jueves, 16 de marzo de 2017

Vicky, adiós a la eterna niña con alas de gorrión

Vicky deja su impronta como una de las grandes de la escritura y la interpretación de la balada, no solo en Colombia sino a nivel internacional. Foto: Archivo particular 
Ricardo Rondón Ch.

Su fino sentido del humor chisporroteaba en tertulias de amigos, y aunque a primera vista reflejaba un carácter fuerte, su sensibilidad latente en las más de cien canciones que publicó en una veintena de compilados, dejaba entrever una mujer que se conmovía con una noche estrellada, los boleros de Los Panchos o el gorrión de sus cuitas, emblema de su legado musical, que a la vez le inspiró su biografía: ‘Canto de gorrión’.

Directa y francota como las vallunas a la antigua (deslenguada cuando la sacaban de casillas), decía que nunca le sedujo el matrimonio, que tampoco le interesó tener hijos, y que se bastaba con el difícil ejercicio de escribir canciones, que era como “parir por la cabeza”.

Compartía su espacio con quien fue para ella una suerte de nodriza por más de treinta años, sus cuatro perras que interpretaban a la perfección sus estados de ánimo, y el florido jardín de sus materas que regaba puntual todas las mañanas.

Casera, lectora de media noche, incomparable anfitriona a la hora de atender a la camada del clan: Christopher, Billy Pontoni, Óscar Golden, Fausto, Fernando Calle, Raúl Santi, Isadora, Ana y Jaime, algunos de ellos infalibles en sus giras, hasta el pasado mes de agosto, cuando dio su último concierto en el Teatro ‘Jorge Eliécer Gaitán’.

En los albores de su carrera musical, cuando se estrenó con 'Tú eres mi baby'. Foto: Archivo particular
La artista que cautivó a cuatro generaciones con su voz meliflua y sus letras amorosas, inocentes, descorazonadas, la mayoría con rezagos de su propia soledad, pero también de su rebeldía generacional, había nacido el 11 de noviembre de 1947, en Ansermanuevo (Valle), y a los 16 años ya daba cuenta de sus virtudes, de su cautivadora puesta en escena, y en la radio, a partir del descubrimiento del recordado periodista, empresario y presentador antioqueño Guillermo Hinestroza Isaza, quien le puso el ojo en el programa semillero de talentos Campeón de Campeones, luego reconocido como el Club de Clan.

Tú eres mi baby, fue la canción punta de lanza de una pujante carrera que trascendió por más de cuarenta años, con títulos perdurables como Amigo caminante, Tan sola, Amor amargo, Llorando estoy, Esa niña, Hoy me hiciste llorar, Vicky, Con amor, Mi ofrenda, Vuelve, Vicky, siempre Vicky, Vicky Todo Súper 30 Éxitos, entre otros, grabados por sellos que marcaron el auge y la prosperidad de la industria discográfica colombiana: Sonolux, Orbe, Sonotec, Fuentes, Fonoson, Codiscos, Warner, Sony.

El 'Pobre gorrión', inspirador de su consagrado tema, y también de su biografía.
Como Esperanza Acevedo Ossa la conocieron sus profesores y alumnos en los años del colegio. Luego ella impondría su propia gracia, su vendedora marca: Vicky, por siempre Vicky, como el compilado de sus mejores melodías, que le dijo adiós al terreno mundo en la mañana del miércoles 15 de marzo de 2017, a los 69 años, luego de batallar con una penosa e innombrable enfermedad.

Recordemos a la querida y admirada artista con esta entrevista, la última de varias que le hice, publicada en abril de 2012 en la sección de Mundo Loco del desaparecido diario El Espacio, a propósito de la celebración de los 40 años de su carrera musical, en la antesala de un concierto en el Teatro ‘Jorge Eliécer Gaitán’, acompañada de Piero y Ana y Jaime.

Vaya el aplauso en la memoria postrera para la eterna niña con alas de gorrión.

¿Aún conservas las camándulas que te regalaron las monjas vicentinas cuando estudiabas en el colegio?

“Yo hablo mucho con Dios, pero nunca he sido de camándula. Y en ese tiempo nos daban medallitas”.

¿Qué te faltó para ser monja?

“Las ganas”.

Pero debes bordar divino...

“Empecé en quinto de primaria un mantel en punto de cruz y siempre mostraba la misma flor que había hecho, porque nunca lo acabé”.

Entonces, lo tuyo no han sido las manos sino la voz...

“Y la cabeza”.

¿Diste mucha guerra de chiquita?

“No, mis padres eran muy estrictos con todos los de la casa”.

¿Pero tú eras la mimada?

“Sí, por ser la hija mayor de los tres hijos de don Saulo Acevedo y de doña Graciela Ossa: dos varones, una mujer”.

¿Cómo era Palmira en ese entonces?

“Yo no nací en Palmira sino en Ansermanuevo, pero por cosas de la violencia tuvimos que salir huyendo de allá y nos asentamos definitivamente en Palmira”.

¿Qué hacía tu padre?

“Él fue alcalde de Ansermanuevo en la violencia, y tras el conflicto terminó en la cárcel como preso político. Sabía de todo, pero no era profesional”.

¿Y mamá?

“Como las mamás de antes, la administradora titular de la casa”.

¿Tienes memoria del radio en que escuchabas música?

“Sí, era un radio de tubos, Telefunken, que tocaba esperar que se calentara para que sonara”.

¿Y qué músicas oías?

“Se escuchaban pasodobles, tangos, valses, boleros. Papá era melómano”.

¿Cuál era al artista colombiano de mostrar en esa época?

“No me acuerdo, porque mi memoria de niña es muy vaga, pero en casa se escuchaban los valses de Strauss, los tangos de Gardel, los boleros de Los Panchos y música folclórica andina. Ya un referente musical, con el tiempo, Carlos Julio Ramírez, la voz más grande que ha tenido Colombia”.

¿Cómo te das cuenta de tu talento?

“De chiquita cantaba rondas en la escuela, luego la música de moda en el colegio: baladas de Leonardo Favio, el ‘rock and roll’ de Elvis Presley y hasta del Dueto de Antaño”.

¿Cómo eras tú de adolescente?

“Una peladita común y corriente, muy pretendida, pero muy selectiva con los chicos. Mi primer novio lo tuve a la escondida a los 13 años. Y el oficial, el de llevar a la casa, a los 15”.

¿Existe todavía la prima de Cali que te habló por primera vez del Club del Clan, el programa que fue tu plataforma como artista profesional?

“Sí, se llama Aliria Uribe y vive en Bogotá. Yo tenía 19 años cuando asistí al Club del Clan, en ese tiempo, en Radio Cordillera, en Bogotá. Me acompañó mi mamá y la novia de mi hermanito Saulo”.

¿Y cómo fue el enganche para que cantaras en ese espacio?

“Por esa época yo trabajaba en el Banco del Estado y unos compañeros se enteraron de que yo iba como espectadora al programa, allá cayeron y cuando se estaba emitiendo en directo, empezaron a corear: ‘¡Que cante Esperanza, que cante Esperanza!’. Yo me enojé un poco, pero Guillermo Hinestroza, que era el director, me animó a salir a escena”.

Y claro, tú saliste al ruedo...

“Como te parece que no, porque mi mamá se interpuso. Pero la gente y mis compañeros de trabajo insistieron para que cantara. Y a mamá le tocó ceder”.

¿Y qué cantaste?

“Guillermo me mandó a ensayar detrás del escenario y yo elegí ‘Mi baby’, una canción de moda, que no me acuerdo de quien era, pero lo cierto es que Hinestroza me presentó como si fuera una vedette: ‘Señoras y señores, con ustedes la sensacional, la espectacular, la única, Vicky’”.

¿Y de dónde salió el nombre de Vicky?

“Guillermo dijo que Esperanza Acevedo era muy largo y que no era un nombre muy comercial, y se le ocurrió Vicky: así me bautizó y así me quedé. Eso fue en 1965”.

¿Cuál fue tu primer disco?

“‘Llorando estoy’, con Sonolux, en formato acetato”.

¿Qué tusa estabas sufriendo cuando escribiste esa canción?

“No tenía ninguna tusa ni tampoco estaba enamorada, sino que se me ocurrió hacer una canción para tenerla como recuerdo, porque pensé que era la única que iba a grabar”.

Pero fue tu reconocimiento nacional...

“Yo me aterré porque la canción cogió vuelo impresionante en la radio. En ese entonces, 1967, me llamó doña Gloria Valencia de Castaño y me pagó mil pesos para que cantara en su programa de variedades”.

¿A qué precio se compraba el disco?

“No estoy segura, pero por ahí diez pesos”.

¿Qué pasó después?

“Me retiré por casi 7 años. Regresé en agosto del 73”.

¿Y por qué te ausentaste?

“Por los rumores y las malas habladurías que le hicieron daño a mi familia. Ese capítulo no vale la pena mencionar, pero está en mi biografía”.

¿A qué te dedicaste en ese lapsus?

“Me fui para Venezuela donde una tía y me dediqué a pasear y a pasarla rico, pero totalmente desprendida de la farándula”.

¿Y cómo fue tu regreso?

“Estaba decidida a no volver, pero Alfonso Lizarazo me convenció cuando me invitó a su programa de televisión. Dos veces lo hizo y en la tercera caí”.

¿De qué ‘huevo’ nace ‘Pobre gorrión’?

“Fue para 1979, pero antes habíamos pegado con otros éxitos como ‘Las estaciones’, ‘Tan sola’, ‘Lloraré’, ‘Amigo caminante’, ‘Payaso’, entre otros. ‘Pobre gorrión’ es una nostalgia de una tarde de lluvia en Bogotá, cuando vi a través de la ventana un gorrioncito parado en la reja del antejardín, de lo más desamparado. Por eso escribí la letra”.

¿Cuál de todas las noventa y pico de canciones que has escrito es la que más abrigas en tu alma de compositora y cantante?

“A mí me gusta mucho ‘Aún nos queda un pedazo de cielo’, que no fue éxito, y también, ‘Dulce ausente’, ‘Suena violín’, ‘Quiero brindar por ti’, ‘Amor amargo’ y ‘Lloraré’. Pero es que son muchas, porque a todas las quiero como a mis hijas: hacer canciones es como parir por la cabeza”.

¿Se acabaron los románticos, Vicky?

“Quedan, pero muy contaditos. Los caballeros, los galanes, están como la fauna exótica en el mundo: en vía de extinción”.

¿Por qué nunca te casaste?

“Porque no me gusta el matrimonio. Eso lo decidí desde que estaba muchachita”.

¿No te hubiera gustado ser madre soltera?

“No. Estoy convencida de que los niños necesitan papá y mamá, aunque respeto y admiro mucho a las madres solteras”.

Pero ‘tinieblos’ sí habrás tenido muchos...

“No. Tuve 50 mil novios, pero de uno en uno, graneaditos; nunca dos al tiempo. Eso me parece terrible. También conviví cinco años con un hombre maravilloso, que hoy es mi mejor amigo”.

¿O ‘amigovio’ que llaman?

“No, porque él ya se casó, tiene su hogar, y yo respeto mucho eso: no hagas nunca lo que no quieres que te hagan”.

¿Cuánto llevas sola?

“Veintitantos años. Estoy de acuerdo con el dicho aquel de que ‘buey solo bien se lame’, lo que no quiere decir que yo sea buey”.

¿La señora que contesta en tu casa es tu nodriza (tiene voz de cantante operática)?

“No, es la señora que me ayuda en casa, y con ella ya llevo 30 años”.

Pero es que puede ser como una hermana tuya...

“Claro, es parte de mi familia. Cantaletuda como las abuelas de antes, pero me hacen falta sus cantaletas”.

¿Qué hacen las dos íngrimas en casa?

“No es soledad, porque la casa está llena de alegría, vivo siempre con Dios, comparto esa dicha con mis animalitos: cuatro de siete perras que alcancé a tener”.

¿Pájaros también tienes?

“No me gustan los pájaros enjaulados. Por algo Dios les dio alas”.

¿Billy Pontoni te sigue pretendiendo?

“Yo nunca tuve un pretendiente o un novio artista. Mis amores se han mantenido en la más absoluta reserva”.

¿Sigues enamorada de Serrat?

“Hasta la muerte”.

¿Qué amigas del arte musical te quedan?

“Mi mejor amiga era Helenita Vargas, y otro gran amigo y hermano lo fue Óscar Golden. Pero hoy en días mis relaciones son excelentes con todos, en especial con Fausto, Harold, Isadora, Marianella, María del Mar, entre otras”.

¿Con Claudia de Colombia nunca pudiste?

“Tenemos temperamentos diferentes, pero nos respetamos”.

¿Cómo te recibe hoy el público después de 40 años de carrera artística?

“Hermoso, como siempre, de verdad que no tengo cómo pagar el cariño me han dado”.

¿Mucho geriátrico?

“¡Por favor!, a mis conciertos van desde peladitos de 7 años, hasta ‘peladitos’ de 107 años”.

¿Y qué es lo que más te piden que cantes?

“Todos los éxitos de Vicky. Mi espectáculo normalmente es de una hora, pero la gente me hace muchas veces doblar. Y al público hay que complacerlo”.

¿Cómo haces para conservar la voz?

“Tengo la ventaja de que nunca he tenido una gran voz, por lo tanto no exige mucho”.

¿Fumaste?

“Dejé el cigarrillo hace 3 años. Fumaba mucho, pero no lo aspiraba”.

¿Cómo una gitana?

“Como una gitana, no. Como Vicky”.

Que debe ser como besar pero sin abrir la boca...

“O comer paleta sin quitarle el forro”.

¿De qué te arrepientes, Vicky?

“Mi único pecado capital es la pereza”.

Y la lujuria, ¿qué?

“No me intimida”.

¿Cómo aplacas tus tentaciones?

“Yo a estas alturas de la vida estoy por encima del bien y del mal”.

¿Cuál sería tu último deseo?

“Tomarme unos whiskys y escuchar todo Charles Aznavour”.

¿Y cuál sería tu epitafio?

“Ninguno, porque yo quiero que me cremen y que las cenizas las echen en cualquier parte que no sea un basurero”.

Éxitos discográficos de Vicky: http://bit.ly/2nrCujH
Share this post
  • Share to Facebook
  • Share to Twitter
  • Share to Google+
  • Share to Stumble Upon
  • Share to Evernote
  • Share to Blogger
  • Share to Email
  • Share to Yahoo Messenger
  • More...

0 comentarios

 
© La Pluma & La Herida

Released under Creative Commons 3.0 CC BY-NC 3.0
Posts RSSComments RSS
Back to top