Villa de Leyva, una sola fiesta de cometas en la plaza mayor de esta municipalidad boyacense, la más grande de Colombia. Foto: Bernardo Toloza |
Ricardo
Rondón Ch.
Cuenta la historia que la cometa, al igual que la
imprenta y la brújula, es un invento de los chinos, pero no de los pelados
comunes y silvestres que por generaciones se las han ingeniado -más en el
pasado que ahora- para hacer bailar un trompo, jugar a las canicas o morderse
un codo para ganar una apuesta.
Este
elevado pasatiempo del papalote artesanal con estructura de madera de guadua, se
remonta a los chinos de milenios, aquellos habitantes de ojos rasgados del otro
lado del mundo, que se reproducen como conejos, y que con nadadito de perro se
están apoderando del planeta.
A los
chinos de la China, entonces, se les
debe este prodigioso invento, que ellos, más que entretenimiento, crearon como
una actividad religiosa y metafísica.
Y tenían
mucha razón en esto -o la tienen-, porque de acuerdo a los expertos, a los cometeros, que son los que fabrican las
cometas; a los cometófilos, que son
los aficionados a este divertimento; o a los cometólogos, que son los deportistas profesionales y de alta
competencia, porque elevar una cometa, aunque pareciera un juego de niños,
requiere de habilidad, experiencia, un excelente estado físico, una
predisposición absoluta con la naturaleza, y si se quiere, una actitud
sicológica, porque de la buena paciencia y de la concentración dependen los
buenos o malos resultados.
Los Quintana, una tradición bogotana de cometófilos, que año tras año compiten en distintas categorías. Foto: Bernardo Toloza |
Quien
escribe esta crónica nunca aprendió a elevar una cometa ni a hacer bailar un
trompo. Fue un caos para todos estos embelecos y trajines de la infancia y de
la adolescencia. Pero se maravillaba como espectador, como observador
permanente de esta lúdica aventura de los vientos, que como todo tipo de retos
y actividades, hay perdedores y ganadores por igual.
El Festival de Vientos y Cometas que este
año llega a su versión 42 en Villa de
Leyva, es un espectáculo espléndido y multicolor donde se integran chicos y
grandes, aficionados y profesionales, gentes de todas las comarcas, familias
enteras que se desplazan de diferentes regiones del país -sobre todo de Bogotá, Santander, Boyacá y Antioquia-
para participar en esta competencia, en cualquiera de las categorías y
modalidades programadas.
Porque
las hay para todos los gustos y todas las edades. Desde la cometa artesanal, la
que cuelgan por estas épocas en tiendas y papelerías; hasta las cometas de alto
rendimiento, como las de triángulo o
las cometas Delta, que pueden llegar
a tener una dimensión entre 7 por 5 metros, con un peso aproximado de 10 kilos,
que se eleva con una cuerda de nylon de 5 milímetros de espesor, para lo cual
se utiliza un carrete de mil metros elaborado en ángulo de madera y freno de
moto, como lo viene haciendo por tradición la familia Quintana de Bogotá, que
desde hace 42 años viene participando en la justa cometera de este paraíso
empedrado (esta Cartagena de tierra fría), donde cada año se llevan mínimo un
trofeo.
Es cuando el cielo de Villa de Leyva se transforma en un espectáculo bello y multicolor. Foto: Bernardo Toloza |
Héctor López, el líder de la dinastía Quintana, es un cometólogo con toda una vida de experiencia. Su gigantesca cometa,
fabricada con tela vendaval y una estructura de tubo de aluminio, llevará este
año el color blanco en su totalidad, como un tributo a la paz que tanto
anhelamos los colombianos. Ya no es raro verlo arrasar con galardones en
diferentes categorías, como también es costumbre su participación internacional
en concursos como Van’Azul y Molié, en los Pirineos, en Francia.
Los Quintana, cuya familia integran más de 70 miembros, reservan hospedaje en Villa de Leyva con dos meses de
anticipación. Y, desde el último de la parvada, hasta el abuelo, que frisa los 80, practican el vuelo de la cometa
como si se tratara de una religión.
El
cuadro costumbrista para estas fechas, merece
ser registrado: mientras los hombres se ufanan de sus virtudes y proezas en el
empedrado de la Plaza Mayor, las mujeres se debaten en el tejido de las cometas
y están pendientes del mínimo detalle para salir avantes en la competencia.
Es como
una logia y aunque el premio no se traduce en una recompensa económica sino en
un trofeo o en una placa, los Quintana están
convencidos de que "la gran satisfacción es que la gente aprecie nuestro
trabajo y se diviertan con este espectáculo que se controla con la mente, el músculo
y el corazón".
Vientos de agosto, propicios para dar rienda suelta con esa dama coqueta de las alturas. Foto: Bernardo Toloza |
Y es que
Héctor López, el cacique de los Quintana, se toma bien a pecho su hobby. Hay que verlo orgulloso en la mitad de la plaza, con su
equipo, con su copiloto de bregas, posando para los reporteros y compartiendo
cátedra con propios y extraños sobre el complejo arte de dirigir desde tierra
firme a esa dama coqueta de las alturas.
Para estos
avatares están lo suficientemente preparados, empezando por los guantes industriales, ya que la fuerza de
tensión es poderosa, y la fricción del nylon podría cortarles las manos si no
se protegen. Es que para elevar una cometa de alto rendimiento se necesitan
mínimo ocho personas, lo que se traduce, como dijimos antes, en un trabajo
sincronizado de equipo, donde cada uno cumple una función específica.
Como
sincronizado también es el vuelo de una cometa que se controla con dos cuerdas,
y que de acuerdo con la habilidad de su cometólogo
puede hacerla bailar a ritmo de salsa
y vallenato, reguetón, o de la más arrebatada champeta. Ahí es cuando se
subraya: ¡Cójale el paso a la cometa!
"Es
que esto, más que un deporte, es una ciencia -aclara Héctor López-. Ciencia, porque hay que ponerle los cincos sentidos
a su diseño, que exige conocimientos de física, de geometría, de cálculo. Y a
la vez una filosofía, porque al elevar
una cometa nos reencontramos con nosotros mismos, dejamos en el aire las malas
energías y los malos pensamientos, y renovamos vientos. Es como un cambio de
piel".
Un síntoma de sensualidad ver una chica concentrada en el arte de elevar una cometa. Foto: Bernardo Toloza |
Existe
una nutrida variedad que los expertos han clasificado para esta actividad: la
cometa artesanal, la cometa comercial, la cometa delta, la cometa
tridimensional, la cometa de arte y de espectáculo, la cometa acrobática, la de
vuelo lejano y de altura; la cometa gigante, también conocida como prueba reina, la cometa miniatura; la de
trenes, la inflable, la de alto rendimiento, y la cometa nocturna, célebre
cuando cierra la tarde, porque es la indestronable reina de la noche en el fascinante
espectáculo de luces.
Uno de tantos
que en el año nutre la programación artística, cultural y científica de Villa de Leyva, que hace 63 años fue
declarado Monumento Nacional, paraje
inspirador de tranquilidad y recogimiento, y gran referente de la Independencia
Nacional.
Prográmese
42 del Festival de Vientos y Cometas (19,20 y 21 de
agosto)
Villa de Leyva está ubicada a 183 kilómetros de la capital de la
República, y el tiempo promedio de recorrido en automóvil es de tres horas y
treinta minutos.
Desplazamiento:
Bogotá-Tunja- Villa de Leyva. Se
sale de Bogotá por la autopista norte
y se toma la carretera rumbo a Tunja.
En esta ciudad se toma la vía que comunica con Chiquinquirá y antes de Sáchica
(justo después del peaje) se desvía para Villa
de Leyva. Tiempo estimado de viaje: 3:00 horas y 25 minutos. Por la doble
calzada se va muy bien hasta Tunja.
Si la idea es ir en transporte público, puede tomar la flota que va hasta
Tunja en el terminal de buses de Ciudad Salitre o en el nuevo de la autopista norte. De Tunja salen colectivos hasta las 8:00 p.m. con rumbo a Villa de Leyva y son sólo 45 minutos.
También puede elegir los buses directos que ofrece la empresa Libertadores desde Bogotá, que salen a las 5:30 a.m. y 3:30 p.m.
Gentes de todas las edades se congregan en el empedrado de la plaza de Villa de Leyva para compartir el vuelo de las cometas. Foto: Bernarzo Toloza |
El
emblemático evento que reúne a aficionados (cometofilos),
fabricantes (cometeros), profesionales (cometologos) y turistas provenientes de
otras regiones y países,
convoca alrededor de 60.000 visitantes y cuenta con diversidad de categorías
y espectáculos.
El acto de apertura del festival se realizará sobre el mediodía del sábado 19 de agosto. Posterior a este
se dará inicio al show de cometa publicitaria, seguido del concurso de cometa
de alto rendimiento. Luego se realizará la exhibición de cometas inflables
gigantes y acrobáticas.
Finalizados todos los espectáculos y concursos de cometas, tendrá lugar
la presentación artística de la Corporación
Ballet Óscar Nieto, de la solista Thalia
Marily, y la del Grupo Maíz Keéj
y su orquesta Manigua Colombia.
El domingo 20, los concursos y
exhibiciones de cometas estarán acompañados por la presentación del Grupo Jam Camaleón, el Son de Sophia y Juan Palau.
Este
año, se mantienen las tradicionales competencias: infantil, adultos, alto
rendimiento,
acrobática, vuelo nocturno, miniatura, gran formato, tridimensional e
inflable,
entre otras.
La cometa, una tradición de milenios, originaria de la cultura China. Foto: Bernardo Toloza |
Sin
embargo, también se presentarán otras novedades imperdibles:
*Show de cometas acrobáticas. Un
espectáculo donde las cometas al
ritmo de
la música realizarán una coreografía aérea.
* Entre la tierra y el cielo. La
actividad se realiza con cometas de fuerza, las
cuales
generan una serie de movimientos de exhibición, gracias a los recorridos de los
buggies en tierra.
* Mensajes en el cielo. Los asistentes
podrán participar en esta actividad que se convertirá en cómplice de emociones
o bromas. En puntos especializados se elegirá el mensaje que se quiera
compartir y este se elevará mediante cometas aerodinámicas.
El festival
se desarrolla en la Plaza Mayor de Villa de Leyva, considerada el
cometódromo por excelencia de Colombia,
con sus 14.000 metros cuadrados, sin
cables de energía, edificios o árboles que impidan el ascenso de las cometas.
Recomendaciones para asistir
Si va en automóvil particular, apóyese en la ruta que indica el mapa. Ilustración: envilladeleyva.com |
*Viaje
el viernes por la noche o el sábado muy temprano para que pueda disfrutar de
todas las competencias y espectáculos.
*Recuerde
que va a estar tres días al aire libre, tanto el sol como el viento queman; de manera
que un bloqueador de alta protección hará su estadía más confiable.
*Las
gafas son primordiales para protegerte tanto de los rayos UV como del exceso de
luz, ya que todas las actividades son al aire libre. Si usa lentes de fórmula,
mejor que sean lentes Transitions que
se adaptarán para que pueda disfrutar las actividades en tierra y aire sin
molestos cambios o pérdida de visibilidad por la luz del sol.
*Pese al
sol, el viento es fuerte, así que recuerde estar bien abrigado, o a tono con la
indumentaria boyacense: una ruana.
*Y listo
y con la mejor energía para disfrutar, tomar las mejores fotos para sus redes y
vivir lo mejor de la luz, los vientos y las cometas.
Sobre el Festival de Vientos y Cometas de Villa de Leyva
En Colombia, la fiebre y cuna de las
cometas nace en Villa de Leyva el 7 de agosto de 1975, en un concurso
realizado por Pepita Gómez de Camacho,
en ese entonces Directora de Turismo.
En 1980 los participantes empezaron a llevar
modelos novedosos provenientes de Europa,
Estados Unidos y China (país al que se le atribuye el
invento de la cometa).
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