'El Guitarrista', obra el maestro Darío Ortiz Robledo, que identifica el XXXII Festival Nacional de la Música Colombiana. Foto: FNMC |
El poster del XXXII
Festival Nacional de la Música Colombiana fue inspirado este año en El Guitarrista, óleo del pintor y
escritor tolimense Darío Ortiz Robledo,
donde aparece un joven en solitario pulsando el emblemático instrumento, bañado
por una luz ocre que atraviesa una estancia veraniega, como las que aún
perviven en el Tolima Grande, que
por años han inspirado racimos de bambucos, pasillos, bundes, rajaleñas y
torbellinos en diferentes épocas.
Enhorabuena esa pintura de Darío, uno de los grandes artistas plásticos que ha dado la tierra
fecunda del Tolima, de hace años
radicado en México, para ilustrar
este honroso certamen que, como ya es tradición, fluye entre Bogotá e Ibagué (su casa materna) con brisas perfumadas de samanes,
alcaparros y matarratones.
Pese al olvido y la negligencia de la mayoría de medios
de comunicación para divulgar y darle lustre al patrimonio musical colombiano,
está visto que este crece como las Espumas
del maestro Jorge Villamil,
cuando en la programación que corresponde a este año se habla de 1.500 artistas presentes, y auditorios
repletos de simpatizantes, como se vio en la gala inaugural del pasado 8 de
marzo en el Teatro Mayor Julio Mario
Santo Domingo.
La virtuosa cantante Bibiana, maestra de ceremonias e intérprete de La Gran Rondalla Colombiana, bajo la dirección del maestro Jorge Zapata. Foto: Archivo particular |
Este año, y bajo el eslogan Tejiendo sonidos, el certamen rinde homenaje al recién fallecido Rodrigo Silva Ramos, del icónico dueto Silva y Villalba. Rodrigo, compositor, intérprete, escritor y piedra angular de
nuestra música, quien invirtió gran parte de su existencia en el quehacer
inspirador de cuerdas, voces y pentagramas, llevando con su compañero de bregas
artísticas, Álvaro Villalba, lo más
representativo del folclore de la región andina a escenarios del mundo, y de
vuelta, entregándole a Colombia
sendos reconocimientos y congratulaciones.
Otros de los homenajeados en esta 32° versión que
comprende del 12 al 19 de marzo, son Doris
Zapata, compositora antioqueña (No
voy a quedarme, Enigma, Algo más que un perdón, En el atardecer de un día,
Devoción de bambuquero, entre otras letras) y Guillermo Calderón, prolífico músico, pedagogo y letrista huilense,
autor de Mi país, honda reflexión de
la Colombia que nos acontece, con
sus ventiscas desoladoras de penetrante plomo, pero a la vez del aroma redentor
de un café recién hecho, motivo de solaz y encuentro entre propios y extraños.
El Dueto Renaceres, de Manizales, laureados con el honorífico 'Principes de la canción' 2017. Foto: FNMC |
Como su consigna lo indica, Tejiendo sonidos es la justa metáfora de ese lenguaje sensible que
nos reconoce y hermana como colombianos, sin distingos de razas ni condiciones
sociales, que se hace posible a través de la música, ese alfabeto íntimo que
empezamos a deletrear con las succiones vitales del pecho materno, y que con el
paso del tiempo nos hace orgullosos de ser arte y parte de un país pletórico de
talento y creatividad como para componer y rasgar en la guitarra piezas enormes
y conmovedoras como Soy colombiano (Rafael Godoy Lozano), El bunde tolimense (Nicanor Velásquez-Alberto Castilla), El camino de la vida (Héctor
Ochoa), El Barcino (Jorge Villamil), Pesares (José Barros), Campesina Santandereana (José A. Morales), Amor se escribe con llanto (Álvaro
Dalmar) o Tierra mía (Fabio Polanco), entre una pléyade de
rapsodas que le han rendido tributo a Colombia
en diferentes géneros y estilos.
Como ya es tradición en el festival, se realizará el Concurso Nacional de Duetos Príncipe de la Canción, que este año
alcanza su 24° versión, y el Concurso Nacional
de Composición Leonor Buenaventura,
en su edición 21°.
Homenaje póstumo al maestro Rodrigo Silva Ramos, del Dueto Silva y Villalba. Foto: FNMC |
Auditorios como el Conservatorio
del Tolima, el Teatro Tolima, la
Plaza de Bolívar de la capital
tolimense, el Parque de la Música,
la Concha acústica Garzón y Collazos, entre otras salas y
espacios abiertos de la señorial Ibagué,
serán escenarios dignos de la virtud y el bagaje de agrupaciones musicales, y duetos
y solistas de gran prestigio y reconocimiento como La Gran Rondalla Colombiana, del maestro Jorge Zapata; la cultora y folclorista santandereana María Mulata; la maestra vallecaucana Beatriz Arellano; el dueto manizalita Renaceres; el dueto Rojas y Mosquera, de El Espinal; el dueto Tradiciones, de Bogotá; y como invitador especiales en el cierre, el cantautor
vallenato Peter Manjarrés y su
acordeonero Juancho de la Espriella;
y el exitoso espectáculo Planchando el
despecho con sus vocalistas Majida
Issa, Marbelle, Yolanda Rayo, Carolina Sabino y Laura Mayolo.
Como siempre, el talento infantil y juvenil serán
protagonistas en los encuentros de
música colombiana, con participantes de Cundinamarca,
Tolima, Boyacá y Bolívar, agregado
a la tradicional cita de talentos universitarios, con grupos, duetos y solistas
de diferentes regiones del país.
El Dueto Rojas y Mosquera, del municipio tolimense de El Espinal. Foto: FNMC |
Como novedad para esta edición 2018 del festival, el
sábado 17 de marzo, a partir de las tres de la tarde, se celebrará el Concierto Mayor de la Música Colombiana
en Villa Restrepo (Cañón del Combeima), con la participación
de los duetos Príncipes de la Canción,
la Coral Ciudad Musical, y como
invitado de honor, La Gran Rondalla
Colombiana, institución de arraigo y trayectoria en el sentimiento,
difusión y engrandecimiento de nuestra música.
Para destacar, el homenaje del que será motivo el maestro
Darío Ortiz Robledo, este lunes 12
de marzo, a partir de las siete de la noche, en el Conservatorio del Tolima. Como reseñamos al principio, Ortiz Robledo -autor de la obra El Guitarrista, que engalana el poster
de este año- es un orgullo del intelecto y la virtud de la plástica en Colombia, de rutilante sello en el
exterior. Como hijo ilustre del Tolima,
el artista ibaguereño será homenajeado con el evento Exaltación a los valores humanos.
El Dueto Tradiciones, de la capital de la República. Foto: FNMC |
Tejiendo
sonidos tiene el timbre y el ritmo de un renacer de patria, del
diálogo tolerante y coherente que anhelamos, del respeto por las diferencias,
por más opuestas y contradictorias que estas sean; pero sobre todo, por ese
aliciente orgánico escrito está en el pentagrama, esa melodía próxima al sentir
y querer que nos une, a nuestra idiosincrasia, en momentos difíciles y
susceptibles por los que atravesamos.
Como reza en su pasillo el maestro tolimense Fabio Polanco:
Si
tomados de la mano / nos colmáramos de amor / volvería a la casa el hermano / a
vivir una vida mejor.
Tejer
en él arte musical, en las vivencias, en la hondura de nuestras
raíces, y en el amor propio y colectivo del país que procuramos para las nuevas
generaciones, es también urdir en propósitos de fe, esfuerzos y esperanzas.
Algo tan noble y natural como la metáfora de El Guitarrista que nos comparte el
pintor Darío Ortiz: solo basta el
rincón solitario de una vieja casona, el hado inspirador y una voz y unas
cuerdas afinadas para que se produzca el milagro.
Prográmese con el XXXII Festival Nacional de la Música Colombiana: bit.ly/1wzxAAf
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