sábado, 21 de enero de 2017

Manchester con Adagio de Albinoni

Michelle Williams (Randi) y Casey Affleck (Lee Chandler), entre el dolor y la derrota, en un cuadro de 'Manchester frente al mar', de Kenneth Lonergan. Foto: Sony Pictures 
Ricardo Rondón Ch.

Hacía tiempo que no oía el Adagio de Albinoni en una película.

Me arañó el alma su versión de Peter Weir en Gallipoli (1981). Con la partitura en manos de Karajan le seguí los pasos al reportero Michael Henderson en la tormentosa saga de Bienvenidos a Sarajevo (1997), de Michael Winterbottom, y veinte años después me vuelvo a encontrar la joya de don Tomaso Albinoni (compuesta por el musicólogo italiano Remo Giazotto en 1945 y publicada por primera vez en 1958) en Manchester frente al mar que, seguramente, sonará el 26 de febrero en la gala de los Premios Óscar, cuando le entreguen la estatuilla de Mejor Actor Protagónico a Casey Affleck.

De hecho, Casey ya tiene asegurado un Globo de oro a Mejor Actor de Drama en Manchester frente al mar, escrita y dirigida por Kenneth Lonergan (Margaret 2011), demoledor retrato de familia que ubica al hermano del laureado Ben en un honroso sitial desde su nominación al Óscar en 2007 por su elogiada representación como Mejor Actor de Reparto en El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford, del cineasta neozelandés Andrew Dominik.

La antológica pieza musical, considerada como una de las más bellas y conmovedoras de la melopea orbital, encaja perfectamente en este drama de familia que carga a sus espaldas un joven pero ya desahuciado de la vida Lee Chandler (Casey Affleck), un todero de edificios de clase media, que agotado a rabiar con las neurosis de inquilinos y propietarios, y que justo en lo más candente de esos  menesteres de plomería, se entera por teléfono de que su hermano Kile (Joe Chandler), ha fallecido.

Por ese tren luctuoso y con ventanillas abiertas al flashback, Lonergan vuelve a atizar el fuego de una tragedia irreparable en el destino enrevesado del protagonista: el reencuentro con Randi (Michelle Williams) su ex mujer y madre de sus dos hijos…, y la protección de Patrick, su sobrino adolescente (Lucas Hedges, otra magnífica interpretación), unigénito del hermano muerto, que se debate entre el enorme vacío de la figura paternal, la proclividad por encamarse con sus compañeras de colegio, y los tediosos encuentros con su madre alcohólica.

En medio de la frialdad y la crudeza de los conflictos personales, de los lazos familiares rotos hace mucho tiempo, Loregan equilibra el drama con una dosis del mismo humor salobre, corrosivo, de ese mar de esporádicos pescadores que enmarca el decorado de la cinta.

Casey, al mejor estilo del teatro inglés de época (Albert Finney, Los duelistas, La sombra de un actor, Bajo el volcán), propone un personaje de un realismo contundente, sin eufemismos ni repisas técnicas, que permite ver en su fulgor ese oro histriónico que sólo la virtud y el pulimiento se encargan de mostrar a su debido tiempo.

Ojalá, en la próxima velada de los Óscar, se oigan los arpegios del Adagio de Albinoni para, de una vez por todas, premiar con la codiciada estatuilla el talento reprimido y la carrera a pulso de Casey Affleck, el poderoso perdedor de Manchester frente al mar.

Gran película. 
Share this post
  • Share to Facebook
  • Share to Twitter
  • Share to Google+
  • Share to Stumble Upon
  • Share to Evernote
  • Share to Blogger
  • Share to Email
  • Share to Yahoo Messenger
  • More...

0 comentarios

 
© La Pluma & La Herida

Released under Creative Commons 3.0 CC BY-NC 3.0
Posts RSSComments RSS
Back to top