Próximo a cumplir 77 años, y luego de 55 de una exitosa carrera músical, falleció en Medellín Gustavo 'El Loko' Quintero. Foto: Youtube |
Ricardo
Rondón Ch.
En los tiempos en que la gente era decente hasta para
bailar, y las navidades de barrio se compartían no sólo al calor del hogar sino
de la vecindad: cuadras cerradas con automóviles, equipos de sonido en el andén,
postre de tres leches, natilla, buñuelos, la infaltable copa de vino Cinzano y las galletas Caravana que pasaban de boca en boca entre vejetes y
mucharejos, la melodía de Gustavo ‘El
Loco’ Quintero era por excelencia la banda sonora de las festividades
decembrinas en todos los estratos.
Quién, por estas fechas de desbarajuste emocional
colectivo, "diciembre con su alegría, mes de parranda y animación",
no ha azotado baldosa con clásicos del llamado chucuchuco navideño como: 'La
maestranza', 'Promesas de cumbiambera', 'Don Goyo', 'Fantasía nocturna', 'Ojos
gachos', 'Al compás de las polleras', 'La banda del vecino', 'Carita de ángel',
'La danza de la chiva', 'La pelea del siglo', 'Alumbra luna', 'El paganini',
'Las gotereras', 'La ballena de Jonás' y 'El aguardientosky', entre más de dos mil canciones impresas en
ciento tres producciones discográficas que resumen la vida y obra de 'El Loko' -así con K, como él ordenaba
que se le escribiera-, rey indestronable de este género en las celebraciones de
fin de año.
En la madrugada de este domingo 18 de diciembre de
2016, Gustavo de Jesús Quintero Morales
(Rionegro, Antioquia, 23 de diciembre de 1939) falleció a la edad de 76 años,
55 de ellos dedicados a la música parrandera, aquejado por severos quebrantos
de salud.
Ante los micrófonos de 'Mi banda sonora', de 'A vivir que son dos días', recordada entrevista con Adriana Giraldo. Foto: Caracol Radio. |
Cuatro días atrás, el artista había sido llevado de urgencias
a la Clínica Las Américas de la
capital antioqueña, por un fuerte dolor en la región abdominal que él remitió a
una hernia, pero el diagnóstico de los facultativos fue demoledor: Quintero padecía un tortuoso y avanzado
mal innombrable en el estómago, que se lo llevó en cuatro días.
El sacerdote Italiano Andrés Rossi, párroco de la Iglesia de Buenos Aires, del barrio de
Medellín que lo vio crecer, fue quien descubrió su talento de cantante cuando Gustavo oficiaba de monaguillo y hacía
parte del coro.
Años más tarde abandonó su carrera de Economía para
dedicarse de lleno a la música, primero con Los Teen Agers, el Combo Los
Gatos, Los Hispanos, donde fue
reemplazado por Rodolfo Aicardi para
crear Los Graduados, y con ellos,
hasta el pasado 10 de diciembre, que fue su última presentación en el complejo de eventos La Macarena, de Medellín.
Lo del ‘Loko’ fue
un remoquete que le impuso el recordado locutor y presentador Otto Greiffenstein por sus
excentricidades en tarima, sus tics, sus gestos, el desparpajo para animar a la
concurrencia, y su sorprendente capacidad de improvisación con rimas, trabalenguas,
dichos y diretes de la motañerada paisa, influenciado por quien él consideró su
maestro y modelo a seguir: el trovador, músico y compositor sin rival Gildardo Montoya.
En su estudio de Medellín, donde botó corriente de la buena hasta el final de sus días. Foto: Archivo particular |
De Gustavo ‘El
Loko’ Quintero se dice que grabó alrededor de mil temas en más de cien
producciones discográficas, la mayoría con el sello Codiscos, como el de la serie Platino Grandes éxitos, para la celebración de medio siglo de una
copiosa e ininterrumpida carrera musical.
Quintero
estuvo casado durante 37 años con la abogada antioqueña Consuelo Ruiz, madre de sus tres hijos: Javier Gustavo, Piloto; Melissa,
estudiante de Medicina; y Jonathan,
firme promesa del fútbol. ‘La doctora Conchi’,
como él le decía con cariño, también se encargaba de sus contrataciones, y
según él, como era habitual con sus gracejos, “estaba en mora de recibir la Cruz de Boyacá por su tesis laureada de
amor, paciencia y tolerancia para con un hombre con la cabeza desincronizada”.
Con su partida definitiva, Gustavo Quintero se erige como una leyenda de la música tropical en
Colombia, revolucionario, perseverante y de una energía contagiosa en escenarios
del mundo (Holanda, España, Canadá, Alaska), motivo de sendos reconocimientos,
como el que recibió en Nueva York de manos del gran Tito Puente, o uno de los más significativos para él, el que le
confirió la Organización de Estados
Americanos (OEA), como líder de la Orquesta más original y tradicional de
Colombia.
Al ‘Loko’ Quintero
tuve la oportunidad de entrevistarlo varias veces, sobre todo para esta época
de luces decembrinas, con la estimulante convicción de que su melodía, como el
vino o el vermut Cinzano y las
galletas Caravana, no podían faltar
en el entorno navideño, del más humilde, al más encopetado.
Por gestos como el de la gráfica, el locutor y presentador Otto Greinffenstein lo bautizó con el apelativo de 'El Loko'. Foto: La Pluma & La Herida |
Como un homenaje a su memoria, reproduzco esta entrevista
publicada en 2011, con motivo del lanzamiento de sus Grandes Éxitos, y la celebración de sus 50 años de vida artística.
¿Sí
es cierto Gustavito que donde hoy queda el aeropuerto ‘José María Córdova’, en
Rionegro, era hace más de 50 años la finca de tu papá?
“Sí, es cierto: era una finca agrícola en donde se cultivaba
papa y maíz, pero también había vacas lecheras. Allí nos criamos trece hijos de
don Eleuterio Quintero y de doña Ana Julia Morales”.
Menos
mal que no te dio por ser piloto...
“¡Ay!, hermano, no estaría contando el cuento, porque si
no he aprendido a manejarme yo a la edad que tengo, cómo fuera con un aparato
de esos. Aunque me gusta volar seguido, y mejor si es gratis”.
¿En
qué momento te empezó a ti la loquera?
“Como dormíamos hasta cinco en una sola cama, a mí me
dejaban en la orilla y cada ratico me mandaban pa’l suelo. De modo que con
tanto golpe en la motola se me fue corriendo el caspero”.
¿Diste
mucha guerra en el colegio?
“Todas las que quieras. Era muy peleador, me daban en la
‘jeta’ casi todos los días, y en las huelgas tiraba piedra”.
En tarima, Gustavo Quintero se consolidó como el indiscutible rey de la parranda navideña. Foto: Archivo particular |
Pero
como estudiante, ¿qué tal?
“‘Regulímbis’. A mí las únicas clases que me gustaban
eran: música y dibujo. De resto yo no sé cómo pasé el bachillerato”.
¿Estudiaste
con curas?
“Bendito sea mi Dios, no; aunque en la iglesia
participaba en los coros, porque todos tenían que ver con mi voz. Es que aunque
parezca curioso, yo empecé con el canto lírico. Cuando venían las compañías de
zarzuela de España me invitaban para hacer parte de ellas en el ya desaparecido
Teatro Junín”.
¿Hiciste
estudios universitarios?
“Cursé algunos semestres de Economía, pero terminé
comprándome un marranito de barro para echar las monedas, porque lo mío era el
canto”.
¿En
qué momento te picó el bichito de la música bailable?
“En los barrios Boston y Buenos Aires se fue formando la
fiesta de la manera más improvisada. Imagínate que los instrumentos eran tarros
de galletas Noel, una dulzaina con la que me gané un premio en el Instituto de
Bellas Artes, y la voz: es que yo abría la boca por la mañana y despertaba a
todo el barrio”.
Su mirada de manicomio se hizo célebre a lo largo de su rutilante carrera musical. Foto: Canal Caracol |
Y
como artista profesional, ¿cómo fue tu debut?
“Aníbal Ángel, pianista de La Ceja (Antioquia), tenía un
acordeón de teclado, y él tocaba en un gril detrás del hotel Nutibara. Una
noche me invitó a cantar con Hernán Cuervo (en las congas), y yo con la
pandereta. Ese negocio se llenó, fue la sensación y con ellos me quedé mucho
tiempo. Así nacieron Los ‘Teen Agers’”.
¿Cuál
fue el primer éxito?
“Del mismo Aníbal Ángel, ‘El Gordo’, inspirado en un
gordo, hijo de un periodista, Jaime Jaramillo, del diario La Patria, de
Manizales. Corría el año de 1961”.
¿Qué
sello lo grabó?
“El sello Zeida, que funcionaba en el tercer piso del
Edificio Roca, Junín con Ayacucho. Era un disco de 78 revoluciones donde además
de ‘El Gordo’, estaba ‘Laura y Tommy’, ‘El Casamiento’, ‘La Gallinita
Josefina’, ‘Color de Arena’ y ‘El Twist del esqueleto’, entre otros”.
¿Cuántos
discos grabaste con los ‘Teen Agers’?
“Por ahí unos siete”.
¿Y
quién fue el cerebro de meterle ‘chucuchuco’ al rock and roll? ¿O viceversa?
“Francisco ‘Pacho’ Zapata y Aníbal Ángel, quienes dieron
en el clavo con ese ritmo que pegó en todo el país. Y, en lo que llaman salsa, fuimos lo pioneros antes del mismo Fruko, como sucedió con ‘El Paso de
Encarnación’, original de la Orquesta Aragón, de Cuba, muy famosa la versión de
Larry Harlow, y la mía, la de ‘El Loko’ Quintero, con el sello Musart de
México”.
'El Loko' Quintero, tan navideño como el vino Cinzano y las galletas Caravana. Su música seguirá prendiendo las celebraciones decembrinas. Foto: Archivo particular |
¿Por
qué no continuaste con la salsa?
“Porque la idea era vestir la música colombiana de muchos
colores: del porro, la cumbia, el currulao; por supuesto la salsa, el merecumbé
y hasta el joropo. Pero ahí no para la cosa. De todo esto ha grabado ‘El Loko’
en idiomas como hebreo, italiano e inglés”.
¿Cómo
nació ‘Don Goyo’?
“Eso es de doña Graciela Arango de Tobón, que era de la
barra de Helenita Vargas, de Gladys Iragorri y Carmenza Duque, con quienes ‘El
Loko’ salía a los hospitales a realizar brigadas de salud con los niños”.
Eran
las famosas fiestas de clubes, ¿verdad Gustavo?
“Sí, muy famosas, como las del Club San Fernando y el
Club Colombia, en Cali; el Club Unión y el Club Campestre, de Medellín; el Club
los Lagartos y el Club Militar, de Bogotá; y esas fiestas inolvidables del
Hotel El Prado y el Club Naval de Barranquilla”.
¿De
qué botella viene ‘El aguardientosky’?
“De la de Gildardo Montoya, el montañero más sabio que ha
parido Antioquia, y de quien son innumerables éxitos como: ‘Las Gotereras’, ‘El
Paganini’, ‘La Pelea del Siglo’ y ‘La Ballena de Jonás’, entre muchas, que si
no las canto en una fiesta, no pagan el contrato”.
¿A
cómo cobraste tu primer baile?
“Yo con la plata no me he metido, porque termino
metiéndome en la grande. La berraca pa’negociar es mi mujer, que es la que me
maneja a mí, porque como soy ‘Loko’, pues soy bien complicado. Es que eso es lo
que yo me pregunto: ¿Qué hubiera sido de mí sin mi Consuelo?”.
Dos grandes referentes de la música tropical en Colombia. Algo similar a un clásico del Nacional y el Medellín. Foto: Archivo particular |
Más
bien, Gustavo, quién más que ella para aguantarte a ti…
“Yo pienso que el mejor homenaje que me ha hecho la vida
es mi amada esposa, quien me ha dado tres hijos que son mis bendiciones”.
¿De
dónde sacas tanta energía para seguir dando lora después de 52 años de carrera?
“Miel de abeja, cáscaras de mandarina revueltas con ajo,
dormir muy bien y cero vicios, porque ese es el peor enemigo del hombre”.
¿Cuánto
hace que no te tomas un ‘aguardientosky’?
“Hace 29 años, cuando empecé a ver doble sin estar
borracho. Ahí me asusté y arrojé la botella al río San Jorge”.
¿Cómo
recuerdas las fiestas de pobres de época?
“Como las mejores, no hay otras que se les compare,
porque nunca falta comida, trago, bochinche y hembras. Y hasta los perros se
emborrachan. Yo tenía uno que no pedía permiso para orinarse en la sala, detrás
del equipo de sonido”.
Fuera
de tu música, ¿qué otra escuchas?
“Beethoven, Bach, Vivaldi, todo eso me hace ver
angelitos, y la sintonizo en la emisora de la Universidad Pontificia
Bolivariana”.
Rodeado de sus éxitos musicales, perdurables en la memoria de los seguidores generacionales de la melodía parrandera. Foto: Archivo particular |
Y
cuando no tienes toques, ¿qué haces?
“Hago oficio, barro, plancho, hago de comer, y si estoy
muy aburrido, me pongo a leer el directorio telefónico”.
¿Pesan
52 años de carrera artística?
“A mí no, aunque me duele y lloro mucho por las
injusticias del mundo”.
¿Qué
te dice el médico cuando lo visitas?
“El médico Miguel Ángel Ceballos va a mi casa pero a
jugar ajedrez, y termina aburriéndose porque no lo dejo hablar”.
¿Y
dormido también hablas?
“Sí, pero me cuido mucho, uno no sabe, la lengua es
traicionera”.
¿Qué
te falta por hacer en la vida?
“Yo creo que el país está en deuda conmigo. Cómo te
parece que ni Sayco me llamó para felicitarme cuando celebré mis
primeros 50 años de carrera”.
¿Con
qué no te haces ‘El Loko’?
“Con Dios, con mis hijos y con mi mujer. De resto el
manicomio sigue intacto, porque como dijo el poeta: ‘aquí venimos a reír con
llanto y también a llorar a carcajadas’”.
¿Qué
acostumbras hacer un 24 de diciembre?
Codiscos, Éxitos de Gustavo Quintero: http://bit.ly/2h0Vm68
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