César López en un momento cumbre de su actuación en Festival Centro. Foto: La Pluma & La Herida |
Ricardo
Rondón Ch.
2015, por lo
menos en lo musical, en la virtud de quienes componen y hacen posible la
generosidad y el aliento de la vida a través de este lenguaje universal,
comenzó bien en Bogotá con el Festival Centro, una cita de diversas expresiones
y talentos de Colombia y del extranjero que resume géneros como rock, pop,
caribe, pacífico, festiva, tradicional, folclórica, electrónica, contemporánea,
jazz, entre otras tendencias.
La sede de
este relevante acontecimiento cultural es la Fundación ‘Gilberto Alzate
Avendaño’, en su renovado edificio de estilo republicano del histórico barrio
de La Candelaria (calle 10°#3-16), pero también en otros escenarios como el
Centro Cultural ‘Gabriel García Márquez’, la Fundación ‘Rafael Pombo’, el
teatro ‘Jorge Eliécer Gaitán’, además de espacios abiertos como la Plaza de
Bolívar y otros puntos estratégicos del centro capitalino, donde se oye el
repicar de cobres y bombardas festivaleras de algunas de las bandas municipales
invitadas: las de Facatativá, Sibaté, Zipaquirá y Anapoima.
En las tarimas
del FUGA -como se conoce al ‘Gilberto Alzate Avendaño’-, en su bellísimo
auditorio o en El Muelle (patio trasero), hay una programación permanente desde
las tres de la tarde hasta las nueve de la noche, cada día con un género
específico: Pop, Rock, World Music, Fiesta, Franja Infantil, para rematar el
domingo 18 con Música Colombiana.
El
miércoles, por ejemplo, con asistencia masiva, la mayoría jóvenes, estudiantes
universitarios, estudiantes de música, público en general, tuvimos la
oportunidad de asistir a la jornada Pop, con un cartel que muchos coincidieron
en afirmar se repitiera en un futuro próximo. Por Colombia: César López,
Pedrina, y Río, Superlitio y Raúl Santi. De España, Joe Crepúsculo. Xenia
Rubinos, de Estados Unidos. Y, de Argentina, la lúdica y versátil Sofía Viola.
El cantautor bogotano con su escopetarra, acompañado de Marta Gómez, en una bella versión de 'Toda bala es perdida'. Foto: La Pluma & La Herida |
Desde ‘Alas
de prueba’, su primer álbum, no había vuelto a ver en tarima a César López, y
traje a la memoria el lead de un retrato que escribí justo para registrar el
nacimiento en solitario del genial artista, después de haberse placeado en Poligamia
a órdenes de Andrés Cepeda:
Un buen día
César López va a salir volando de su cuarto. Por eso duerme con las ventanas
abiertas…
Y viéndolo
ahora, muchos años después, me atrevo a decir que ese pájaro nacido en las
remotas celestas de Melopea, rodeado de su parche, que es la familia entrañable
de sus músicos, sigue aferrado al dictado del poeta Pedro Salinas que nos hizo
partícipes el día del encuentro, en su estudio del barrio La Soledad, entre un
reguero de guitarras eléctricas, bajos, múcuras, gaitas, tamboras, pianos y
chellos, y un instrumento extrañísimo parecido a la pata de un elefante que
López ilustró como calimba, y que él mencionó haber rescatado de un maremágnum de
chatarras y bisuterías en un bazar de Indonesia:
(…) Y ellos,
pájaros, nubes, no se engañan: dejando que por abajo pisen los hombres y los
días, se van arriba, a la cima del árbol, al tope de la torre, seguros de que
allí, en las fronteras últimas de su ser terrenal es donde se consumen los
amores alegres, las solitarias citas de la carne y las alas.
Al final del
concierto me acerqué a saludarlo y aproveché para preguntarle que si todavía
padecía de ese dolor de espalda que me reveló aquella vez. La anécdota tiene
que ver con uno de sus mejores amigos, Javier Piraquive, a quien le consultó
esa dolencia, remitida quizás al estrés, al exceso de trabajo.
Recuerda que Piraquive le dijo:
-Tranquilo,
César, no te preocupes, esa incomodidad que tienes en la espalda es porque te
van a salir alas. Y pasa lo mismo que a los niños cuando les empiezan a brotar
sus dientes.
César López con La Pluma & La Herida después de su memorable concierto |
De esa
época, el vuelo de César López por el firmamento de la música ha sido alto,
inconmensurable, de largo aliento, siempre en procura del entendimiento, de la
coherencia, de la paz, que son las réplicas constantes de sus melodías, como lo
es también su acción en grupo, su Resistencia ante cualquier asomo de violencia
y crueldad; su Bloque Artístico de Reacción Inmediata en los territorios del
desastre, como lo hizo con una lavandera de ropa de La Dorada, que en pleno
desempeño de sus funciones sobre una piedra, reconoció el cadáver de su esposo
flotando en el río; o cuando instaló un estudio de grabación improvisado en la
cancha de fútbol donde hace 15 años se produjo, ante los ojos aterrorizados del
mundo, la masacre de El Salado.
El hombre
que hizo del fusil un instrumento sonoro y de convocatoria a la reconciliación,
al perdón y a la libertad; el mismo que cualquier día reunió a talentos
musicales de diferentes razas y edades desperdigados en calles, avenidas y
semáforos de Bogotá para crear el estimulante proyecto ‘Invisibles Invencibles’,
estaba ahí otra vez sembrado en tarima, con su guitarra folk y su escopetarra,
despachando con estertores de emoción y desgarro, lo más genuino y profundo de
sus composiciones.
En ese itinerario
de su repertorio, y con los acordes de su inseparable chelista Sandra Parra, y
de sus otros compañeros de bregas musicales, López tuvo la generosidad de
invitar al escenario a Marta Gómez, la destacada poeta y cantautora vallecaucana
laureada con el Grammy Latino en la categoría Mejor Álbum Tradicional Infantil,
para recordarle al país, al gobierno de Santos, a los insurgentes, a quienes asisten
a la mesa de negociaciones de La Habana, que ‘Toda bala es perdida’, que
siempre habrá ‘Un tigre y un domador’, y que ya nos pasamos de tiempo para
despejar el camino que merecemos y merecen nuestros hijos: el de la
pacificación.
Marta Gómez, laureada con el Grammy Latino, uno de los platos fuertes de Festival Centro. Foto: Archivo particular |
Fue un
concierto para el deleite, pero más para la reflexión. Una canción urgente para
Colombia, parafraseando el título de la emblemática letra de Silvio Rodríguez.
Con el lenguaje coloquial y familiar que emplea César López ante su público. Un
músico de nuestros afectos que tiene algo de Peter Pan, del Flautista de
Hamelin, de Schubert criollo, de niño autista inmerso en el fondo de su
universo musical. El artista que marca la diferencia por esa ‘creación
desajustada’, según su sicoanalista, lo que el paciente desde el diván traduce
en ‘la armonía del caos’.
A
continuación y en ese mismo escenario, hizo su comparecencia la argentina Sofía
Viola, con una desenvoltura de artista de metro, de carretera sin fin, una
guitarra y un cuatro pampero, instrumentos que ella, haciendo uso de una lúdica
extrema y de una rocambolesca sinfonía de sonidos propios, nasales, guturales,
y de ese poderoso bajo que abriga su diafragma, cautivó al respetable en un
viaje agendado por páginas folclóricas, sentires del Río de la Plata, blues de
ferroviario y asfalto, y hasta un tango bronco y sátiro, un ‘Menstruatango’,
para ser más exactos, tan original como su máscara de lana, su sencilla bata
floreada de seda jardinera, que por razones naturales no necesita mayores
explicaciones.
En las
postrimerías de la tarde Xenia Rubinos (Estados Unidos) -en El Muelle-, agitaba
su cabello ensortijado con las vibraciones que crepitaban en el mezclador,
acompañada de Marco Buccelli, su baterista. Una tocada indi con influencias de
música del Caribe, algo de punk-soul, y armonías minimalistas entre rock y
funk.
Vibrante actuación de la agrupación Superlitio, de rock alternativo. Foto: La Pluma & La Herida |
Estábamos
atentos al concierto de Superlitio y observamos que en el patio adyacente al
auditorio, la fila de seguidores iba en crescendo. De modo que nos alistamos en
ella. En punto de las siete de la noche, la agrupación caleña de rock
alternativo que lidera el polifacético Pipe Bravo, con dieciocho años de trayectoria,
inició su descarga rockera de más de una hora -amén de un bonus track a
petición del público- con lo más preciado de su bitácora musical.
Fue un
reencuentro ovacionado con lo de ayer y lo actual, donde se fueron desgranando
una a una joyas de cofrecito como: ‘Te lastimé’, ‘Viernes otra vez’, ‘Qué vo’a
hacer’, ‘Champetrónica’, hasta lo más reciente de su producción, ‘Nocturna’, en
temas como ‘Alma en pedazos’ y ‘Yo necesito’.
Un auditorio
a reventar, con el fragor, la transpiración y la adrenalina de una juventud fiel
a sus íconos, en este caso, Superlitio, que en palabras de Pipe, manifestó que
la casualidad tiene nombre propio: empezar el año en tarima, en un evento tan
bien diseñado y organizado como Festival Centro. El músico caleño se desplegó
en elogios y agradecimientos.
Pasadas las
ocho de la noche, esperaba turno en el lobby de entrevistas el cantautor de Melgar
(Tolima) Raúl Santi. Y en el corredor de entrada, boleta en mano, aguardaban
sus seguidores.
Las Navajas, de México, presentes en la franja de Rock. Foto: Festival Centro |
Porque
Festival Centro fue programado para todos los públicos, edades y géneros. De
aquí en adelante hay mucho para disfrutar: la jornada Rock, jueves 15 de
enero, con agrupaciones como, ‘Catedral’, ‘Los Explosivos’, ‘Hora Local’, ‘Peste
Mutantex’, ‘Los Peyotes’ y ‘Las Navajas’, entre otros.
El viernes
16 de enero está dedicado a World Music, con una nómina de lujo, empezando por
la colombiana Marta Gómez. Y con ella: ‘Los Balanta’, ‘Afrodita’, ‘Nickodemus’,
‘Los Mirlos’, entre otros.
El sábado 17
de enero, Fiesta. Invitados especiales: ‘El Corrientazo', ‘Sango Groove’, ‘Antombo’,
‘Pantera All Stars’, ‘Dj. Raff’ y Alex Pichi.
Para rematar
el domingo con la Franja infantil y el apartado de Música Colombiana: ‘Trío de
Ida y Vuelta’, ‘Rumbambuquenado’, Alejo Zuleta & Vallenato Collective, Don
Alirio y su picó, Nelda Piña, Charles King y Systema Solar.
Vea programación: www.festivalcentro.fuga.gov.co
Cuentas oficiales
Twitter del Festival: @FestivalCentro
Instagram: FestivalCentro
Youtube: FundAlzate
Twitter de la Fundación: @FGAA
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