Hugo Andrés González, líder de la agrupación rockera Cactopus, con la adrenalina al máximo, en el lanzamiento de ¡Bang!, su nueva producción musical. Foto: Archivo particular |
Ricardo
Rondón Ch.
¡Bang!
El hombre descargó la guitarra y el reflector azul
metileno apuntó a su rostro bañado en sudor. Fueron dos horas largas de
descarga rockera con la batería de Julián
Castro, con el bajo de Luis Ernesto
Piñeros, con la guitarra de Alejandro
Villegas, con el gentío excitado de las dos plantas que abarrotó Ozzy, ese bar de la avenida Boyacá, en Bogotá, que rememora fondas y talanqueras con estacionamientos de harlystas de las películas gringas de
los 70 y 80.
¡Bang!
Hugo
Andrés González, bogotano, en la franja hiperactiva de la
treintañez, barba tupida y cerrada, pómulos sanguíneos, mirada atenta de castor,
desmontó de su pecho la Fender curvilínea,
como el amante que acaba de fundir el termostato por una sobrecarga
adrenalínica con la hembra más aplaudida
de la noche, aún con el vibrato de
sus cuerdas, seductora, libertina, piel caramelo, capaz de producir esa
explosión orgásmica en la virtud de su ejecutante, y del estímulo generacional
de la única revolución que ha cobrado validez en el mundo contemporáneo: el
Rock.
Portada de ¡Bang!, el extraordinario logro discográfico de Cactopus Banda, liderada por el músico, sonidista, compositor e intérprete bogotano Hugo González. Foto Archivo particular |
¡Bang!
Cactopus, la
banda (tributo a Cactus, la legendaria
agrupación norteamericana, Long Island,
Nueva York, fundada en 1969 por Carmine
Appice y Tim Bogert, y a la
letra emblemática de Syd Barrett,
uno de los fundadores de Pink Floyd),
recogía esa noche un nuevo fruto, ¡Bang!,
preciada cosecha de esta joven agrupación, la del rock que no miente, con el pulso, la academia y la consagración de
cuatro músicos dispuestos a reivindicar la identidad del género en su legitimidad,
sin ayudas tecnológicas, con un sonido propio, contundente, veraz.
El tigre samurai y las máscaras de los legendarios campeones de lucha libre mexicanos, reflejan las arduas batallas de González con el Rock. Foto: Archivo particular |
Es el título del segundo álbum de Cactopus, la banda liderada por Hugo González, músico de largo aliento con estudios de guitarra
clásica, jazz, blues y flamenco de la Universidad
Incca de Colombia, placeado con honrosos comentarios en diferentes
festivales como Rock al Parque
(2014), el Festival de Blues La Libelula Dorada, y en el certamen Viva Rock Latina (2015), que tuvo como sede el Hard Rock Café de Bogotá.
La banda en pleno, durante el lanzamiento de ¡Bang!, en Ozzy bar, en Bogotá. Foto: La Pluma & La Herida |
¡Bang!
Que es una onomatopeya alegórica a Sex Pistols y a la simbología de Guns N’ Roses, más no una apología al armamentismo, sino todo lo
contrario, a acallar la violencia y la irracionalidad con lo sensato y
razonable que confiere la música, incluye seis composiciones, autoría de Hugo, en la línea del rock alternativo,
de ese rock gustador, inspirado en vivencias propias y opuestas, en una
incesante búsqueda personal de expresión artística, renovación, propuestas,
ideas. Así fueron germinando: Caminante,
Nunca más, Ave, La furia del día y ¡Bang!, que da nombre a la producción.
¡Bang!
Es el resultado de varios años de trabajo y experiencias melódicas
y armónicas a partir de la devoción y el respeto que Cactopus siente por el Blues
(caudalosa e inagotable vertiente del Rock,
del Jazz, y de cualquier cantidad de
subgéneros), y de bandas pioneras como Pink
Floyd, Clutch, Led Zeppelin, Black Sabath, Rolling Stones, Deep Purple,
Íncubus, Red Fang, Foo Fighters, Muse the Class, Sex Pistols, y por
supuesto Cactus, entre otras.
Carátula del primer trabajo discográfico de Cactopus Banda. Foto: Archivo particular |
¡Bang!
Las letras de ¡Bang!
escapan de los trillados convencionalismos y obviedades que atosigan el rock
criollo con sus locomotoras de chocolate, sus jardines primaverales de
mariposas multicolores negadas a intrusos y cazadores, y almohadas de algodón almibarado
solo disponibles para reyezuelos y princesas dormilonas. Las composiciones de ¡Bang! están adheridas a la realidad
cotidiana; son contestatarias, urgen la protesta al poder cínico, corrupto,
amañado, y en consecuencia, a una sociedad manejada a control remoto por las
tecnologías y la sociedad de consumo.
¡Bang!
Los vídeos interactivos de ¡Bang! proponen reflexiones alrededor de la contracultura, el
hostigamiento mediático, el detritus contaminante de las redes sociales, la superproducción,
el capitalismo salvaje, la carencia de identidad, los remedos sociales, la
egolatría, la indiferencia del hombre ante su semejante. Hay imágenes en Manga de ambigua interpretación, por
ejemplo, un alienígena desprotegido en el último rincón del planeta, que a la
vez puede ser el cadáver de un niño, víctima de la desnutrición, en el desierto
guajiro.
Cactopus Banda en la tarima de Rock al Parque, versión 2014. Foto: Archivo particular |
¡Bang!
Hugo
Andrés González, guitarrista, sonidista , compositor,
intérprete, celebra con ¡Bang! los primeros
cinco años de Cactopus, su banda, y
pone de presente con su trabajo el esfuerzo y la tenacidad de sus integrantes,
pero por encima de esas fortalezas que corresponden al músculo y a la
adrenalina, el convencimiento de que solo a través de la vocación, la
disciplina, la búsqueda y la renovación, se pueden lograr resultados cruciales,
en el capítulo del arte, los que conllevan a la memoria y al culto imperecederos.
¡Bang!
El estuche y el diseño de cubierta de ¡Bang! está inspirado en las cajas
antológicas de los puros cubanos: Cohibas,
Montecristos, Partagás, que por centurias le han dado la vuelta al mundo en
novelescos puertos y en glamurosas capitales. El concepto también fue un
oportuno cabezazo (a lo Sergio Ramos,
Real Madrid) de su líder, que propone
honras y apegos al rock-blues de
época, intacto en su pureza y añejamiento, el rock que nunca perderá vigencia, el rock que no miente.
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