jueves, 13 de febrero de 2014

Pacheco: cuando un amigo se va

El último adiós a Fernando González Pacheco, a la salida de la capilla del Gimnasio Moderno 
Ricardo Rondón Ch.

Con la bandera del Santa Fe, el equipo que amó hasta sus últimos días, la capilla del Gimnasio Moderno -donde cursó parte de su bachillerato- atestada de amigos, compañeros de lides artísticas y taurinas, familiares y simpatizantes, Fernando González Pacheco fue despedido con ¡vivas! y aplausos, una sentida elegía del cantautor colombiano Óscar Hernán Ferreira, y un olé al unísono que retumbó en el sagrado edificio, como muestra del agradecimiento y la amistad por quien durante más de cinco décadas se consagró como el personaje más querido y admirado de la televisión, un miembro más en la familia colombiana.

"Aquí estudió y aquí se despide para siempre", dijo uno de los asistentes, que como decenas se quedaron por fuera de la iglesia, aguardando la eucaristía, con la parquedad y la nostalgia propias de estos trámites luctuosos, en este caso, el colombiano más popular y entrañable en la historia de la televisión.

La homilía fue oficiada por el padre José Joaquín Sánchez García, rector de la Universidad Javeriana y capellán de la hasta hace dos años Plaza de Toros de Santamaría. El malestar colectivo de aficionados y asociaciones taurinas tuvo que ver con el rechazo por parte de la administración distrital, que no permitió que se le diera la vuelta al ruedo a Pacheco, antes de ser llevado a Jardines de Paz para su cremación. Era el homenaje a quien ocupó por muchas tardes un sitio privilegiado en ese albero. Pero la petición fue negada.

De esto dio fe el matador de toros Héctor Jiménez, uno de los encargados de gestionar el permiso para que Pacheco fuera honrado en el ruedo y con un toque de clarín, como es tradición en el ámbito taurino, y más tratándose de una figura consagrada de la fiesta brava, como lo fue él, quien desde todas las tribunas mediáticas abonó en su afición, conocimiento y experiencia de los toros.    

Sí, la capilla del Gimnasio Moderno quedó pequeña para la cantidad de gente que asistió a las honras fúnebres: amigos de vieja data como Carlos Muñoz, Carlos 'El Gordo' Benjumea, Humberto Dorado, Judy Henriquez (acompañada de su hija Adriana Romero), Humberto Arango, Héctor 'El Chinche' Ulloa, Mauricio Figueroa, Héctor Mora, 'El Indio Rómulo', el veterano hombre de radio Jorge Antonio Vega (presidente de la Asociación Colombiana de Locutores), la pareja de presentadores, Jorge Alfredo Vargas e Inés María Zabaraín; el maestro César Rincón, Iván Parra Díaz, la familia González Aragón (artífices de la segunda colección de tequila más importante del mundo); el exalcalde de Bogotá Jaime Castro, empresarios, apoderados, en fin, personajes de la vida nacional, la cultura, la farándula y el arte taurino, y por supuesto, directivos y aficionados del Santa Fe, se citaron a las once de la mañana de ayer para darle el último adiós al inolvidable Pacheco.

Entre lágrimas, cuitas y añoranzas, y todas esa evocaciones que se deshilvanan en corazones cuando un amigo se va, tal cual la letra a renglón seguido de Alberto Cortéz, infaltable en estos capítulos de la inexorable partida, allegados y seguidores se pronunciaron con un nudo en la garganta para revelar el inmenso vacío que deja Pacheco.
La sonrisa característica de Pacheco, imborrable en el  corazón de los colombianos. 
'Flaquirri'

El más acongojado de esta fúnebre jornada fue, sin lugar a dudas, José Gabriel Ortíz, el popular 'Flaquirri' de la crónica taurina, quien acompañó al destacado y polifacético presentador y animador en los últimos cuatro años de su delicada enfermedad.

El hombre que estuvo a diario al pie de su lecho, suministrándole sus medicinas, contándole historias, enterándolo de los resultados del Santa Fe, de las ferias taurinas, del acontecer del país, y en los pocos ratos de sosiego, barajando mazos de póker, el entretenimiento de mayor arraigo en el arduo trasegar de Pacheco.

'Flaquirri' fue su amigo de toda la vida, no sólo en los derroteros del toro sino en la amistad que se cuece en la franqueza, en lo incondicional, en esa cuota sólo equiparable con la hermandad. Fueron muchos los años que compartieron, y que como dos amigos que se quieren de verdad, también discutían, se enfadaban, se reconciliaban. Y volvían por sus fueros a la bohemia, la tertulia y el juego.

En el rostro de 'Flaquirri' se dibujaba ayer la tristeza infinita que puede sentir el fiel amigo, el inseparable en las buenas y en las malas, que con firmeza y dignidad despidió entre sollozos al amigo que se va, "algo se pierde en el alma". "Pacheco me ganó la apuesta. Él me dijo que si se moría primero, me llevaría. De modo que espero el turno", musitó resquebrajado 'Flaquirri'.

Una vez oficiada la ceremonia, los despojos mortales de Fernando González Pacheco fueron trasladados al cementerio Jardines de Paz para efectos de su cremación.

(Escuche la versión más conmovedora de 'Cuando un amigo se va', en la voz de Alberto Cortéz: https://www.youtube.com/watch?v=EBcaFpHJPZI )

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