Pelea casada: Don Raimundo y Mister Black. ¿A cuántos asaltos? Fiscalía tiene la campana. Montaje: Delfinstereo.com |
Ricardo
Rondón Ch.
De no haber
sido por la metida de pata de la Señorita Huila, Laura Saavedra, cuando dijo
que Nelson Mandela era el creador del Concurso Nacional de Belleza, y del veto
que don Raimundo Angulo le puso al champetero Mister Black, el tradicional
evento de las beldades emperifolladas hubiese pasado este año con más pena que gloria.
Sí, porque el Reinado de Cartagena hace tiempo que dejó de interesarle a la gente, como en otros años, los primeros de doña Tera Pizarro de Angulo (fundadora del certamen), donde a las candidatas no se les observaba ni se les trataba como a ejemplares de feria bovina: rostro, muelamenta, pechugas, derriere y cadera, sino que habían otros parámetros independientes del marketing de Leonisa (el brassier que sí modela) y la cosmética de polvos Helena Rubinstein y Elizabeth Arden, diseño de sonrisa, silicona al por mayor, rinoplastia y lipoescultura.
Las soberanas
tenían más clase que látex en sus 'pompis' y pechugas; más elegancia en su conjunto que
maletas y maletas repletas de tacones de cristal y ropa de marca; y más cultura general, porque en aquellas
épocas la televisión no pasaba de tres canales y quedaba tiempo de sobra para
consultar en la biblioteca del padre o del tío erudito a la hora de enfrentar los
interrogantes del jurado y de los reporteros de costurero.
A la Señorita Huila, Laura Saavedra, le quedará sonando de por vida el nombre de Nelson Mandela. Foto cortesía: Reinel Llanos |
De hecho,
mucha gente no lo sabe, como quedó registrado en una encuesta callejera de noticiero,
después de conocerse el ‘escándalo’, que no es un escándalo, como los que
alborotaron el cotarro en Cartagena en los años 80 y 90, cuando se infiltraban a
granel dineros del narcotráfico y volaba plata en rama por cuenta de los ‘calientes’
de camisas hawaianas, gafas polarizadas, mocasines blancos de nutria y una
Pietro Baretta de oro en las guanteras de camionetas estrafalarias con vidrios
y carrocería blindada.
Esos sí eran
escándalos cinematográficos que disparaban la circulación y venta de tabloides
y telenoticieros, esto agregado a la mamada de gallo más grande en la historia del
reinado, cuando por apuesta de ‘durangos’ llegó al concurso como aspirante del Amazonas una señora unida en matrimonio, de nombre Catherine
Sánchez, de ñapa, con dos meses de embarazo.
Corría trepidante noviembre de 1993 y en el país, después de saberse todo, y de ser ella la más opcionada para ceñir la corona, nos hizo revolar en cuadro cuando a primera mañana y después de una noche entera de vigilia, se escapó con su chaperona por la puerta trasera de la cocina (por donde entra el mercado) del Hotel Hilton. En el aeropuerto, la archifamosa reina casada dejó viendo un chispero a la desconcertada prensa, al emprender vuelo en un avión charter, rumbo a Medellín, a cobrar la atractiva bolsa de la apuesta. De película. Días después, arrepentida y bañada en lágrimas, pidió perdón al país y a la afligida de doña Tera
Corría trepidante noviembre de 1993 y en el país, después de saberse todo, y de ser ella la más opcionada para ceñir la corona, nos hizo revolar en cuadro cuando a primera mañana y después de una noche entera de vigilia, se escapó con su chaperona por la puerta trasera de la cocina (por donde entra el mercado) del Hotel Hilton. En el aeropuerto, la archifamosa reina casada dejó viendo un chispero a la desconcertada prensa, al emprender vuelo en un avión charter, rumbo a Medellín, a cobrar la atractiva bolsa de la apuesta. De película. Días después, arrepentida y bañada en lágrimas, pidió perdón al país y a la afligida de doña Tera
Dos años
antes, los cimientos de La Heroica se estremecieron cuando la atlanticense Maribel Gutiérrez
Tinoco fue elegida Señorita Colombia, y al instante se supo a todas luces que
el fallo fue promovido por los dineros de la mafia. Capítulo similar
protagonizó la representante de Vichada, en 1993, Luz Adriana Ruiz Jaramillo,
quien tenía una relación sentimental con el capo, Pastor Perafán, hoy recluido en una cárcel de Tampa (EEUU), y quien
fue pieza clave para su captura en Venezuela. La beldad paisa tuvo que enfrentar un
proceso por enriquecimiento ilícito.
Pues de las
reinas, pobrecillas ellas, unas por 'avionas', otras por ingenuas, ha comido, bebido y denigrado medio país. Y es
razonable la postura de ciertos padres conservaduristas de que sus adoradas muchachitas,
más por vanidad y vitrina que por otra intención, se metan en camisas de once
varas, representadas en esas pusilánimes y tediosas jornadas de hasta veinte
días, desde las cinco de la mañana, hasta la una de la madrugada, sometidas a
dietas conejeras de verduras, cereales, leguminosas y agua a borbotones;
ejercicios de comandos mercenarios a ritmo de dance y electrónica, y sonrisas impostadas
a los fotógrafos en medio de retortijones de cólicos menstruales.
Y encima de todo
eso, pruebas de ICFES con probabilidades de A, B y C, como si no hubieran
tenido suficiente con los paredones impenitentes de tiza y tablero del
bachillerato, los dolores y las amanecidas para aprenderse de memoria -y al
derecho y al revés- la tabla periódica de los elementos químicos, los postulados
y las ecuaciones de Al Juarismi consignadas en el álgebra y la trigonometría de
Baldor, ni hablar de las lecciones de gramática y ortografía, donde todas se
rajan.
Verónica Velásquez, Señorita Antioquia 2008, sigue siendo la número uno del top 10 de las respuestas más 'originales' en la historia del reinado. Foto: Archivo particular |
De hecho, no
hay necesidad de estudiar Comunicación Social si se ha pasado por la prueba
reina de los interrogatorios y de aquellas memorables respuestas que hubieran
mandado al manicomio en par patadas a Aristóteles, Nietzsche, Descartes, Montaigne
y Sartre. Cómo no, ellas también están en todo su derecho de filosofar, de
romper con los convencionalismos y la rancia estética de la razón y el
pensamiento, “del mismo modo y en sentido contrario”.
Qué estudien
las feas, aunque mal les paguen detrás de cámaras, las hormiguitas de
reportería, porque una señorita glamurosa de pasarela real sale directo y sin
engorrosa entrevista para el set de un noticiero de televisión, por lo menos el
de la sección de farándula y entretenimiento, donde no hace falta saber qué es
un símil, una sinécdoque, una metáfora o un retruécano, para recibir una
mensualidad afortunada que ya quisiera usufructuar, luego de una vida dedicada
a la investigación y el estudio, un científico de física cuántica de la
Universidad Nacional o el biólogo de marras que está a punto de descubrir la
vacuna contra el Ébola.
En mis
épocas de reportero de calle y ballenera, solía cuadrarles las respuestas a las
candidatas, de modo que no parecieran tan brutas y desinformadas, que están en
su derecho de serlo. Acaso quién dijo que para ser reina hay que estudiar,
menos pasar un examen. Se es reina. Y ya. Si tiene apellido rimbombante y pergaminos de portafolio. Pero más, si tiene plata suficiente para costear la millonaria parafernalia que demanda un
reinado, un multimillonario negocio que no aparece en los récords de las
revistas especializadas en economía. Que se sepa, don Raimundo Angulo nunca ha
figurado en la privilegiada lista de magnates de Forbes. Algo de pudor le quedará.
El champetero Mister Black: "Hay que jalarle al respetico con las negritudes". Foto cortesía: La Mega.com |
Un
escandalillo que no pasará a mayores por más amenaza de demanda penal del
ofendido, que ya está ahíto de millones devengados con el sonsonete acompasado
de su champeta, modelo a seguir de los rebuscadores de trenza de los
articulados que, amplificador casero al cinto y micrófono a flor de labios,
pregonan a cual más el oprobioso espectáculo de la necesidad, el desplazamiento y la
miseria, en pos de unas monedas.
Pero no hay que "encender alarmas" -como dicen los 'cargaladrillos' de ahora- que peores reinados ha resistido el país del miedo en su historia siniestra y carnestoléndica: la corrupción imperante y a ultranza -desde quienes manejan los hijos del poder hasta el boticario de barrio pobre-; la compra-venta de conciencias; los chorros a propulsión de 'mermelada'; los falsos positivos; la minería ilegal; la falacia imperante y el desgreño administrativo; los carteles de la contratación; los ídem de pañales; Interbolsa; los reinados a sus anchas de la subversión y las Bacrim, que están acabando con lo poco que queda de Colombia; el reino cada vez más implacable y arrasador del microtráfico; entre otras pestes pútridas y demoledoras de la nación.
"Ellas de noble cuna y yo humilde plebeyo", como en el célebre valsecito del compositor peruano Felipe Pinglo Alva, me sigo aferrando a la idea de que en este país enloquecido y desbarajustado, de reinas, estamos...¡Hasta la coronilla!
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