Eslogan de los recorridos del Papa Francisco en su visita a Colombia, en la que se desplazará en vehículos acondicionados de la marca Chevrolet, modelo Traverse. Foto: cortesía Chevrolet |
Ricardo Rondón Ch.
Aunque
los tres papamóviles oficiales con sus respectivas cabinas serán presentados de
manera oficial a finales de agosto, la marca Chevrolet, líder en el mercado automotor nacional, encargada para
la creación de los vehículos especiales en los que se desplazará el Papa Francisco en su visita a Colombia -entre
el 6 y el 7 de septiembre- dio a
conocer el modelo Traverse, formato
camioneta, en color blanco, como el patentado para que el Sumo Pontífice cumpla a sus trayectos públicos en ciudades como Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena, de acuerdo a las pautas
establecidas por el Vaticano.
A
esta revelación con los medios de comunicación que tuvo lugar en la sede de Continautos, Bogotá, asistieron altos representantes
de la Iglesia Católica en Colombia, entre ellos el Nuncio Apostólico Ettore Balestero y Monseñor Fabio Suescún, obispo
encargado de la visita papal, además de directivos e ingenieros de la firma Cheverolet, y de Ángela María Calderón Fernández, delegada de la Presidencia de la República como
Directora de Comunicaciones de la Visita
Apostólica del Papa Francisco a Colombia.
A finales de agosto serán presentadas las tres camionetas Chevrolet Traverse adaptadas a papamóviles de alta tecnología. Foto: La Pluma & La Herida |
“No
podemos ver lo nuevo si no dejamos el pasado atrás, no podemos ver la luz de un
nuevo camino si nuestros ojos están mirando hacia la oscuridad de un camino ya
transitado, no podemos ver los ríos si nos estancamos en los desiertos del
pasado”, citó el alto prelado al referirse a las sabias palabras del profeta mayor de Israel, como una oportuna
reflexión a la anunciada visita del Santo
Padre en momentos tensos que vive el país por las rivalidades insanas, el
odio, el rencor, la corrupción en todos sus niveles, y la marcada polarización.
El Nuncio Apostólico para Colombia Ettore Balestero en instantes de su alocución protocolaria en la sede Continautos, Bogotá. Foto: la Pluma & La Herida |
En
lo que respecta al desplazamiento del máximo
jerarca de la Iglesia Católica en sus recorridos por las ciudades
colombianas agendadas, Suescún
subrayó que la Chevrolet Traverse permitirá al Sumo Pontífice trasladarse, no solo confiable
y cómodo, sino que le dará la posibilidad de acercarse aún más a los fieles
durante su recorrido.
El
dignatario católico también enfatizó que la comodidad no tiene nada que ver con
lujos, dada la sencillez y austeridad del Papa,
que se ha hecho popular a donde quiera que va, y agregó que ninguno de los automotores llevará blindaje
por voluntad propia de su Santidad, “que
viene a Colombia a entregarse tal y como es, como el pastor de la fe, la
esperanza y la reconciliación”.
Monseñor Fabio Suescún, director ejecutivo de la visita papal para Colombia. Foto: la Pluma & La Herida |
A
su vez, el ejecutivo París Pavlou,
presidente de General Motors para la
región Andina, recalcó que los vehículos asignados en esta cita cumbre
brindarán lo mejor de la tecnología que siempre ha garantizado la marca: “Son
un reflejo de la pasión, el trabajo en equipo y el talento de nuestros
colaboradores. Nuestros papamóviles ofrecerán la mayor tecnología,
confiabilidad y comodidad para los desplazamientos del Santo Padre en cada ciudad”.
En
cuando a la parte técnica y de funcionalidad, la Chevrolet Traverse es una camioneta automática que cuenta con un
motor V6 de 3.6 litros y 281 caballos de potencia.
Corte transversal interior del vehículo que será acondicionado como papamóvil. Foto: cortesía Cheverolet |
Los
tres vehículos tendrán una cúpula elaborada en vidrio templado, sin ventanas
laterales, en la que el Papa tendrá
un asiento principal que rotará 360 grados para que pueda estar en permanente
contacto con los colombianos, lo mismo que un tapete ergonómico que ofrecerá
descanso y comodidad durante el tiempo que permanezca de pie. También tendrá tres
asientos traseros que ocuparán los arzobispos de la ciudad en la que el Papa se encuentre.
Para
convertir esta camioneta en un papamóvil, el vocero autorizado de una nómina acreditada de 50 ingenieros de la planta de General Motors en Bogotá, explicó que
los techos y cabinas fueron modificados en su totalidad para que el Papa pueda
tener más contacto con sus seguidores, como es su propósito. Adicionalmente, varias partes de las camionetas, como la suspensión y las llantas -señaló-, han sido
adaptadas y reforzadas para garantizar mayor comodidad y seguridad.
Boceto del papamóvil en cuya adecuación trabajan 50 ingenieros altamente calificados de la General Motors. Cortesía Chevrolet |
Una
vez finalice la visita apostólica del Papa,
los papamóviles serán donados a las arquidiócesis de las ciudades que acogieron
al Sumo Pontífice, con la única condición de que no sean utilizados con fines
comerciales.
Los
papamóviles Chevrolet son una
combinación de tecnología, seguridad y funcionalidad, y requirieron de diversas
adaptaciones con base en las especificaciones enviadas desde el Vaticano.
Explicación técnica y de funcionalidad de los vehículos que ocupará el Papa Francisco en sus recorridos por Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena. Foto: La Pluma & La Herida |
Para los
desplazamientos que no son públicos, Chevrolet
también ha puesto a disposición del Sumo
Pontífice vehículos Chevrolet Sonic
Hatchback. El Sonic es un
vehículo del segmento pequeño, cómodo, espacioso y de excelente desempeño,
comodidad y tecnología. Adicionalmente sus ventanas posteriores son versátiles,
permitiéndole al Papa Francisco un
fácil acceso y contacto con sus feligreses.
El Papa más descomplicado y chévere de la historia ya ha utilizado vehículos
de la marca Chevrolet para sus trayectos
públicos. En su visita a Ecuador en 2015,
se movilizó por las calles de Guayaquil
en una emblemática Chevrolet D-MAX,
diseñada exclusivamente por el equipo de GM
Ecuador para esa histórica visita.
Con
Francisco ya son tres los Papas que han visitado Colombia, a saber: Pablo
VI, en 1968, y Juan Pablo II, en
1986.
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