Ricardo
Rondón Ch.
Es un clisé mentar que después de Shakespeare ya todo está dicho, y que el espiral de su dramaturgia
se ha repetido a través de los siglos para hurgar en la herida de lo más
oprobioso y abyecto de la condición humana, pero qué le vamos a hacer, si su
espíritu sigue vigente hoy más que en cualquier otro período de la historia,
ante esta marea tóxica de las bajas pasiones, el poder a ultranza, el racismo,
los celos, y ese terminacho irritante que se inventaron los influenciadores del nuevo espectro
mediático, la tal posverdad, que no
es otro asunto que la bazofia de la trampa y la manipulación.
Shakespeare
siempre
será un referente para estudiosos del arte, creadores, intérpretes y seguidores
de generación en generación, para aquellos públicos que no cesan de redescubrir
su obra, de paladearla y analizarla, y de sorprenderse cada vez más de que su sabio
y portentoso legado, escrito hace más de 400 años, no es más que el triste y
desolador inventario de la crueldad, la soberbia y las mezquinas ambiciones del
hombre.
Como Hamlet, Macbeth o el Rey Lear, Otelo, el moro de
Venecia es una tragedia escrita por el dramaturgo inglés alrededor de 1603 (probablemente después de Hamlet), cuya primera representación
teatral de la que se tiene noticia, data de noviembre de 1604 en el Palacio de Whitehall,
de Londres.
Esta tragedia en cinco actos, narra la historia del moro Otelo, general al servicio de Venecia, quien conquista el amor de Desdémona, hija del senador veneciano Brabancio, respaldándose en sus gestas
y peligros superados. Se casan en secreto. De ahí que Brabancio le acusa ante el Dux
de haber hechizado y raptado a su hija. Pero Otelo explica de qué manera conquistó lealmente el corazón de Desdémona, y ésta confirma sus honestos
propósitos.
Entre tanto llega la noticia de que es inminente un
ataque turco contra la isla de Chipre,
y el Dux pide la colaboración de Otelo para combatirlos. Brabancio, de mala gana, cede su hija
al moro, que inmediatamente se embarca hacia Chipre.
'Otello', la ópera, una extraordinaria puesta en escena que reúne a 200 artistas en escena. Foto: bogotaesnuestra.com |
El alférez Yago,
que aspiraba al cargo de lugarteniente conferido a Cassio por Otelo, siente
un odio profundo hacia ambos. Yago, ayudado
por Rodrigo, quien ama sin ser
correspondido a Desdémona, logra
desacreditar a Cassio ante los ojos
de Otelo, embriagándolo y haciéndole
turbar la paz pública.
Cassio,
privado de su cargo, es inducido por Yago
para que implore a Desdémona que
interceda en favor suyo. Simultáneamente, Yago
planta en el ánimo de Otelo la
semilla de la sospecha de que su esposa tiene un romance con el desgraciado
lugarteniente.
La intercesión de Desdémona
a favor de Cassio, parece confirmar
las sospechas plantadas por Yago en
el moro, dando lugar a unos celos enfermizos, furiosos y letales.
Emilia,
dama de compañía de Desdémona,
encuentra un pañuelo de seda que Otelo
le había dado a su amada como valiosa prenda, e inocentemente se lo entrega a Yago, quien se las ingenia para que
llegue a manos de Cassio.
Yago
se
ingenia una estratagema para que Otelo
oiga hablar a Cassio sobre la noche
de amor que este pasa con su amante Blanca,
de tal forma que Otelo piense que es
Desdémona, con lo que da por
confirmados sus temores y celos.
El odio hacia Cassio,
inducido por Yago, llega al extremo
de que Otelo ordena la muerte de su
lugarteniente.
Yago
incita a Rodrigo para que atente
contra la vida de Cassio, y es el
conspirador mismo quien asesina a Rodrigo
con el fin de evitar que se descubra su engaño. Mientras tanto, Otelo cegado por los celos, asesina a Desdémona en su lecho.
Emilia
será la encargada de develar el terrible error cometido por el moro,
descubriendo los engaños canallescos de Yago,
quien al verse descubierto ultima a Emilia.
Otelo, inmerso
en tan desgarradora encrucijada, se suicida.
'Otello' a la colombiana, digna de presentarse en los más selectos escenarios del mundo. Foto: bogotaesnuestra.com |
La dramática pieza sirvió de inspiración para la ópera
más famosa escrita sobre un texto de Shakespeare:
Otello (1887), de Giuseppe Verdi, que a posteriori ha
sido representada por un sinnúmero de compañías operáticas en los más selectos escenarios
del mundo.
Como también para recordar, las estupendas versiones
cinematográficas de Orson Welles, de
1952; y la de Olivier Parker, en 1995,
con Kenneth Branagh, en el papel de Yago.
El Teatro Colón de
Bogotá se complace en abrir sus puertas a un Otello magnífico, gracias al esfuerzo y al trabajo mancomunado del Ministerio de Cultura y de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia,
los días 21, 23, 27 y 29 de
junio, y el 1° de julio, a las 7:30 p.m.
La versión de Otello
que estrena Colombia, es la misma
que realizó el prestigioso director alemán Willy
Decker en el Liceu de Barcelona
(España) en 2006. En uno de los momentos más dramáticos del espectáculo se
evidencia una escena de violencia de género, cuando el personaje principal,
impulsado por su actitud machista, lanza a su esposa Desdémona por el suelo frente al atónito comité del embajador
veneciano y sus asistentes.
Otro tema actual retratado en el montaje bajo los más
altos estándares artísticos es el racismo, plasmado en el rencor que siente Yago, el subalterno, hacia Otelo, por ser moro y por el color
oscuro de su piel, semilla que desencadenará la tragedia de la obra.
La producción cuenta con una escenografía sobria de
colores tierra enmarcando esta experiencia con el poderoso respaldo de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia
y el Coro de la Ópera de Colombia.
El elenco de virtuosos intérpretes líricos reconocidos está
integrado, entre otros, por el tenor serbio-alemán Zoran Todorovich (quien ya ha interpretado a Otello en exitosas producciones en Alemania), la soprano ruso-holandesa Gulnara Shafigullina (Desdémona) y el barítono serbio Nikola Mijailovic (Yago).
Igualmente, el talento latinoamericano hace presencia en Otello con la participación de los
cantantes venezolanos Ernesto Morillo
(Ludovico), Ana Mora (Emilia) y Álvaro Carrillo (Montano), y el
colombiano Manuel Franco (Rodrigo),
quienes aportan al máximo talento y sensibilidad para imprimirle realismo a sus
personajes.
Primer plano del tenor serbio-alemán Zoran Todorovich, en el rol de Otello, el moro de Venecia, quien ha dejado su impronta en exitosas versiones de Alemania. Foto: bogotaesnuestra.com |
La ópera del reconocido compositor italiano Giuseppe Verdi es considerada como una
de las grandes obras maestras del género, que abre nuevos caminos a la lírica
del siglo XX, y donde por primera vez en la ópera italiana se funden
asombrosamente la parte vocal y la instrumental en un discurso dramático
prodigioso.
El éxito de Otello,
desde el momento de su estreno universal en el Teatro alla Scala de Milán en 1887, se debe a dos características
esenciales: la profundidad en la descripción sonora de las situaciones y los
rasgos expresivos de los personajes, cualidades que sumadas a la fuerza del
drama shakespeariano, continúa
cautivando espectadores alrededor del mundo.
De acuerdo con Ignacio
García, director español quien ha tenido la oportunidad de trabajar óperas
verdianas como Macbeth, La Traviata,
Rigoletto y Aida, entre otras, la
trama de Otello es profundamente
respetada por Verdi, ya que no sólo
era un gran admirador sino también un profundo conocedor del universo dramático
de William Shakespeare.
"Verdi
colorea los personajes entregándoles nuevas características con su vocalidad y
escritura melódica. En este sentido, la música potencia y exacerba la fuerza,
los celos y la pasión de Otello, la
delicadeza y el sentido esotérico de Desdémona
y la serpenteante manipulación diabólica de Yago", opina García.
En Bogotá,
esta interpretación es ejecutada por la Orquesta
Sinfónica Nacional de Colombia, bajo la dirección musical de Hilary Griffiths, y el Coro de la Ópera de Colombia, dirigido
por Luis Díaz Herodier. La
producción es la misma que realizó el prestigioso director escénico Willy Decker en el Théâtre de la Monnaie de Bruselas.
"Verdi
escribió la música de Otello al
servicio del drama, abriendo caminos hacia una interpretación cada vez más
teatral. En lo instrumental, además de una rica masa orquestal, introdujo
elementos sonoros que aportan verosimilitud a la historia", resalta el
director español.
De tal manera en la obra se complementan prodigiosamente
la parte vocal y la instrumental, logrando exquisitas descripciones del amor y
la envidia, de la fe y la traición, del amor y la muerte, a través de melodías
inolvidables tanto en su delicadeza como en su fuerza.
Estos elementos, unidos al trabajo del libretista
italiano Arrigo Boito, hacen de Otello una ópera colosal, considerada
por muchos como la obra cumbre en la carrera de Verdi, concebida en la cúspide de su madurez, que abrió nuevos
caminos a la lírica del siglo XX.
Uno de los elementos que llama la atención de Otello es el ambiente en escena que
tiene como punto de partida los colores grises y terracota, propicios para
reflejar temas como el amor, los celos, el racismo, el machismo, la traición,
la venganza y la culpa, propios de este drama shakesperiano.
Como novedad, los personajes se desplazan por una
plataforma inclinada, con una decoración minimalista de tonos sobrios, para
agudizar los sentidos del público.
La boletería para Otello
tiene un costo entre $40.000 y $230.000, se puede conseguir a través
de www.tuboleta.com en puntos TuBoleta a nivel nacional y en la
taquilla del Teatro Colón de Bogotá.
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