lunes, 18 de agosto de 2025

‘Bogotá, ahí estás pintada’, legado artístico de un colectivo de virtuosos muralistas para la capital

 

El antes afeado, intransitable e inseguro túnel de la estación Jiménez de Transmilenio, ha sido transformado en una atractiva galería de arte urbano.

(La Puerta Falsa, obra de Paula Sánchez Rozo)

 Ricardo Rondón Chamorro 

Fotos: Ricardo Rondón

La última vez que utilicé el túnel de la estación Jiménez de Transmilenio, me topé con la riña de dos mujeres de mediana edad que, revolcadas en el suelo, se arrancaban las mechas a manotazos, ante la mirada impávida de venteros y transeúntes. Si no llega a tiempo la policía, las peleonas, entre gruñidos y arañazos, estuvieron a punto de sacarse los ojos.

A todas luces, el pasadizo inseguro e intransitable de antes, hoy tiene una nueva cara, gracias a la gestión de la empresa Transmilenio de despejar la desproporcionada venta ambulante, iluminar y limpiar, para convertirlo en una admirable galería de arte urbano, en la línea muralista, que convoca las miradas de usuarios, y que aprovechan para tomarse fotos.

El talento de un colectivo de doce artistas independientes por embellecer portales y estaciones del sistema articulado de movilidad, liderado por Juan Carlos Millán Gutiérrez, maestro de artes plásticas, da cuenta de una serie de diecinueve murales de gran formato, homenaje a los espacios públicos, edificios y monumentos más bellos y representativos de Bogotá, en la celebración de los 487 años de su fundación.

La Iglesia de la Candelaria, una de las más antiguas de la capital, tiene el virtuoso sello del artista José Manuel Valero Mendieta

Bogotá, ahí estás pintada, es una invitación a la dicha visual, y al reconocimiento del esfuerzo de virtuosos artistas, hombres y mujeres, que no figuran en las sofisticadas publicaciones de arte, pero que, silentes y anónimos, sacrificaron sus horas de sueño, a lo largo de tres semanas, entre las once de la noche y las cuatro de la madrugada, para hacer posible esta inspiradora obra en conjunto, con las postales más recordadas de la metrópoli que habitamos.

La selección de muralistas está integrada por Paula Sánchez Rozo, Paloma Rendón, Geraldine Cruz, Camila Luna, Jean Pablo Barbato, José Manuel Valero, Francisco Castro, Cristóbal Navarrete, Wilson Najar y su hijo Erik Najar, Iván Darío Berrío y Juan Carlos Millán, algunos docentes, otros trabajadores independientes, de distintas edades y localidades, todos con un objetivo en común: expresar el sentido de pertenencia y cuidado por la ciudad, y vislumbrar la memoria y la belleza de los lugares que la han dado identidad y prestigio a Bogotá.


Una fiesta del color y la provocación hizo la maestra Geraldine Cruz Valbuena de la octogenaria Plaza de Mercado de La Perseverancia 

En la exposición Bogotá, ahí estás pintada, se destacan obras como La Puerta Falsa y el Estadio El Campín (Paula Sánchez), Plaza de Bolívar y Plazoleta del Chorro de Quevedo (Jean Barbato), Transmicable y Collage del Centro Histórico (Paloma Rendón), Iglesia de La Candelaria y Plazoleta de los Periodistas (José Manuel Valero), Estación del tren de Usaquén (Camila Luna), Planetario Distrital y La Rebeca (Wilson Najar y su hijo Erik Najar), Centro de Memoria Paz y Reconciliación (José Francisco Castro), Eje ambiental y Monumento de las Banderas (Cristóbal Navarrete), Plaza de Mercado de la Perseverancia (Geraldine Cruz), Monserrate y el Museo Nacional (Iván Berrío), y Calles de La Candelaria (Juan Carlos Millán).

Los murales expuestos tienen una dimensión estándar de 1.87 metros de altura por 1.58 metros de ancho. Se utilizó pintura en acrílico, a partir de técnicas como cuadrícula a escala, calcado con proyector, stencil o plantilla, y retícula orgánica, que en diseño gráfico es el conjunto de líneas y guías que distribuyen y organizan el espacio compositivo de una obra.

Crear para dignificar 


Calle del barrio colonial de La Candelaria ilustrada por el maestro Juan Carlos Millán

Al frente de este proyecto de darle color y emoción a las terminales y estaciones de Transmilenio, está Juan Carlos Millán Gutiérrez, bogotano, de 47 años, licenciado en Artes Visuales de la Universidad Pedagógica Nacional, promotor y orientador del colectivo de muralistas desde 2020.

Todo empezó por un viaje que Millán hizo a México, en 2019, con su colega y amigo Wilson Olivares, los dos fundadores de la Corporación Cultural El Andamio. La ruta muralista de los consagrados Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, contó con la orientación del maestro Ariosto Otero Reyes, autoridad del patrimonio mexicano y referente del muralismo contemporáneo.

De regreso a Bogotá, en plenos hervores de la pandemia del coronavirus, Millán y Olivares organizaron el primer colectivo de artistas emergentes de Suba, al que bautizaron con el ingenioso remoquete de Subarsivos. En esa populosa localidad, dieron las primeras puntadas de un tejido cultural y social que se ha extendido a distintos portales y estaciones del sistema de movilidad.


El Eje ambiental, que cruza un tramo de la avenida Jiménez, fue plasmado con el pincel del maestro Cristóbal Navarrete 

El trabajo inaugural, en el portal de Suba, se nombró "Sintiendo mi Suba', mural monumental de 50 metros de ancho por 4 metros de alto, con una línea de tiempo que parte de la leyenda de Bachué y continúa con los rituales de agua que los muiscas, en esta región, ofrendaban a sus deidades naturales.

"Fue el primer y gran regalo que le hicimos a la localidad -manifiesta el profesor Millán-. Después invitamos a artistas locales, entre ellos grafiteros, para realizar un mural comunitario de carácter ecológico, al otro extremo del portal de Suba". 


El artista Jean Barbato Luengas deja huella de su talento en el mural de la pileta del Chorro de Quevedo

"Así se originó nuestro primer colectivo de capacitación y creación en línea muralista, a partir de una beca impulsada por la Alcaldía de Suba, que logró el viaje de diez artistas locales al Museo Arqueológico de Xochimilco, colonia Santa Cruz de Acalpixca, Ciudad de México, con la afortunada guía de la maestra Guillermina Guadarrama, especializada en Historia del Arte y autora del libro La Ruta de Siqueiros: Etapas en su obra mural. Esa fue una experiencia excepcional para nuestros artistas".


El Templete del Libertador, del Parque de los Periodistas, obra de José Manuel Valero 

"Crear para dignificar", argumenta el maestro Juan Carlos Millán Gutiérrez, "es un proyecto que, con arduo trabajo, vocación y esfuerzos, venimos desarrollando con artistas de distintas procedencias, algunos de condición vulnerable, ninguneados en el panorama artístico, o con problemas de adicciones, que ven en el arte un acto de sanación y un propósito respetable y de autoestima para sus vidas".

Talentos 


No podía faltar el homenaje a La Rebeca (o La Aguadora), como también se le conoce, que lleva la firma de Wilson Najar

La pareja de abuelos que saluda desde La Puerta Falsa, icónico salón de onces, con más de 200 años de historia, vecina de la Catedral Primada, lo mismo que el padre que carga a su pequeño hijo en un brazo, a las puertas del estadio El Campín, llevan la rúbrica de Paula Sánchez Rozo, egresada de la facultad de Artes Plásticas de la Universidad de los Andes.

Paula es una de las artistas más jóvenes del colectivo de estación Jiménez. Además de su habilidad como muralista, es tatuadora y pinta al óleo. Una de sus obras más significativas, enmarcadas en el arte religioso, es la Virgen Desatanudos, inspirada en la original de El Vaticano, imagen de devoción del fallecido papa Francisco.


Padre e hijo a las puertas de la fiesta futbolera en El Campín, bella estampa de Paula Sánchez Rozo 

La réplica de Sánchez Rozo, está plasmada en óleo, sobre madera, tiene 3 metros de alto por 2.10 metros de ancho, y engalana una de las naves de la Iglesia de San Cayetano (Avenida 1° de Mayo con Boyacá). Pablo Arnoby Álvarez, párroco del templo, le mandó a hacer una capilla especial.

Para Paula, su participación como artista invitada del profesor Juan Carlos Millán, fue una experiencia aleccionadora y gratificante por la oportunidad de incursionar en el espacio público.

La artista Camila Luna celebró el patrimonio vivo de la Estación del Tren de Usaquén

Cristóbal Navarrete Borrero, de 59 años, es el artista más veterano del grupo de talentos de Estación Jiménez. Los murales del Eje ambiental y el Monumento de las Banderas, llevan su firma. Don Cristóbal, bogotano del barrio Modelia, estudió Artes, en la Universidad Nacional; Artes visuales, en Los Andes: y se especializó en pintura en la Universidad de Nueva York.

Su historia de vida reúne los insumos del guion perfecto para una serie taquillera. Su padre fue un hombre muy pudiente, propietario de la cadena de pastelerías Superior, pero Navarrete hijo se decidió por los caminos del arte, y su aliada, la bohemia. Buena vida, derrochador, hasta quedar en bancarrota. "Es el arte el que vuelve y me rescata", sentencia. Indiscutible su talento. 

Espléndida perspectiva del Planetario Distrital con la Torre Colpatria como telón de fondo, obra de Wilson Najar 

"El arte me ha salvado de tomar malas decisiones y del capitalismo absorbente", puntualiza Jean Barbato Luengas, autor de los murales de la Plaza de Bolívar y de la pileta con personaje y perro, de la Plazoleta del Chorro de Quevedo. Es egresado de la Academia de Artes Guerrero, y tiene una licenciatura en Artes de la Universidad Pedagógica Nacional.

Barbato se precia de vivir solo del arte. Hace parte del grupo creativo de IDARTES. Ha hecho grafiti, pintura de aerosol, acuarela, serigrafía, muralismo, artesanía con madera y cerámica fría, efectos ópticos, línea geométrica, realidad y ficción. Realiza trabajos para dos galerías de Quinta Camacho, en Bogotá, y una en Medellín.


El Centro de Memoria Paz y Reconciliación visto por el maestro José Francisco Castro

La fiesta del color, la identidad criolla y el deleite del paladar están plasmados en el mural de la octogenaria Plaza de Mercado de la Perseverancia: una espléndida panorámica del edifico, con una vendedora de frutas en primer plano, generosa de manzanas, bananos, peras, fresas, kiwis y patillas, que suscribe Geraldine Cruz Valbuena, administradora de empresas y artista plástica empírica. 

Dice Geraldine que su vocación viene de la infancia, cuando en el colegio sobresalía en los concursos de pintura. Ha trabajado con óleo, aunque su fuerte es el acrílico. También ha hecho grafiti, y por encargo elabora réplicas del maestro ecuatoriano Oswaldo Guayasamín.

200 años del Museo Nacional de Colombia, alegoría del pintor Iván Berrí

Ahora, Cruz Valbuena se está probando en el tatuaje. Concluye que fue una afortunada coincidencia conocer en el Portal del Sur, en pleno trabajo de muralismo, al maestro Juan Carlos Millán, y que acoger su invitación al proyecto Bogotá, ahí estás pintada, fue una experiencia única, de satisfacción y orgullo.

"El arte me ha redimido de las carencias y la violencia en el contexto donde crecí. Ha llenado mi vida de experiencias que, de otra manera, no hubiera disfrutado, porque ha dado significado a mi existencia en términos de búsquedas y asombro constantes", celebra José Manuel Valero Mendieta, autor de los murales de la Iglesia de La Candelaria (con ciclista) y del templete de Simón Bolívar, del Parque de los Periodistas.

Cuando transiten por la estación Jiménez de Transmilenio, observarán que el pasadizo esta transformada en una galería de arte urbano 

Residente de la localidad de Suba, licenciado en Artes visuales de la Universidad Pedagógica Nacional, pintor, ilustrador editorial, Valero viene trabajando desde 2008 en proyectos artísticos comunitarios, inspirados en las Leyendas indígenas de Colombia, recopiladas en el libro Retablo aborigen, del profesor Max López Guevara.

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