El culebrón del exdefensor del pueblo y la exreina Astrid Helena Cristancho, apenas comienza. Foto: semana.com |
Ricardo
Rondón Ch.
Se
ven las piernas de un hombre desnudo, la mano izquierda empuñando el pene,
mientras se toma la selfi con la derecha. (Daniel Coronell en su columna de la revista Semana)
Y al fondo una hamaca de Morroa, una hamaca más grande
que el cerro e’Maco, como reza el sabroso paseo del maestro Adolfo Pacheco, guindada en la sala de
estar de un confortable apartamento de los cerros orientales de Bogotá, habitáculo en solitario del
doctor Jorge Armando Otálora,
exmagistrado de la Corte Constitucional,
exdefensor del pueblo, exnovio de la
exreina de Cundinamarca (2005) Astrid Helena Cristancho, a su vez, exsecretaria
privada del funcionario señalado de acoso laboral y sexual.
Si el prefijo ex
fuera una tabla de salvación, la humanidad estaría eximida de culpabilidades,
derrotas y fracasos, pero en este país hipócrita y pacato, donde la palabra ética está
borrada del diccionario, el ex, en
lo que atañe al plano sentimental, es una carga imperecedera de la que muy
pocos se pueden librar, menos cuando se trata de un personaje público o una desgastada
figurilla de la farándula.
El pecado sí fue enamorarse, como aseguró vox populi el doctor Otálora en el maremágnum de su lío jurídico y de su tormentoso
despecho, ignorando que los ricos, los poderosos y las bellas no se enamoran. Que ellos y ellas, solo se convienen. Que
el amor solo es un premio de consolación que Dios,
en su infinita piedad, otorgó a los pobres, feos, escuálidos y
menesterosos. Un contentillo acompañado de boleros en su almíbar, versitos
cursis y flores de plástico.
Al fondo la hamaca grande, "más grande que el cerro e'Maco. Foto: semana.com |
Usted
abusó/. Sacó provecho de mí/, abusó/. Sacó partido de mí/, abusó/. De mi cariño,
usted abusó.
De ser cierta la versión del doctor Otálora, de que no hubo tal acoso sexual contra su Dulcinea cundinamarquesa, porque a su
decir con ella sostuvo una relación sentimental admitida de año y medio con
testigos y apostillas, él soltero, ella sin compromisos, entonces el culebrón
del exmagistrado, que hubiera deseado Corín Tellado, correría por cuenta de la maledicencia nacional, que en este país
hierve como la chicha aferrada de Firavitoba
e intermedias.
Aún se sienten las réplicas de los puyazos atronadores de Darío Arizmendi y Horacio Serpa pidiendo a voz en cuello
y puño cerrado la renuncia de Otálora.
¡Arizmendi y Serpa! peleándose a
colmillo limpio la bandera hecha jirones y harapos de la conciencia moral del país. ¡¿Qué
manicomio es este?!
Retomando el novelón protagonizado por Jorge Armando y Astrid Helena
(patrocinado por arroz Roa, “el
arroz de las señoras”), el libreto a seguir sería la ‘traga’ maluca de un precolombino de Corte “con una hoja
de vida intachable” que quedó prendado por el rostro angelical de su asistente, el cabello
de Rapunzel, los ojitos dormilones
de la niña de “la mochila azul”, y sus 'peligrosas curvas', difíciles de superar hasta para
un tractomulero, como las de la carretera que de Fusagasugá conduce a Girardot,
en el tramo de la ‘Nariz del diablo’.
Y de esos dramonones lacrimógenos el país telenovelero
siempre espera más, con análisis y profundas disertaciones de ‘La Negra Candela’, Omar Rincón, y la sexóloga Esther Ballack.
Sólo un feíto ilustrado -que está en todo su derecho
constitucional- como el doctor Otálora
se le mide a tamaña empresa, la de ‘tragarse’ hasta las cachas (como decía ‘Don Chinche’) de una reina sin medir
consecuencias. ¡Con lo caro que sale sostener los caprichos espirituales y
mundanos de una coronada! No aguanta sueldo de congresista. A no ser que, con tan
desmesurado salario, tengas las hechuras apolíneas de un Manolo Cardona. O, en su defecto, un traqueto panzón con full bocelería entre pecho y espalda, dispuesto a encender el foforro carnesnestoléndico con el combustible de sus preferencias: reinas, actrices, modelos y muchachos.
Queda claro que la versión masculina y actualizada de ‘Betty la fea’ no había gozado aún de
las tórridas experiencias del enamoramiento, que a corto plazo se le convirtieron
en una obsesión hasta tocar fondo, como para enviarle a la exreina y modelo de jeans levanta colas una selfie de sus partes
pudendas.
Las 'peligrosas curvas' que al exdefensor del pueblo hicieron perder la cabeza. Foto: contactobásico.com |
-Perdóneme su educación don Jorge Armando, ¿quién se creyó en ese instante lúbrico, con el asta empuñada cual lancero en el Pantano de Vargas? ¿Acaso Nacho Vidal en ‘Follando con todas’, una de las más agresivas películas del porno star chapetón?
-¿Qué veo en esta otra foto…? ¿Unos amarillentos boxers Calvin Klein? ¿O es una pantaloneta del
Atlético Bucaramanga? La verdad no me
permite ver bien el difuminado de censura de Semana.com
Debajo de la gráfica, el subrayado de Coronell en su explosiva columna: se ven las piernas de un hombre desnudo, la
mano izquierda empuñando el pene, mientras se toma la selfie con la derecha.
Apenas echar a rodar la carreta de un guion porno. Sólo faltó: que tu mano izquierda no
sepa lo que hace la derecha…
Y yo que antes de ver estas fotos vivía acomplejado de
mis flacuchentas extremidades. ¡Las suyas, exdefensor
indefenso!, merecen la misma compasión mundial que las de las víctimas de la
hambruna y la desnutrición del Cuerno Africano.
Hablando de ‘cuernos’. No sería por ese incómodo adorno que quizás le puso en la frente Astrid Helena que usted no pudo controlar su ira de Aguirre, perdió los estribos y ¿pasó lo que pasó?: cerco a la presa, acorralada en su centro de operaciones, con una cámara fisgona encima de ella, memorandos a mañana y tarde, ¿incisivo plan de aburrimiento hasta obligarla a pasar la carta de renuncia irrevocable, con queja postrera al teléfono rojo del implacable Daniel Coronell?
El desquite de un jefe herido en su honor de macho, peor
sin haber cancelado aún el crédito de zarcillos, collares, pulseras y relojes
en Sterling Joyeros. Las tarjetas de
crédito literalmente masacradas. ¡Eso debe doler como un verraco!
Otálora, en un solaz de su hamaca, en la terraza de su confortable apartamento, en los cerros nororientales de Bogotá Foto: semana.com |
-¿Va a seguir peinándose con aguapanela y de medio lado? Un
cambio de look le sentaría de
maravilla.
¿Ya le metió candela a las fotos y a las revistas faranduleras
donde aparece ella con la misma sonrisita de loro feliz que le hacía a usted
cuando llegaba fragante de mañana a su oficina? Por sanidad mental, hay que
empezar por eso.
¡Nada de trago!, doctor
Otálora. ¡Ni por el chiras! Con el amargo que está pasando, es suficiente.
Menos, melodía cantinera. Ni de riesgos Darío
Gómez, Charrito Negro, Luis Alberto Posada y Galy Galiano. Eso es como echarle sal a la carne viva. ¿Y con
aguardiente?, tiquete directo al Salto
del Tequendama. Más bien le recomiendo Charles
Aznavour. Es más llevadero y con una tisana de tilo y toronjil, ayuda a
conciliar el sueño.
Cancele cuentas de Facebook,
Twetter, Instagram, y todas las que tenga. Pero primero que todo, vacié del
i-phone documentos, fotografías,
claves secretas, o cualquier indicio que lo pueda comprometer con la
investigación en marcha.
Sincérese, no se engañe: ¿Tiene más fotos suyas empeloto? O de ella, ¿empelota? Estas últimas podrían ser un poderoso argumento para su
defensa. O para el bolsillo. Los chismosos de La Red las pagan a millón de pesos.
-A propósito, ¿quién lo va a defender?, o ¿quién lo está
defendiendo?, ¿acaso Pretelt?
Sólo usted, y nadie más que usted sabe si está libre de
toda culpa, pero no está de más que se encomiende a sus santos de devoción, Juan
Manuel incluido, que en estas fechas de protocolos de paz y reconciliación
está como un arequipe, concediendo a diestra y siniestra favores y bendiciones
con subsidios básicos de $1.800.000
para todos aquellos quienes por décadas se portaron mal y están dispuestos a
reintegrarse a la suciedad, disculpe, a la sociedad. Todos por un mismo país..
Tranquilo exdefensor,
no se me achicopale. Cualquiera en sus cinco sentidos perdería la cabeza por un
bombón como Astrid Helena. La perdió
el Chapo Guzmán por Kate del Castillo. Ese sí que debe
tener un guayabo bien chingón. Lo suyo, en este país de cornudos, torcidos y cabrones al
por mayor, es pan del día.
Para finiquitar, doctor
Otálora -como dicen ustedes los magistrados-, así esté vacante, vuélvase a
poner la palomita plateada en la
solapa, que de repente lo llaman de Señal
Colombia para que ocupe la plaza de Defensor
del televidente, quien quita… En Colombia
estamos. Y el pueblo, que todo lo digiere, terminará aceptándolo.
La verdad detrás de los escándalos sexuales de la Defensoría del Pueblo (Periodismo sin Fronteras): http://bit.ly/1PJPNhz
Columna de Daniel Coronell en Semana, que desató el escándalo del Defensor del Pueblo: http://bit.ly/1SEPkUo
La verdad detrás de los escándalos sexuales de la Defensoría del Pueblo (Periodismo sin Fronteras): http://bit.ly/1PJPNhz
Columna de Daniel Coronell en Semana, que desató el escándalo del Defensor del Pueblo: http://bit.ly/1SEPkUo
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