Santiago Rivas, el hombre de Los Puros Criollos, se echó al bolsillo su tercera India Catalina como Mejor Presentador de Entretenimiento. Foto: Señal Colombia |
Ricardo Rondón Ch.
En la
reciente gala de los Premios India
Catalina -en su 31° edición-, fue evidente que el aplauso unánime y la
mayoría de galardones, once de doce
nominaciones, se los llevó la televisión pública. Señal Colombia fue la gran
homenajeada de la noche en diferentes categorías.
Una de las
más celebradas, el programa Los Puros
Criollos, que recibió dos estatuillas: Mejor
Programa de Entretenimiento (dirigido por Néstor Oliveros), y por tercera vez consecutiva, Mejor Presentador de Entretenimiento,
en el genio y la originalidad de Santiago
Rivas, un profesional que ha sabido, con tacto, olfato y criterio, tomarle
el pulso al país en sus hondas raíces y en el mapeo ‘puro’ y llano de su idiosincrasia,
para presentarnos como pueblo y como ciudadanos, tal y como somos, sin
cosméticas ni fotoshop.
Bogotano,
del hoy desamparado e inseguro barrio Teusaquillo (otrora sector privilegiado
de la capital), egresado de Bellas Artes
de la Universidad Nacional,
orgulloso hincha del Santa Fe;
asiduo contertulio del septuagenario Café
San Moritz; singular gourmet de la comida criolla que él ante cámaras, con
apetito pantagruélico nos presenta; adicto al café y a las mujeres con
carácter, líderes y autosuficientes; y una estampa de abad capuchino que le
confiere un aura de solemnidad y recogimiento, Rivas se ha puesto en los zapatos de esa gente de a pie que une
esfuerzos y sacrificios para hacer posible sus sueños y contribuir a hacer
patria con honestidad y trabajo (dos palabras en desuso en los suntuosos
salones de gobelinos de las altas cortes).
El atractivo
del segmento que Rivas presenta, no tiene
una fórmula mágica ni un engranaje plus de pre y posproducción. El secreto es
muy simple y se remite a la autenticidad en su lenguaje y contenido; el toque
de humor y picardía que le imprime; y ese gusto personal que le transmite al
televidente, como si se tratara de compartir a manteles un puchero bogotano, un
piquete de Cáqueza, una longaniza de
Sutamarchán o un gallina a la brasa de
Ventaquemada. Como diría Cantinflas: “Ahí está el detalle”.
De Los Puros Criollos, nadie como Santiago Rivas. Le picamos su lengua en
salsa.
Ha hecho de todo. Se ha gozado el país
de cabo a rabo y nos lo ha contado al dedillo. ¿Qué temas están esperando
turno?
“Estamos en
deuda con la Cumbia, la indiscutible
soberana del folclore, y más ahora que se están celebrando cien años del
natalicio de su máximo cultor: el maestro
José Barros. También tenemos proyectado esculcar al fondo de esa burocracia
que nos consume todos los días. Hay muchos temas y perfiles haciendo fila, pero
de a poquito”.
¿Qué le sobra y qué le falta a la
televisión pública?
“Le sobra
talento y propuestas. Le faltaría plata y arriesgarse más. Apostarle al humor,
a la controversia, al debate. Hay que desenmascarar esos estereotipos y
convencionalismo que han hecho, por años, una televisión acartonada y aburrida”.
¿Qué asuntos de la vida se toma bien
en serio?
“Mi familia
y el trabajo, por supuesto. La responsabilidad, la disciplina, la verdad y el
criterio para mostrarnos como una alternativa de entretenimiento ante el
público”.
¿Qué tan puro es usted?
“Nada de
puro, descreo de la pureza”.
Vuelta a Colombia en pos del reportaje en pepa del país inédito. Foto: Señal Colombia |
¿Y qué tan criollo?
“Todo lo
criollo que se puede ser. De hecho, no hay nada criollo que sea puro”.
¿De folclórico que tiene?
“Una
marcadísima afición por la música colombiana, sobre todo por la tradicional. Mi
contacto con el folclore está con la música y con la comida”.
¿Qué le sobra y que le falta a la
bandeja paisa?
“Creo que no
le sobra nada, pero le falta tiempo para digerirla. Porque si uno se almuerza
una bandeja paisa y no sale a colonizar el Viejo
Caldas, pues estaría desperdiciando todas esas calorías”.
¿Cuál es el tamal que más recomienda?
“De los que
he probado, el santandereano, el famoso de Pamplona,
que hacen con maíz blanco, y el tolimense, por supuesto”.
¿Cuál es la empanada más rara que se
ha comido?
“Fue por
error: a una empanada de carne resulté echándole arequipe, creyendo que era una
especie de salsa rosada con BBQ, pero no me arrepiento, porque me supo
buenísimo”.
¿Usted es de los ‘trapudos’ de la
‘Nacho’ (Universidad Nacional) que se suben los viernes al Chorro de Quevedo a
‘jartar’ chicha con ‘pola’ y aguardiente?
“No, pero
cada vez que subo a La Candelaria,
aprovecho y comparto una totuma con el compañero de turno”.
¿Cómo son sus afectos con el
estropajo y la piedra pomex?
“Pues es la
magnífica exfoliación criolla, y como futbolista amateur uso mucho el estropajo
para ablandar la tierra de los potreros que se pega en los calcañales”.
Una tarde soleada de payasos, llamas y palomitas en la Plaza de Bolívar. Foto: Señal Colombia |
¿Cada cuánto va de compras al Pasaje
Rivas?
“Siempre que
necesito renovar estampitas”.
¿Acaso usted es de la orden del
Sagrado Corazón de Jesús?
“No soy
católico”.
¿En qué cree?
“Creo en la
bondad del universo”.
¡¿Hare Krishna?!, tiene pinta de
serlo...
“Tampoco.
Soy un creyente sin rituales”.
¿Y se puede saber para qué utiliza
las estampitas?
“Hay dos
razones: la primera, que creo más en los santos que en Jesús; y, la segunda, porque me gustan desde chiquito”.
¿Y cuál es su santo de devoción?
“Hay varios:
Santa Rita, San Judas Tadeo, San
Cristóbal, San Benito, San Rafael, y la más de todas, La Virgen de Guadalupe”.
¿Usted sí da limosna?
“No me
faltan en el bolsillo las monedas, lo mismo que el primer chorrito de
aguardiente para las Benditas Ánimas”.
¿Cuántas señoritas se han querido
confesarse con usted?
“Muchas,
pero el que termina confesándose y dándose golpes de pecho soy yo”.
¿Usted sí monta en buseta?
“Sí, claro,
cuando no estoy de afán”.
¿La prefiere al Transmilenio?
“¡Huy!,
infinitamente, pero ahora estoy más cómodo con el Sistema Integrado de Transporte”.
Primera página del 'puro criollo' en el tabloide Q'juee. Foto: Señal Colombia |
¿Qué le inspira San Victorino?
“Me dan
ganas de comprarme todo lo que hay y luego salir corriendo”.
¿Por qué otro sector de Bogotá le
gusta caminar?
“Por la Soledad, por donde vivo, Teusaquillo; pero también por el
centro, Chapinero, Galerías y el Divino Salvador”.
¿Tiene su ritual dominguero en las
plazas de mercado?
“No. Mi
ritual de domingos es ir a cine y a veces ir a echar tamal a la Puerta falsa”.
¿Es un tipo de cafés?
“Sí, de
muchos, además, porque soy adicto al café y a los cafés”.
¿Y en cuál se amaña más?
“En el San Moritz”.
¿Qué lo hace ir al estadio?
“Ir a ver a Santa Fe, no importa que vaya mal o
regular”.
¿Cuál es su cizaña contra
Millonarios?
“No es
cizaña, lo que pasa es que me molesta esa vaina arribista de compararse con el Real Madrid, pero hay una especie de
amor fraterno por el rival, y jamás querría que Millonarios descendiera”.
La marcha del Almanaque Bristol tuvo su mejor pregonero en Santiago Rivas. Foto: Señal Colombia |
¿Qué le cambiaría al escudo nacional?
“Pienso que
los símbolos oficiales son como la mamá de uno: que a unos les puede parecer
muy fea, pero se niega a mandarla al cirujano. Más importante es cambiar el
país y dejar el escudo como está”.
¿Y por dónde empezaría?
“Por cambiar
las prioridades: un revolcón del agro, un revolcón cultural y más vigilancia a
las políticas de crédito”.
¿Cuándo y por quién fue la última vez
que votó?
“Por Mockus,
para presidente”.
¿Y cuando fue alcalde se arrepintió?
“No, para
nada. Fui mockusiano en esas
elecciones. Y si soy partidario de él, es porque no es político”.
¿No aceptaría usted una curul?
“No, para
nada”.
¿Entonces cómo es su animal político?
“No existe,
por la sencilla razón de que no creo en los políticos y tampoco creo que la
solución sea política. Pienso y actúo más desde el terreno civil”.
¿Cree en un desenlace positivo de los
diálogos de paz?
“En un
principio, sí, pero sospecho cada vez más que el proceso está libreteado”.
Los Puros Criollos, tan suculento como una bandeja de gallina de Ventaquemada. Foto: Señal Colombia |
¿Con todo lo que dice y hace, que
tipo de mujer conectaría con su forma de ser?
“Me gustan
las mujeres bravas y autosuficientes”.
¿Ni tan puras ni tan criollas?
“Todo lo
criollas, nada de puras”.
¿Se casaría en Monserrate?
“No me
casaría ni en Monserrate ni en
ninguna parte; claro que la lengua es el látigo del culo”.
¿Cómo es su relación con el
televisor?
“Veo mucha
comedia, no veo televisión nacional, solamente Señal Colombia, y por eso me meto a proyectos que yo vería”.
¿Le produce sarpullido la ‘narconovela’?
“No, pero sí
aburrimiento absoluto”.
¿Qué nostalgias citadinas lo acosan
de vez en cuando?
“Me da
nostalgia de los barrios de casas que se están desapareciendo por culpa de la
eterna burbuja inmobiliaria”.
¿Qué le manda a decir al alcalde
Petro?
“Que siga,
que no se deje ‘matonear’ por los medios, pero que no sea tan despótico y que
colabore”.
Ahora que completa tres en su
egoteca; ¿De adolescente soñaba con una india como Catalina?
“No, porque
los cachacos no solemos creer en las posibilidades con las costeñas”.
A propósito, ¿en dónde tiene las tres
indiecitas doradas?
“En el clóset”.
¿Cuestión de género?
0 comentarios