sábado, 28 de enero de 2023

“El fútbol es el reflejo de la vida misma, todos los días se gana y se pierde”: Hernán Peláez Restrepo

 


80 preguntas en el cumpleaños 80 del legendario y polifacético maestro de la radio, el mejor comentarista de fútbol en Colombia

 Ricardo Rondón Chamorro

(Fotos: archivo particular)

Hernán Peláez Restrepo (el ‘doctor Peláez’), se asoma este domingo 29 de enero de 2023 a los 80 años, con el recuerdo febril del niño que descubrió la magia de la esférica, cuando su padre, don Ernesto, ebanista y pintor, lo llevó por primera vez al Pascual Guerrero a ver un cotejo entre Cali y River. De ahí en adelante, el infante detrás del balón, y con el correr de los tiempos, el maestro detrás de los micrófonos.

Arraigado cultor y enciclopedista de fútbol, y dueño de una memoria privilegiada como para recordar de un tirón las alineaciones de equipos de los años 60, Peláez Restrepo ha hecho del mayor espectáculo de multitudes un estilo de vida, un 'vicio incorregible', en sus palabras, y desde distintos flancos:

“Lo jugué, lo vi, lo comenté en todos los medios: radiales, televisivos, impresos”: 23 años como columnista en El Tiempo, y luego en El Espectador, y en publicaciones internacionales como la prestigiosa revista El Gráfico, de Argentina. Además de tres libros de su autoría: 'Nuestro fútbol: (1948-1976), 'Los mundiales de fútbol ' y 'El milagro del fútbol colombiano'.

“Los periodistas deportivos son unos antropófagos. Al único que respetan es a Hernán Peláez. Hernán es sinónimo de carácter, sabiduría, honestidad y rectitud”, resume Yamid Amat en el libro 'Las historias de Hernán Peláez', escrito por quien fuera su compañero de mesa en La Luciérnaga: el periodista Édgar Artunduaga.


El maestro con su familia: doña Beatriz Andrade y sus hijos Jorge Hernán, María Beatriz y José Manuel

Lo de 'doctor Peláez' no es un remoquete impuesto a la ligera, o por el mamagallismo mediático entre consolas y cabinas. Ingeniero químico de la Universidad de América, Hernán Peláez Restrepo (Cali, 29 de enero de 1943), en efecto lo es: “Doctor Honoris Causa en Comunicación Social y Periodismo”, título conferido por la Universidad Autónoma del Caribe (Barranquilla), en 2011. Siete años atrás, había recibido la máxima distinción del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, en la categoría: Gran Premio a la Vida y Obra de un Periodista, entre decenas de congratulaciones. 

Frente a micrófonos, la química del doctor Peláez no tiene que ver con fórmulas y aleaciones de elementos de la tabla periódica del científico ruso Dimitri Mendeleev. Lo suyo es una mezcla de sapiencia, trabajo en equipo, disciplina, y ese estilo coloquial y desenfadado, con el tono y la chispa valluna que lo identifica.

Una vida de radio, con el cariño y la admiración de oyentes de varias generaciones, de quienes lo han seguido como comentarista de fútbol, y de la enorme audiencia que le retribuyeron 22 años al frente de ‘La Luciérnaga’. Y, en lo personal, la celebración cumbre de la entrañable cosecha familiar:  

Cincuenta y dos años de matrimonio con la matemática bumanguesa Beatriz Andrade, madre de sus tres hijos: Jorge Hernán, matemático, pianista, columnista, autor del libro 'La vida es como el fútbol'; María Beatriz, comunicadora social; José Manuel, ingeniero civil y arquitecto, con una maestría en finanzas; 5 nietos, que son su adoración, 59 años de radio, 9 mundiales, y a los 80 en activo con Peláez y De Francisco, fútbol y algo más, en W Radio.

80 preguntas en el cumpleaños 80 de Hernán Peláez Restrepo, maestro de maestros. Al aire.

1 ¿Se acuerda de su primer radio?

“Fue un Philips casero, por allá en el año 50, cuando empecé a oír radio. Con el tiempo tuve un Sony  transoceánico, onda corta, que me regaló don Carlos Pérez Ángel, de Caracol”.

2 ¿Qué programas recuerda haber oído de esa época de la infancia y la adolescencia?

“Un programa que se llamaba ‘El circo Mejoral’, en RCN; Los catedráticos informan, también de RCN, espacio cultural con Antonio Panesso Robledo, Otto de Greiff, entre otros, que ellos hacían a través de cartas de los oyentes; en Caracol, la cabalgata deportiva Gillette y Los Chaparrines, grupo de humor ecuatoriano; y por supuesto, las transmisiones de fútbol”.

3 ¿Radionovelas, programas musicales?

"Una radionovela, cubana, que oía mi mamá: ‘El derecho de nacer’. Los programas de radio teatro eran nocturnos, pero lo que más se oía eran los espacios musicales, tríos mexicanos, grandes boleristas, intérpretes del tango, como cuando se cumplieron 25 años de la muerte de Carlos Gardel: en La Voz de Antioquia, se presentó Óscar La Roca. Mucho antes, Raúl Garcés con Los Caballeros del Tango”.

4 ¿En ese descubrimiento primario de la radio, recuerda cuáles eran  las voces más destacadas de la locución en Colombia?

“La de Otto Greiffenstein; Alfredo Materón Miller, Bob Canel, quien desde Nueva York emitía la Cabalgata Deportiva Gillette; Carlos Arturo Rueda C., Joaquín Marino López, Fernando Franco García, Carlos Montalbán Merino, famoso por la serie ‘Ojo del Águila’, que transmitía la Voz de América”. 

5 ¿Y el pionero de la narración deportiva? ¿Aquel que descolló en los estadios y en las primeras competencias ciclísticas?

“Indudablemente Carlos Arturo Rueda, con quien tuve la dicha de compartir micrófono en Caracol, en 1969, en el Maracaná y en El Campín. La voz comercial era la del ‘Ciego’ Cortés”.

6 Tenía usted apenas ocho años, cuando se corrió la primera vuelta a Colombia en bicicleta (1951), en la que fue campeón Efraín 'El Zipa' Forero. En su adolescencia, ¿fue más aficionado al ciclismo que al balompié?, o ¿el fútbol desde el comienzo fue su querencia?

“Siempre fue el fútbol mi pasión. Lo practiqué hasta que las rodillas me lo permitieron. Lo jugué, lo vi, lo comenté en todos los medios, impresos, radiales, televisivos”.

7 ¿Conserva un Sanyo de correa, de esos que los jornaleros llevaban terciado al hombro como compañía en sus faenas de campo y para las clases de bachillerato de Radio Sutatenza?

“Ese no lo tengo, pero sí otros transistores más pequeños, y micrófonos de la RCA Víctor, Uno de ellos me lo regaló un oyente de Medellín, a través de Pascual Gaviria, cuando dirigía ‘La Luciérnaga’”.

8 Cómo fue esa primera vez que se asomó al 'Pascual Guerrero', llevado de la mano de su padre, don Ernesto Peláez, el pintor y ebanista, a ver el equipo con el que se matriculó de por vida. Cuántos años tenía.

“Tendría 11 años, y sí, fui con mi padre (1952 o 1953), quien me llevó al ‘Pascual’ a ver Cali - River Plate. Ganó el Cali 3-1. Recuerdo que empezó ganando River por una jugada de Walter Gómez y Labruna. Y enseguida el empate de Valeriano López”.

9 Cómo fue su vida de estudiante en el Colegio San Bartolomé La Merced, en Bogotá: ¿Bachiller modelo?

 “No fui un estudiante brillante, solo pensaba en jugar fútbol en los recreos. Siempre estudié con los jesuitas, tanto en Cali como en Bogotá”.


El doctor Peláez y algunos de sus colegas y compañeros de la radio deportiva 

10 ¿Uno de sus ejercicios prácticos para afinar la memoria fue aprender al derecho y al revés la tabla periódica de los elementos químicos?

“No tanto la tabla periódica, pero sí las tablas de multiplicar, las lecciones de geografía, los poemas; todo eso había que aprenderlo de memoria, y en ese orden, las alineaciones de los equipos”.

11 ¿Cómo le fue en religión? ¿Ofició como acólito alguna vez?

“Fui monaguillo los domingos en el colegio San Juan Berchmans, en Cali. Tenía que contestar con frases en latín como liberanos a malo, que significa líbranos de todo mal. Era la época del latín”.

12 ¿Qué materias se le dificultaron?

“En general las matemáticas, no las de primaria o bachillerato, sino las de cálculo y otras parecidas como termodinámica, ya en la universidad”.

13 ¿Cuál era el pecado más frecuente de los bartolos, como conocían a los del San Bartolomé?

 "Fumar en las afueras del colegio”.

 14 ¿En qué puesto jugaba en el equipo de fútbol?

 “De interior izquierdo, así llamaban en ese entonces al número 10, como el ‘Pibe’ Valderrama”.

 15 ¿Cuál era el ídolo del fútbol colombiano en esa época?

 “Creo que ‘Maravilla’ Gamboa. Pero mi ídolo en la niñez fue Camilo Cervino, un delantero argentino del Cali y después del América. Me parecía increíble que viniera de Independiente de Avellaneda”.

 16 ¿Qué le faltó para llegar a ser un crack con la pelota?

 “Quise ser jugador profesional, pero nunca tomé una decisión formal sobre el asunto. Llegué a los Juegos Universitarios de Pereira (1963), pero primero estaba el estudio”.

 17 ¿Sigue siendo devoto de San Ignacio de Loyola?, o ¿definitivamente de San Charbel?

 “No tan ignaciano. Mi intermediario es ‘Saint Charbel’, el monje maronita, libanés, que apareció en mi vida cuando llegó el mieloma múltiple”.

 18 ¿Prestó servicio militar?

 “Alcancé a presentarme en el Batallón Baraya, en Puente Aranda,  menos mal no me gané la rifa”.

 19 Del 'San Bartolo' saltó a estudiar ingeniería química en la Universidad de América. ¿Por qué le sedujo la química?

 “Porque un tío mío, Ramón Restrepo, ingeniero químico de la planta de soda de Zipaquirá, y un primo, Carlos Enrique Aguirre, de la Bolivariana, en Medellín, hicieron esa carrera. Seguramente tuve influencia de ellos”.


Con Édgar Artunduaga, Alexandra Montoya y Guillermo Díaz Salamanca, en los albores de La Luciérnaga, de Caracol

20 Pero le fue de maravilla con la química. Trabajó con multinacionales como la Shell Colombia y la Productora Química Esso. ¿De cuánto fue su primer salario y en qué lo invirtió?

 “Mi primer salario en Shell Colombia fue de 4.000 pesos, en 1967. Supongo que ayudé en mi casa, gastos pequeños. Y empecé a pagar por cuotas mensuales, algo así como 2.500 pesos, para comprar un Renault Dauphine, ya usado”.

 21 ¿Con qué emisora hizo sus primeras apariciones como reportero de fútbol?

 “Con Radio Modelo, emisora independiente del sistema AM, en Bogotá, en 1964, con ocasión del Torneo Juventud de América”.  

 22 Qué pudo pasar con esa memorable entrevista que le hizo a Pelé en el Hotel Continental de Bogotá, en 1963. ¿Cómo fue que se le extravió, o la borró? Frisaba usted 21 años.

 “Tenía una pequeña grabadora del tamaño de un cuaderno, alguien me la prestó, la devolví con la grabación y se perdió. Otra grabación, más adelante, con Pelé, fue la que hice en un vuelo Bogotá-Cali. Esa está en los archivos de Caracol. En ese año, gracias a Mario Leyva Mejía, comencé a escribir en el diario La República”.

 23 ¿En qué momento decidió dejar su trabajo como ingeniero químico para dedicarse de lleno a su actividad de comentarista de fútbol?

 “Estando en Shell Colombia, por la cantidad de compromisos radiales en Caracol, decidí en 1973 dedicarme de lleno a la radio. No sé si ganaría más, pero era lo que me gustaba”.

 24 Pasando al tema musical, usted sintió los primeros estertores de la salsa ¿en Cali o en Bogotá?

 “Realmente la salsa me llegó tarde, y eso gracias al inolvidable Jaime Ortiz Alvear. Yo fui de música cubana de los 50: Trío Matamoros, Celina y Reutilio y la Sonora Matancera. Y siguen siendo mis compañeros”.

25 ¿Y cuáles eran las discotecas más frecuentadas para azotar baldosa con las descargas y el Jalajala de Richie Ray y Bobby Cruz?

“Discotecas como tal, no. Ya con Beatriz íbamos al Drug Store, un bailadero como la Mamut Rosa, de la carrera 15 con calle 74, pero era otro tipo de ambiente, pasaban música gringa”.

26 Con quién aprendió a bailar. Se dice que usted es un estupendo bailador. Eso demuestra que tiene un oído bien afinado y sincopado, como el del chachachá del tren.

“Me enseñó a bailar una prima, que con los años fue monja de clausura en Roma. Su nombre, Dora, pero en el convento, sor Carlota. Ella trabajó en la Clínica Nueva, en Bogotá, y por una casualidad necesitaban en Roma una monja costurera y se ganó el tiquete. Las monjas se dedicaban a hacer ropa para funcionarios del Vaticano, y a empastar libros. Dora murió como de 90 años en la Ciudad Eterna”.

27 ¿Cómo fue al principio la química con doña Beatriz, su esposa y madre de sus tres hijos? ¿A primera vista o tuvo un proceso pausado?

“A Beatriz la conocí cuando apenas tenía 10 años. Yo frecuentaba su familia porque conocía a sus hermanas mayores y en ese momento no teníamos química alguna. Con los años fue floreciendo el gusto, y de ahí, a un paso de estar con ella casado, desde 1971”.

28 ¿Tiene boleros inéditos de su puño y letra que le haya dedicado a ella?

“Siempre la molesté con un bolero que dice ‘Cuánto te debo por ese amor aventurero que me has dado’, y con ‘Tu voz’, un bolero de Celia Cruz, que a ella le gusta mucho”.

29 ¿Qué tal usted como cantante? ¿Probó alguna vez?

“Nunca. Me sé las letras, pero no intenté cantar. Y eso que ahora canta cualquiera. No ve a Bad Bunny?”.


México 86, estudios de Televisa: Hernán Peláez, Verónica Castro, el árbitro Jesús Díaz, y Ricardo Alarcón

30 ¿Cuándo fue la última vez que bailó con doña Beatriz?

“El 31 de diciembre de 2022, de celebración, estábamos solos en el año nuevo”.

31 Se dice que doña Beatriz ha sido su inspiración y su modelo a seguir en momentos trascendentales de la vida, como la enfermedad. Que incluso, es más fuerte que usted. ¿Eso es cierto?

“Más fuerte, sí, de temple, a veces dura, pero independiente y capaz. Como buena matemática es muy racional para resolver cualquier tipo de problemas, incluidos los caseros y los crucigramas”.

32¿Hoy en día, quién cree que sería de usted sin su mujer?

“Sería desordenado en casa y desorientado para resolver los temas que hoy soluciona Beatriz”

33 En ese orden, ¿el único control que maneja usted en casa es el del televisor, para canalear y grabar partidos de fútbol?

“Ella tiene la ventaja de hacerle creer a uno que es dueño del control, pero la verdad ella prevé y maneja todo”.

34 ¿Cómo se las ingenió para que doña Beatriz le haya alcahueteado tener en casa la cantidad de música que usted ha acumulado en todos estos años de trabajo en radio?

“Realmente no soy coleccionista. Tengo mucha música no clasificada, y no sé cuántos títulos. Para el programa con Martín (De Francisco), ella elabora una lista de cantantes u orquestas para no repetir títulos. Más que música tengo una biblioteca de fútbol completa”

35 En la época en que Caracol Radio funcionaba en la avenida 19 con 8ª, ¿compraba discos en las casetas que hicieron historia en ese sector?

“No, con el ‘Gato’ Ortiz íbamos al Mercado Mundial del Disco o a La Rumbita, de Fabio Polanco, un almacén cuya frase era: ‘disco que no tengamos, no existe’. Samuel, propietario de almacenes La Música, cerca al Teatro Metro de la 22, también nos abastecía”.

36 ¿Se acuerda cuál fue el primer álbum que compró?

“Sí, un L.P. de Celia Cruz, donde estaba ‘Burundanga’. Se lo compré a un primo, Álvaro Lozano. Me costaría unos 20 pesos. Año 1959 0 1960”.

37 En La Luciérnaga usted dejó más de 3.000 discos indexados. ¿De ese material tiene grabaciones en memorias o en el disco duro del computador?

“Sí, tengo una copia de ese material, que fue adquirido mes a mes cuando empezó el programa. No había música porque Yamid Amat había puesto la emisora en modo noticias. Fue María del Socorro Valencia, vicepresidente de Caracol, quien me autorizó 150.000 pesos mensuales para comprar discos. Así fuimos consiguiendo el respaldo musical de La Luciérnaga”.

38 Su gusto por Bienvenido Granda, lo ha dicho, viene de la infancia, en Cali, cuando a hurtadillas se asomaba al café siglo XX, de coperas y rockola, ubicado al frente de la ebanistería de su padre. Qué fue lo que lo cautivó del ‘bigote que canta’.

“Yo llegaba a las 6 de la mañana y ya estaba la rockola a todo taco con Bienvenido Granda y los cubanos de ese momento. Me refiero a comienzos de los 50. Me cautivó su voz cadenciosa. Cada vez que lo escucho es sacudir la memoria y regresar en el tiempo”.

39 ¿Tiene como ritual para disfrutar de boleros en casa, servirse un whisky, encender su pipa, cerrar las cortinas y reposar en la reclinomatic?

“No tengo ‘reclinomatic’. Lo demás, sí: pipa, un buen whisky, y escuchar no solo boleros sino tangos. Por supuesto, eso hay que hacerlo solo”.

40 Cómo será ese engranaje de sonido que lo acompaña, de parlantería de última tecnología, tornamesa Thecnics de aguja de diamante y efecto champaña en todos los rincones de su estancia.

“Pudiera contar con eso, pero voy a plataformas digitales y tengo dos radios que admiten USB y está la música que quiero. Solo tengo un tocadiscos, pero es más rápido ir a YouTube, Spotify, o a mis USB”.


En El Campín, momento previo a un clásico. Peláez al lado de Pacho García, y al fondo el brasileño Mengalvio

41 ¿Cree que si no fuera por la almibarada cursilería de los boleros, el amor no tendría el duende  que lo mantiene vivo?

“Los boleros tienen letra, mensaje, son vivencias de vida en su mayoría: el amor, los celos, la traición, todas esas situaciones del día a día, están ahí. Espero que Daniel Samper Pizano esté preparando un libro sobre si hay o no cursilería en el reguetón y la música urbana”.

42 ¿Cómo han sido sus afectos por la ranchera?

“Con Pedro Infante, Luis Pérez Meza, Fernando Rosas, el de ‘Pénjamo’, y algunas canciones de Antonio Aguilar”.

43 ¿De intérpretes femeninas?

“Me gustan María Dolores Pradera y Rocío Dúrcal”.

44 ¿Cómo han sido sus afectos por el tango?

“El tango fue por herencia de mis padres, Ernesto y Justa, que siempre tuvieron el tango como compañero de vida. Por ellos los aprendí a oír”.

45 ¿Sus tres tangos preferidos de Carlos Gardel?

“’Largue a esa Mujica’, ‘Patadura’ y ‘Volver’”.

46 ¿Le gusta el tango apache, el tango malevo, el de la barriada, estilo Guayaquil años 50?

“Todos los estilos, los que tienen lunfardo, interpretados por Edmundo Rivero; el estilo de Ángel Vargas, Andrés Falgás, y los cantantes de D’Arienzo, Echague, Valdez, Argentino Ledesma”.

47 ¿De las grandes orquestas de tango, cuáles?

“La de Juan D’Arienzo, De Angelis y la de Aníbal Troilo”.

48 ¿Le gusta el tango largo de Astor Piazzolla?

“De las dos etapas de Piazzola, la primera, el tango antiguo”.

49 ¿Cuál es ese tango que más se parece a la vida en general?

“Pudiera ser ‘Cambalache’, por la descripción de la vida que encierra. Todo lo que dice se cumple desde siempre”.

50 ¿Añoranzas de la mejor balada de aquellos años maravillosos?

“De Rafael, ‘Yo soy aquel’; de José José, ‘El triste’; de José Luis Perales, ‘Y cómo es él’, y en general todos los temas de Sandro”.


Alexandra Montoya ('La Patojita') y el director de orquesta concentrado en sus partituras

51 En su juventud se dejó crecer el pelo y tuvo sus flirteos con el rock: Rolling Stones, Led Zeppelin, Black Sabbath, The Doors, Jimmy Hendrix, Janis Joplin, entre otros?

“No tuve esas inclinaciones, pero Bill Haley y Elvis Presley me gustaron por su estilo”.

52 Menos trash metal, harcord metal, death metal, groove metal, brutal metal, entre otras derivaciones metaleras, de las que se vino a enterar por Martín de Francisco, ¿verdad?

“Es cierto, por Martín sé de una generación, entre 40 y 50 años, seguidores fuertes del metal. Lo hemos comprobado a través del programa”.

53 Además de Julio Cortázar, Jorge Valdano, el Negro Fontanarrosa, Juan Villoro, ¿qué otros autores son de su predilección?

“Todos ellos, pero para sorpresa, Ciorán: me lo recomendó Panesso Robledo y me gustó”.

54 ¿Cuál ha sido el mejor técnico del Deportivo Cali?

“Pancho Villegas, porque fue quien consiguió el primer título en 1965. Gran conversador, todo un personaje”.

55 ¿El mejor técnico de la Selección Colombia?

“Francisco Maturana”.

56 ¿Y el mejor presidente de Colombia?

“Creo que Carlos Lleras Restrepo”.

57 Usted tiene todas las virtudes de un buen liberal, o ¿me equivoco?

“Sí, y eso que el partido está agonizante por el ‘voltearepismo’ de sus líderes”.

58 ¿Qué es ser caleño, doctor Peláez?

“En mi caso, ser descomplicado en el hablar, en el bailar, en dar espacio a quienes tienen talento y lo demuestran” 

59 Doctor Peláez, después de tantos años al frente de micrófonos, nueve mundiales, dos décadas como director de La Luciérnaga (la mejor temporada), una terrible enfermedad superada, y cuando ya se pensaba de su retiro definitivo ¿qué poder humano lo convence de volver a la radio con Peláez y De Francisco, fútbol y algo más...?, que ha sido un éxito rotundo, al punto que de una hora pasó a dos horas.

“Eso salió de un encuentro esporádico con Julio Sánchez Cristo y Fernán Martínez, en el restaurante La Estancia, de Sarnari. Empezamos a hablar de emisoras, del trasegar de la radio, y conectamos con fútbol. Yo empecé a contar un buen rato anécdotas y cuentos de vieja data, y ellos parando bolas, hasta cuando Julio dice: ‘Todo eso se puede contar en un programa, ¿por qué no lo intentamos con Iván Mejía?’ Yo le dije que Iván ya estaba retirado, y que vivía en Cartagena. Julio preguntó: ‘¿Y a quién ponemos?’. Le contesté que a Martín de Francisco. Julio se quedó pensando, y reforcé que Martín era el indicado, que sabía de fútbol y que su chispa ayudaba. Así fue que se dio, y aquí estamos”.       

60 Qué le dijo doña Beatriz, cuando le comentó de su regreso.

“Se alegró, porque conoce de mi pasión o vicio por la radio, y por el fútbol como tema principal”.


Peláez y De Francisco, fútbol y algo más, la combinación perfecta 

61 Peláez y De Francisco en la W ha sido un fenómeno radial que ya es habitual hasta en oyentes que no son aficionados al fútbol, incluso amas de casa que reportan sintonía. ¿Cuál ha sido la fórmula que ha logrado acaparar masiva audiencia?

“Porque mezclamos música en estilos diferentes, comentamos de fútbol, opinamos, hablamos de farándula, moda, gastronomía, echamos puyas, tocamos la situación política y social, y como ciudadanos, nos quejamos, hacemos reclamos, todo eso combinado con el acontecer del fútbol, con irreverencia, pero con sutileza”.

62 ¿Iniciar Peláez y De Francisco a la una de la tarde, fue una táctica para vapulear El pulso del fútbol de César Augusto Londoño y Óscar Rentería?

“Siempre pienso en lo que debo hacer, y sin desconocer la competencia entro a competir con la mejor voluntad, información y entretención. Iniciar a partir de la una fue una estrategia de programación, porque a esa hora hay muchos programas de fútbol a nivel nacional”.

63 ¿’Libretean’ el programa?

“Conversamos sobre algún tema a considerar, pero la mejor manera es siendo desorganizados, dando la sensación de ser organizados. De una palabra que dice Martín, enhebro otra parecida y se consigue la continuidad”.

64 Porque esas salidas de Martín y sus jocosas "marranadas", como la de la olla vieja del almuerzo donde machaca el arroz, el plátano, la papa, el huevo y las lentejas, es una prueba maestra de espontaneidad.

“Conociendo a Martín, le nace decir lo que siente en esos instantes, y ha logrado que sus dichos hayan hecho carrera en los oyentes, igual que su risa, que es contagiosa. Al principio me fruncía, después aprecié que los oyentes se los admitían, y ahora los reclaman en sus mensajes”.

65 ¿Martín de Francisco es un Risaloca ilustrado de Zarzal, Valle?

“No tanto, pero tiene un humor especial, que seguramente lo atiza en La Tele Letal”.

66 Usted marca una enorme diferencia con los periodistas deportivos, la mayoría ególatras, pedantes, sabelotodos, de esos que se sientan en la palabra y presumen de dirigentes y técnicos de fútbol.

“Es que yo no pierdo el papel que cumplo. Comento lo que estoy viendo, y no lo que quisiera ver, y no me las doy de técnico. Una cosa es comentar y otra analizar, lo que pasa es que si comentas y analizas al tiempo, caes en la tentación de hacer recomendaciones que nadie ha pedido, y que restan importancia al oyente. Si yo caigo en la trama de meterme con el técnico, van a decir: ‘si sabe mucho, por qué ese señor no deja los micrófonos y se va a dirigir’. La teoría aguanta todo”. 

67 ¿Es usted uno de los empleados más adinerados de Colombia?

“Adinerado, no. Vivo cómodamente. Luis Carlos Sarmiento y los Gilinski hacen plata. Yo hago radio y millonario no fui, y ya no tengo tiempo para lograrlo”.

68 Doctor Peláez, uno cuando está muchacho cree que los únicos que se mueren son los viejos. ¿Fue usted la excepción al pensar que iba a llegar a los 80 años?

“Creía, cuando estaba joven, que llegaría a los 70, pero me volé la escuadra. Estoy en el octavo piso”.

69 ¿Puede decir como Neruda “confieso que he vivido”, o como Borges, “yo que tantos hombres he sido...”?

“Confieso que he vivido y espero me recuerden con cariño por la entrega a este oficio, pensando siempre en quien me oye o lee. Por ello vale la pena seguir”.

Hernán Peláez con Édgar Perea y Jaime Ortiz Alvear ('Ortiz para la salsa, para la salsa Ortiz') 

70 Quienes lo hemos seguido en el dial por muchos años, sabemos que una de sus grandes virtudes como ser humano es la lealtad al compañerismo y a la amistad, casos puntuales: Artunduaga y Gardeazábal. ¿Ha hecho en los últimos días ese cuadre de caja de cuántos amigos de hueso colorado le quedan, o se consuela con el ‘millón de amigos’ de las redes sociales?

“Son pocos los amigos de verdad que tengo, comparto con ellos en pequeñas reuniones, alrededor de una buena mesa, Varios son del fútbol, y otros como Yamid Amat, Julio Sánchez Cristo, Gardeazábal, Toño Uribe, Gustavo Moreno, Hugo Gallego, y el recuerdo de amigos inolvidables como Antonio José Caballero y Jaime Ortiz Alvear”.

71 6:40 PM del 23 de diciembre de 2014. Uno de los capítulos más conmovedores de su vida en cabina, la despedida como director de La Luciérnaga después de 22 años. Usted con la voz quebrada, un país llorándolo, y afuera de Caracol Radio (calle 67, carrera séptima) taxis, carros particulares y hasta ambulancias agradeciéndole al unísono con pitos y sirenas. ¿Cómo recuerda hoy ese momento?

“Con cariño por el momento vivido y la sorpresa de la cantidad de taxistas al frente de la emisora, en la 67”.

72 Claudia Morales y Alexandra Montoya lagrimeando abrazadas a usted. ¿Se habla a menudo con ellas?

“Con las dos tengo amistad, y de cuando en vez hablamos. Con Claudia, en las ferias del libro”.

73 Una frase suya de ese adiós al programa vespertino de mayor sintonía en la historia de la radio colombiana fue: “Como hombre de fútbol, siempre he creído en el sentido de equipo, y eso lo conseguí con el tiempo en La Luciérnaga”. ¿Esa es la química de su éxito ante micrófonos?

“Las figuras son importantes, pero un equipo, donde todos puedan destacarse, es más importante. Quien es bueno, que aproveche la ocasión para confirmarlo”.

74 ¿Repetiría su vida de existir esa posibilidad?

“Sí, quisiera seguir el mismo recorrido de la vida que he tenido”.

75 ¿Es cierto que uno termina queriendo más a los nietos que a los hijos?

“Eso es cierto. Los cinco nietos que tenemos han sido, increíblemente, el mejor regalo en la vejez”.

76 Anhelos pendientes en el tiempo extra: Ver campeona del mundo a la Selección Colombia, subirse al metro de Bogotá, celebrar la presidencia de la república de la primera mujer, ¿qué más puede ser?

“Al Metro no lo veré, menos con los genios que ha tenido la alcaldía de Bogotá”.

77 ¿Qué se siente llegar a los 80 en activo con lo que más le gusta, un matrimonio de 52 años, y con una memoria privilegiada como la suya?

“No estoy preparado para hacer un resumen de mi vida. Sencillamente soy un agradecido con el de arriba”.

78 ¿Qué es la radio, doctor Peláez?

“Un fenómeno social donde hablamos pocos, nos oyen muchos, y es indudablemente la mejor compañía, en los trancones y en el insomnio”   

79 ¿Y el fútbol?

 “El fútbol es el reflejo de la vida misma, todos los días se gana y se pierde”.

80 ¿Cómo va a celebrar estos bien vividos 80 años?

“Una celebración sin aspavientos ni bulla, porque la vida continúa”. 

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