El escritor argentino Martín Caparrós, uno de los invitados de lujo en la 32° Feria Internacional del Libro de Bogotá, 'Colombia, 200 años'. Foto: Prensa Filbo |
Martín
Caparrós es un hombre satisfecho. Sobre todo, porque hace lo que
le gusta, y lo admite con sonrisa simple que adorna su bigote blanco.
Periodista, novelista, ensayista e historiador, disfruta mucho cuando investiga
y escribe sus vivencias del mundo donde afloran Latinoamérica y sus ciudades,
desafíos y miserias, corrupción e historia, producto de un periodismo que no
abandona.
“Creo que vale la pena ser periodista, si tienes la
decisión de hacerlo como te gusta. Sí, pelear por hacer lo que te gusta es muy
estimulante. Las nuevas generaciones nos ven ahora, después de treinta, cuarenta
o más años de trabajo, y piensan que todo fue fácil. Ignoran lo que nos tocó
luchar para lograr lo que hemos hecho”.
Caparrós habla con Alberto
Salcedo Ramos en el auditorio José
Asunción Silva durante Filbo 32,
en Bogotá, y no duda en admitir que falta mucho para llegar a certezas. Por
eso, cuando su interlocutor le pregunta por la opción de contar la aldea,
eslogan de su encuentro, apela primero a las anécdotas y luego a confesar sus
dificultades.
“Me acuerdas de Miguel
Hernández, el poeta español muerto en prisión después de la guerra civil. Él
fue como la esponja de mis ideas a los veinte años, cuando tuve la oportunidad
de acompañar a un director argentino exiliado en París en su propósito de hacer
una película sobre los poemas de Hernández.
Martín Caparrós: "El periodismo te brinda la oportunidad de mostrar lo que otros no quieren ver o no quieren que se sepa". Foto: CNN |
Hubo que hacer un contrato con su esposa y su hijo -que
no conoció a su padre-, para usar los textos y definir el derecho al veto y la
parte económica para la familia. Así que fuimos a Elche, donde vivía la viuda.
Era una señora flaca, chiquita, vestida de negro, que nos recibió en un sillón
que estaba delante del afiche de Miguel
Hernández con un extracto de su poesía, donde reinaba el erotismo del poeta
a su amada”.
Caparrós y
el director oyeron las quejas de la viuda sobre el guion que mostraría un amor
de juventud. En esos momentos llegó el hijo con pinta de malandro: camisa
abierta, pantalones apretados, pulseras y collares, disculpándose porque su
carro se había averiado. Apartó un momento al director y le dijo que no hiciera
caso a su madre. “Lo importante es que sigan adelante -anotó- y pongan viejas
empelotas porque eso es lo que atrae público”.
En síntesis, concluye el escritor argentino, no se hizo
la película. Retoma entonces su discurso para confesar que todo lo lleva a
tener dificultades para definir la aldea. Recuerda cómo pintar los problemas
del hambre no bastaba en su libro publicado en 2014. Había que entender los
mecanismos y las interrelaciones para no caer en una pornografía de la miseria.
“Por otro lado, parece que solo unos tienen derecho a
mostrar los problemas del mundo y pensarlos. Y que nosotros, los suramericanos,
debemos dedicarnos a lo local, regional y tal vez a lo nacional, nada más. Es
así como nos autocensuramos y no nos permitimos abordar lo general”, anota
convencido de la discriminación intelectual.
"Creo que vale la pena ser periodista, si tienes la decisión de hacerlo como te gusta". Foto: YouTube |
Pero Alberto
Salcedo Ramos insiste y observa que el periodista argentino logra elevar la
aldea a lo universal, al tiempo que se apropia de las aldeas de los otros, de
los lectores. Le plantea entonces el interrogante de cómo logra revelar esa luz
para que los demás puedan encontrarse en su espacio territorial.
Vuelve entonces el cronista argentino a las anécdotas.
Recuerda cuando el miércoles 24 de abril llegó a Bogotá y, en taxi, subió por
la Avenida Eldorado para llegar al hotel que le asignó Corferias. Al ver los nuevos edificios pensó por un instante mirar
en serio con el propósito de escribirlo, pero luego sonrió, pues no era su
propósito y podía dedicarse a ver más con los ojos desprevenidos del turista.
“Lo contrario me sucedió cuando abordé el proyecto
editorial de escribir sobre las grandes ciudades de América Latina. También,
cuando visité Medellín y vi el desfile de los silleteros en la Feria de las Flores. No entendía por qué
tenían que doblar la cintura llevando un objeto para el placer de otros. Es
triste, da vergüenza y nos habla de que todos tenemos la tradición de la
explotación extrema y por eso lo raro es aplaudir para sentirnos bien, y que
ellos, los que llevan las sillas, también se sientan bien”.
Salcedo
Ramos resalta que el escritor argentino es el gran maestro de
la crónica de viajes y capaz de mencionar la soga en casa del ahorcado. Aquí Caparrós lo contradice y dice que él la
muestra en la casa del que ahorca, pues se le hace más fácil mencionar la soga.
Y sobre el debate que generó su crónica de Medellín en el diario El Espectador, indicó que era
importante su análisis.
El ambicioso libro ensayo-crónicas de Caparrós, alrededor del flagelo que azota a gran parte de la humanidad. Foto: Las 2 Orillas |
Después, su interlocutor le pregunta sobre si hay una
forma de contar a Latinoamérica. Admite que Salcedo Ramos ha puesto el dedo en la llaga pues lleva año y medio
pensando cómo se puede contar L.A. en conjunto, pues hay ciertos rasgos de
unidad, y está trabajando en eso. Ve un mar de preconceptos, y se pregunta cual
sirve y cual no.
El escritor argentino relata luego cómo Bogotá fue la primera ciudad que
describió con el título Bogotá, la ciudad
rescatada, con la inquietud inicial de cómo hacerlo. Admite que estaba
muerto de miedo, pues no sabía cómo hablar de una ciudad de ocho millones de
habitantes. Saca entonces su computador
portátil y muestra el inicio de su crónica. En ella revela una ciudad donde siempre
hay nubes, ya sea que brille el sol o la luna, siempre surge una nube. Luego
lee la crónica donde el personaje es don Mario, un sepulturero que prefiere
vivir entre los muertos, esos que ya no son viejos sino jóvenes que se
enfrentan a plomo o a cuchillo. Y que no está seguro de si ahora hay menos
muertos que antes.
Más adelante, los dos cronistas abordan la amabilidad o
hipocresía que caracterizan a los latinoamericanos, y Martín Caparrós dice que la escala es más alta en el norte y
decrece hacia el sur hasta llegar a los argentinos, a quienes califica como los
más maleducados. Luego, abordan el tema de la corrupción e informan que ya está
publicándose La Copa América de la
Corrupción por parte de periodistas de cada uno de los países de la región.
Un proyecto que en el caso colombiano difundirá pronto Editorial Planeta.
El escritor argentino siempre tiene una mirada a los grandes conflictos de la sociedad, la corrupción y el poder en el mundo, sobre todo en Latinoamérica. Foto: Clarín |
“Aunque no he llegado a conclusiones definitivas, este
fenómeno tiene sus raíces en una cultura modelada por la corona española que
vendía bulas y todos los elementos que permitieran a sus habitantes alcanzar un
bienestar terreno o celestial. Todo se compraba, la conciencia se compraba. Es
así como lo ilegal está en la matriz de nuestras instituciones, es mi
hipótesis. Dicen que la corrupción no tiene ideología, pero es curioso porque no
hay más ideología que la corrupción”.
Aquí interviene Salcedo
Ramos afirmando que todos corrompen para gobernar. Y recuerda un aforismo
mexicano que dice que el que no tranza no
avanza. Vuelve Caparrós a
recordar cómo con la desaparición del Partido
Revolucionario Institucional (PRI) fue desalojado del poder: la gente
estaba confundida porque no sabían a quién pagarle la mordida. Concluye
entonces que lo que parece intrínseco y es tan natural resulta lo más difícil
de cambiar. Solo resta entonces encarar cambios fuertes.
Por último, los cronistas abordan si vale la pena ser
periodista hoy. Admite el argentino que lo que están en crisis son los grandes
medios de comunicación, pero no el periodismo que todavía tiene mucho que
contar. Y lo está logrando sin depender de nadie, afirmando su libertad de
mostrar lo que otros no quieren ver o no quieren que se sepa.
Otro conversatorio de Martín Caparrós en la Filbo: Patria y fútbol
Otro conversatorio de Martín Caparrós en la Filbo: Patria y fútbol
Sábado
27 de abril de 2019, Pabellón 5, ¡Que Viva la Música!, 3:00 PM
Conversaciones que le cambiarán la vida: En una frase del
cuento Luvina, de Juan Rulfo, el maestro le decía a los
habitantes del pueblo que la patria era la madre del país y ellos contestaban: “Este
país no tiene madre”. En Todo por la
patria, Martín Caparrós disertará
sobre la frágil construcción de la idea de patria y de cómo el fútbol es uno de
los rasgos más claros de identidad nacional en gran parte de Latinoamérica.
Modera: Santiago Rivas.
Prográmese aquí con su familia en la Filbo 2019: bit.ly/2p4um78
0 comentarios