En pleno corazón de Bogotá, Revellion Cultu-Bar te abre las puertas a experiencias y momentos que jamás olvidarás. Foto: Archivo particular |
Ricardo
Rondón Ch.
El centro capitalino amplía día a día una seductora carta
de propuestas y expectativas en lo que a cultura, arte y esparcimiento se
refiere.
Hablar del corazón
de Bogotá y de sectores icónicos como La
Candelaria, es remitirse a un atractivo complejo histórico y cultural de un
preciosismo único en cuanto a arquitectura colonial, calles y recovecos
adoquinados, balcones de ensueño, antiguos hoteles que prevalecen más allá del
tiempo y la modernidad, y hoy por hoy, un conjunto de bares y restaurantes,
disímiles en estilos y tendencias.
Uno de ellos, Revellion Cultu-Bar,
que ostenta una bellísima e inquietante decoración, seductor y confortable
espacio para la gastronomía, las bebidas del mundo, la música, el arte y el placer
de compartir nuevas y excitantes experiencias, enclavado en el miocardio
capitalino, a espaldas de la emblemática torre del Hotel Continental, hoy rejuvenecida y actualizada en un funcional y
aventajado centro de negocios.
Jennifer Blanco, anfitriona host de Revellion, te da la bienvenida y te ilustra sobre la fascinante atmósfera de época que envuelve este recinto. Foto: La Pluma & La Herida |
El transeúnte desprevenido o el turista que ha llegado de
remotas tierras, no tendrá pierde al momento de abordar Revellion (calle 16#4-23), fascinante Máquina del Tiempo, punto
equidistante del centro histórico de la capital, puerta grande al sector de La Candelaria, aledaño al Parque de los Periodistas Gabriel García Márquez, la septuagenaria
Librería Lerner, y el Eje ambiental, rastro romántico del río
San Francisco, que en el pasado
cruzaba a su aire la vieja Santa Fe.
Para recalcar que el visitante no tendrá extravío, justo
a la entrada está la imponente máquina
de vapor que resume siglos de leyendas y nostalgias ferroviarias con su
acompasado latido de locomotora, que en Revellion,
para sorpresa de sus visitantes, se activa al abrir la puerta del ascensor.
Allí los recibirá, con su ilustrativo protocolo de
bienvenida, Jennifer Blanco, la anfitriona host del lugar, una
espléndida y agraciada chica como extraída de Alicia en el país de las maravillas:
Embarcarse en Revellion es emprender un fabuloso viaje por el jazz, el son, los ritmos del Pacífico, el bolero y lo más significativo de la música antillana. Foto: Archivo particular |
“Bienvenidos a
Revellion. Acaban ustedes de cruzar una puerta mágica. Prepárense para
disfrutar de un lugar que evoca las alucinantes historias de Julio Verne, el glamour y la
sofisticación de la época victoriana, los cuentos de los bosques de Canterbury, y las impactantes aventuras consagradas a la
Revolución Industrial y a su matrona
insigne: la Máquina de vapor”.
Una vez cumplido el descenso, se abren puertas, y la
perplejidad de los presentes corre por cuenta de su fascinante entorno. Un ambiente de múltiples facetas, una
visión poliédrica de matices, atmósferas, aromas, sabores, maravillosos
anticuarios como sextantes, astrolabios, manómetros de ferrocarril, un decorado
surrealista de ultramarinos que te transporta a las asombrosas profundidades
del océano que narró Julio Verne;
una generosa barra circular que evoca la de los viejos pub de Trafalgar Square
o del Soho neoyorkino, el escenario
artístico y musical estilo cabaret
francés, y una colección de sombreros que envidiaría Phileas Fogg, protagonista de la memoriosa novela La vuelta al mundo en ochenta días.
Reliquias como este casco de los turbulentos tiempos de Tercer Reich, hacen parte de la colección de objetos de Revellion. Foto: Archivo particular |
Pero es solo el comienzo, el umbral que atrapa de entrada
la atención y la intención del público, porque en Revellion, una vez adentro, eres tú quien se encarga de narrar tu
propia aventura, el disfrute que demanden tus cinco sentidos, sólo o con amigos,
en plan de almorzar con el acompañamiento al piano del maestro Jesús Mosquera (pianista estrella del recordado Arista Son), o al caer la tarde, en
plan de rumba, con el conjunto de sones y montunos, al mejor estilo de los
bares de la Habana Vieja, con la vibración
y sabrosura de Buena Vista Social Club.
En la barra de los espejos, el poster del ingeniero
cubano Francisco Javier Cisneros, pionero del auge ferroviario en Colombia por
las breñas del Río Grande de la
Magdalena, y a quien se debe la construcción del Ferrocarril de Antioquia, posa con su mirada grave, penetrante, y
sus espesos mostachos, como la figura
alegórica de Revellion, alma tutelar del concepto de este Cultu-Bar, fuente de inspiración del
visitante para gozarlo y compartirlo de acuerdo a las circunstancias: una cena
íntima fuera de lo común, la celebración ideal para un grupo familiar, de
amigos o compañeros de oficina, o una inolvidable despedida de soltero o de
soltera como diseñada por el director de arte de Quentin Tarantino, con el guiño de un Fredy Mercury ensamblado en un pulpo, capitán a bordo del decorado.
La Máquina del Tiempo, joya de la corona de Revellion Cultu-Bar. Imperdible la selfie con ella. Foto: La Pluma & La Herida |
El objetivo de sus propietarios, Norberto Garcés, Victoria Mulgannon y Jorge Beltrán, es que Revellion Cultu-Bar propone,
y tú dispones, es decir -aunque suene a clisé, pero obliga reafirmarlo- te
hacen sentir como en casa, con hospitalidad y profesionalismo, prestos a ofrecerte
una experiencia inolvidable, que no solo queda flotando en el ambiente sino en
las increíbles postales que te puedes llevar para el recuerdo, enmarcadas en el concepto mundialmente conocido como Steampunk, inspiración del Burning Man, con esa estética legendaria del cinematográfico Wild wild west.
Un espacio concebido para la inspiración y la creación,
que Norberto (arquitecto de
profesión), su cónyuge Victoria (empresaria, publicista, experta en comunicaciones), y Jorge (ingeniero) hicieron posible luego de varios años de restauración, diseño y montaje, y de, vaya paciente labor, recaudar en
anticuarios, rastrillos del mundo, y a través de inimaginables contactos de
coleccionistas, piezas y objetos de gran valía como las lámparas donde se
ubicaba el equipaje en el antiguo Aeropuerto
El Dorado, los embalajes de ferrocarril convertidos en hornos y parrillas,
fragmentos de aviones y embarcaciones de época, la colección de sombreros de
distintas partes del mundo (cada uno con una historia particular), y la joya de la corona de Revellion que es
justamente la Máquina del Tiempo,
imponente a la entrada, que nunca pasa desapercibida para el peatón, y de la
que no puedes resistir a a tomarte una fotografía con ella.
La fantástica colección de sombreros, como este que hace alusión al mítico cíclope. Foto: La Pluma & La Herida |
Vale la pena recomendar que los
sombreros (una treintena) están en la barra a disposición del público, y no tienen valor, pero tampoco están a la
venta. Son artilugios para admirar y lucir en fotografías, y para curiosear
e indagar en sus orígenes.
De eso se encarga Jennifer
Blanco cuando le piden el favor de narrar las historias surrealistas que
los envuelve, como el sombrero del ojo
a manera de cíclope, que tiene la virtud, según ella, de ver el futuro; el sombrero- reloj, capaz de detener el
tiempo; o el sombrero-brújula, para
aquellos marinos y tripulantes extraviados que luego de fatigosas travesías,
llegan a puerto confiable y seguro: Revellion.
Oz
Marín, todero de la vida y de las artes, oriundo de Medellín, es el encargado de la
programación habitual de Revellion,
que incluye desde tertulias de arte, música, cine, literatura, pasando por
clases de salsa, jazz y bossa nova, hasta platos fuertes de fin de semana con orquestas y solistas de la talla de Alfredo de la Fe, Andrea Echeverry y
Aterciopelados, Zaperoco (maestros del jazz), Maía, Carolina Gaitán, Natalia Bedoya, y espectáculos de stand up comedy como los de Antonio Sanint y Julián Arango, con
invitaciones abiertas a los talentos presentes entre la clientela, dispuestos a
ejecutar un instrumento o interpretar una canción.
La barra rotonda con los mejores licores del mundo. Foto: la Pluma & La Herida |
La
banda sonora de Revellion varía de acuerdo al día, el estado de
ánimo, y las preferencias de los comensales. De modo que una velada puede transformarse
en un alucinante viaje por ritmos autóctonos del Pacífico, jazz, blues, swing, rhythm and blues, latin jazz, salsa, pentagrama caribe con altura y
calidad, y al final, sones, montunos y boleros del maestro Jesús Mosquera.
¿Quieres
degustar de un cóctel en la barra principal?
Si eres perito en mixturas, si sabes lo que quieres, y si
te atreves a sugerir porque estás seguro y confiado de sentar cátedra de
experiencias sensitivas y de pleno regocijo con licores, ubícate cómodo y enciende
las luces plenas de tu buen gusto.
Seguro que de entrada te recomendarán un Negroni con base de ginebra, vermouth rosso y Campari. De hecho, el de Revellion,
está catalogado como uno de los mejores negronis
que se sirven en Colombia. Allí es
el rey de los cócteles, pero hay una variada gama para incentivar el paladar:
El Negroni momo, por ejemplo,
macerado en polvo de cardamomo.
Por este escenario han desfilado artistas de la talla de Alfredo de la Fe, Natalia Bedoya y su espectáculo Martini Blues y Zaperoco Jazz, entre otros. Foto: la Pluma & La Herida |
Ni hablar de la carta de rones añejos de la repúblicas
roneras del mundo, como Guatemala,
Puerto Rico y Venezuela, sin
descontar los de las fábricas locales, y los que vienen cobrando prestigio en
el Caribe colombiano, como el Dictador y La Hechicera, este último de la Casa Santana, de Barranquilla,
que en su presentación Premium se ha
impuesto como una de las marcas de mayor demanda en el extranjero.
Y
después de un formidable y variado set de aperitivos, ¿qué tal pasar a
manteles?
La base gastronómica de Revellion está constituida por carnes criollas y productos del mar,
salmones, meros y una gran variedad de pescados blancos en distintas
preparaciones, pero también con una amplia alternativa vegetariana.
Recomendados los medallones
de lomo, término azul, bañados en salsa de whisky irlandés y vinagre
balsámico; la bondiola de cerdo a la
parrilla, marinada en jugo de naranja y Club Colombia roja y especias.
Julián Arango y Antonio Sanint, maestros del stand up comedy, han hecho las delicias del público de Revellion. Foto: Archivo particular |
Para los vegetarianos: una deliciosa hamburguesa con base
en torta de lentejas y berenjenas asadas, auspiciada de tomate cherry, lechuga
y crema de aguacate en pan de remolacha.
Desde que ingresas, Revellion Cultu-Bar
pone a tu disposición un viaje sorprendente a través de la Máquina del Tiempo. Sabrás que tienes los pies en Bogotá, pero todo lo que hay allí
dentro, su alucinante decorado, la atmósfera magnética que te rodea, la
variedad de su música, el deleite de sus platos y cócteles, y el calor humano de
sus anfitriones, te permitirán disfrutar de un capítulo perdurable en la
memoria y en los sentidos.
Hay momentos inolvidables. Revellion Cultu-Bar es uno de ellos. Regálate esta fabulosa experiencia y
compártela con los seres que más amas y valoras. Seguro que te quedará
gustando.
En Revellion Cultu-Bar siempre te recibirán con los brazos abiertos. |
Prográmate
en Revellion
Dirección:
Calle 16#4-23, Edificio Hotel Continental, Bogotá (Colombia)
Reservas:
7436950 y 3219967464
Facebook:
Revellioncultubar
Horario:
abierto de lunes a sábado
Lunes,
martes y miércoles de 11:30 a.m. a 12 M.
Jueves,
viernes y sábado: de 11:30 a.m. a 3:00 p.m.
Platos
fuertes: $35.000 promedio
Menú
ejecutivo a medio día: $19.900
Cócteles:
entre $25.000 y $30.000
Algunas
improntas:
Alfredo
de la Fe (ícono de la salsa, violinista, percusionista, director musical)
“Llevo más de 50 años recorriendo bares del mundo y uno
cree que ya lo ha visto todo. Revellion me impactó desde el primer día. Nada
que envidiarle a los bares de Ibiza, Londres, Berlín, Amsterdam o Nueva York. Bogotá se da
el lujo de tener uno de ellos. Te queda la piquiña de volver siempre”.
Gregorio
Fandiño (Gerente Restaurante La Bruja)
“Revellion es una invitación al disfrute total, a viajar
en el tiempo, a involucrarse en una ruleta de agradables y sorprendentes
experiencias. El ambiente es propicio para que un whisky sepa mejor”.
Eric
Palacino Zamora (Ejecutivo de marca):
“En Revellion el tiempo pasa volando. Por algo lo llaman ‘La Máquina del Tiempo’. La atención es formidable. Me gustó mucho el ‘pescado borracho’.
Desde el Mañe Cayon, en Santa Marta, no había degustado un mero similar. Lo
recomiendo”.
María
Montoya Cendales (Profesora de ballet)
“Quedé fascinada. Me sentí como Monique Laroche en La vuelta al mundo en 80 días. Revellion
está para rodar una película. O una serie de época. Entre Margaritas, me la pasé haciéndome selfies con todos los sombreros. ¡Genial!”.
Rubén
Darío Escobar (Consultor financiero)
“Comienzas con una Stella
Artois bien fría, acompañada de chicharrones carnudos con yuca, limón y
pesto de cilantro. Y de ahí en adelante hasta donde aguante el bolsillo y la
imaginación, que no siempre van de la mano. La locomotora, a la entrada de Revellion,
ya es una invitación expedita, difícil de pasar por alto”.
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