Ara Malikian regresa al Teatro 'Jorge Eliécer Gaitán', luego de su memorable actuación en el Festival Iberoamericano de Teatro, en abril. Foto: La Pluma & La Herida |
Ricardo
Rondón Ch.
A Ara Malikian,
el polifónico violinista español de ascendencia libanesa le quedó gustando Colombia, no desde el pasado mes de
abril que vino a Bogotá como
invitado del Festival Iberoamericano de
Teatro.
Esa no fue la primera vez que vino, ni la segunda, ni la
tercera. Sólo él sabe cuántas de veinte años atrás, porque la historia es larga
y se remite a un romance que sostuvo con una colombiana, Marisol, confiesa (y se reserva el apellido), que conoció en Madrid, España, y con quien estuvo a
punto de casarse. De hecho disfrutaron de tres lustros de amores.
Esta primicia del genial artista nace de esas preguntas de
costurero con que se acostumbran a cerrar las entrevistas técnicas, lacónicas,
orientadas a lo específico y profesional, en el caso de una lumbrera como Malikian.
Con su grupo de geniales músicos en escena. Foto: Teatro Nacional |
Pero uno no puede reprimir la tentación de esculcarle qué
impresión se ha llevado de la ciudad, qué es lo mejor que le han servido a
manteles, y esa de cajón que no puede faltar: qué música o artistas colombianos
tiene como referentes.
Y Ara abrió sus
ojos gitanos y se explayó:
Tamal y chocolate en el colonial comedor de La Puerta falsa capitalina. Ajiaco, en
la casa de una tía de su novia en Chapinero.
Y, “la carne a la brasa (la tradicional mamona)
más rica que me he comido en toda mi vida, en una finca de Puerto López (Meta)”.
Pare de contar con la música local: vallenato, cumbia,
salsa, “mucha salsa”, subraya exaltado, porque Marisol, cuando la conoció en la capital española, era una
bailarina de salsa con todos los créditos y la electricidad en el cuerpo, pero
más en las caderas, para ser campeona del frenético baile.
-¿Y
qué pasó con Marisol?, le pregunto excitado para que el hombre
de la melena alborotada repase una a una todas las hojas del libro secreto.
Pero Ara,
entre tímido y discreto, con la voz casi en susurro de los monjes de abadía,
responde:
-No
pasó nada, porque se acabó. Pero somos buenos amigos y mantenemos
correspondencia.
No insisto más para no contrariar sus apegos actuales con
una española que es la madre de su pequeño Kairo,
de 2 años.
-Entonces
usted debe bailar muy bien…-, le recalco.
-Ni canto,
ni bailo, no ha sido ni lo mío. Respeto y admiro a quienes
lo hacen. Lo mío ha sido el violín desde antes de tener uso de razón, a los 3
años.
Durante su presentación a los medios de comunicación con la directora Ana Marta de Pizarro. Foto: La Pluma & La Herida |
Fue por su padre que también era músico en Beirut, y por el caudal de música clásica
que se oía en la casa, desde Bach,
pasando por Schubert, Vivaldi, Häendel,
Mozart, Mahler, entre tantos, que Ara
se matriculó con el violín, cuando aún no había soltado el tete.
Hasta el sol de hoy, consagrado músico sinfónico,
director de orquesta, y con su grupo, un espectáculo que desencadena el
paroxismo en públicos de todas las edades, sobre todos los niños.
"Siempre quiero que el violín me divierta, me
emocione, me cuente cosas. Si no me divirtiera tocando, haría otra cosa".
En escena, Ara
Malikian es mucho más que Ara
Malikian, en la franja de los 50 años.
Como si estuviera conectado a una planta de energía
centrífuga, el revolucionario y excéntrico violinista libanés, de ascendencia
armenia, nacionalizado en España (donde
vive hace veinte años), desencadena con su vigor y su instrumento una potencia
arrolladora que transmite al público, y que se hace visible en su desparpajado
look: su melena rizada, decorado altisonante de su cerebro magnífico.
Un espectáculo musical sin precedentes en el tablado,
donde niños y adolescentes, los más cautivos, quedan prendados con la magia y
la genialidad de quien ha sido rotulado como el rock-star de la música clásica.
De Bach a Mendelssohn, de Vivaldi a Led Zeppelin, de Mozart a Radiohead: con Malikian y su frenético violín, nunca se sabe. Foto: La Pluma & La Herida |
De entrada, el violinista, a media luz, hace su
comparecencia entre el público con unos pausados arpegios sin arco. Abrebocas
de un repertorio que va de Bach, a
Mendelssohn, Mozart, Vivaldi, Paganini, pasando por Manuel de Falla, Paco de Lucía y Pablo de Sarasate (una de sus grandes influencias), para desembocar
en los ríos vertiginosos del rock: Led
Zeppelin, Metallica, Boy George, Radiohead, entre otros, agregado a los
'picos', que él llama, traducido en sus propias partituras, de las más
recientes y significativas en su carrera: Vals
para Kairo, dedicada a su parvulito, y 1915,
sublime memoria luctuosa del genocidio
del Líbano, que ese año cobró la vida de un millón de inocentes.
En ese cruento capítulo, el de la guerra, el de sus
víctimas, viudas, huérfanos y miles de refugiados desperdigados por Europa ante los ojos indiferentes del
mundo, Malikian deja por sentada una
lección de honor: Gracias a la música logró sanar las heridas de la barbarie,
él que de niño aprendió de su padre las primeras lecciones de violín en los bunker de Beirut, sin poder escapar del ensordecedor tartamudeo de las
metrallas y los bombardeos.
Todo eso lo cuenta Ara
en los entremeses de las melodías, porque paralelo a su talento con su
violín francés, es un cronista excepcional, con un afilado sentido del humor
que compromete al público.
No podíamos sustraernos a la foto del recuerdo con el virtuoso violinista y director de orquesta. Foto: La Pluma & La Herida |
Así narra sus peripecias de cuando salió de casa a los 15
años y cómo llegó a Alemania sin
saber una sílaba del idioma, con un “sí” que pronunciaba a todo lo que le
preguntaban y le cuestionaban, y de cómo ese afirmativo le sirvió para ganarse
la vida durante cuatro años, amenizando bodas de judíos, por supuesto,
pasándose él por judío.
Y su aventura con el jamón ibérico en España, uno de sus grandes
descubrimientos gastronómicos, que lo hizo renunciar en paro a su rutina de
vegetariano, y su periplo trashumante por la península, dándose a conocer en
pueblos y provincias, en cafés, plazas, pequeños circos, en las estaciones del
metro, todo esto para llegar a ocupar el privilegiado atril de concertino en la
Orquesta Sinfónica de Madrid, en el
foso del encopetado Teatro Real,
para luego soltarse como solista con su espectáculo respaldado con la
agrupación que hoy le acompaña.
Ara
Malikian se mueve como un cíngaro por el teatro. De hecho lo
parece: lo han relacionado por su estampa con Diego El Cigala, aunque los más osados lo etiquetan como un “Jimmy Hendrix del violín”.
Lo cierto es que su energía en el escenario es inagotable
y contagiante: salta, baila, corre por el teatro, de repente desaparece del
proscenio, y en la parte más trasera se ubica al lado de un espectador entrado
en años que no deja de intimidarse ante sus fachas de gitano esmirriado, y esa pelambre
irreverente que jamás ha conocido el rigor de un peine.
Esa ausencia momentánea del tablado tiene un particular
significado: la deferencia que él tiene para con sus músicos, que es una
invitación para que ellos se presenten sin palabras, sólo con el lenguaje de lo
que saben hacer con sus instrumentos: Humberto
Armas (viola), Jorge Guillén (2°
violín), Nantha Kumar (percusión
india), Héctor ‘El Turco’ (percusión
latina), Tania Abad (contrabajo), Cristina López (violonchelo).
El remate es inesperado porque Malikian, como en un pase de prestidigitador puede sacar de la
chistera una partitura de Radiohead, o un arreglo a su manera del 2° movimiento
del 'Concierto de Brandenburgo’, de Johann
Sebastian Bach, que al final arranca la última y atronadora salva de
aplausos, de una noche al tope de palmas y ovaciones a pie junto, pura
adrenalina, emoción trémula, goce que transmite a chicos y grandes, que se
refriegan los ojos para comprobar que este sueño de músico es de carne y hueso,
que no es una ficción, porque el talento en su estado más puro supera los
límites de la realidad.
Temporada
de conciertos: Teatro ‘Jorge Eliécer Gaitán’, 29 y 30 de septiembre y 1 y 2 de
octubre de 2016.
Más
información en: www.teatronacional.co
Ara Malikian. 'Latent Emotions': http://bit.ly/2cP65gv
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