Grandes ligas de la literatura argentina: Claudia Piñeiro, presente en la Filbo 2018,con su nueva novela 'Laas Maldiciones'. Foto: Daniel Mordzinski |
Claudia
Piñeiro tiene todo claro. Con su estilo despojado de siempre,
como la identificara un periodista argentino, siempre ha sido escritora. Y no
acepta un calificativo más, pues a pesar de la necesidad de trabajar desde su
juventud, siempre quiso escribir y lo ha logrado.
Así que dejemos a un
lado los adjetivos para que la Piñeiro
siga dando cátedra. A eso precisamente vino a la Feria del Libro de Bogotá 2018. El viernes 20 de abril en el auditorio del pabellón argentino, en charla con la escritora colombiana Marta Orrantia cautivó al público con
el recuento de su vida y última obra: Las
maldiciones.
Se trata de una novela en la cual desfilan políticos y
sus mentiras, la paternidad, la solidaridad, la magia pero, sobre todo, la
palabra que nos permite saber cuando se ama, se maldice, manipula y transmite
esperanza. Todo sin calificativos, solo con hechos.
“Inicio con una imagen, en la categoría de un sueño, es
como un amasijo que voy estirando para ver qué surge. De ahí parte todo. La de Las maldiciones fue ver a un líder
político en la playa tomando trago y le fui dando forma. Ese político que vez
posando en un asado al lado de la parrilla rodeado de calor, llama y humo sin
sudar un poco. Duré dos años con este libro desde el momento de la planeación, pasando por la investigación, hasta sentarme y escribirlo. Por fortuna, soy
dedicada, y planteado el objetivo trabajo varias horas todos los días hasta
lograr la meta”, dice Claudia.
La Piñeiro
asume esa vida que ofrece alternativas pero tú escoges el camino.
Paradójicamente estudió Contaduría Pública y trabajó diez años en esa
profesión antes de dar el cambio. Fue cuando, aburrida de la actividad de
supervisar tornillos, compresores y otros instrumentos técnicos, decidió
participar en un concurso de novela erótica que lanzó la editorial La sonrisa vertical.
Tuvo que leer autores como Anais Nin, Henry Miller y Charles
Baudelaire para tomar el pulso. Resultado: su novela El secreto de las rubias estuvo entre las diez finalistas.
“La escritura no apareció de repente. Lo que pasa es que
vos no sabes que te puedes dedicar a la literatura. En general, la mayoría de
los escritores han escrito siempre y tenido otros trabajos y otras profesiones.
En un momento se dan cuenta que pueden dedicarse a esto. No fue fácil. Yo ganaba
más como contadora y tenía que sobrevivir económicamente. Al principio, en la
editorial de Oskar Blottas como
correctora de textos, y luego asistente del editor mientras hacía cursos de guiones
para cine y televisión -donde pagan mejor- logré la estabilidad que me permitió
dedicarme a la escritura”.
Cuánto
vale una heladera, fue su primera obra de teatro con la que
ganó el galardón del Grupo Editorial
Norma, aunque ya había escrito otra en 1991 que pasó sin pena ni gloria.
También, Un ladrón entre nosotros,
primer texto para jóvenes en 2004. Luego
vino Las viudas de los jueves, la novela que significó el paso al
estrellato, porque no se puede llamar de otra manera a un libro que vendió 500.000 ejemplares solo en Argentina y fue llevada al cine al
igual que sus novelas Tuya, Betivú y Una suerte pequeña.
En algunos afiches promocionales de Argentina se lee que Claudia
Piñeiro es la dama del suspenso. Ella
lo admite y añade que le gusta ese tipo de relato en el que uno cuenta una
historia y el otro, el lector, espera que sigás,
que marqués el camino, que develés el misterio.
-Claudia,
detengámonos en Las
Maldiciones (obra que Marta Orrantia) calificó
como una novela que cuenta las
verdades de las mentiras. ¿Cómo la
defines?
“Ahí está presente la dialéctica del amo y el esclavo de
Hegel. Es la relación de un hombre joven contratado por el político y a merced
de este hasta que decide cambiar la relación y tomar la iniciativa”.
-¿Novela
policial?
“Algo policial, sin serlo. Es decir, pensamos que si hay
un muerto ya está dentro de este género. Pero voy más allá. Aparece el enigma
de cómo, por qué y quién de la historia. Va más allá del detective que tiene
que darnos todas las respuestas. Además, la atmósfera es sobre la política y todo
lo que se mueve allí”.
-¿Cómo
fue tu preparación para este libro?
“Leí mucho. Por ejemplo, al antropólogo Lévi-Strauss y su libro El hechicero y su magia. También, a Roberto Arlt sobre el arte y el poder. Y
mucha información sobre La Plata, donde
transcurre la maldición de Alsina que genera la actitud de Fernando Rovira, el político que pretende la división de la
provincia de Buenos Aires”.
-Pero bueno, no
nos adelantemos con el desarrollo de esta novela. Un personaje que toma vuelo en
la novela es La China Sureda, una periodista que pretende escribir el
libro sobre La maldición de Alsina.
¿Por qué la importancia de este
personaje?
“Ella parece llevar el hilo conductor, pero su actuación
es la de dejar incógnitas de lo que debe hacer pero no hace. Es muy importante
en la novela, sobre todo ahora cuando se realza el papel de la mujer que ya es
protagonista en nuestra sociedad”.
Habla quien primero quiso estudiar Sociología pero la dictadura imperante en la Argentina
decidió cerrar las carreras que consideraba sospechosas. Sin embargo, ella no
puede sustraerse a ese intento de vincular las actuaciones de sus personajes
con el medio social y político en que se mueven.
Aquí hay mucha tela que cortar, así que lo mejor es
dejarlo a usted lector(a) con este abrebocas de una novela que vale la pena
leer. Le queda a usted este compromiso para entender el trabajo de Claudia Piñeiro, una escritora a quien le sobran los calificativos.
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