Y llegó el anunciado día: Francisco en Colombia, una visita trascendental para el perdón y la reconciliación que tanto anhelamos los colombianos. Foto: CEC |
Ricardo
Rondón Ch.
Cálido, emotivo, con el espíritu solidario y abierto a la
admiración que siente por Colombia y
por sus gentes luchadoras, de fe inquebrantable en medio del dolor y las
fatigas que ha dejado los azotes de la violencia, de sus miles de huérfanos y
viudas durante tantos años de guerra, el papa
Francisco, en la víspera de su arribo a Bogotá este miércoles 6 de
septiembre de 2017, compartió un fraternal saludo de gratitud a los
colombianos, como abrebocas a la anunciada cruzada apostólica que realizará por
la capital de la República,
Villavicencio, Medellín y Cartagena.
“Agradezco a cada
uno de ustedes que me acogen en su tierra y en su corazón. Sé que han
trabajado. Y han trabajado mucho para preparar este encuentro. Mi
agradecimiento a todos los que han colaborado”, indicó.
“Demos
el primer paso es el lema de este viaje”, agregó el Santo Padre, quien subrayó que esta
consigna representa que “siempre se necesita dar un primer paso para cualquier
actividad y proyecto. También nos empuja a ser los primeros para amar”, recalcó.
El máximo jerarca de la Iglesia católica enfatizó que
llegará a Colombia como un “peregrino de
esperanza y de paz”, al reiterar su agradecimiento al presidente Juan Manuel Santos y a las autoridades
eclesiásticas del país por el emprendimiento en las gestiones que han hecho
posible su visita.
La del papa Francisco, una estampilla en honor a su visita, que hará historia. Foto: La Pluma & La Herida |
Antes de finalizar su mensaje de gratitud, reconciliación
y afecto, pidió a todos los colombianos rezar por él, una solicitud que hace a
los fieles desde el momento mismo de su elección como el sucesor de Pedro, el N°
266.
“Queridos hermanas y hermanos colombianos: deseo vivir
estos días con ustedes con ánimo gozoso, con gratitud al Señor. Los abrazo con
afecto y le pido al Señor que los bendiga, que proteja vuestro país y les
conceda la paz. Y a nuestra madre la Virgen Santa que los cuide”.
Francisco,
peregrino de esperanza y paz, llega a Colombia en momentos cruciales de su
historia, primero con la expectativa de la vuelta de página que ha dado el
grupo subversivo más antiguo y lacerante, el de las FARC, al dejar las armas para debatir desde las ideas como
movimiento político, y segundo, por la buena nueva del ELN, desde Ecuador, con
el pacto del cese al fuego y de toda actividad bélica o destructiva que afecte
la vida civil, a partir del 1° de
octubre.
Firmes
para dar el primer paso
¿Qué acto de contrición hacemos cuando ofendemos o
humillamos a nuestro prójimo? O lo contrario: ¿Cómo nos sentimos cuando
recibimos de alguien ultraje o desprecio? ¿Y qué esperar cuando esos insultos y
agravios se tornan en una reacción en cadena, destructiva y desoladora, como la
que ha vivido Colombia? ¿En qué momento nos dejamos arrastrar del odio y el
rencor, si ante los ojos de Dios Supremo, todos somos iguales?
La
visita del Papa Francisco a Colombia no puede ser más oportuna
en momentos complejos y decisivos que vive la nación: una guerra declarada
entre diversos flancos del poder, la ambición y la política, una polarización
radical nunca antes vista, una corrupción estatal en todos sus niveles, y un
desencanto general del ciudadano del común que no encuentra asidero ni solución
a tantos entuertos y dilemas, en medio de un proceso de paz discutido, en
ciernes, enfrentado a todo tipo de confrontaciones, críticas y desacuerdos.
Uno de los papamóviles en los que se trasladará el Santo Padre. Foto: La Pluma & La Herida |
El Sumo Pontífice,
que desde Roma ha enviado mensajes
esperanzadores de perdón, optimismo y reconciliación, llega a Colombia como el
mediador más autorizado, desde su sabiduría y magisterio, como ministro de fe y
representante ante el mundo de la Iglesia Católica, a apaciguar tensiones y
diferencias, y a darnos una voz de aliento a través de la oración para limar
asperezas, sanar heridas del pasado, reconfortarnos en la palabra, y avanzar en
el nuevo camino redentor que nos espera, tal cual el mensaje oficial de su
visita, avalado por la Conferencia
Episcopal de Colombia: Demos el
primer paso.
Enhorabuena a su peregrinaje de bendición y alegría para
todos los colombianos, en nombre de su Santidad,
sin distingos de razas, edades y estratos sociales. Francisco en Colombia se traduce en un símbolo de renacer, de
cambio, de perdón, reconciliación y hermandad; de no volver a mirar lo malo y
doloroso del pasado nacional, sino de concentrarnos en un nuevo punto de
partida con la luz y el amor de Cristo,
y del enorme valor que representa su Evangelio.
Porque no de otra manera, la palabra es el instrumento
que promueve e intensifica los valores que corresponden a una sociedad justa,
solidaria y equitativa, y que nos
compromete como hijos de Dios a procurar ese cambio positivo que hemos estado
anhelando.
Ha llegado el momento, nos dice Francisco, de dar ese paso trascendental en la historia de
Colombia, para vislumbrar un amanecer despejado, libre de cadenas, dispuestos y
optimistas a la gran trasformación personal y colectiva, al país pujante,
orgulloso y generoso para las generaciones venideras.
¡Bienvenido,
Francisco! Tu presencia nos llena de vida, amor y esperanza.
Propósitos esenciales de la visita papal
Monseñor Fabio Suescún, director ejecutivo de la visita papal. Foto: La Pluma & La Herida |
La Conferencia
Episcopal de Colombia y sus titulares encargados de la gran cruzada apostólica
del papa Francisco en nuestro país: Monseñor Óscar Urbina, su presidente; Monseñor Fabio Suescún, director
ejecutivo de la gira, y el padre Juan
Álvaro Zapata, director nacional del comité teológico-pastoral de la
visita, comparten los diez propósitos esenciales que el Santo Padre trae para los colombianos.
No sobra aclarar que estas intenciones de su Santidad no pueden ni deben
relacionarse con pretextos o ideologías políticas, o como una efímera
formalidad protocolaria, sino como la gran oportunidad para ahondar en la
reflexión, en la oración y en el cambio, con una mirada compasiva hacia el
sufrimiento del otro, de la necesidad del prójimo, de despojarnos de una vez
por todas de ese manto de hipocresía y de inseguridad que no nos ha permitido avanzar por el sendero
del perdón y la reconciliación.
Estos diez mensajes son para tenerlos en cuenta y
ponerlos en práctica. Para compartirlos con nuestras familias, los hijos, los
vecinos, los compañeros de trabajo, a toda hora y en cualquier espacio, y no
únicamente durante la estadía del Sumo
Pontífice en Colombia, sino en el día a día, como una agenda a desarrollar.
Francisco,
con estos propósitos, cumple con preparar el terreno y sembrar la semilla. Allá
nosotros si nos esmeramos por cuidarla y cultivarla para cosechar los anhelados
frutos.
1.
Demos el primer paso
Se presenta el sentido de dar el primer paso y los
criterios que rigen la visita apostólica.
2. Y
tú Pedro: confirma en la fe a tus hermanos
Se busca presentar el fundamento, razón de ser y misión
del papa en el mundo y en la Iglesia, para que comprendamos la importancia de
esta visita al país.
3.
Avivemos la fe que el Señor ha sembrado
Es necesario fortalecer la experiencia de la fe que ha
fundado nuestro país, para que volvamos la mirada a Dios y reconozcamos que
nuestra vida tiene sentido si Él forma parte de nuestra existencia.
La sonrisa de esta terna de misioneros franciscanos, simboliza el ambiente optimista que vive Bogotá con el arribo de su Santidad Francisco. Foto: La Pluma & La Herida |
4.
Crezcamos en la esperanza
Por muchas razones nos hemos dividido y enfrentado como
colombianos, lo que trae consigo desesperanza y negativismo. Por ello, esta es
una gran oportunidad para que volvamos a esperar y a creer que un mañana mejor
es posible para Colombia.
5.
Demos frutos de caridad en nuestras comunidades
En la mente todos tenemos los valores que hemos de vivir
en el día a día, pero es necesario que fomentemos obras concretas de caridad en
medio de los que viven a nuestro lado.
6.
Sembremos confianza en nuestras relaciones
Muchos colombianos han perdido la confianza en los demás
o en el mismo país, por lo que aquí se busca que reflexionemos sobre la
necesidad de volver a creer en nosotros mismos, en Colombia, si queremos
transformar a nuestra nación.
7.
Sembremos paz en nuestras palabras
La guerra no solo se hace con bombas, sino con cada
palabra hiriente y ofensiva que sale de nuestros labios, por lo que en este
taller buscamos que cambiemos nuestras palabras por aquellas que favorezcan el
respeto al otro.
Francisco, el papa en Colombia, peregrino de esperanza y paz. Foto: AFP |
8.
Sembremos bondad con nuestros actos
Nuestros actos han de estar cargados de buenas
intenciones y no de malicia o trampa si en verdad queremos la paz. Es
perentorio que cada colombiano ejercite el bien en cada acción que realice.
9.
Sembremos justicia en nuestras decisiones
Colombia, con dolor, es uno de los países más injustos e
inequitativos del mundo, por lo que es el tiempo para que busquemos por medio
de nuestras determinaciones favorecer el bien común y respetar los derechos de
los demás.
10.
Sembremos la alegría del perdón
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