Cristian y Luisa, clientes de La Bruja, celebran al abrigo de unos 'gin toncis' afrodisiacos, su compromiso matrimonial. Foto: La Pluma & La Herida |
Ricardo
Rondón Ch.
Aquí la magia comienza contigo
El testimonio de Cristian
Santa y Luisa Huertas, pareja de
enamorados, él administrador de empresas, ella enfermera jefe de una acreditada
institución hospitalaria, confirma la razón de ser de La Bruja, una acogedora casona de La Candelaria, en Bogotá,
que más que un restaurante-café-bar, de tantos que abundan en ese sector
histórico y cultural, marca la diferencia porque es una experiencia de vida, una
ruta sensorial para el paladar, el deleite y la imaginación.
Cuando apenas estaba en las preliminares del flirteo, Cristian, recursivo a la hora de sorprender
a su pretendida, comenzó a indagar por un sitio que se saliera de los
estereotipos de la estridencia y la monotonía que enmarca la mayoría de locales
de esparcimiento en la capital.
En ese mapeo por guías gourmet y redes sociales se
encontró con La Bruja (Calle
11#2-80), y le llamó la atención, además del estilo romántico y colonial de la
edificación, una decoración entre tradicional, vanguardista y vintage, igual que los elementos
alegóricos a lo oculto, el misterio y la superstición, y una singular narrativa
impresa en lugares estratégicos del establecimiento, comenzando por la fachada
y la cita de bienvenida a primera vista: Aquí
la magia empieza contigo.
Fachada de La Bruja, ubicada en el sector histórico y cultural de La Candelaria, en Bogotá. Foto: La Pluma & La Herida |
Y desde el primer instante en que Cristian y Luisa ocuparon el nicho que en todo el transcurso de sus
encuentros ha sido el mismo, próximo a la barra, la magia y la pasión entre los
dos ha ido in crescendo como las inolvidables
sinfonías, al punto que de seis meses a la fecha de frecuentarlo, y de las
pócimas y brebajes traducidos en la extraordinaria y surrealista carta de gin tonics que La Bruja ofrece a sus comensales, el encuentro más reciente no pudo
ser más propicio e irresistible para que el galán se decidiera a la caballerosa
formalidad de pedir la mano de su
enamorada.
Lo anterior, porque el servicio a la mesa de las mejores
marcas de ginebra y de sus sofisticadas combinaciones, se remite a una alquimia
de cinco elementos exóticos esenciales que le dan la distinción y el realce a
la Gran Dama del Enebro (como se le
conoce a la ginebra), a saber: cítricos, hierbas, especias, frutos y aromas,
materias primas que tienen su soporte en la ciencia botánica y en el
laboratorio de la mixología y la coctelería evolutiva.
Luis
Miguel Rangel, maestro bartender
atendió a la feliz pareja. Y no podía ser otro para una ocasión especial. El gin preferido de Cristian y Luisa lleva por nombre Bruja silvestre por la procedencia y la textura de sus frutas y
demás componentes: mora, pepino, pétalos de rosa deshidratados, mandrágora,
curuba, perfume de frutos del bosque -que le da el toque ahumado a la copa
balón donde se degusta-, cincuenta mililitros de ginebra Hendrix por 200 mililitros de agua tónica especial.
Cómodos y románticos aposentos para embarcarse en una ruta sensorial y despertar la magia y la inspiración. Foto: David Rondón Arévalo |
El resultado, una fórmula perfecta de sabores y aromas
que exaltan la originalidad de la ginebra, “una experiencia total de reacciones
tanto físicas como espirituales, dúctil al paladar, de un bouquet inconfundible, y una presentación ecléctica inolvidable”,
como puntualizó Luisa en su nota con
un leve rubor en las mejillas, minutos después de darle el sí a su prometido.
De
fantasmas, proscritos y condenados
Testimonios idílicos como los de Cristian Santa y Luisa Huertas, pero a la vez de fantasmas,
hechiceras y condenados, como los que narra la abogada, activista política e
historiadora empírica Stella Monsalve
Gaitán en su memorable libro Fantasmas
de La Candelaria, se han multiplicado desde que La Bruja abrió sus puertas hace ya quince años, primero en las
catacumbas que sirvieron de celdas de retiro y oración a la comunidad religiosa
de Las Clarisas, hasta 1948, cuando
se desató la cruenta violencia bipartidista a partir del asesinato del caudillo
liberal Jorge Eliécer Gaitán, y
luego cuando se convirtieron en tenebrosos calabozos del Servicio de Inteligencia Secreta (SIC), bajo la dictadura del General Gustavo Rojas Pinilla.
Decenas de leyendas y anécdotas se cruzan en estos
aposentos con sus respectivos dolientes, espíritus lúdicos y almas en pena, que
han inspirado por años las plumas de poetas y cronistas de época -la misma Stella Monsalve-, como la que se le
atribuye a María Edilia Giraldo de
Gutiérrez, una valerosa mujer con una sazón extraordinaria capaz de
ablandar las durezas del régimen que, gracias a las suculentas viandas que
preparaba, seducía el paladar de los guardianes con el único propósito de
enviarle con ellos la ración al hijo cautivo entre barrotes, del que con el
paso del tiempo, jamás volvió a tener noticias.
Bombonas con botánicos saludables y purificadores, que hacen parte del atractivo y misterioso decorado. Foto: David Rondón Arévalo |
Los gendarmes se disputaban los turnos de medio día,
cuando puntual llegaba María Edilia
con su canasto cubierto de carpetas tejidas en croché, dispuesta a compartir
amorosa el plato del día, y con la mirada de una madre dolida en lo más
profundo de su ser, pedir el favor que le acercaran el comiso a su retoño. Un
ejercicio de todos los días, hasta que no se volvió a saber nada de la noble y
carismática dama, y menos de su muchacho condenado por filiaciones políticas
contrarias a las del gobierno militar.
Cuentan que en dichos calabozos sujetaban con cadenas a
los presidiarios y les daban azotes hasta provocarles el desmayo, y cuando
recobraban el sentido los desnudaban y los sumergían en un estanque de aguas
pútridas. La mayoría moría por inanición o por enfermedades infectocontagiosas
como el tifo, el tuétano y la tuberculosis. Otros, ante el horror de las
torturas, la suciedad y el abandono, terminaban suicidándose. Los cadáveres ni
siquiera pasaban por la morgue sino que eran arrumados en carromatos de la
gendarmería municipal tirados por percherones, que desocupaban en ríos y
baldíos.
Muchos años después, cuando las siniestras catacumbas
fueron habilitadas para adaptar la primera sede del restaurante La Bruja, que como razón social nació
en esa mítica e imponente edificación (hoy calle 12#3-45), los obreros
encargados de la restauración encontraron osamentas humanas, tenebroso hallazgo
que corrobora las versiones policiales de que dichos sótanos también fueron
utilizados como fosas comunes.
Paneo superior de uno de los sofisticados comedores. Nótese la puerta adaptada como mesa, como en la mayoría de servicios a manteles. Foto: David Rondón Arévalo. |
Quien quisiera asomarse hoy en día y verificar la leyenda,
no lo creería al observar un espacio que seduce desde la puerta de ingreso por
su estilo, entre barroco y francés, con un decorado sobrio, muebles a la usanza
de la época victoriana, y una guarnición de maitres
y camareros especializados en brindar un servicio que a los visitantes y
comensales hacen sentir como en casa.
Historia
de La Bruja
Laura
Rubiano Cediel es una santandereana típica y de arraigada cultura
y tradición culinaria. Su abuela, Mariela
Gómez, oriunda de Zapatoca,
trascendió por espacio de cuarenta años con un restaurante que hizo historia en
Bucaramanga: Almuerzos donde Chela,
referente de la mejor comida de esa región y de unos postres de antología, como
los mousse de leche y de limón.
Líder, estricta y de una disciplina marcial, doña Mariela iniciaba su jornada con el
despuntar del día, cuando salía a proveerse de sus productos de cocina en la Plaza de Mercado Pepa, del emblemático barrio El Prado, de la capital
santandereana.
Entrada de La Bruja en el antiguo convento de Las Clarisas, después convertido en siniestro panóptico del Servio de Inteligencia Secreta (SIC). Foto: La Pluma & La Herida |
En todos los años al frente de sus fogones, desde donde
despachaba un promedio de 400 almuerzos diarios, siempre estuvo pendiente del
mínimo detalle, tanto en la preparación de sus manjares, como de la atención y
el servicio que prestaba a manteles.
Narra su aventajada nieta, que nunca se le oyó pronunciar
la palabra cansancio, y que los rigores de su negocio de mesonera siempre
estuvieron afianzados en tres columnas inquebrantables: hospitalidad, orden y pulcritud, agregado a su don particular de la
exquisita sazón.
Estos principios los ha tenido Laura muy claros, y los ha aplicado con magníficos resultados en el
sector de la gastronomía y las bebidas espirituosas desde que decidió
establecerse en Bogotá, hace ya
diecisiete años, con su señora madre, doña
Amparo Cediel, alma y nervio de las tradiciones de la buena cocina, y de las
virtudes fundamentales a la hora de visionar empresas y sacarlas adelante con tenacidad,
comenzando de cero y superando en el camino obstáculos y adversidades.
En ese tránsito del querer es poder, madre e hija aunaron
esfuerzos, primero como creadoras y fundadoras del restaurante-café-bar El Gato Gris, en los extramuros del Chorro de Quevedo, y luego como
propietarias de los Restaurantes La
Bruja (el de la Calle 12#3-45), y el de su nueva sede (Calle 12#2-80), que
recién el pasado mes de septiembre, cumplió su primer año de actividades.
La
Escuela de La Bruja
Jornada master de capacitación a cargo del cotizado mixólogo, botánico e ingeniero químico Jeremy Daimonth. Foto: La Pluma & La Herida |
Entre el pool de fortalezas, beneficios y confiabilidad
que acredita este restaurante-café-bar, es que cuenta con un equipo de trabajo
que no se limita a cumplir con los oficios y deberes de una jornada
reglamentaria, sino que permanentemente aporta ideas y capitaliza conocimientos y
experiencias alrededor de sus funciones, gracias a la capacitación que Laura ofrece con acreditados expertos
en culinaria y mixología, este último ramo aplicado a la cultura del gin tonic, que es la impronta y vitrina
de La Bruja.
Con este entrenamiento permanente, Laura Rubiano Cediel marca una diferencia trascendental en el
sector gastronómico y de bebidas en Bogotá.
Hay que ver la idoneidad y el profesionalismo de quienes imparten las cátedras,
sólo por nombrar un master, el ingeniero químico, botánico, agrónomo y
farmacéutico Jeremy Daimonth, advisor branding del prestigioso consorcio Bar Staff Colombia, quien asesora a catorce restaurantes y bares
del mundo, incluidos establecimientos de Nueva
York y Nueva Delhi.
Justo el día en que nos disponíamos a recaudar material y
testimonios para este perfil, tuvimos la oportunidad de asistir y compartir una
capacitación, desde las siete de la mañana hasta las doce del día, con el
maestro Daimonth, en esta ocasión,
una cátedra aplicada al reconocimiento de las materias primas en el laboratorio
de la mixología, sus orígenes, propiedades químicas y biológicas, su tamaño,
forma y taxonomía, su grado de contaminación y degradación biológica,
experimentación, pruebas y análisis de primera mano con el equipo de cocina y
bar.
Luis Miguel Rangel, maestro bartender venezolano, autor de una excitante carta de 'gin tonics', que sólo se puede degustar en La Bruja. Foto: La Pluma & La Herida |
Una experiencia formidable que pone de presente el
interés de su propietaria para nutrir de conocimientos, estrategias y
habilidades a su grupo laboral, en aras de ofrecer un óptimo servicio a sus
comensales, y de ilustrarlos en detalle a la hora de ordenar un plato o un gin tonic.
Decorado
fascinante y seductor
Como apuntamos en párrafos anteriores, en La Bruja, más que servir un plato o una
copa, es compartirle al comensal una experiencia que involucra los sentidos, la
magia, la piel y el espíritu, como si se tratara de un ritual.
El local, dividido en dos plantas, con sendos comedores
para grupos familiares, sociales o de trabajo, pero también dotado de mesitas estratégicas
y a media luz para parejas en trance amoroso, invita a la seducción y a la
fascinación por su decorado.
El gran telón de fondo es una evocación del fresco Brujas yendo al Sabbath, del pintor
granadino Luis Ricardo Falero, el
mismo que inspiró los versos del famoso Polifemo
del poeta Luis Góngora:
El fresco emblemático de La Bruja: 'Brujas yendo al Sabbath', del artista granadino Luis Ricardo Falero. Foto: David Rondón Arévalo |
Guarnición
tosca de este escollo duro / troncos robustos son, a cuya greña / menos luz
debe, menos aire puro / la caverna profunda, que a la peña; / caliginoso lecho,
el seno obscuro / ser de la negra noche nos lo enseña / infame turba de
nocturnas aves, / gimiendo tristes y volando graves.
Un detalle del Jardín
de las delicias, de El Bosco,
atraviesa la nave central que conecta con el Oráculo del Gin, donde Luis
Miguel Rangel, cotizado bartender venezolano,
dirige la alquimia del enebro con pócimas de autor y fabulosas recetas en las
que se conjugan los saberes botánicos, la magia y la inspiración.
La
Poción, y Ciudad en descanso,
del pintor y muralista argentino Juan
Monzón tocan la fibra de aquellos soñadores que llegan a La Bruja a aventurarse en una noche
diferente, a permitirse licencias esotéricas con la hechicera de planta, cálida y estupenda anfitriona, experta en la
lectura del Tarot de la diversidad,
acertada consejera de corazones extraviados, y como si esto fuera poco, artista
de unos tatuajes de exposición que sólo se lucen durante una velada.
El
cielo de la boca
El laboratorio gastronómico, los mesones pletóricos de frescos y apetitosos productos, el arte y la sapiencia de conquistar el paladar. Foto: David Rondón Arévalo |
En la parte superior, una réplica de Muchacha en la ventana, de Salvador
Dalí, refresca la memoria con su mar adentro e incita a ubicarse en
comedores con la carta más alucinante que haya pasado por las manos de un gourmet curtido en el arte de calderos y
en la sabiduría del paladar.
Qué tal de entrada, como iniciación a los rituales sin
fogón -y luego de un par de Monserrate
salvaje, el gin tonic de la casa
que despierta en su efervescencia algunos pecadillos capitales- unos amuletos de camarón decorados con
mango, limón, cebolla y cilantro.
-¿Otro gin tonic?
-¡Por favor!, la noche es virgen…
-¿Y de entrada?
-Le recomiendo La
conciencia de la Mona Lisa, lomitos salteados y empapados en salsa de
queso, tomates y orégano…
-¡Huuumm!, esto huele de maravilla.
-¿Y la dama?
-Me seduce esta Ternera
en histeria por sus componentes (250 gramos de ternera tierna, asada a la
parrilla, cubierta de aceitunas negras, aros de cebolla, pimientos y queso feta).
-¿Desea un acompañamiento?
-¿Qué me sugiere?
-Un calderillo de
chontaduro en éxtasis.
-¡¿Cómo?!, explíqueme por favor…
-Es una crema suave de chontaduro condimentada con
hierbas y especias, verduras del hortelano y palmitos de pescado.
-No me diga más, tráiganos dos…
La guarnición en pleno de anfitriones, cocineros y bartenders, encargados de la hospitalidad de los comensales en La Bruja. Foto: La Pluma & La Herida |
Conversaciones de oídas entre comensales y anfitriones
que exaltan las papilas gustativas y afinan la creatividad y la reinvención del
precioso arte culinario que en La Bruja
es una tradición de ancestros cultivada con esmero por su propietaria Laura Rubiano Cediel, invaluable legado
de su sabia abuela, doña Chela, y de
su señora madre doña Amparo.
La carta es extensa y su alfabeto seduce de principio a
fin por los bautizos con que han bañado los diferentes platos:
Qué tal esa Conciencia
de la Mona Lisa, un nombre que después del Origen, desearía Dan Brown
para su próxima novela.
O, El pollo en la
luna, La mara de mar Kanikama, El
cerdo místico asado a la parrilla, o esas inevitables Costillas del Olimpo horneadas y
servidas en salsa de mandarina y hierbabuena. Pecado no degustarlas.
Cofres,
sombreros y amuletos
El cofre especial de los 'gin tonics', con sus botánicos, cítricos, especias y aromatizantes, y las mejores ginebras del mundo. Foto: La Pluma & La Herida |
No es extraño observar en La Bruja, y a cualquier hora del día, visitantes, la mayoría
extranjeros, armados de cámaras, tomando impresiones de la cantidad de piezas, souvenirs y curiosos detalles que hacen
parte del decorado interior y exterior del restaurante-café-bar.
Desde la entrada, una flamante bicicleta italiana de
época, que además de cumplir con su rol de adorno, es utilizada para hacer los
mandados. De hecho está provista, tanto en manubrios como en la espaciosa
parilla, de generosos canastos atravesados por la escoba de las siete hierbas
que barre las malas energías y ayuda a purificar el ambiente con sus efluvios
medicinales. También un sombrero, por si acaso, para protegerse de la picante
canícula.
Cofres por todas partes. Su simbología se remite a los
escaparates de las viejas boticas y su proceso alquímico con registro de
vademécum, basado en la sabiduría popular, en los remedios caseros, en las
pócimas y combinaciones naturales del escalafón homeopático, los anaqueles de plantas
medicinales, las infusiones para apaciguar el asma y los espasmos febriles de
los neonatos, y demás trucos y secretos que corrían, de voz a voz, entre
parteras y mamasantas.
La Bruja, la mejor carta de presentación para despertar los sentidos y vivir una experiencia inolvidable. Foto: La Pluma & La Herida |
En La Bruja los
cofres ocupan mesas auxiliares, repisas, estanterías, y la barra que regenta Luis Miguel Rangel para preparar sus
sorprendentes gin tonics, equipados
de aromas, cítricos, hierbas, especias, frutas y combinaciones botánicas que
hacen parte del ritual que se ofrenda a su majestad la Ginebra.
Y en La Vianda,
el escaparate mayor, con sus frascos de pétalos de rosas y pomelos
deshidratados, bolsitas de exóticos tés de una y mil presentaciones de regiones
remotas, como el té negro de avellana y canela de Kuala Lumpur, al que los botánicos de marras adjudicaban propiedades
extraordinarias para oxigenar la sangre, embellecer la piel y recargarse de
buenas energías.
Sombreros
por doquier, entre percheros y espejos. Pavas como las de las
legendarias hechiceras de Salem que
no escapan al capricho de las jovencitas para tomarse la selfie, porque en La Bruja
la escenografía y el decorado para una fiesta, un cumpleaños, una pedida de
mano, una boda, una reunión de amigos, ni se diga una celebración de Halloween, corre por cuenta de tu
inspiración y creatividad. O como el escenario perfecto para rodar una película
o una serie de televisión.
Alacena
a la vista
No te intimides si una mano oportuna te ofrece la pócima que estabas necesitando. Foto: La Pluma & La Herida |
En La Bruja, los
ingredientes y productos con que se preparan los exóticos platos, están a la
vista. Reglamento de la casa es no esconderlos, sino todo lo contrario, ponerlos
a disposición de quienes los van a consumir. Se prestará para morbosas
interpretaciones, pero en lenguaje castizo, aquí el mercado va por fuera…
La
alacena es de puertas abiertas y se exhibe con orgullo,
como debe ser, desde las gavetas exteriores del mesón principal. Así se puede
admirar en su conjunto la policromía de los frutos que brotan de la tierra, su
frescura, su textura, como esas obras de arte que madre natura puso a
disposición del hombre y de su prole, de generación en generación. Lástima que
la humanidad no haya entendido aún las buenas intenciones de la Divina providencia.
De eso se encarga a diario Laura Rubiano Cediel, siempre atenta a la cultura y dedicación de
los prodigios que depara la tierra, y entre fogones, esa respetuosa encomienda
la mantiene viva el chef José Bautista,
que a la par de sus conocimientos y
experiencia en el renglón gastronómico que se maneja en La Bruja, entre continental y tradicional, es un recursivo de la
cocina de autor, y de una rica y variada gama de opciones vegetarianas como sus
raviolis de espinaca al pesto o en
salsa napolitana, entre otras delicias, con un plus de ingredientes y especias para aquellos comensales que, por
respeto con los animales y por sanos hábitos alimenticios, se niegan
rotundamente a consumir carne.
Ritual de enamorados, la mesa ideal para avivar los corazones y el fuego de la pasión. Foto: La Pluma & La Herida |
Prográmate
en La Bruja
Sábado
28 de octubre: Los Secretos de la Bruja
Aquelarre
de ginebras, brebajes, hierbas y conjuros
Jeremy, además de sus conocimientos mixológicos, comparte a los comensales la visión e interpretación del tarot de la diversidad. Foto: La Pluma & La Herida |
Déjate seducir este sábado
28 de octubre con los mórbidos encantos y las alucinantes pócimas de La Bruja.
Una fiesta a todo dar, en la que tú y los seres que amas
serán los principales protagonistas.
Bienvenidos a la gran Celebración del Gin y su ruta sensorial, de la mano de un experto
en la materia: Jeremy Daimonth, y su
asombrosa cátedra de alta mixología.
Para la realización de la ruta se tendrán en cuenta las
siguientes estaciones:
1 Tres gin tonics
diseñados para la noche
2 Una carta de botellaje con sistema de rutas sensoriales
(no incluye diseño gráfico y físico de la misma).
3 Creación y acoplamiento del concepto (aquelarre, Los
secretos de las brujas).
4 Insumos para la noche (bitters, especias, botánicos, raíces, cortezas, sales, azúcares,
deshidratados, frutos exóticos y preparaciones necesarias para la barra operada
por nuestro mixólogo).
5 Dos ahumadores persas (equipo de apoyo para ahumados).
6 Una barback (bartender auxiliar).
7 Explicación del concepto para brindar un servicio
introspectivo.
8 Entrenamiento para el equipo de los bartenders de los restaurantes La Bruja.
9 Apoyo en redes sociales por parte de nuestra marca y
del mixólogo.
10 Diez gin tonics
de obsequio, cortesía de nuestro mixólogo.
Narrativas
de La Bruja
En manos de Gregorio Fandiño Quintero, director operativo de La Bruja, están las leyendas y narrativas alrededor del apasionante universo hechicero. Foto: La Pluma & La Herida |
Gregorio
Fandiño Quintero es el director operativo de La Bruja, pero a la vez el depositario
y creativo de cientos de historias alrededor del ocultismo, de las brujas
blancas, esas mujeres que gracias a su sabiduría y a sus conocimientos de
botánica y de chamanismo asesoraban a los labriegos en las tierras y climas para
sus cultivos, curaban males de recién nacidos, y en los adultos enfermedades
monstruosas e inexplicables; preparaban pócimas e infusiones para el buen amor
y la fertilidad, y por su aguda intuición, poseían el don de predecir el
futuro, invocaban los espíritus benefactores y conjuraban los peligros, las
desgracias y las malas energías.
Por todas esas habilidades y muchas más que registran
mamotretos y enciclopedias, la Santa
Inquisición las condenó a la horca y a la hoguera en los turbulentos
tiempos en que todo era pecado, y dejarse seducir por los encantos y atributos
de una dama era obra del demonio, como el disfrute del sexo y los mágicos
almíbares que ofrece el banquete femenino.
Gregorio
Fandiño Quintero ha profundizado en este apasionante tema, y
de sus pesquisas e investigaciones en bibliotecas y anticuarios tiene en su
haber un inventario prolijo y admirable de relatos, leyendas, anécdotas, cuentos
de demiurgos, alquimistas y hechiceras para compartir al calor del fogón en el
espacio que le corresponde: alrededor del sahumerio de hierbas dulces y
aromatizantes ubicado frente a La Vianda
de La Bruja, siempre acompañado de
su infaltable gin tonic, el brebaje
que discierne los grandes enigmas de lo divino y humano, y brinda las claves
para descifrar los misterios de la vida y del mundo, y de sus sorprendentes revelaciones.
El novio de la luna, en La Bruja, un gato metafísico como los que recrea en sus poemas el bardo Darío Jaramillo Agudelo. Foto: La Pluma & La Herida |
He aquí algunas máximas de la cosecha del visionario y
poeta.
Los
actos de amor más grandes son los más difíciles de cometer.
Funcionamos
al 100% con la magia que usted trae en el corazón.
¿Quieres
brujería? Sencillo: busca un cuerpo mágico.
Los hechizos, si tienen piel, se vuelven
adictivos.
Cuando
prohíban soñar, el morbo nos llevó a hacerlo más seguido.
Ese
morboso placer de querer embrujar a alguien.
Descubramos
juntos esa confesión que nos llevara a nuestra verdadera esencia espiritual.
Me
siento embrujado y confieso que me gusta estar así.
No
hay embrujo sin su bruja, ni bruja sin un Dios que la asista.
Pamela, inspiradora de los apetitos de la carne y el espíritu, se soslaya con los comensales mientras se columpia. Foto: La Pluma & La Herida |
Donde
hay una bruja, hay un camino.
Las
brujas no necesitan de la aprobación ajena, no viven del qué dirán, solo se preocupan
y mucho, por ser ellas mismas.
No
eres bruja para nadie, lo eres para ti misma.
Utilizo
la cabeza, digo lo que pienso, no le tengo miedo a la palabra, soy bruja.
La
sabiduría de la bruja va de la mano con su humildad.
Una
casa de tejados altos y almas escondidas, de paredes de piedra, orientada al
sur y hospitalaria, con la luna y sus luces.
Una
casa con calderos crepitantes y espíritus invitados a las mesas, tan cálida e
idílica que nunca quiero dejarla, por si al alejarme pierdo la ruta.
Una
casa tan amable que me abrace al llegar, que me permita seguir enamorando, oír
una canción y transportarme a mi esencia para sentirme ligero de equipaje y
volver siempre a lo sencillo de mi alma.
Esta
casa, la de La Bruja, la morada de mis
sueños, no es otra que esta que honra usted con su presencia.
Porque
aquí la magia comienza contigo.
Amar
a una bruja
Por:
Hyedra de Trivia
(Tomado de su blog Palabra
de Bruja)
Amar a una bruja no es fácil. Tal vez sea por ello que
tantas de nosotras permanecen solas durante años sin elegirlo o sufren de
relación en relación hasta que encuentran aquella en la que se sienten
totalmente aceptadas.
Amar a una bruja no es fácil porque a nadie lo preparan
para ello, y nadie piensa que algún día se encontrará inmerso en una
relación mágica de verdad.
No es fácil porque traemos con nosotras el recuerdo de
mil historias de amor anteriores y nuestro corazón late con la fuerza de mil
vidas; así que la intensidad de nuestros sentimientos y lo que esperamos de los
demás, a veces asusta. No es sencillo porque lo que para otras mujeres son símbolos
de amor, para nosotras son cadenas. Los sueños y ambiciones de otras, para
nosotras son prisiones.
No es fácil porque esperamos que quien amamos sea mejor
cada día, tal como lo esperamos de nosotras mismas. Para atreverse a amar a una
bruja hay que estar dispuesto a darle la vuelta a todo lo que creímos siempre
que era el amor. Una bruja te querrá a su lado como cómplice, como compañero y
amante compartiendo tres vidas. La tuya, la de ella y la que construiréis en
común.
Nunca alcanzarás del todo el centro de su corazón, porque
ese lugar sólo le pertenece a ella. Una bruja nunca se entregará por completo a
otra persona porque sabe que su verdadera esencia sólo es suya.
Una bruja nunca perderá su identidad ni fingirá ser quien
no es a cambio de amor. Lleva dentro los secretos del viento de la noche, el
misterio de la luna en la mirada y el ritmo de la tierra en su corazón, ¿Cómo
podría querer ser otra si ella ya lo es todo?
Si un hombre no es capaz de ver la eternidad en la
sonrisa de una bruja, nunca podrá comprender del todo la inmensidad de su amor.
Amar a una bruja removerá tu mundo, te despojará de años
de ideas equivocadas y te hará enfrentarte con lo que se esconde en el fondo de
ti mismo, te hará mirar a los ojos del espejo para descubrir qué es lo que ella
ve cuando te mira.
Te hará bailar al son de la melodía más antigua del mundo
y te hará recordar que no es la primera vez que danzas esos pasos nunca olvidados
y que no es la primera vida en la que la encuentras. Amar a una bruja te hará
abrir la puerta a misterios que nunca imaginaste encontrar pero que siempre
esperaste descubrir.
Cuando una bruja te ama conoces lo que es la plena
confianza. Jamás te mentirá. Nunca te engañará porque sería como engañar y
mentir a su propia alma. Si una de nosotras te ama, puedes sentirte afortunado
porque no hay nada más limpio, desnudo y honesto que el amor de una bruja.
Pero esperamos lo mismo. La mentira, el engaño, la
traición… matarán todo sentimiento que pudiéramos tener por ti. Sufriremos y
sentiremos un dolor profundo, pero sabemos cómo curarnos y continuar adelante.
Debes recordar que estamos conectadas con la tierra y sus
ciclos, así que no siempre nos comportaremos igual. A veces el aire nos llevará
de un proyecto a otro, y resultará difícil seguirnos.
A veces las ideas cruzarán tan rápido nuestra mente que
sólo otra mente rápida y curiosa podrá seguir nuestra conversación. A veces el
fuego hará que nos consumamos de pasión o estallemos como volcanes ante lo que
consideremos injusto.
Puede que nuestra furia sea difícil de enfrentar, porque
no cualquiera puede medirse con la ira de una bruja. A veces el agua nos
sumergirá en épocas de silencio y melancolía, y parecerá aún más difícil alcanzarnos,
pero cuando emerjamos del mar de nuestras emociones, te amaremos aún más porque
nuestros sentimientos estarán aún más claros.
Otras veces parecerá que la tierra nos hace
preocuparnos más de lo habitual por lo material, pero sólo estaremos creando
raíces profundas para poder asentar el hogar que creemos juntos en el tiempo y
el futuro.
Puede que alguna noche la bruja que amas no se quede a tu
lado, pero allí donde esté, bailando bajo la luna llena o explorando la oscuridad
de la luna oscura, estarás con ella.
Porque cuando una bruja se enamora sabe que esa unión fue
forjada por su alma y la tuya mucho tiempo antes de nacer, así que podrás estar
seguro de que regresará a tu lado. Y lo hará más completa, más feliz, más bruja
y más enamorada que antes.
Si amas a una bruja habrás elegido compartir tu vida con
una persona libre que, desde su libertad, compartirá su mundo contigo. Por eso
has de saber que si algún día ella deja de amarte, no habrá juegos ni mentiras.
No habrá engaños. Las brujas conocemos muy bien el poder del amor, la fuerza
que otorga compartir la vida con alguien que te impulsa a ser tu mejor versión
y atreverte a alcanzar tus sueños con la seguridad de que siempre habrá alguien
que creerá en ti.
Saberse amado en este mundo cada vez más solitario es un
don que debemos cuidar y agradecer porque no está destinado a todos. Por eso,
si alguna vez todo termina, el último acto de amor de una bruja será dejarte
ir.
Sólo así ambos podréis encontrar la felicidad y la vida
deseada. Solos o acompañados.
Y tú, bruja, si has llegado a una época de tu vida en la
que estás preparada para compartir tu camino con alguien, nunca escondas lo que
eres a la persona que amas: muestra tu alma, deja fluir tu magia y dile quién
eres desde el primer momento. De esta forma sabrás que lo que estáis creando, es
real.
Si te ama, debe amarte entera. Con todas tus vidas, con
toda tu magia, con todos tus sueños.
¡Con todos los misterios de tu corazón de bruja!
Restaurante-Café-Bar La Bruja, dos sedes
Calle 11#2-80 y Calle 12#3-45 (Sector de La Candelaria)
Especialidad en comida continental y tradicional
La mejor y variada barra de 'gin tonics' que puedas encontrar en Bogotá
Ambiente y decorado de película
Banquetes, celebraciones especiales, catas, fiestas temáticas
Propietaria: Laura Rubiano Cediel
Director operativo: Gregorio Fandiño Quintero
Contacto telefónico: 7455965
Celular: 3227496243
Facebook: labrujarestaurantebar
Instagram: labrujarestaurantebar
Twetter: @magiaygintonic
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