sábado, 12 de agosto de 2017

Henry Fiol, el gran cronista de nuestros tiempos

Henry Fiol, el caballero andante del son y de la salsa. Foto: Youtube
Ricardo Rondón Ch.

Hay una portada de un acetato de Henry Fiol que expresa en su composición de color, en su mensaje y en sus sutiles pinceladas, el gran potencial artístico y la profunda sensibilidad del septuagenario salsero neoyorkino (condado de Manhattan), de ancestros puertorriqueños.

La preciosa carátula, que es una obra de arte, tanto por su policromía como por su contenido, corresponde a su título discográfico Fe, esperanza y caridad, pintada al óleo por él, revela un tríptico femenino en un río escandaloso de vegetación y colorido, una de ellas saboreando una jugosa pepa de marañón, mientras su compañera, una agraciada mulata de pañoleta de pepas ajustada a la cabeza, con una vela encendida, celebra una cumbia de atarrayas; y la tercera, con el agua hasta las pantorrillas, acaricia la testa de un crío de brazos.

La pintura es bellísima, y si uno no estuviera enterado por boca de Fiol que es de su autoría, de encontrársela de buenas a primeras en algún escaparate de los rastrillos que abundan en los paseos domingueros de las grandes ciudades -el parisino Montmartre, por ejemplo-, se empecinaría en encontrar la rúbrica borrosa de Paul Gaugin, el máximo exponente del Expresionismo.

Una de sus obras de arte, impresa en la carátula de uno de sus discos emblemáticos: Fe, esperanza y caridad. Foto: deezer.com
Porque en el potencial de sus cualidades artísticas, Henry Fiol, compositor, cantante, flautista, percusionista, director de orquesta, también es pintor. En su edad temprana cursó estudios de Bellas Artes, y a la fecha, en su pródiga trayectoria de 70 años, no ha cesado de templar bastidores para plasmar su creatividad.

Con Fe, esperanza y caridad son muchas las portadas que ha firmado el gran cronista e intérprete salsero, de una veintena que compila su amplia y fecunda producción discográfica, de lo más reciente: Ciudadano del mundo, Salsa subterránea, De cachete y De la mano a la boca, que es una oportuna metáfora sobre el sentimiento que embarga al hombre latinoamericano en sus arduas luchas de supervivencia, en medio de tantas causas perdidas.

Fiol, está claro, se ha revelado, al igual que Rubén Blades, como el fiel cronista de nuestros tiempos. Un retratista en profundidad de duras realidades y conflictos del continente mancillado por la violencia, la pobreza, la falta de oportunidades, y los despropósitos del poder, caso particular Venezuela, de la que se ha manifestado impotente y solidario, pero a la vez optimista de una vuelta de página radical que recobrará la democracia y el renacer de la hermana república.

En cada letra de Henry Fiol hay una reflexión a todo lo anterior. Una piedra de toque que incita a desenmascarar el oprobio, la rendición y la desesperanza. Un llamado de atención para despertar de ese letargo en el que por años hemos vivido inmersos. 

Pero también está la pluma que exalta el goce y la sabrosura que identifica al latino, su espíritu alegre y optimista que supera las vicisitudes y dificultades, y esa disposición tropical para celebrar la vida con el baile, la rumba y la magia carnestoléndica. De ahí los éxitos del llamado Padre del son como: La juma de ayer, Picoteando por ahí, Zúmbale, Ven baila mi son, Si tu cocinas como caminas, La última rumba, Oriente, El guatequete de Ciprián, Ahora me da pena y Mala suerte, de tantas páginas de su rico y variado repertorio.

Henry Fiol, caballero andante del son, la salsa y la rumba cubana, viene a Colombia desde principios de la década de los 80, y de esa época, a la fecha, su presencia siempre será un motivo para disfrutar, corear y bailar sus melodías.

Autorretrato del polifacético artista salsero en otro de sus acetatos de copiosa popularidad. Foto: Pinterest
Maestro, como pocos en su género, usted se ha apropiado de la salsa para pintarnos la realidad en que vivimos. ¿Sigue insistiendo en el arte, en particular la música, como un acto de redención?

“Es que para mí una persona que se precie de artista está en la obligación de transmitir lo que ve y lo que siente. Un juglar, lo ha sido desde los tiempos antiguos, es un vocero de las necesidades y las alegrías de su pueblo. Y eso es lo que he tratado de hacer”.

¿Qué es lo que más lo toca de Latinoamérica?

“El desenfreno del capitalismo brutal, las tiranías, que en vez de hermanar y engrandecer el continente, lo subyuga y lo postra en la miseria y en la desilusión. Mira lo que está pasando en Venezuela por culpa de la ignorancia, la corrupción y la codicia de sus gobernantes: un país tan rico y próspero como lo fue en el pasado, hoy sumido en la violencia, la pobreza y el exilio”.

¿Es por eso que su salsa va de la exaltación a la melancolía?

“Sí, pero pasando por el recuerdo, la memoria, que es el gran libro de nuestras vidas. Porque la existencia no es únicamente gozo, todos los sabemos. Hay más pérdidas y desencanto que alegrías, y este mundo que nos tocó en suerte se debate entre soles y tempestades. Y eso es lo que a mí me gusta contar”.

¿Qué nombre podría adjudicarle a ese tipo de salsa?

“No sé, algunos han dicho que es salsa con sentido crítico y social, pero no me atrevería a darle un nombre específico. Esa tarea que les corresponde a los especialistas”.

Con las congas, las maracas, la flauta, y por su puesto, su voz, el maestro Henry Fiol celebra en tarima sus mejores páginas. Foto: Youtube 
¿Sigue pintando, maestro?

“No como quisiera, porque no tengo un espacio disponible, y también porque la música me demanda moverme de un lado a otro. Vivo con mi esposa en un pequeño apartamento de Nueva York, y como pinto al óleo, la trementina es tóxica y debo ser cauteloso con ella, ya que mi mujer sufre de asma”.

¿Algún día continuará con su cometido de formas y colores?

“Claro, cuando me acerque a la orilla de ese río ineludible que se llama vejez. En ese estado de la vida estaré ya más seguro como pintor que como músico. Total, a la música le he entregado gran parte de mi vida”.

¿Cuál es el color de la salsa?

“Eso es como si me preguntaras por una nota específica del pentagrama. Para pintar, como para realizar una composición, se necesita de muchos elementos. En el caso de la música, de acordes y armonías. Y en la pintura, de la sapiencia y el talento para lograr una composición ideal del color”.

¿Siempre oye salsa?

“No. En lo personal salsa es lo que menos oigo. Lo que más me llama la atención es el Jazz, la música instrumental americana, y la música brasileña. Soy un fiel servidor del rico patrimonio de Joao Gilberto, a quien admiro mucho”.

¿Y quiénes lo inspiraron en el son y en la salsa?

“Yo lo debo mi carrera musical a dos portentosas columnas de la música cubana: la señora Celina González y el recordado Benny More”.

La impronta del compositor e intérprete neoyorkino de ancestros puertorriqueños. Foto: Yotube 

¿Qué cree que ha pasado con la africanidad de la salsa?

“Tuvo sus mejores momentos con orquestas como Fania All Star, Cortijo y su combo, Johnny Pacheco, José Fajardo, Joe Quijano y Ray Barreto, entre otros, quienes tomaron lo mejor del patrimonio musical cubano para inspirar y concretar sus producciones. Esa africanidad de la que tú hablas se ha perdido notablemente en los últimos años”.

¿Cuál cree, de todas sus producciones, que sea el álbum con más carácter social que ha publicado del género salsa?

“No me atrevería a decir que el más, porque en todos mis trabajos he sido incisivo en el tema político y social. Diría que es un disco próximo a la realidad actual, a los problemas antes mencionados, a esa ardua batalla por el poder adquisitivo, y a esa muralla cada vez más desafiante entre ricos y pobres”.

¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza cuando recibe la llamada de un empresario para un concierto en Colombia?

“Creo que es un lugar común decir de muchos artistas extranjeros de distintos géneros, cuando mencionan a Colombia como su segunda casa. A mí me pasa igual: desde la primera vez que vine a Colombia, por allá a principios de la década de los 80, sentí inmediatamente el cariño y el calor humano de este público maravilloso. Siempre he dicho que Colombia es un paraíso, aunque algunos no se lo quieran creer. No he visto otro país donde la gente te reciba y te brinde un trato como si fueras de la familia. Pese a los problemas y las dificultades, la hospitalidad y la generosidad del colombiano no tienen comparación”.

Prográmese con Henry Fiol: 40 años de historia
Martín Fierro: Av. La Esperanza # 48-72
Sábado 12 de agosto
Boletas en Crazy Shots Modelia, Crazy Shots Plaza 80, en las taquillas de Martín Fierro, o a domicilio en los teléfonos: 3002656400 y 3014585988
Palcos: $2.000.000 y $1.000.000.  Platino: $50.000.

Grandes éxitos de Henry Fiol: http://bit.ly/2vZ99RK
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