.

Prográmese

42 del Festival de Vientos y Cometas (19,20 y 21 de agosto)

Villa de Leyva está ubicada a 183 kilómetros de la capital de la República, y el tiempo promedio de recorrido en automóvil es de tres horas y treinta minutos.

Desplazamiento: Bogotá-Tunja- Villa de Leyva. Se sale de Bogotá por la autopista norte y se toma la carretera rumbo a Tunja. En esta ciudad se toma la vía que comunica con Chiquinquirá y antes de Sáchica (justo después del peaje) se desvía para Villa de Leyva. Tiempo estimado de viaje: 3:00 horas y 25 minutos. Por la doble calzada se va muy bien hasta Tunja.

Si la idea es ir en transporte público, puede tomar la flota que va hasta Tunja en el  terminal de buses de Ciudad Salitre o en el nuevo de la  autopista norte. De Tunja salen colectivos hasta las 8:00 p.m. con rumbo a Villa de Leyva y son sólo 45 minutos.

También puede elegir los buses directos que ofrece la empresa Libertadores desde Bogotá, que salen a las 5:30 a.m. y 3:30 p.m.

Gentes de todas las edades se congregan en el empedrado de la plaza de Villa de Leyva para compartir el vuelo de las cometas. Foto: Bernarzo Toloza 
El emblemático evento que reúne a aficionados (cometofilos), fabricantes (cometeros), profesionales (cometologos) y turistas provenientes de otras regiones y países, convoca alrededor de 60.000 visitantes y cuenta con diversidad de categorías y espectáculos.

El acto de apertura del festival se realizará sobre el mediodía del sábado 19 de agosto. Posterior a este se dará inicio al show de cometa publicitaria, seguido del concurso de cometa de alto rendimiento. Luego se realizará la exhibición de cometas inflables gigantes y acrobáticas.

Finalizados todos los espectáculos y concursos de cometas, tendrá lugar la presentación artística de la Corporación Ballet Óscar Nieto, de la solista Thalia Marily, y la del Grupo Maíz Keéj y su orquesta Manigua Colombia.

El domingo 20, los concursos y exhibiciones de cometas estarán acompañados por la presentación del Grupo Jam Camaleón, el Son de Sophia y Juan Palau.

Este año, se mantienen las tradicionales competencias: infantil, adultos, alto
rendimiento, acrobática, vuelo nocturno, miniatura, gran formato, tridimensional e
inflable, entre otras.

La cometa, una tradición de milenios, originaria de la cultura China. Foto: Bernardo Toloza
Sin embargo, también se presentarán otras novedades imperdibles:

*Show de cometas acrobáticas. Un espectáculo donde las cometas al
ritmo de la música realizarán una coreografía aérea.

* Entre la tierra y el cielo. La actividad se realiza con cometas de fuerza, las
cuales generan una serie de movimientos de exhibición, gracias a los recorridos de los buggies en tierra.

* Mensajes en el cielo. Los asistentes podrán participar en esta actividad que se convertirá en cómplice de emociones o bromas. En puntos especializados se elegirá el mensaje que se quiera compartir y este se elevará mediante cometas aerodinámicas.

El festival se desarrolla en la Plaza Mayor de Villa de Leyva, considerada el
cometódromo por excelencia  de Colombia, con sus 14.000 metros cuadrados, sin cables de energía, edificios o árboles que impidan el ascenso de las cometas.

Recomendaciones para asistir

Si va en automóvil particular, apóyese en la ruta que indica el mapa. Ilustración: envilladeleyva.com 
 *Viaje el viernes por la noche o el sábado muy temprano para que pueda disfrutar de todas las competencias y espectáculos.

*Recuerde que va a estar tres días al aire libre, tanto el sol como el viento queman; de manera que un bloqueador de alta protección hará su estadía más confiable.

*Las gafas son primordiales para protegerte tanto de los rayos UV como del exceso de luz, ya que todas las actividades son al aire libre. Si usa lentes de fórmula, mejor que sean lentes Transitions que se adaptarán para que pueda disfrutar las actividades en tierra y aire sin molestos cambios o pérdida de visibilidad por la luz del sol.

*Pese al sol, el viento es fuerte, así que recuerde estar bien abrigado, o a tono con la indumentaria boyacense: una ruana.

*Y listo y con la mejor energía para disfrutar, tomar las mejores fotos para sus redes y vivir lo mejor de la luz, los vientos y las cometas.

Sobre el Festival de Vientos y Cometas de Villa de Leyva

En Colombia, la fiebre y cuna de las cometas nace en Villa de Leyva el 7 de agosto de 1975, en un concurso realizado por Pepita Gómez de Camacho, en ese entonces Directora de Turismo.

En 1980 los participantes empezaron a llevar modelos novedosos provenientes de Europa, Estados Unidos y China (país al que se le atribuye el invento de la cometa).

El festival se fue desarrollando hasta convertirse en el mejor evento de cometas del país, impulsado siempre por la sana competencia entre los participantes, y las innovaciones incluyen cometas que no necesitan ni cola ni viento, acrobáticas, de dos o cuatro cuerdas para realizar malabares y figuras geométricas.
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