El extraordinario y premiado debut actoral de la escritora y catedrática Carolina Sanín en el rol de Silvia. Foto: Cortesía 'Litigante'. |
Ricardo
Rondón Chamorro
El título no será el más taquillero para vender hora y
media de emociones frente a una pantalla, pero que al final sales tocado en lo
más profundo de tu ser, puedes darlo por seguro.
Porque si se entiende Litigante
(del latin litigäre), derivado del verbo
transitivo-intransitivo litigar, que determina la acción de altercar, disputar,
pleitear, querellar por algo o por alguien en un juicio, Colombia es el país
por antonomasia de los litigantes, no
necesariamente de los abogados abiertos a la disputa en un estrado judicial,
sino de aquellos anónimos de a pie, usted o yo, el que da la pelea diaria por
el ruido del vecino del piso de arriba, por el cobro descarado de un taxista, por
la tarifa imposible del impuesto predial, o por el viacrucis en la ventanilla
de una EPS, entre la paciencia y la exasperación, para que después de infinidad
de trámites te den luz verde con el tratamiento y los medicamentos de un
familiar que se debate entre la vida y la muerte.
Justamente de la dureza de la vida, del amor y la muerte
habla esta película, Litigante, el
segundo largometraje del joven realizador bogotano Franco Lolli, después de Gente de bien, que este año abrió la
Semana de la Crítica en el Festival de Cine de Cannes, y desde entonces, con
resonancia de ovaciones y premios, se ha placeado en más de una veintena de
festivales del mundo.
Conmovedor retrato de familia del joven director Franco Lloli. 'Ligitante' abrió este año la Semana de la Crítica en el Festival de Cannes. Foto: Cortesía 'Litigante' |
Crudo y desgarrador retrato de familia, réplica de los
cuadros familiares colombianos que se ven a diario en una sociedad machista,
manipuladora, acosada de temores y conflictos, de corrupción sistemática, de
desamor y soledad, donde la mujer, en su tránsito sin treguas, silente ante la
indiferencia de los otros, lleva la carga más pesada.
Litigante es un
homenaje de Franco Lolli a la mujer: a la mujer-madre, a la madre soltera cabeza
de familia, a la profesional que se enfrenta a la amañada corruptela del establecimiento,
del que termina siendo víctima. Y en especial, a su progenitora, la abogada
Leticia Gómez, que en 2016 le fue diagnosticado cáncer de seno, evento
desolador que al director de cine le cambió su rumbo.
Un oportuno cuestionamiento sobre la devastadora
enfermedad de la que nadie está exento, y que cada día, no obstante los avances
de la ciencia médica, cobra más vidas en cualquier edad. Alrededor del terrible
mal, Lolli construye una historia en la que cualquier colombiano directa o
indirectamente podría verse reflejado: la decisión y el derecho a una muerte
digna, el conflicto, las tensiones y los enfrentamientos alrededor del entorno
familiar, con recapitulaciones en conjunto de un pasado que no ha sido el más
afortunado.
El drama de Silvia, protagonista de Litigante (interpretado en su debut actoral con admirable
magisterio por la reconocida escritora y docente de literatura Carolina Sanín),
es la piedra de toque de la película.
Atribulada por el padecimiento en fase terminal de su
madre Leticia (Leticia Gómez, madre de Lolli, otra extraordinaria
interpretación), tiene que resolver, como asesora jurídica, los entuertos de
prevaricato y cohecho en que está envuelto su jefe, al frente de una entidad
pública; a la vez que velar por el enrevesado comportamiento de su pequeño hijo
que no conoce su padre, un batallar que ella eligió en solitario.
Carolina Sanín y el director de cine Vladimir Durán. Foto: Cortesía 'Litigante' |
En el curso de su tempestad, como en el poema de Darío
Jaramillo Agudelo, una noche cualquiera
aparece el amor y todo estalla, y algo se ilumina…Y Silvia se aferra al
amor como el náufrago a la tabla que le ha sorteado la marea, que no le es
suficiente cuando los problemas acrecientan: su madre se resiste a cumplir con las
quimioterapias, el enfrentamiento con ella se vuelve más candente, su crío toca
fondo en el colegio, y para rematar se queda sin trabajo.
A Silvia se le ha vuelto un nudo ciego la existencia,
pero el amor propio y el amor de madre reafirman fortalezas para no dejarse vencer.
Es la riña de una mujer con el mundo que le ha dado la espalda por el solo
hecho de ser mujer en una sociedad proclive a utilizarlas, excluirlas y
desecharlas a su antojo.
Franco Lolli vivió al límite la gestación de su película
desde que se enteró del diagnóstico nefasto de su señora madre. La invitó para
que fuera su coprotagonista en el duro rol de su propia realidad. Escrito el
guion se lanzó a rodar con una necesidad imperiosa; una contienda a pulso con la
urgencia del tiempo y de la vida, como si a él también se le estuviera
escapando. De hecho se involucró con otros proyectos laborales y personales, como
el deseo de ser padre, que se cristalizó una semana después de finalizado el
rodaje que duró ocho semanas. De ahí que en Litigante
se perfile un espejismo de documental, como sucedió con el recordado Luis
Ospina en su obra maestra Todo comenzó
por el fin.
Rodeado de un grupo de amigos de antaño que no habían
incursionado en el terreno escénico -salvó Vladimir Durán (que también es
director de cine)-, entre ellos la curadora de arte Alejandra Sarria y Carolina
Sanín, que al principio no estaba en los planes de representar a Silvia, Lolli
dio vía libre a la interpretación de los parlamentos de sus actores naturales,
con el sentir y la espontaneidad que cada uno pudiera expresar, sin memorizaciones
ni ataduras histriónicas, con esa fluidez del que actúa sin actuar, al decir de
Al Pacino, no obstante haber sido uno de los aventajados alumnos de la
prestigiosa academia neoyorkina de Lee Strasberg.
Cuando el amor se hace vital y poderoso ante las desagracias y los sinsabores de la vida. Foto: Cortesía Litigante' |
Silvia es el fortuito hallazgo de una prueba que Franco realizó
con Leticia, su madre, y con la escritora, después de ver 300 ensayos con
aspirantes. Sanín lo convenció de inmediato. Ella era la hija que estaba
esperando para su progenitora. En ese periplo, Carolina Sanín se descubrió con
creces en un talento del que quizás, por su dedicación literaria, no había reparado.
A partir de su incursión en el set no han cesado los elogios del público y la
crítica, y reconocimientos como el de Mejor Actriz en el Festival de Cine Fine
Arts de República Dominicana.
“Había pensado mucho sobre la actuación: sobre su
significado y sobre de qué manera es condición para las otras artes. El papel
de autor de un texto es un rol que implica una intención dramática, y también
una clase es una función teatral. Quería tener la experiencia de actuar: saber
desde qué lugar se interpreta un personaje, cómo se construye una escena y cómo
se determina un tono emocional en una escena creada por otro. Además, quería
saber cómo se hace el cine”, manifiesta Sanín.
Tíldese coincidencia, Litigante
se estrena en salas colombianas en una fecha neurálgica, la del 21 de
noviembre, cuando la inconformidad y la protesta se hacen sentir en las calles
de provincias y capitales. Un país de abogados de todas las estirpes y
pelambres, de los escasos litigantes que
aplican con honestidad y dignidad los principios y las leyes ineludibles en el
esclarecimiento de la verdad, y de los llamados abogangsters que abundan en las esferas del poder y de las fortunas
mal habidas, diestros en comprar testigos y falsear documentos al mejor postor.
La marcha de un pueblo que pone de presente su moral
desvanecida ante la mentira, la corrupción, la burocracia, la ineptitud y
lentitud administrativas; la violencia y la inseguridad rampantes, las muertes
sistemáticas de indígenas, reinsertados y líderes sociales. La marcha de una gran parte de la nación que no se siente
representada por un gobierno inverosímil, irresoluto, que propende por la
guerra, la discordia y la estigmatización. Una sentida marcha que clama por la paz
y la unidad nacional.
En Litigante,
el poema cinematográfico de Franco Lolli, hay pedazos del espejo roto de
nuestras propias vidas: la aventura épica de levantarse, no a vivir sino a
sobrevivir; el temor y la incertidumbre ante el destino y el lugar que nos
ocupa; el desastre de las enfermedades terminales, el conflicto derivado de las
fracturas familiares; y la indiferencia y el desamparo de muchas mujeres inmersas
en dramas como el de Silvia: una valiosa reflexión ante la fragilidad humana,
sus conflictos y temores, el desamor, la soledad y la finitud irremediable.
Litigante, ficha técnica
Dirección: Franco
Lolli
Guion: Franco Lolli,
Marie Amachoukeli-Barsacq, Virginie Legeay
Fotografía: Luis
Armando Arteaga
Protagonistas: Vladimir
Durán, Leticia Gómez, Carolina Sanín, Alejandra Sarria
Coproducción: Colombia,
Francia
Año: 2019
Género: Drama
Duración: 93
minutos
Compañías aliadas: Productora
Srab Films, Evidencia Films, Les Films Du Worso
A partir del jueves
21 de noviembre de 2019 en salas de cine.
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