La Madre Beatriz Jáuregui, rectora del Colegio Campestre San José. A su respaldo, un carboncillo de Santa Bonifacia Rodríguez Castro, inspiradora de su misión. Foto: La Pluma & La Herida |
Ricardo Rondón Ch.
El
niño es un fuego que hay que encender y no una botella que hay que llenar (Montaigne).
La luz mañanera que entra a raudales por las ventanas de
la oficina de rectoría de la Madre Beatriz
Jáuregui, se posa sobre los diplomas, las certificaciones y los cuadros que
cuelgan de la pared, a espaldas de su escritorio de despacho.
El decorado incluye varias pinturas de sus alumnos: una
acuarela que da cuenta de un puente remoto, de un amarillo encendido entre un
campo de trigo, que evoca el de Arles
de Vicent Van Gogh. Otro, una lúdica
explosión de color, como dictado al artista en ciernes por el hado de Joan Miró.
Hay paisajes, naturalezas muertas, un rostro bonachón que
se podría asociar con un viejo actor de la comedia francesa, y el retrato de
una religiosa en carboncillo con la rúbrica del maestro Omar Gordillo.
-Madre,
¿quién es la monja?-, le pregunto.
-Ella
es la Madre Bonifacia Rodríguez Castro, fundadora de la
congregación Siervas de San José; es
nuestra inspiración, y fue un regalo que le hizo al colegio el pintor Gordillo-, responde la religiosa
con su marcado acento del País Vasco.
Panorámica de las amplias y modernas instalaciones del Colegio Campestre San José (antiguo Siervas de San José). Foto: Archivo particular |
A primera vista, la superiora revela el carácter de las
maestras a la antigua, el del respeto, el rigor, los valores, la disciplina y
la puntualidad, léase bien, la puntualidad, que era el credo a seguir de las instituciones
educativas.
De modo que por el hecho de haber llegado con un retraso
de diez minutos a la cita, tenía que aceptar de ella, y de conformidad con la
excusa, una justa y razonable amonestación.
-Por
favor, no lo vuelva a repetir.
Ese trazo rígido de su personalidad a su vez se deduce
por el orden calculado y minimalista de su escritorio: el computador, por
supuesto, la imprescindible Biblia castellana, un par de robustos diccionarios,
el almanaque del plantel, una grapadora y varios tarros al tope de bolígrafos,
resaltadores y lápices de colores.
La típica superiora cuadriculada de las películas
inglesas en la época victoriana, concluí. Pero esa suposición se fue
desvaneciendo en el curso de una conversación cálida y aleccionadora, que no
solo interesó temas relacionados con pedagogía, sino literatura, historia,
filosofía, poesía, con autores y citas elocuentes de un admirable bagaje en la
cultura y en la misión que esta religiosa, desde su juventud, cuando partió de España, viene desarrollando por pueblos
de América, particularmente Colombia:
sembrar la semilla del saber, para recoger los frutos que enaltecerán al hombre
del mañana.
Amor, Fe, Trabajo, Justicia, cuatro palabras que rigen el criterio, la formación y la vocación del plantel. Foto: Archivo particular |
La Madre Beatriz Jáuregui, desde hace doce años, lleva
las riendas del Colegio Campestre San
José (antiguo Siervas de San José),
al norte de Bogotá, con cincuenta y
dos años de existencia, donde se cumple a cabalidad el legado y las virtudes de
quien fue la fundadora de su congregación, Santa
Bonifacia Rodríguez Castro (6 de junio de 1830, Salamanca, España- 8 de
agosto de 1905, Zamora, España), canonizada por Benedicto XVI el 23 de octubre de 2001), quien dedicó su vida a la
evangelización y a la enseñanza, y a su imperturbable cometido por el respeto,
la dignidad y los derechos femeninos, a partir de la creación del Taller de Nazaret, proyectado a las
artes de cordonería y pasamanería, como estímulo de trabajo, sustento e
independencia a mujeres pobres, golpeadas por el machismo y la sumisión.
-De
ahí la filosofía del colegio-, explica la superiora:
-Nuestra formación apunta a obtener los grandes
emprendedores del futuro. Aquí no se forman empleados. Pero para alcanzar ese
objetivo, hay que trabajar demasiado, esforzarse al máximo; y no desperdiciar
el precioso tiempo que cada día es más veloz y escaso-, asegura enfática la
rectora.
-Si estoy aquí Madre
Jáuregui (a la vez que hago un paneo por los ventanales de la enorme
edificación de diferentes plantas con sus respectivas zonas verdes y de
entretenimiento que integran el colegio), es porque me enteré por un noticiero
radial que el renombrado calculista santandereano Jaime García Serrano, conocido en el mundo por sus extraordinarias
hazañas numéricas como La Calculadora
Humana, está dictando cátedra en este plantel. ¡Tamaña adquisición!
Grabado de Santa Bonifacia Rodríguez Castro |
“Mire usted- aclara la superiora-. Al profesor García Serrano lo he conocido por una
alumna que me comentó de las clases individuales que él le estaba dictando para
reforzar su materia de matemáticas, despejar algunas dudas, y hacer más
comprensibles y fluidas las operaciones numéricas.
Ese fue el comienzo de una relación que ha prosperado
para bien y beneficio, no solo de estudiantes y de profesores, sino de personas
adultas, a partir de una primera conferencia que él nos compartió, y que
después, en común acuerdo, fue evolucionando en una serie de talleres de su
novedoso e interesante método Supercerebros,
que a futuro podría hacer parte de la agenda académica de nuestra institución.
La verdad, estoy agradecida con Dios por haberme traído al profesor García Serrano, porque veo en él, además de sus valores y
cualidades humanas, un profesional idóneo, comprometido con su misión, que es
la de saber enseñar con amor, paciencia y dedicación, como lo resumió con
sabiduría Santa Juana de Lestonnac,
fundadora de la Compañía de María, y
sobrina del gran filósofo y humanista Michel
de Montaigne:
Educar
no es instruir, es formar, y formar integralmente, para hacer niños felices.
Porque el niño es un fuego que hay que encender y no una botella que hay que
llenar”.
Jaime García Serrano, la Calculadora Humana, en el Congreso de la República, donde el año anterior registró dos nuevos récords mundiales de cálculo. Foto: La Pluma & La Herida |
Todo lo contrario -le interpelo- a lo que se observa en
la educación en Colombia, sobre todo
en los planteles públicos, donde la mayoría de estudiantes tienden a la
deserción por la cantidad de problemas de índole social y familiar, violencia,
maltrato, carencias económicas, pandillaje, consumo de sustancias psicoactivas,
y una ausencia total de voluntad y expectativas por construirse en la educación
como arte y parte del futuro de la sociedad.
“Sí, es lamentable -recalca la superiora-. Sobre todo por
la formación integral que corresponde al respeto, los valores y principios que
se deben inculcar y compartir desde los primeros años en el hogar, y que es
tarea fundamental de los padres. Pero qué esperar cuando la familia atraviesa
hoy una de las perores crisis de su historia.
En este colegio -prosigue la rectora-, formamos con esas
bases. No puede ser de otra manera. No se puede construir educación si no
existen esos cimientos primordiales.
Aquí hay libertad de expresión y de credos, sin
desconocer la inspiración y la fe católica con que fue fundada esta
institución, su misión ecuménica, y las directrices de su Santidad.
Estamos en permanente contacto con la Asociación de
Padres de Familia y el Concejo estudiantil, siempre atentos al cumplimiento de
las normas estrictas del plantel: respeto, tolerancia, disciplina, puntualidad,
solidaridad. De modo que aquí el tal matoneo,
no tiene cabida.
Propendemos a incentivar el ingenio y la creatividad de
los estudiantes, desde los parvulitos hasta los de grados más avanzados.
Experiencias artísticas como las de aprender a escribir un poema, una canción;
pintar un cuadro, realizar un montaje teatral o una coreografía, son parte activa
y permanente a través de talleres y actividades competentes.
Además que el plantel cuenta con su propia emisora, y con
un canal de televisión. El Colegio
Campestre San José (antiguo Siervas
de San José) ha registrado satisfactorios puntajes en las Pruebas Saber del Estado, con la honrosa
calificación A+, que ha permitido
que el 90% de aspirantes al nivel
superior no hayan tenido inconvenientes de ingreso, lo mismo que con los convenios
y alianzas que por ahora tenemos con universidades de Canadá, Inglaterra y China, y a futuro, con la prestigiosa Universidad de Galicia, España”.
A la pregunta de rigor sobre las dificultades en el
aprendizaje de las matemáticas, que ha sido el problema crónico de la educación en Colombia, y motivo de deserción
de una cifra considerable de alumnos en los últimos años, la Superiora Beatriz Jáuregui concluye:
“Si nuestros estudiantes, por fortuna, no han tenido
dificultades con la ciencia matemática, menos la van a tener ahora con la
presencia del profesor Jaime García Serrano.
De hecho, a la par de la filosofía y la historia, he gozado de una buena
conexión con los números, se me facilitan las operaciones, y estoy segura que
voy a ampliar destrezas y conocimientos con el método y la sabiduría de La Calculadora Humana. ¡Bienvenido a este
recinto!
Anuario 2016 del Colegio Campestre San José |
Al final de una conversación amena y abundante en
lecciones y estímulos alrededor del arte del bien educar, la Madre Beatriz Jáuregui me obsequia el anuario
del colegio que regenta, correspondiente al calendario de 2016.
Me dejo sorprender por la bella ilustración de la portada
del libro, que bajo el título Imperium,
rubrica la bachiller Laura Gaona,
sin lugar a dudas, una prometedora artista plástica.
La pintura en tonos pastel con pinceladas art pop, revela una elefanta madre con
su crío, que evoca el precioso verso de la cantata del bardo antioqueño Jorge Robledo Ortiz en su memorable Cuento de Mar:
(…) Te compraré
crepúsculos en Chipre. / Un elefante niño al sur del África./ Un gajo de
luceros en Corea./ Dos elásticos tigres de Bengala./ El dolor milenario de un
camello./ Y la fatiga estéril del Sahara (…).
A la salida, una simpática secretaria me despide con una
sonrisa, al tiempo que comparte el prospecto de la institución. El logo, de un
amarillo trigo, sobre un fondo azul Mediterráneo, lleva inscritas las palabras Amor. Fe. Trabajo. Justicia.
Y a renglón seguido, el eslogan que identifica el alma,
el criterio y la vocación del Colegio
Campestre San José:
Formando desde la vida, para la vida.
Seguro que es autoría de su rectora, la Madre Beatriz Jáuregui, amén de educadora y
filósofa, poeta en el anonimato.
Web profesor Jaime García Serrano: www.jaimegarciaserrano.com/
Web Supercerebros: www.supercerebros.org/
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