martes, 3 de junio de 2014

Casa Pedro Domecq: 60 años

La dinastía Picciotto: tres generaciones en el auge de Casa Pedro Domecq 60 años.  Foto: Archivo particular
Ricardo Rondón Ch.

Sesenta años después, desde los tiempos en que los intelectuales y la gente del común lo acuñaban como el licor de sus predilecciones para encuentros, tertulias, fogatas,  compartir en casa o con los amigos, la marca Domecq sigue imponiéndose como una de las más solícitas y acreditadas entre consumidores de diferentes estratos, igual por su industrialización en avanzada, y por trascender como uno de los grandes pilares de generación de empleo.

Las estadísticas así lo ratifican: producir el 95% del brandy que se consume en el país, lograr inversiones por un millón de dólares en 2013, abrir el mercado de exportaciones y mantenerse en el imaginario de los colombianos durante décadas, son algunos de los logros que en sus 60 años de fundada da a conocer la Casa Pedro Domecq.

Un trabajo a pulso de un consorcio, una familia, en finadas cuentas, una casa, como su respetabilísimo nombre de antología lo indica, donde todos, con esfuerzos e idearios mancomunados, han trabajado desde su fundación en Colombia, en la emblemática y por cierto castellana morada de la Avenida de las Américas, su sede en Bogotá, para un solo objetivo: el esmero por la calidad de sus licores, vinos y brandies, y el respeto y lealtad a sus consumidores.

Una ‘canequita’ de Brandy Domecq (en referencia a la media botella),  de tapa-copa roja, ¿se acuerdan?, no podía faltar en los bolsillos del gabán o en las mochilas de artistas, poetas y universitarios en sus habituales conciliábulos de los años 60 y 70, en las reuniones de camaradería alrededor de la melodía en vivo, social, contestataria; una etapa sumamente creativa y productiva de las artes y el intelecto. Es más, quien escribe estas líneas, la llevaba para disfrutar de las programaciones de cineclubistas en la Cinemateca Distrital, el Museo de Arte Moderno, entre otras salas independientes.

Brandy Domecq también causó furor en los transeúntes de la gran urbe, cuando a un iluminado le dio por combinarlo con café. El nombre con el que fue bautizada esta mixtura, muy bogotano por cierto, ‘carajillo’, se extendió a la mayoría de kioskos y ventorrillos citadinos, uno de los más frecuentados, el del hoy trístemente desaparecido complejo comercial y de entretenimiento: Terraza Pasteur. Pero el hábito sigue intacto.

Con el correr de los años, al Brandy Domecq se le atribuyeron mitos y leyendas de supuestas propiedades curativas, cuando se utilizaba a manera de fricción y sobijos para sacar fríos concentrados y relajar los músculos, reactivar la temperatura en casos de hipotermia, elegirlo con frecuencia como el placebo recomendado para conciliar el sueño (mezclado con leche y miel de abejas); también inevitable en el equipaje de pescadores para motivar sus pacientes faenas; y, cómo no, ideal para la gimnasia amatoria, dadas sus increíbles fortalezas afrodisíacas.

El recordado Premio Nobel Gabriel García Márquez manifestó su predilección por el Brandy Domecq
Como quiera que sea, Brandy Domecq ha estado presente en el concierto nacional de quienes saben y gustan de los mejores tragos, por su calidad y su nobleza, por ser una de las bebidas tradicionales del país, con un agregado especial: es el licor democrático por excelencia: se pude encontrar exhibido en el mostrador de la más actualizada cadena de supermercados de Colombia o en la antigua estantería de una tienda de paso en un pueblo remoto de nuestra geografía.

En sus barriles de roble americano, PDC Vinos y Licores –representación legal-  se produce Brandy Domecq, que genera el 70 por ciento de las ventas de la compañía, mientras el otro 30 por ciento está compuesto por la comercialización de vinos colombianos producidos principalmente de uva Isabella, cultivada en el Valle del Cauca, y vinos importados de Argentina, Francia, España, Portugal e Israel.

La producción de sus diferentes marcas de brandy (Domecq, Noble y Don Pedro) y la comercialización de otros vinos y licores, ha llevado a la empresa a incentivar el consumo consciente, el cual implica promover la idea de vivir una experiencia agradable para los sentidos,  sin exceder los límites de la tolerancia.

Para el 60º aniversario, PDC Vinos y Licores creó una producción especial, limitada y con un valor simbólico, que dará a conocer próximamente, y la cual proviene de las barricas ubicadas y firmadas por visitantes especiales, en la bodega Don Pedro, de Bogotá.

2014 es, pues, el anuario conmemorativo de Pedro Domecq como institución en Colombia, desde aquel abril lejano de 1954, cuando don Rafael Piccioto Esses, negociante guatemalteco, ciudadano del mundo y con una envidiable carta de navegación más allá del Atlántico, sentó la piedra angular de lo que hoy sus descendientes, Daniel y Nathan Piccioto –actuales directivos-, estiman orgullosos como una próspera compañía, una casa, la Casa Domecq, forjada en el talento humano, el trabajo constante, el adelanto tecnológico, el control de calidad y la proyección a futuro.

Por estas fechas, cuando el planeta en pleno gira su mirada al exuberante Brasil, escenario del Campeonato Mundial de Fútbol, Casa Domecq, los Picciotto, su personal de planta, ejecutivos y colaboradores, invitan a celebrar estos 60 años ininterrumpidos de actividades, y por supuesto, todos los goles del mundo, en especial los de las Selección Colombia, con La Copa Más Deseada: la de Brandy Domecq, en definitiva, el mejor motivo para festejar.

Entrevista con Nathan Piccioto.

De tantas anécdotas que durante todos estos años han existido alrededor de Brandy Domecq, ¿cuál es la que más resalta?

“La de Gabriel García Márquez, en una entrevista que le hicieron hace más o menos 30 años, cuando le preguntaron qué llevaría en su equipaje al abordar el tren de la felicidad. Y el maestro, con su habitual repentismo, contestó: ‘una botella de Brandy Domecq’. Hoy estamos cumpliendo 60 años de la marca y ojalá pueda perdurar 150 para deleite de quienes la han sostenido: los consumidores”.

¿Quién fue el gestor de la apertura de Casa Domecq para Colombia?

“Mi abuelo, Rafael Picciotto, el 26 de abril de 1954. Fue un proyecto concebido en el esfuerzo, la capacidad de entrega, la perseverancia, en el que depositó sus recursos y esperanzas, las mismas que a la fecha se ven generosamente compensadas”.

¿Vive aún don Rafael?

“Sí, él tiene 93 años y sigue asistiendo con regularidad a la oficina. Él ha sido nuestro ejemplo a seguir”.

¿De dónde es don Rafael?

“Nació en Guatemala, se crió en Londres y vivió en Bogotá. De modo que se las conoce todas y ha hecho de todo. De ahí el rotundo éxito de su negocio: aplicar su experiencia, su conocimiento, relacionarse con el consumidor, y ampliar el espectro de seguidores que ha tenido el producto durante varias generaciones. La marca Brandy Domecq nace en España, en Jerez de la Frontera y posteriormente llega a Colombia, con don Rafael al mando del barco”.

¿Qué tiene en particular el Brandy Domecq que ha sido tan atractivo y solícito de generación en generación?

“Que es un licor muy noble, un destilado único que se puede consumir puro, seco, que se deja mezclar, tomar a las rocas, y que hoy por hoy sirve como base para una variada carta de cócteles y mixturas. Brandy Domecq es producto del añejamiento de la uva Isabella, autóctona del municipio de Ginebra, en el Valle del Cauca. De ahí que la planta de producción esté ubicada en Cali”.

¿Qué hay de cierto con los mitos que han girado en torno al Brandy Domecq? Se ha dicho, por ejemplo, que tiene propiedades afrodisíacas.

“Sí, mucha gente asegura que el Brandy Domecq es afrodisiaco, y sus razones tendrán cuando lo siguen consumiendo. Incluso lo mezclan con leche, yogur, kola granulada, jalea real o, para sus reuniones, las damas lo preparan con lecherita (leche condensada), como un Baylis nacional”.

¿Existe un Brandy Domecq de catadura o añejamiento especial; eso que los expertos a todas luces llaman Premium?

“Pienso que el Brandy Domecq es de todos y para todos. Es muy accesible. Lo puedes encontrar en cualquier cadena de supermercados, en la tienda esquinera; es muy cómodo para el bolsillo (una botella apenas tiene un costo de $32.000). Pero sí, por encima del tradicional está un Brandy Premium que es el Don Pedro, con 12 años de solera”.

En un tiempo se le adjudicaban propiedades curativas. ¿Qué hay de cierto en eso?

“Por tradición, me he enterado que los abuelos hacían fricciones con brandy para aliviar los dolores del cuerpo, para desentumecer y distensionar los músculos, pero sin que se le atribuyan propiedades medicinales. Es que un Brandy Domecq, con leche y miel, calientico, antes de ir a la cama, es el mejor tónico relajante”.

¿Cuál es su manera predilecta de consumir el brandy?

“Puro. Ni frío ni a las rocas ni mezclado. Cuando lo consumes puro te das cuenta de su nobleza y suavidad: hay que paladearlo, decantarlo. Por eso no lo asociamos mucho con la fiesta. El Brandy Domecq es un trago más de la casa, de compartir en familia, entre amigos”.

¿Qué pasó con la tapa-copa roja que hizo furor en otras épocas, cuando la media de Brandy Domecq era conocida con el nombre de la ‘canequita’?

“La eliminamos por la imagen del producto. La de ahora es una tapa de aluminio. La antigua era plástica. Y como nuestra marca compite con productos de talla internacional, decidimos renovarla. Por esta época de Mundial de Fútbol, tenemos la Copa Más Deseada, que es la campaña que venimos incentivando en restaurantes, bares, medios y redes sociales, para que la gente se acompañe con un Brandy Domecq y comparta momentos especiales alrededor del espectáculo del fútbol”.

¿Qué pasó con el concurso literario que Casa Domecq convocó hace unos años?

“Se llamaba ‘Tómese la palabra con Domecq’ y nos dio extraordinarios resultados. Mucha gente concurso a través de sus escritos. No pensamos que la convocatoria fuera tan grande. Luego  propusimos ‘Tómese la foto con Brandy Domecq’, que también fue de amplia repercusión”.

¿No les llamaría la atención una convocatoria de microrrelatos eróticos de no más de 140 caracteres, a manera de twit?

“Está muy interesante la idea. Hay que planteársela al departamento de mercadeo”.

A propósito de ‘La Copa Más Deseada’, ¿cuáles son sus favoritos para los cuartos de final de Brasil 2014?

“España, Brasil, Colombia y, ¿el otro?, se lo quedo debiendo…”.

Soneto al Brandy Domecq

No he de creer el cuento que estoy muerto
Ni tampoco ilusionarme de estar vivo
Si el bacarat no estimula mis oídos
Con un Domecq en su ámbar líquido.

La copa deseada, es mi brandy preferido
Rumoroso y cálido, seduce los sentidos
Delicado en su aroma y en su esencia
Con un trago ya me siento redimido.

Si en el cielo de mi boca abrigo su bouquet
Cierro los ojos y pienso en el Edén
En los dioses tutelares de su mítico placer.

De Jerez de la Frontera para el mundo, añejo y fino
Galante, preciso, oportuno caballero
Un brandy de Don Pedro será siempre bienvenido.


Andrés Garzón, bartender internacional y su carta de cócteles Domecq para esta temporada mundialista 
 Bartender Casa Domecq

Andrés Garzón, bogotano, bartender oficial de Casa Domecq, con seis años de experiencia en acreditados establecimientos del Grupo Mancini. Creador de cartas y estudioso de la mixología, que es el arte de fusionar sabores naturales  con diferentes destilados, en este caso, Brandy Domecq, del que se refiere como un licor dúctil y versátil a la hora de mezclar, con notas y resultados agradables al paladar.

Egresado del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) como tecnólogo en mesa y bar, Garzón ha competido en eventos macro de mixología, como el World Class Competiton, en Nueva Delhi (2011), y en Río de Janeiro (2012), donde en ambos eventos logró posicionarse en los cinco primeros puestos a nivel latinoamericano.

En el marco de la campaña ‘La Copa Más Deseada’ de Brandy Domecq, Andrés Garzón recomienda unos cócteles sencillos de elaborar, inspirados en variaciones de los ya reconocidos clásicos cócteles: los mojitos de diferentes sabores (tamarindo, mandarina, níspero, mango, zapote, maracuyá, mamoncillo, frutos rojos; especies como cardamomo, jengibre y limonaria, etc.), los dáiquiris, algunos martinis, y el recomendado de su autoría, inspirado en la versión del ‘Alexander’ antológico, que él prepara con helado de vainilla, licor de café y, por supuesto, Brandy Domecq.


Prepare, disfrute y comparta cócteles Domecq, dirigidos por Andrés Garzón, con la ejecución de Iván Olarte:  
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