sábado, 28 de junio de 2014

Maracanazo de James Rodríguez

James Rodríguez, 10 en todo: su consagración como crack en el Maracaná. Foto cortesía Reuters
Ricardo Rondón Ch.

73.804 espectadores en el Maracaná, con un promedio del cincuenta mil colombianos, quedaron obnubilados en el minuto 28 de aquel histórico 28 de junio de 2014, cuando la esférica llegó al cuerpo del número 10 de la Selección Colombia, como si le hubiera caído del cielo. El volante alzó la mirada, la recibió en el pecho, giró en cámara lenta hacia el arco y sin dejarla caer, despachó un cañonazo con la zurda que hizo cimbrar el travesaño del arco de Muslera y fue a parar a la red como teledirigida por un fogonazo hipnótico: Una obra de arte.

De esta manera, un criollo, un nuestro, James Rodríguez, rubricaba un golazo digno de una copa del mundo en su segunda fase, en un macroestadio enloquecido que no podía dar crédito a lo que acababa de presenciar. Tampoco quienes estábamos frente a los televisores: la boca abierta, los ojos atónitos, las pestañas crispadas, la exhalación, el corazón a mil  y ese “no puede ser…” que remarcamos prolongado ante algo prodigioso, inverosímil, sólo que esto no era un sueño sino  producto de la virtud hecha fantasía en los pies de un verdadero crack.

El guardameta uruguayo tampoco la creía, ni su jefe, el maestro Tabarez, con el ceño fruncido y la mirada anochecida, ni los miles de seguidores de la celeste, atribulados por la mala racha de los últimos días, la sanción de su jugador estrella, Luis Suárez y, en el transcurso del partido, el imperativo de los pupilos de Pékerman que pusieron en jaque a la defensa charrúa y en riesgo permanente su portería.

La ratificación de ese sólido y efectivo esquema se vio en el minuto 50 con balón de Armero por el flanco izquierdo que compartió con Cuadrado, de cabeza, y que fue a parar otra vez a los pies de James para resolver, sin dificultades, la segunda anotación. El “no puede ser” se volvió a oír entre murmullos y el jovencísimo delantero paisa señalaba una vez más con el índice su categoría.

Otra vez la hinchada tricolor convertida en un manicomio en las tribunas del Maracaná. Otra vez  los gritos de éxtasis y los trompetines ensordecedores y los abrazos fundidos en un solo abrazo y el ¡Oe, oe, oe! a garganta llena. Colombia escribía en ese momento el capítulo más vibrante y ejemplar del fútbol en su historia. Y James el mejor en la historia del fútbol colombiano. Alfombra roja a los cuartos de final.

La belleza colombiana presente en el Maracaná, escenario de la grandeza de nuestra Selección 
James, Cuadrado, Yepes, Zapata, Aguilar, Armero, Zúñiga, Gutiérrez, Sánchez, Guarín, y ese genial portero que es David Ospina, otro de los grandes de esta triunfal contienda, pasaban una nueva página del balompié nacional, ante una desconcertada Uruguay que en las postrimerías del segundo tiempo supo reconocer y admirar la jerarquía de los colombianos. 

En conferencia de prensa, el mismo Óscar Washington Tabarez admitió que James ostentaba los galardones como el mejor de Brasil 2014, no obstante su juventud y su debut en un campeonato del mundo: "El talento tiene cosas que nada tienen que ver con la experiencia. James es uno de ellos, como los Messis, los Maradonas; es un don que él está aprovechando en su mejor momento".

James Rodríguez, además de consagrarse por el mejor gol que a la fecha del Mundial se haya registrado (el primero ante Uruguay), alcanza el máximo puntaje, 9.79, el primero en el top de los más sobresalientes de esta cita mundialista, seguido por Iván Perisic, Croacia (9.74); David Luiz, Brasil (969); Karim Benzema, Francia (9,65); Arjen Robben, Holanda (9,62); Daniel van Buyten, Bélgica (9,58); Xherdan Shaquiri, Suiza (9,55); Neymar, Brasil (9,52); Thiago Silva, Brasil (9.50); y Mamadaou Skaho, Francia (9, 47).

Como si lo anterior fuera poco, Rodríguez, con los dos goles anotados a Uruguay, completa 5 en total, cifra que lo ubica hasta el momento como el goleador del mundial, secundado por Thomas Müller (Alemania) Lionel Messi (Argentina) y Neymar (Brasil), cada uno con cuatro anotaciones.

Por su parte, el destacado analista y comentarista británico Tim Vickery, corresponsal de prestigiosas cadenas como BBC y ESPN, escribió loas de James en su apartado digital SoccerNet, donde subraya el ingenio, la habilidad y la variedad de su juego, tanto en el colectivo como en lo personal, contundentes estrategias capaces de comprometer el arco contrario y provocar la explosión del gol con jugadas superiores, apenas comparables con figuras legendarias  de este deporte, incluidos Pelé y Maradona.

Mente, espíritu y músculo perfectamente coordinados, tal cual el libreto de la dirección técnica, con una seguridad y jerarquía desconocidas en el concierto futbolístico tradicional. Un punto y aparte en el esquema de manejar el balón, de dominarlo, de saberlo cruzar y rematar para lograr el objetivo final, mucho más significativo y con mejor lucimiento que lo que le vimos a la anfitriona Brasil, que pasó angustias con Chile para lograr su pasaporte a los cuartos de final, desde el punto penal.

Algo que nos llena de confianza, porque si Colombia -estamos seguros que así va a ser- mantiene el ritmo, la enjundia y el liderazgo que observamos contra Uruguay, pues no habrá temores ni vacilaciones para enfrentar a los dueños de casa el próximo viernes 4 de julio en el estadio Castelao de Fortaleza.

Si eso llegare a suceder, si la Divina Providencia nos sigue acompañando y la inspiración del profesor José Pékerman se hace más profusa en estos extraordinarios muchachos, habrá que sacar de antemano una cita con el cardiólogo, porque es muy difícil que el corazón apretujado de júbilo siga aguantando tantas emociones en serie.

Al final, cientos de muchachas excitadas por las hazañas de su máximo ídolo, James Rodríguez, expresaron su disposición para “darle un hijo”, algo imposible en la ordenada vida del pupilo estrella de Pékerman, que sólo tiene ojos para las tres mujeres que más ama en su vida: su señora madre Pilar Rubio, su esposa Daniela Ospina, y su pequeña Salóme, motivo e inspiración de sus olímpicas realizaciones.

Hazañas como la que el Maracaná se pusiera de pie en el minuto 85, cuando fue sustituido por Adrián Ramos y le tributara conmovido el merecido aplauso. Y en ese templo, el crepitar apoteósico sólo se produce con los cracks. James es el nuestro.

Música en Maracaná, toca Colombia, crónica de Ramón Besa, el País de España:
http://deportes.elpais.com/deportes/2014/06/28/mundial_futbol/1403970925_363078.html
Crónica de Las 2 Orillas: Pilar, la supermamá de James Rodríguez:
'Se nos fue': registro de El País de Montevideo:
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