lunes, 7 de marzo de 2022

La dura faena de un humilde pescador artesanal que aspira al Senado para rescatar a su gremio

 

Omar Guarín Villazón bambolea la atarraya sobre las aguas de la ciénaga de Cascajal y Rafael de Cortinas

Con mínimos recursos económicos, Omar Guarín Villazón, líder social y ambiental de Magangué, se la juega en su propósito legislativo con la atarraya al hombro y el respaldo de la comunidad pesquera de Colombia   

Ricardo Rondón Chamorro

(Fotos: Milton Villazón)

Omar Guarín Villazón, pescador artesanal de Magangué, Bolívar, tiene 53 años, 1,75 de estatura, pesa 52 kilos, y está voleando anzuelo, flecha y atarraya desde los 12. La primera vez que se puso unos zapatos fue a los 24, para cumplir a una reunión de líderes comunales en Cartagena.

Omar conoce desde niño la cultura anfibia de la pesca. Ha cursado a su aire el Río Grande de la Magdalena por sus brazos, cuencas y ciénagas, desde Honda y La Dorada, pasando por la Depresión Momposina, Magangué, Pinillos, Malibú, hasta El Banco, Plato y Barrancabermeja; y se ha asomado perplejo a su desembocadura en Bocas de Ceniza, que él define como "una sinfonía mística ante la compresión de las aguas de sal y de dulce, que forman unos marrullos fosforescentes de una belleza y una magia indescriptibles".

También está enterado de sus mitos y leyendas, y en épocas de subienda ha bailado cumbias hasta el amanecer con vela encendida, "porque el Magdalena es el río de la cumbia cienaguera. Después de muchos días de espera, el milagro pesquero se celebra con sancocho magangueleño, que es un trifásico de gallina, cerdo y doncella, con papa, yuca, plátano y ñame, que se sirve en totuma, se come con cuchara de palo, y se pasa con guarapo o cerveza".

Omar pondera orgulloso la tierra fértil que lo vio nacer, y los hijos de esa comarca que han hecho historia en Colombia: José Francisco "Chico" Cervantes, genio de la música tropical, pionero de la Salsa y fundador de los Corraleros de Majagual; su hijo Omar Cervantes, que mantiene vivo su legado; y con ellos los recordados compositores Martín Madera y José M Leal; y el excampeón mundial de boxeo en la categoría welter junior Ricardo "Mochuelo" Torres.


Líder social y ambiental por 20 años, Guarín Villazón fue elegido como Personaje del año, en 2017, por el periódico El Espectador  

Omar jamás ha lucido traje ni corbata. En su cédula de ciudadanía, su piel está registrada como trigueña, pero bajo la canícula, en plena faena de atarraya, destella un cuero recio y cobrizo como el de la majagua, macerado por el trajín ante la brisa y el inclemente sol cienaguero.

Tiene Guarín Villazón la mirada humilde y paciente de los pescadores ancestrales que viven al diario de su trabajo, entre el entusiasmo y la incertidumbre, los días buenos y las jornadas nulas, las intempestivas tormentas río adentro, y los ataques de las fieras que acechan en las tumultuosas aguas, el caimán de aguja o la babilla negra.

Como reza el verso de La Piragua, del compositor banqueño José Barros, Guarín Villazón, desde muchacho, está acostumbrado a "capotear el vendaval", y a lidiar con esos imprevistos de la naturaleza, porque dice que "eso se lleva en la sangre,  una enseña de padres y abuelos, y del río maestro que nos adoctrina en el amor por la vida y el respeto por las aguas. Porque el río es fuente de vida", aclara él, que brotó del mágico territorio de la magangueleñidad, donde se cruzan tres ríos: el Magdalena, el Cauca y el San Jorge.

Las cuarteadas callosidades de sus manos y pies así lo atestiguan, cuando sembrado en una rústica canoa de ceiba tolúa (la preferida de los galapateros, fabricantes de canoas como Gener Bustamante y Wilson Arrieta), y al vaivén de las aguas de la ciénaga de Cascajal y San Rafael de Cortinas, bambolea la cintura y extiende sus brazos nervudos por el jaleo de los remos, para lanzar una red de aproximadamente 11 kilos de peso.

-Cómo es eso del verbo remar?-, le pregunto al maestro Guarín.

“Remar es entender el comportamiento de las aguas. Ellas mismas se encargan de enseñarle a uno el arte de dirigirlas al ritmo de la corriente, y de los tiempos y las condiciones del viento. En la canoa de pescar intervienen dos personas: el que va atrás, el patronero, que señala el curso de la embarcación, y el de adelante, que es el orientador, el que define las coordenadas. El mismo río le da uno la sabiduría para enfrentar una contracorriente, un caudal embravecido o el temor de una tormenta. Este oficio requiere de habilidad, de paciencia y de confianza en sí mismo”.

-¿Y cuál es el secreto de una buena faena?

“Aquí sí aplica el proverbio que dice que al que madruga, Dios lo ayuda: en la madrugada, o a eso de las nueve de la mañana. La seña es cuando un punto de las aguas empieza a moverse de forma circular. Ahí es cuando uno lanza la atarraya, y lo que Dios nos traiga. En épocas buenas, entre varios pescadores, en un procedimiento que llamamos corraleo, con varias atarrayas, se puede lograr una faena de entre 300 y 400 pescados de varias especies como bocachico (el rey del Magdalena), bagre blanquillo, vizcaína, nicuro, arenque, dorada, sábalo, bagre rayado y doncella, entre otras”.

Contaminación y pobreza

Humilde, pero con la fortaleza y la confianza en su gremio pesquero, Guarín aspira a una curul en el Senado, con el número 43 en el tarjetón

Es un medio día de finales de febrero. El sol reverbera y permite ver en su esplendor el grueso del río perlado que avanza majestuoso. Ese río que ha inspirado a juglares y letristas de distintas estirpes. El río promisorio de los viejos vapores repletos de comerciantes, aventureros y turistas. El río con sus mitos y  leyendas, el de la reina cumbia que cruzó un jovencísimo Gabriel García Márquez en su afán de probar suertes como periodista y escritor en la capital. El río que impulsó al antropólogo, biólogo y explorador canadiense Wade Davis a narrar su poderoso libro ‘Magdalena: Historias de Colombia’, que definió contundente en uno de sus párrafos:

“El río Magdalena no es solo la principal arteria del país. Es la razón por la que Colombia existe como nación (…) En los tiempos más oscuros, fue convertido en cementerio, una corriente amorfa de muertos. Sin embargo, siempre regresa como un río de vida. Durante los peores años de la violencia, el Magdalena nunca abandonó a su gente. El Magdalena es la historia de Colombia”.       

“Mire, amigo periodista, en un tiempo, todo esto estuvo poblado de manglares", prosigue Omar Guarín Villazón, refiriéndose a esos humedales costeros que retroalimentan los ecosistemas y redundan en la producción pesquera, pero que han sido arrasados por la maquinaria pesada de los terratenientes del ganado.

"Aquí, lo más grave, es la contaminación de las aguas por residuos de metales pesados como el mercurio, que deja la minería ilegal, lo mismo que agroquímicos de alta toxicidad, y de aguas residuales que han convertido los ríos en cloacas, como en el caso de Magangué, que teniendo acueducto, carece de una planta de tratamiento de aguas residuales", reclama Guarín.

"Este flagelo viene de muchos años, de los gobiernos que no nos han parado bolas, porque el de los pescadores artesanales es el gremio más abandonado. Con solo decirle que nuestra población pesquera artesanal, en el país, sobrevive entre la pobreza y la pobreza extrema", denuncia el pescador, mientras una garza morena cruza con un graznido bronco la limpia bóveda celeste de la ciénaga.

En 2010, por la venenosa contaminación del Magdalena, en este punto de la costa caribe colombiana, se vieron afectados 78 niños por serias enfermedades gastrointestinales, de la piel y de la sangre. Uno de ellos, Remberto Guarín, de diez años, hijo de Omar, falleció. Una tragedia imborrable que en su relato le inunda la mirada de lágrimas.

Sin haber cursado más estudios que la secundaria, Omar Guarín Villazón viene ejerciendo hace veinte años como líder social y ambiental, representante del gremio pesquero en su región, vocero oficial de la Cuenca del Magdalena y presidente de la Confederación Mesa Nacional de Pesca Artesanal de Colombia (Comenalpac). En 2017 fue elegido Personaje del Año por el periódico El Espectador.

Sobre la tumba de su amado retoño, Guarín hizo la promesa de luchar hasta lo indecible para lograr, desde su liderazgo, la reivindicación de los pescadores artesanales, y brindarles el respaldo que nunca han tenido, "porque la situación en este momento es de vida o muerte -puntualiza-. Jamás hemos tenido un doliente en el Congreso de la República". Y alerta: "No podemos esperar más, y llegó la hora de actuar desde las leyes que nos otorga nuestro deber de ciudadanos: somos 70.000 pescadores que vivimos de este humilde oficio, el mismo que bendijo Jesús a sus discípulos".

Sin recursos

Guarín, con su familia, en la puerta de su casa de interés social, en el corregimiento de Santa Fe, municipio de Magangué, Bolívar 

Bajo esa premisa, Omar Guarín Villazón inscribió su aspiración al Senado por el Partido Verde y la Coalición Centro Esperanza, con el número 43 en el tarjetón, para las justas electorales del 13 de marzo de 2022. Como los recursos de su campaña son mínimos, la inscripción la hizo desde Magangué para ahorrar el desplazamiento a Bogotá. Se podría afirmar que, en medio de las escandalosas trapisondas de compra y tráfico de votos, la campaña de Guarín Villazón es la más austera en la actualidad, pues a la fecha, en el registro del Consejo Nacional Electoral, solo aparece $1'800.000.

Esa cuantía salió de los ahorros de la santandereana Adriana Cadena Cancino, directora ejecutiva y representante legal de Comenalpac -"un ángel que se cruzó en mi camino", en palabras de Guarín-, profesional en alta gerencia, relaciones económicas internacionales,  magister en gobierno y doctora en ciencias políticas.

Desde 2017, la doctora Cadena se vinculó al gremio de los pescadores artesanales, conmovida por la precaria situación que vive este sector de la población en todo el país, indiferente ante los ojos del gobierno, marginada por la depredación de sus territorios a órdenes de latifundistas y mineros piratas, con catastróficas consecuencias sociales ambientales y sanitarias.

Fue Cadena, que ante el Congreso de la República, en 2017, intervino a favor de los pescadores artesanales en la ley 1851, que penaliza la sobreexplotación de pesca ilegal, y con la que también se logró la caracterización y formalización de los mismos (registro tipo censo), con el fin de garantizarles condiciones legítimas ambientales, socioeconómicas y de productividad.

Guarín Villazón es consciente, que de no haber sido por la intervención de la doctora Cadena en la consecución de dicha ley, no se hubiera podido lograr el reconocimiento de los 34.000 pescadores artesanales marítimos ni de los 70.000 pescadores artesanales continentales que operan en los ríos Magdalena, Cauca, San Jorge y Sinú.

Contra viento y marea


Maestro de la pesca artesanal, don Omar se mueve desde niño, como pez en el agua, en el Río Grande de la Magdalena

Esto le dio a Guarín más bríos para continuar en su misión de liderazgo y trabajar de forma mancomunada con su gremio: propender en soluciones a los problemas emergentes que padece su comunidad, y de urgentes medidas sanitarias que resuelvan enfermedades y plagas de suma gravedad como el dengue, la gastroenteritis y el mal de Chagas, entre otras que atacan con mayor incidencia a la población infantil.

"Carecemos de inversión. -agrega Guarín-. El 95% de nuestras necesidades no han sido solucionadas. Los administradores de turno han sido indiferentes a los problemas de toda índole que nos aquejan. Ni hablar de la corrupción. La pesca industrial también nos ha perjudicado mucho, al dejar un preocupante lastre en el ecosistema".

-Don Omar, ¿y usted sí cree que salga elegido con los mínimos recursos económicos que cuenta, y a punta de atarraya?

"Tengo depositada mi fe en Dios, en mi familia y en mi gremio. La lucha ha sido dura. Nos ha tocado hasta sacrificar del mercado para cumplir las correrías, pero ahí vamos: en moto, en lancha, en flota, en lo que sea, hemos recorrido más de 190 municipios. La respuesta de los pescadores ha sido positiva. Ellos me conocen de hace más de veinte años en estas batallas, y saben, que si no aprovechamos esta oportunidad, corremos el riesgo de desaparecer. La pesca artesanal es un patrimonio cultural e inmaterial de la nación, y es nuestro deber salvarla, por nuestras familias, por nuestros hijos, por mi muchachito que todos los días me inspira y me motiva desde el cielo".

Como en el verso de Borges, Omar Guarín Villazón “mira el río hecho de tiempo y agua, y recuerda que el tiempo es otro río, sabe que nos perdemos como el río, y que los rostros pasan como el agua”. Por eso, convencido, apuesta sus restos y finca su  confianza en la comunidad pesquera de Colombia, con el agregado providencial de que, con todas sus bregas y sufrimientos, sigue creyendo en milagros.

Agenda prioritaria

Ilusionado en la "pesca milagrosa" de las justas electorales del 13 de marzo de 2022  

Puntos fundamentales a desarrollar en la agenda de Omar Guarín Villazón, en caso de ser elegido.  

*Plan emergente de descontaminación de ríos y ciénagas.

*Restauración de cuerpos de agua estratégicos para incremento de la producción pesquera.

*Proyecto de ley que reconozca un seguro de desempleo a pescadores en tiempo de veda, y que incluya seguridad social y alimentaria.

*Diálogo abierto entre gobierno nacional, corporación legislativa y comunidades pesqueras en aras de un desarrollo integral de la pesca artesanal.

*Emprendimiento económico y social en los territorios para garantizar una mejor calidad de vida a los pescadores y a sus familias.

*Lograr el reconocimiento del pescador como sujeto especial de derechos.


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