Andrés David Reina Castro (izquierda) y Camilo Andrés Reyes Mantilla, participarán con sus proyectos a bordo de la Estación Espacial China en 2022. Foto: Archivo particular |
Fueron
seleccionados entre cuarenta y dos proyectos de veintisiete países partidarios
de las Naciones Unidas
Ricardo Rondón Chamorro
Andrés
David Reina Castro jamás olvidará esta fecha, con hora
incluida: jueves 13 de junio de 2019,
3:05 p.m.
Recién llegaba del trabajo a su casa y estaba descargando
el morral cuando lo alertó el timbre de un mensaje en el celular. Lo revisó. Abrió
los ojos. Volvió a leerlo para descartar cualquier asomo de incredulidad, y
luego lo embargó una emoción que segundos después explotó en llanto y en
estrechos abrazos de sus padres y abuelos.
El mensaje en cuestión provenía de Viena, Austria, de la
oficina de comunicaciones de la Agencia
China de Servicios Espaciales (CMSA) -que es como la NASA asiática-, y la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos del
Espacio Exterior (UNOOSA), que confirmaba a él y a su compañero de estudio
y amigo colombiano, el bumangués Camilo
Andrés Reyes Mantilla, integrantes de un grupo interdisciplinario liderado
por el biólogo peruano Roberto Adolfo
Ubidia, que su propuesta científica era una de las favorecidas de la
convocatoria que en mayo de 2018 extendió a investigadores del mundo para
participar con sus proyectos a bordo de la Estación
Espacial China, a desarrollarse en 2022.
Andrés David Reina Castro, ingeniero aeronáutico, en los predios del aeropuerto El Dorado, donde labora, dos días después de enterarse de la feliz noticia. Foto: La Pluma & La Herida |
Para la mencionada convocatoria se presentaron cuarenta y
dos proyectos de un total de veintisiete países partidarios de las Naciones Unidas, de los cuales
diecisiete fueron seleccionados a principios de 2019. De estos, nueve pasaron
a otro ajuste de selección, y solo seis
fueron elegidos, entre ellos el liderado por el biólogo peruano Ubidia -donde
figuran los colombianos-; más tres proyectos condicionados, es decir con
requisitos especiales.
El plan científico de los colombianos Andrés David Reina Castro (ingeniero
aeronáutico) y Camilo Andrés Reyes
Mantilla (ingeniero mecánico), contempla el diseño y construcción del
habitáculo donde irán unas bacterias para pruebas espaciales, las mismas que
viajarán en un transportador espacial de manufactura china, lanzamiento pactado
para 2022.
El proyecto de equipo, registrado oficialmente como No. 6: Effect of Microgravity on the Growth
and Biofilm Production of Disease-Causing Bacteria, conlleva a estudiar las
diferencias y la producción de biopelículas de colonias de bacterias que crecen
en la tierra, y las que se encuentran a bordo de la Estación Espacial China, con el objetivo de ayudar a comprender
cómo se comportan las bacterias causantes de enfermedades específicas en un
entorno gravitatorio alterado/reducido. Esta es una propuesta experimental en
ciencias de la vida espacial y biotecnología.
Camilo Andrés Reyes Mantilla, ingeniero mecánico bumangués, cursa en la actualidad una maestría en la University Würzburg, de Berlín. Foto: Archivo particular |
Los jóvenes científicos (Reina Castro, bogotano, y Reyes
Mantilla, de Bucaramanga), tienen dos años para la entrega de este
dispositivo, que tiene como agenda el estudio y recopilación de información de
los desarrollos previos a otros proyectos espaciales; el análisis del tipo de
bacterias para garantizar sus condiciones de supervivencia en esta expedición
programada entre doce y quince días; y el análisis, construcción y desarrollo del
sistema de control ambiental y soporte de la cápsula que alojará la muestra,
con sus respectivas prioridades: humedad, intensidad luminaria, presión,
temperatura, que cumplan con los estándares convenidos por la rectoría espacial
china.
El equipo en su totalidad de este proyecto está integrado
por Roberto Adolfo Ubidia, biólogo e
investigador peruano, director ejecutivo de Mars
Society Perú, que en 2014 formó parte de la tripulación de jóvenes
científicos encargados de desarrollar proyectos en la Estación de Investigación
del Desierto de Marte (MDRS, por sus siglas en inglés), en Utah (EE.UU.); el
también peruano José Cornejo, ingeniero
biomédico y mecatrónico; los investigadores españoles Cayetano Santana, Pablo Miralles y Daniel Sors, miembros de Mars
Society España; y los colombianos Andrés
David Reina Castro y Camilo Andrés
Reyes Mantilla, de Mars Society Perú, quienes trabajaron
arduamente en la interactuación y complementación del plan favorecido.
Encuentro
fortuito
Escenario del anuncio oficial de los ganadores a través de la Agencia de Noticias China. Foto: Spanish Xinhuanet. Com |
Andrés
David Reina Castro es consciente de que todo logro en la vida
es producto de grandes esfuerzos y
sacrificios. Nadie más que él que proviene de una familia humilde para sustentar esta teoría, aunque no
descarta la magia que tiene la vida y sus afortunadas casualidades.
Egresado de la facultad de Ingeniería Aeronáutica de la Fundación Universitaria Los Libertadores,
a Reina Castro le tocó las duras y
las maduras para alcanzar su título universitario, y en esa alma mater haber
tenido la oportunidad de conocer a Camilo
Andrés Reyes Mantilla, quien cursaba la carrera de ingeniería mecánica.
Después de graduados, ambos tomaron rumbos distintos: Andrés David, en Bogotá, y Camilo Andrés en Estados Unidos (a
donde viajó, invitado por la NASA a
dictar una conferencia), sin desconectarse del todo por la amistad cosechada,
gracias a las providencias tecnológicas.
Fue en mayo de 2018 donde volvieron a coincidir en
Bogotá. Camilo llegaba de EE.UU. y Andrés, de Montreal, de visitar a su
hermano Juan Carlos Reina Castro, y
de concretar su ilusión de conocer la prestigiosa universidad canadiense de McGill,
donde siempre ha querido estudiar, y de la que han salido titulados doce
premios Nobel.
Modelo de la Estación Espacial China, donde se llevarán a cabo los experimentos en 2022. Foto: Cortesía Agencia de Noticias China |
Entusiasmados, los amigos se fueron a celebrar el
reencuentro con un par de cervezas en un bar cercano al aeropuerto El Dorado.
La conversación, de largo aliento, estuvo fragmentada entre los inolvidables
recuerdos de épocas universitarias, y de los estudios y proyectos en los que
cada uno había avanzado desde sus diferentes carreras.
Reina
Castro refirió el proyecto de su tesis de grado, que fue
meritoria en la promoción de 2015, y del que no había cesado de darle vueltas
para hacerlo realidad: el diseño, construcción y pruebas de una cápsula
portadora de carga biológica para el cohete Sonda
Libertador 1 (por la Fundación Universitaria Los Libertadores),
desarrollado por el Grupo de Investigación de Ciencias Aeroespaciales (GICA).
Recordó Andrés
cómo adaptó el cohete de manera que este tuviera la capacidad de transportar el
biomodelo: un jerbo de Mongolia, roedor del desierto asiático, capaz de tolerar
los cambios más bruscos de temperatura para garantizar su estabilidad y
supervivencia en el espacio, a partir del estudio etológico en profundidad que
realizó del espécimen.
Panorámica del flamante cohete transportador. Foto: Cortesía Jetphotos |
Fue cuando en medio de las espumosas, Camilo le cortó en paro el viaje de la
conversación:
-¡No
joda!-, dizque exclamó sacudido por el asombro. Yo conozco un
científico duro en Perú que está necesitando una persona para que le diseñe la
cápsula donde él tiene planeado alojar unas bacterias para un proyecto
espacial. ¿Te interesa trabajar en el proyecto?
-¡Pero
por supuesto. Di no más qué hay que hacer!-, respondió
emocionado Andrés David.
Lo que vino después fue celebración, abrazos y una selfie, testimonio de este fortuito
encuentro.
-¿Qué nombre le ponemos a la foto?-, preguntó Camilo, con el propósito de compartirla
en redes.
-Algo que fluya…-, contestó Andrés.
-Algo que fluya como…-, y coincidieron: “Lo que fluye
alrededor de una cerveza”.
Andrés David Reina Castro el día de su grado, con tesis meritoria, como ingeniero aeronáutico de la Fundación Universitaria Los Libertadores. Foto: Archivo particular |
Un año después, la anécdota fue recordada el pasado
jueves 13 de junio, cuando los jóvenes científicos colombianos no cabían de la
dicha celebrando por WhatsApp la feliz noticia: Andrés, desde Bogotá, y Camilo,
desde Berlín, Alemania (donde cursa una maestría en la University Würzburg), la
misma que desde Viena les confirmaba la participación del proyecto en la Estación Espacial China 2022, igual como
lo hicieron con los otros integrantes del equipo, desde distintas latitudes.
“Niño
Cohete”
Andrés
David Reina Castro es un joven colombiano de treinta años,
sencillo, carismático, de los que madruga a abrirse campo en las congestionadas
filas de transmilenio para llegar puntual a su trabajo.
Reside con sus padres y sus abuelos en el tercer piso de
una casa modesta de Fontibón, donde ayuda con parte de su salario en el
mantenimiento del hogar. Oliverio Reina
Rey, su progenitor, al borde de los sesenta años, se ha desempeñado en
varios trabajos: auxiliar de ferretería, empleado bancario, taxista, y en
últimas, ante la falta de oportunidades, y por la edad, vendedor de tintos
ambulante. Su señora madre, Martha Luz
Castro, siempre al frente de la misión más compleja y consagrada: ama de
casa, custodia y formadora de sus hijos ejemplares.
Andrés David con sus padres: Oliverio Reina y Martha luz Castro, y su hermano Juan Carlos, residente en Montreal, Canadá. Foto: Archivo particular |
Andrés
David tiene un solo hermano: Juan Carlos Reina Castro, un aventajado ingeniero de alimentos,
quien también, por escasez de oportunidades en un país que desaprovecha sus talentos,
se radicó hace varios años con su esposa en Montreal, Canadá, donde labora para
una prestigiosa empresa.
De carácter jovial, pero reservado en sus asuntos, no es
gratuito que Andrés David Reina Castro
haya llegado al punto donde hoy se encuentra, con el poderoso agregado de ser
uno de los jóvenes científicos colombianos calificados para integrar el equipo
de estudios y experimentos sobre la superficie de la tierra, microgravedad,
salud y tecnología de la Estación
Espacial China 2022.
Cuando cursaba primaria en el Colegio Los Andes, en
Fontibón, se ganó entre sus profesores y compañeros los remoquetes de Niño Cohete, y el Inventor, por los recortes de revistas especializadas en
aeronáutica y astronomía, y en todo lo relacionado con la ciencia espacial, que
pegaba en los cuadernos, y ya en el bachillerato, por su incisiva participación
en las ferias de la ciencia y en las semanas culturales, bien como activo
organizador o monitor, o con el diseño y la fabricación de sus primeras naves
espaciales en cartón.
El joven científico en el taller de su abuelo, don Ignacio Castro, curtido reparador de máquinas de coser. Foto: Archivo particular |
En casa, desde niño, cuenta Andrés David, gastaba días enteros desarmando radios o cualquier
otro electrodoméstico para enterarse del entramado de sus circuitos y de su
funcionamiento, y del procedimiento para repararlos.
En el taller de su abuelo materno, don Ignacio Castro (85 años), técnico en máquinas de coser, con el
que sostuvo su hogar y le dio educación a sus hijos, el pequeño Andrés David se internaba a cacharrear
con aparatos y herramientas, y se las ingeniaba para inventarse microscopios con
binoculares en desuso.
Lo anterior, combinado con su pasión por la biología, y
la temprana aspiración de estudiar veterinaria, que descartó cuando se fue a
prestar servicio militar a la Fuerza
Aérea Colombia y terminó enamorándose de los aviones.
De ahí su interés por estudiar ingeniería aeronáutica, de
la que su padre solo pudo patrocinar el primer semestre con la liquidación de
su último trabajo formal. El resto de la carrera, corrió por cuenta de Andrés David, con el tesón y la disciplina
de quienes se entregan a pundonor por alcanzar sus metas: trabajando de día y
estudiando de noche, y superando cantidad de dificultades.
Andrés David en los laboratorios de la Universidad Javeriana, donde recibió capacitación en experimentación con especímenes. Foto: Archivo particular |
En ese tránsito de la academia, solo tuvo una
frustración: tener que aplazar un semestre por falta de recursos, y por
desistir radicalmente de empréstitos estatales con intereses inauditos y el
consabido viacrucis para pagarlos.
Por la tesis meritoria con la que se recibió como
ingeniero aeronáutico, y por el caudal de conocimiento adquirido en todos esos
años de investigaciones, aplicó en la preselección de una beca para una
maestría en propulsión espacial en el Instituto
Nacional de Desarrollo Espacial (INPE), de Cachoeira Bautista, Brasil. Sólo
había cinco cupos, pero Andrés David
quedó en el sexto lugar. No lo tomó como una debacle, sino con la mesura y la
tranquilidad que lo ha caracterizado, y con la seguridad de que si no fue esa
vez, sería porque vendrían planes mejores.
El
cielo prometido
Efectivamente: a su regreso a Colombia, un amigo le
manifestó de una convocatoria masiva de la empresa Avianca para aplicar a
distintos cargos. Reina Castro
presentó su portafolio y cumplió a los requisitos y al procedimiento de rigor.
Fue aceptado. Desde 2017 se desempeña en el departamento de control y
producción de mantenimiento.
Una de sus fuentes de inspiración: El PHD César Ocampo, científico colombiano, exdirector de Colciencias, quien trabaja en la actualidad para la NASA. Foto: Archivo particular |
Pero Andrés David
aspira a mucho más. Por estos días no solo lo trasnocha el proyecto para el que
fue elegido y que compartirá con Camilo
Andrés Reyes Mantilla, con miras a la Estación
Espacial China 2022, sino un ítem que tiene pendiente de hace tiempo:
cursar una maestría en bioastronáutica en los Estados Unidos.
Con la racha de logros obtenidos, seguramente no le será
difícil. Sabe que hay Reina para rato, que esto apenas comienza, que la nave
está a punto de despegar. Y así lo expresa, con evidente entusiasmo:
“Quiero contribuir al desarrollo de la ciencia y la
tecnología espacial en Colombia. Estoy dispuesto a sembrar esa semilla con
alianzas entre la academia y la empresa privada. No podemos seguir permitiendo
el flujo de cerebros a otras latitudes. Los necesitamos aquí para generar
ideas, impulsar proyectos y hacerlos viables”.
Por lo pronto, Andrés
David Reina Castro seguirá trabajando en la compañía de aviación que lo
acogió, y al tanto del cronograma expedito de la Estación Espacial China para empezar a trabajar con su coequipero.
Con el ingeniero Rodolfo Neri Vela, primer astronauta mexicano en viajar al espacio. Foto: Archivo particular |
Cuando se le pregunta qué es lo más importante en su
vida, aparte de su interés y pasión por la ciencia, Andrés David no duda en puntualizar que su familia:
“Le pido el favor que resalte lo que significa para mí el
entorno familiar: mis padres, mis abuelos, mi hermano Juan Carlos, mi prometida Liliana Martínez, mujer emprendedora de
enorme visión empresarial, con quien llevo cinco años de noviazgo. Ellos son
los inspiradores de mis ideales. El motor y la fortaleza para jamás renunciar a
mis pasiones”.
Andrés
David posa para la foto en los alrededores del aeropuerto El
Dorado, donde está ubicado su centro de operaciones. Bajo el plafondo celeste
de un mediodía veraniego, cruza un flamante avión que deja una fina estela en
el firmamento de espesos arreboles, y el joven científico atisba el trayecto
del gigantesco pájaro de acero con sus gafas de piloto.
De esa magnitud son sus sueños.
Comunicado oficial selectivo: https:// spacegeneration.org/un-china- cooperation-sgac-members- selected
Video de la Agencia de Noticias China que ilustra la motivación del proyecto:
Comunicado de las Naciones Unidas:
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