La dinastía Picciotto: tres generaciones en el auge de Casa Pedro Domecq 60 años. Foto: Archivo particular |
Ricardo Rondón Ch.
Sesenta años después, desde los tiempos en que los
intelectuales y la gente del común lo acuñaban como el licor de sus
predilecciones para encuentros, tertulias, fogatas, compartir en casa o con los amigos, la marca
Domecq sigue imponiéndose como una de las más solícitas y acreditadas entre
consumidores de diferentes estratos, igual por su industrialización en
avanzada, y por trascender como uno de los grandes pilares de generación de
empleo.
Las estadísticas así lo ratifican: producir el 95% del
brandy que se consume en el país, lograr inversiones por un millón de dólares
en 2013, abrir el mercado de exportaciones y mantenerse en el imaginario de los
colombianos durante décadas, son algunos de los logros que en sus 60 años de
fundada da a conocer la Casa Pedro Domecq.
Un trabajo a pulso de un consorcio, una familia, en finadas
cuentas, una casa, como su respetabilísimo nombre de antología lo indica, donde
todos, con esfuerzos e idearios mancomunados, han trabajado desde su fundación
en Colombia, en la emblemática y por cierto castellana morada de la Avenida de
las Américas, su sede en Bogotá, para un solo objetivo: el esmero por la
calidad de sus licores, vinos y brandies, y el respeto y lealtad a sus
consumidores.
Una ‘canequita’ de Brandy Domecq (en referencia a la media
botella), de tapa-copa roja, ¿se
acuerdan?, no podía faltar en los bolsillos del gabán o en las mochilas de
artistas, poetas y universitarios en sus habituales conciliábulos de los años
60 y 70, en las reuniones de camaradería alrededor de la melodía en vivo,
social, contestataria; una etapa sumamente creativa y productiva de las artes y
el intelecto. Es más, quien escribe estas líneas, la llevaba para disfrutar de
las programaciones de cineclubistas en la Cinemateca Distrital, el Museo de
Arte Moderno, entre otras salas independientes.
Brandy Domecq también causó furor en los transeúntes de la
gran urbe, cuando a un iluminado le dio por combinarlo con café. El nombre con
el que fue bautizada esta mixtura, muy bogotano por cierto, ‘carajillo’, se
extendió a la mayoría de kioskos y ventorrillos citadinos, uno de los más
frecuentados, el del hoy trístemente desaparecido complejo comercial y de
entretenimiento: Terraza Pasteur. Pero el hábito sigue intacto.
Con el correr de los años, al Brandy Domecq se le
atribuyeron mitos y leyendas de supuestas propiedades curativas, cuando se
utilizaba a manera de fricción y sobijos para sacar fríos concentrados y
relajar los músculos, reactivar la temperatura en casos de hipotermia, elegirlo
con frecuencia como el placebo recomendado para conciliar el sueño (mezclado
con leche y miel de abejas); también inevitable en el equipaje de pescadores
para motivar sus pacientes faenas; y, cómo no, ideal para la gimnasia amatoria,
dadas sus increíbles fortalezas afrodisíacas.
El recordado Premio Nobel Gabriel García Márquez manifestó su predilección por el Brandy Domecq |
Como quiera que sea, Brandy Domecq ha estado presente en el
concierto nacional de quienes saben y gustan de los mejores tragos, por su
calidad y su nobleza, por ser una de las bebidas tradicionales del país, con un
agregado especial: es el licor democrático por excelencia: se pude encontrar
exhibido en el mostrador de la más actualizada cadena de supermercados de
Colombia o en la antigua estantería de una tienda de paso en un pueblo remoto
de nuestra geografía.
En sus barriles de roble americano, PDC Vinos y Licores
–representación legal- se produce Brandy
Domecq, que genera el 70 por ciento de las ventas de la compañía, mientras el
otro 30 por ciento está compuesto por la comercialización de vinos colombianos
producidos principalmente de uva Isabella, cultivada en el Valle del Cauca, y
vinos importados de Argentina, Francia, España, Portugal e Israel.
La producción de sus diferentes marcas de brandy (Domecq,
Noble y Don Pedro) y la comercialización de otros vinos y licores, ha llevado a
la empresa a incentivar el consumo consciente, el cual implica promover la idea
de vivir una experiencia agradable para los sentidos, sin exceder los límites de la tolerancia.
Para el 60º aniversario, PDC Vinos y Licores creó una producción
especial, limitada y con un valor simbólico, que dará a conocer próximamente, y
la cual proviene de las barricas ubicadas y firmadas por visitantes especiales,
en la bodega Don Pedro, de Bogotá.
2014 es, pues, el anuario conmemorativo de Pedro Domecq como
institución en Colombia, desde aquel abril lejano de 1954, cuando don Rafael
Piccioto Esses, negociante guatemalteco, ciudadano del mundo y con una
envidiable carta de navegación más allá del Atlántico, sentó la piedra angular
de lo que hoy sus descendientes, Daniel y Nathan Piccioto –actuales
directivos-, estiman orgullosos como una próspera compañía, una casa, la Casa
Domecq, forjada en el talento humano, el trabajo constante, el adelanto
tecnológico, el control de calidad y la proyección a futuro.
Por estas fechas, cuando el planeta en pleno gira su mirada
al exuberante Brasil, escenario del Campeonato Mundial de Fútbol, Casa Domecq,
los Picciotto, su personal de planta, ejecutivos y colaboradores, invitan a
celebrar estos 60 años ininterrumpidos de actividades, y por supuesto, todos
los goles del mundo, en especial los de las Selección Colombia, con La Copa Más
Deseada: la de Brandy Domecq, en definitiva, el mejor motivo para festejar.
Entrevista con Nathan Piccioto.
De tantas anécdotas que durante todos estos años han
existido alrededor de Brandy Domecq, ¿cuál es la que más resalta?
“La de Gabriel García Márquez, en una entrevista que le
hicieron hace más o menos 30 años, cuando le preguntaron qué llevaría en su
equipaje al abordar el tren de la felicidad. Y el maestro, con su habitual
repentismo, contestó: ‘una botella de Brandy Domecq’. Hoy estamos cumpliendo 60
años de la marca y ojalá pueda perdurar 150 para deleite de quienes la han
sostenido: los consumidores”.
¿Quién fue el gestor de la apertura de Casa Domecq para
Colombia?
“Mi abuelo, Rafael Picciotto, el 26 de abril de 1954. Fue un
proyecto concebido en el esfuerzo, la capacidad de entrega, la perseverancia,
en el que depositó sus recursos y esperanzas, las mismas que a la fecha se ven
generosamente compensadas”.
¿Vive aún don Rafael?
“Sí, él tiene 93 años y sigue asistiendo con regularidad a
la oficina. Él ha sido nuestro ejemplo a seguir”.
¿De dónde es don Rafael?
“Nació en Guatemala, se crió en Londres y vivió en Bogotá.
De modo que se las conoce todas y ha hecho de todo. De ahí el rotundo éxito de
su negocio: aplicar su experiencia, su conocimiento, relacionarse con el
consumidor, y ampliar el espectro de seguidores que ha tenido el producto
durante varias generaciones. La marca Brandy Domecq nace en España, en Jerez de
la Frontera y posteriormente llega a Colombia, con don Rafael al mando del
barco”.
¿Qué tiene en particular el Brandy Domecq que ha sido tan
atractivo y solícito de generación en generación?
“Que es un licor muy noble, un destilado único que se puede
consumir puro, seco, que se deja mezclar, tomar a las rocas, y que hoy por hoy
sirve como base para una variada carta de cócteles y mixturas. Brandy Domecq es
producto del añejamiento de la uva Isabella, autóctona del municipio de
Ginebra, en el Valle del Cauca. De ahí que la planta de producción esté ubicada
en Cali”.
¿Qué hay de cierto con los mitos que han girado en torno al
Brandy Domecq? Se ha dicho, por ejemplo, que tiene propiedades afrodisíacas.
“Sí, mucha gente asegura que el Brandy Domecq es
afrodisiaco, y sus razones tendrán cuando lo siguen consumiendo. Incluso lo
mezclan con leche, yogur, kola granulada, jalea real o, para sus reuniones, las
damas lo preparan con lecherita (leche condensada), como un Baylis nacional”.
¿Existe un Brandy Domecq de catadura o añejamiento especial;
eso que los expertos a todas luces llaman Premium?
“Pienso que el Brandy Domecq es de todos y para todos. Es
muy accesible. Lo puedes encontrar en cualquier cadena de supermercados, en la
tienda esquinera; es muy cómodo para el bolsillo (una botella apenas tiene un
costo de $32.000). Pero sí, por encima del tradicional está un Brandy Premium
que es el Don Pedro, con 12 años de solera”.
En un tiempo se le adjudicaban propiedades curativas. ¿Qué hay
de cierto en eso?
“Por tradición, me he enterado que los abuelos hacían
fricciones con brandy para aliviar los dolores del cuerpo, para desentumecer y
distensionar los músculos, pero sin que se le atribuyan propiedades
medicinales. Es que un Brandy Domecq, con leche y miel, calientico, antes de ir
a la cama, es el mejor tónico relajante”.
¿Cuál es su manera predilecta de consumir el brandy?
“Puro. Ni frío ni a las rocas ni mezclado. Cuando lo
consumes puro te das cuenta de su nobleza y suavidad: hay que paladearlo,
decantarlo. Por eso no lo asociamos mucho con la fiesta. El Brandy Domecq es un
trago más de la casa, de compartir en familia, entre amigos”.
¿Qué pasó con la tapa-copa roja que hizo furor en otras
épocas, cuando la media de Brandy Domecq era conocida con el nombre de la
‘canequita’?
“La eliminamos por la imagen del producto. La de ahora es
una tapa de aluminio. La antigua era plástica. Y como nuestra marca compite con
productos de talla internacional, decidimos renovarla. Por esta época de Mundial
de Fútbol, tenemos la Copa Más Deseada, que es la campaña que venimos
incentivando en restaurantes, bares, medios y redes sociales, para que la gente
se acompañe con un Brandy Domecq y comparta momentos especiales alrededor del
espectáculo del fútbol”.
¿Qué pasó con el concurso literario que Casa Domecq convocó
hace unos años?
“Se llamaba ‘Tómese la palabra con Domecq’ y nos dio
extraordinarios resultados. Mucha gente concurso a través de sus escritos. No
pensamos que la convocatoria fuera tan grande. Luego propusimos ‘Tómese la foto con Brandy Domecq’,
que también fue de amplia repercusión”.
¿No les llamaría la atención una convocatoria de
microrrelatos eróticos de no más de 140 caracteres, a manera de twit?
“Está muy interesante la idea. Hay que planteársela al
departamento de mercadeo”.
A propósito de ‘La Copa Más Deseada’, ¿cuáles son sus
favoritos para los cuartos de final de Brasil 2014?
“España, Brasil, Colombia y, ¿el otro?, se lo quedo
debiendo…”.
Soneto al Brandy Domecq
No he de creer el cuento que estoy muerto
Ni tampoco ilusionarme de estar vivo
Si el bacarat no estimula mis oídos
Con un Domecq en su ámbar líquido.
La copa deseada, es mi brandy preferido
Rumoroso y cálido, seduce los sentidos
Delicado en su aroma y en su esencia
Con un trago ya me siento redimido.
Si en el cielo de mi boca abrigo su bouquet
Cierro los ojos y pienso en el Edén
En los dioses tutelares de su mítico placer.
De Jerez de la Frontera para el mundo, añejo y fino
Galante, preciso, oportuno caballero
Un brandy de Don Pedro será siempre bienvenido.
Andrés Garzón, bartender internacional y su carta de cócteles Domecq para esta temporada mundialista |
Andrés Garzón, bogotano, bartender oficial de Casa Domecq,
con seis años de experiencia en acreditados establecimientos del Grupo Mancini.
Creador de cartas y estudioso de la mixología, que es el arte de fusionar
sabores naturales con diferentes
destilados, en este caso, Brandy Domecq, del que se refiere como un licor
dúctil y versátil a la hora de mezclar, con notas y resultados agradables al
paladar.
Egresado del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) como
tecnólogo en mesa y bar, Garzón ha competido en eventos macro de mixología, como
el World Class Competiton, en Nueva Delhi (2011), y en Río de Janeiro (2012),
donde en ambos eventos logró posicionarse en los cinco primeros puestos a nivel
latinoamericano.
En el marco de la campaña ‘La Copa Más Deseada’ de Brandy
Domecq, Andrés Garzón recomienda unos cócteles sencillos de elaborar,
inspirados en variaciones de los ya reconocidos clásicos cócteles: los mojitos
de diferentes sabores (tamarindo, mandarina, níspero, mango, zapote, maracuyá,
mamoncillo, frutos rojos; especies como cardamomo, jengibre y limonaria, etc.),
los dáiquiris, algunos martinis, y el recomendado de su autoría, inspirado en
la versión del ‘Alexander’ antológico, que él prepara con helado de vainilla,
licor de café y, por supuesto, Brandy Domecq.
Prepare, disfrute y comparta cócteles Domecq, dirigidos por
Andrés Garzón, con la ejecución de Iván Olarte:
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