miércoles, 22 de febrero de 2017

Madre Beatriz Jáuregui o el arte de formar niños felices

La Madre Beatriz Jáuregui, rectora del Colegio Campestre San José. A su respaldo, un carboncillo de Santa Bonifacia Rodríguez Castro, inspiradora de su misión. Foto: La Pluma & La Herida 
Ricardo Rondón Ch.

El niño es un fuego que hay que encender y no una botella que hay que llenar (Montaigne).

La luz mañanera que entra a raudales por las ventanas de la oficina de rectoría de la Madre Beatriz Jáuregui, se posa sobre los diplomas, las certificaciones y los cuadros que cuelgan de la pared, a espaldas de su escritorio de despacho.

El decorado incluye varias pinturas de sus alumnos: una acuarela que da cuenta de un puente remoto, de un amarillo encendido entre un campo de trigo, que evoca el de Arles de Vicent Van Gogh. Otro, una lúdica explosión de color, como dictado al artista en ciernes por el hado de Joan Miró.

Hay paisajes, naturalezas muertas, un rostro bonachón que se podría asociar con un viejo actor de la comedia francesa, y el retrato de una religiosa en carboncillo con la rúbrica del maestro Omar Gordillo.

-Madre, ¿quién es la monja?-, le pregunto.

-Ella es la Madre Bonifacia Rodríguez Castro, fundadora de la congregación Siervas de San José; es nuestra inspiración, y fue un regalo que le hizo al colegio el pintor Gordillo-, responde la religiosa con su marcado acento del País Vasco.

Panorámica de las amplias y modernas instalaciones del Colegio Campestre San José (antiguo Siervas de San José). Foto: Archivo particular
A primera vista, la superiora revela el carácter de las maestras a la antigua, el del respeto, el rigor, los valores, la disciplina y la puntualidad, léase bien, la puntualidad,  que era el credo a seguir de las instituciones educativas.

De modo que por el hecho de haber llegado con un retraso de diez minutos a la cita, tenía que aceptar de ella, y de conformidad con la excusa, una justa y razonable amonestación.

-Por favor, no lo vuelva a repetir.

Ese trazo rígido de su personalidad a su vez se deduce por el orden calculado y minimalista de su escritorio: el computador, por supuesto, la imprescindible Biblia castellana, un par de robustos diccionarios, el almanaque del plantel, una grapadora y varios tarros al tope de bolígrafos, resaltadores y lápices de colores.

La típica superiora cuadriculada de las películas inglesas en la época victoriana, concluí. Pero esa suposición se fue desvaneciendo en el curso de una conversación cálida y aleccionadora, que no solo interesó temas relacionados con pedagogía, sino literatura, historia, filosofía, poesía, con autores y citas elocuentes de un admirable bagaje en la cultura y en la misión que esta religiosa, desde su juventud, cuando partió de España, viene desarrollando por pueblos de América, particularmente Colombia: sembrar la semilla del saber, para recoger los frutos que enaltecerán al hombre del mañana.

Amor, Fe, Trabajo, Justicia, cuatro palabras que rigen el criterio, la formación y la vocación del plantel. Foto: Archivo particular 
La Madre Beatriz Jáuregui, desde hace doce años, lleva las riendas del Colegio Campestre San José (antiguo Siervas de San José), al norte de Bogotá, con cincuenta y dos años de existencia, donde se cumple a cabalidad el legado y las virtudes de quien fue la fundadora de su congregación, Santa Bonifacia Rodríguez Castro (6 de junio de 1830, Salamanca, España- 8 de agosto de 1905, Zamora, España), canonizada por Benedicto XVI el 23 de octubre de 2001), quien dedicó su vida a la evangelización y a la enseñanza, y a su imperturbable cometido por el respeto, la dignidad y los derechos femeninos, a partir de la creación del Taller de Nazaret, proyectado a las artes de cordonería y pasamanería, como estímulo de trabajo, sustento e independencia a mujeres pobres, golpeadas por el machismo y la sumisión.

-De ahí la filosofía del colegio-, explica la superiora:

-Nuestra formación apunta a obtener los grandes emprendedores del futuro. Aquí no se forman empleados. Pero para alcanzar ese objetivo, hay que trabajar demasiado, esforzarse al máximo; y no desperdiciar el precioso tiempo que cada día es más veloz y escaso-, asegura enfática la rectora.

Este dictamen de última hora pone en guardia al cronista para entender que no debo extenderme en bagatelas, sino ir de una vez al grano:

-Si estoy aquí Madre Jáuregui (a la vez que hago un paneo por los ventanales de la enorme edificación de diferentes plantas con sus respectivas zonas verdes y de entretenimiento que integran el colegio), es porque me enteré por un noticiero radial que el renombrado calculista santandereano Jaime García Serrano, conocido en el mundo por sus extraordinarias hazañas numéricas como La Calculadora Humana, está dictando cátedra en este plantel. ¡Tamaña adquisición!
Grabado de Santa Bonifacia Rodríguez Castro

“Mire usted- aclara la superiora-. Al profesor García Serrano lo he conocido por una alumna que me comentó de las clases individuales que él le estaba dictando para reforzar su materia de matemáticas, despejar algunas dudas, y hacer más comprensibles y fluidas las operaciones numéricas.

A mí me asaltó la curiosidad, porque el nombre del profesor no me era desconocido, más cuando la niña acertó en decirme que se trataba de la Calculadora Humana. Por eso le pedí el favor que lo invitara al colegio, que quería conocerlo personalmente.

Ese fue el comienzo de una relación que ha prosperado para bien y beneficio, no solo de estudiantes y de profesores, sino de personas adultas, a partir de una primera conferencia que él nos compartió, y que después, en común acuerdo, fue evolucionando en una serie de talleres de su novedoso e interesante método Supercerebros, que a futuro podría hacer parte de la agenda académica de nuestra institución.

La verdad, estoy agradecida con Dios por haberme traído al profesor García Serrano, porque veo en él, además de sus valores y cualidades humanas, un profesional idóneo, comprometido con su misión, que es la de saber enseñar con amor, paciencia y dedicación, como lo resumió con sabiduría Santa Juana de Lestonnac, fundadora de la Compañía de María, y sobrina del gran filósofo y humanista Michel de Montaigne:

Educar no es instruir, es formar, y formar integralmente, para hacer niños felices. Porque el niño es un fuego que hay que encender y no una botella que hay que llenar”.

Jaime García Serrano, la Calculadora Humana, en el Congreso de la República, donde el año anterior registró dos nuevos récords mundiales de cálculo. Foto: La Pluma & La Herida
Todo lo contrario -le interpelo- a lo que se observa en la educación en Colombia, sobre todo en los planteles públicos, donde la mayoría de estudiantes tienden a la deserción por la cantidad de problemas de índole social y familiar, violencia, maltrato, carencias económicas, pandillaje, consumo de sustancias psicoactivas, y una ausencia total de voluntad y expectativas por construirse en la educación como arte y parte del futuro de la sociedad.

“Sí, es lamentable -recalca la superiora-. Sobre todo por la formación integral que corresponde al respeto, los valores y principios que se deben inculcar y compartir desde los primeros años en el hogar, y que es tarea fundamental de los padres. Pero qué esperar cuando la familia atraviesa hoy una de las perores crisis de su historia.

En este colegio -prosigue la rectora-, formamos con esas bases. No puede ser de otra manera. No se puede construir educación si no existen esos cimientos primordiales.
Aquí hay libertad de expresión y de credos, sin desconocer la inspiración y la fe católica con que fue fundada esta institución, su misión ecuménica, y las directrices de su Santidad.

Ocho horas de jornada estudiantil son suficientes, y como comprendemos las múltiples ocupaciones de los padres de familia, no se dejan más de tres tareas diarias, con inducción y refuerzo de profesores.

Estamos en permanente contacto con la Asociación de Padres de Familia y el Concejo estudiantil, siempre atentos al cumplimiento de las normas estrictas del plantel: respeto, tolerancia, disciplina, puntualidad, solidaridad. De modo que aquí el tal matoneo, no tiene cabida.

El método Supercerebros, del profesor García Serrano, propende al aprendizaje  práctico, simplificado y entretenido de la ciencia matemática, a partir de las tablas de multiplicar. Foto: La Pluma & La Herida 
Propendemos a incentivar el ingenio y la creatividad de los estudiantes, desde los parvulitos hasta los de grados más avanzados. Experiencias artísticas como las de aprender a escribir un poema, una canción; pintar un cuadro, realizar un montaje teatral o una coreografía, son parte activa y permanente a través de talleres y actividades competentes.

Además que el plantel cuenta con su propia emisora, y con un canal de televisión. El Colegio Campestre San José (antiguo Siervas de San José) ha registrado satisfactorios puntajes en las Pruebas Saber del Estado, con la honrosa calificación A+, que ha permitido que el 90% de aspirantes al nivel superior no hayan tenido inconvenientes de ingreso, lo mismo que con los convenios y alianzas que por ahora tenemos con universidades de Canadá, Inglaterra y China, y a futuro, con la prestigiosa Universidad de Galicia, España”.

A la pregunta de rigor sobre las dificultades en el aprendizaje de las matemáticas, que ha sido el problema crónico de la educación en Colombia, y motivo de deserción de una cifra considerable de alumnos en los últimos años, la Superiora Beatriz Jáuregui concluye:

“Si nuestros estudiantes, por fortuna, no han tenido dificultades con la ciencia matemática, menos la van a tener ahora con la presencia del profesor Jaime García Serrano. De hecho, a la par de la filosofía y la historia, he gozado de una buena conexión con los números, se me facilitan las operaciones, y estoy segura que voy a ampliar destrezas y conocimientos con el método y la sabiduría de La Calculadora Humana. ¡Bienvenido a este recinto!

Anuario 2016 del Colegio Campestre San José
Al final de una conversación amena y abundante en lecciones y estímulos alrededor del arte del bien educar, la Madre Beatriz Jáuregui me obsequia el anuario del colegio que regenta, correspondiente al calendario de 2016.

Me dejo sorprender por la bella ilustración de la portada del libro, que bajo el título Imperium, rubrica la bachiller Laura Gaona, sin lugar a dudas, una prometedora artista plástica.

La pintura en tonos pastel con pinceladas art pop, revela una elefanta madre con su crío, que evoca el precioso verso de la cantata del bardo antioqueño Jorge Robledo Ortiz en su memorable Cuento de Mar:

(…) Te compraré crepúsculos en Chipre. / Un elefante niño al sur del África./ Un gajo de luceros en Corea./ Dos elásticos tigres de Bengala./ El dolor milenario de un camello./ Y la fatiga estéril del Sahara (…).

A la salida, una simpática secretaria me despide con una sonrisa, al tiempo que comparte el prospecto de la institución. El logo, de un amarillo trigo, sobre un fondo azul Mediterráneo, lleva inscritas las palabras Amor. Fe. Trabajo. Justicia.

Y a renglón seguido, el eslogan que identifica el alma, el criterio y la vocación del Colegio Campestre San José:

Formando desde la vida, para la vida.

Seguro que es autoría de su rectora, la Madre Beatriz Jáuregui, amén de educadora y filósofa, poeta en el anonimato.

Colegio Campestre San José: Calle 128B N° 20-80 (Bogotá, Colombia)

Web colegio: www.colsiervas.edu.co/

PBX: 6256584 Email: info@sanjosecampestre.edu.co

Web profesor Jaime García Serrano: www.jaimegarciaserrano.com/ 

Web Supercerebros: www.supercerebros.org/ 
Share this post
  • Share to Facebook
  • Share to Twitter
  • Share to Google+
  • Share to Stumble Upon
  • Share to Evernote
  • Share to Blogger
  • Share to Email
  • Share to Yahoo Messenger
  • More...

0 comentarios

 
© La Pluma & La Herida

Released under Creative Commons 3.0 CC BY-NC 3.0
Posts RSSComments RSS
Back to top