Willy García, durante el vídeo 'Yo tengo fe', himno por la paz y la reconciliación, grabado en Buenaventura, su tierra. Foto: Jorge Idárraga |
Ricardo Rondón Ch.
“Mi gente, mi raza, mi sangre, tiene fe”, dice el salsero
Willy García, oriundo de Buenaventura, en el Pacífico colombiano, ciudad mancillada
por el abandono y la pobreza, la corrupción de la clase política y la violencia
sangrienta, tras una ola de crímenes escalofriantes que han dejado decenas de
víctimas en lo que va corrido del año.
Aun así, el fervor de los lugareños se hizo sentir con la
celebración del triunfo de la Selección Colombia ante Grecia (3-0), en su
primer compromiso en Brasil 2014. Trístemente, los medios de comunicación poco
y nada hicieron para registrar el jolgorio que se vivió durante la fiesta tricolor
que se vivió en la tierra del gran Petronio Álvarez, como si ese rincón de la
patria no existiera. Bien es conocido que el interés mediático se enfoca en las
ciudades capitales, en los sitios de rumba, en parques y sectores de estratos
altos.
A Willy García no se le hace extraño. Él que lo vivió y lo sintió cuando era un
desconocido, un jovencito humilde del barrio Lleras que abrigaba la ilusión de
convertirse en un crack del fútbol europeo: “Pero ese anhelo era muy difícil.
No hay las mismas conexiones y facilidades que existen ahora. Uno entre cien se
ganaba la lotería para cruzar el Atlántico”. Por eso eligió la música, la
salsa, el lenguaje de los suyos, la melodía de sus raíces, y hay que ver los
generosos frutos que ha cosechado.
En la actualidad, el ex vocalista del Grupo Niche, su
universidad artística, es uno de los más firmes exitosos representantes de este
género musical, con un agregado importante: el compromiso social con su
territorio, con su gente, con las urgencias y necesidades de su vulnerada
población. Y eso se ve reflejado en ‘Yo tengo fe’, el tema bandera de su nuevo
álbum, ‘Manejando los tiempos’: una declaración de amor a la Buenaventura que
lo vio nacer y una sentida invitación, no sólo a sus paisanos, sino a toda
Colombia, para olvidar odios y rencores y trabajar unidos por el sueño de la
paz.
El coro de su tema sintetiza esta petición y hace clamorosa
su convocatoria.
Yo tengo fe/ todo cambiará/ mi pueblo no llores más/ llegará la paz./ Con todo lo que hemos
logrado/ para qué rendirnos./ Tu madre y
tu padre lucharon/ debemos unirnos/ (…) Mi pueblo le está pidiendo a Dios/ la
paz… la paz…/ Mi pueblo le está pidiendo a Dios/ la paz… la paz. (…) Violencia,
fuera/ ¡Fuera, violencia!
Marimbas, cununos, bombos y currulaos, entre otros
instrumentos autóctonos de la cultura musical del Pacífico, respaldan este himno
-porque es un himno emergente que el gobierno nacional debería difundir como documento
institucional, de la misma manera que lo hace con el Boletín del Consumidor-,
con un vídeo dirigido por el pana Wilber Castillo Bermúdez, donde participan
entre otros, artistas y personajes reconocidos como Alexis Lozano, Andrés Viáfara,
Elvis Magno, Freddy Rincón y Esteban Copete, nieto de Petronio Álvarez.
"Permíteme dejar huella. Tú eliges el camino. Yo tengo fe". |
“Yo tengo fe que tantos años de sufrimiento van a pasar. Que
los compatriotas van a tomar conciencia del daño que nos estamos haciendo
insistiendo en el rencor y en las armas. Yo tengo fe que esto va a cambiar. Por
eso los invito a todos a seguir el ejemplo que nos están dando nuestros deportistas:
Nairo Quintana, Rigoberto Urán, todos ellos, y ahora la Selección Colombia con
este triunfo, que Dios quiera sigan otros para que llenen de alegría nuestros
corazones”, dice Willy García, quien hace uno días contribuyó al homenaje que
se le rindió a Leonor González Mina, ‘La Negra Grande de Colombia’, en el
teatro ‘Julio Mario Santo Domingo’, en Bogotá, a propósito de sus 80 años de
vida y 60 de carrera artística.
“La Negra es una artista a la que he admirado toda la vida –apunta
García-. De niño oía sus canciones y las coreaba cuando ella salía en
televisión. Qué más fortuna que cantarle y haber cantado a dúo con ella ‘Mi
Buenaventura’ y ‘La Pollera Colorá’, y darle infinitas gracias por su legado,
su herencia viva, y por todo lo que ha hecho en favor del folclore y las
negritudes”.
Con Willy García hay cuerda para rato, porque es un narrador
excepcional. No sólo en el parloteo habitual sino en el magisterio con que
escribe sus canciones: compositor, intérprete, músico, productor, director, protagonista de una maratónica carrera
musical, complace hoy a su inmensa fanaticada con uno de los álbumes salseros
más mentados y sonados del momento, como cuatro temas de una misma
producción, ‘Manejando los tiempos’, que tiene pegados en las emisoras: ‘Me engañaste’, ‘Una bacana’, ‘No estoy
llorando’ y ‘Tengo fe’.
Con Willy García, en medio de la histeria que desencadenó el
primer triunfo de la tricolor, hablamos largo y tendido, vía telefónica desde
Cali.
¿Cómo viste a la Selección en su primer encuentro contra Grecia?
“Está para grandes cosas. La vi muy segura. En juego corto
demostró que tiene clase. Todavía me están repicando en el corazón los goles de
Pablo Armero, Teófilo Gutiérrez y James Rodríguez”.
¿Hasta dónde visualizas que llegará?
“Dios quiera que llegue a octavos de final y ojalá otro
peldaño más. Tengo fe en la Selección y en la sabiduría de su director técnico,
el señor José Pékerman. Por eso hay que unirnos todos, en sana paz y hermandad,
para transmitirle toda la energía posible a nuestros muchachos”.
Bien se sabe que un niche del Pacífico, o nace para crack
del fútbol o para cantante. Lo tuyo fue la música. ¿Pero alguna vez le pegaste
al cuero?
“Sólo cuando jugábamos descalzos en el barrio Lleras y parábamos el tráfico para pegarle a una pelota que hacíamos con bolsas de
leche, amarradas con cabuya”.
¿Y tú de qué jugabas?
“En ese tiempo todos nos creíamos goleadores y queríamos ser
como Willington Ortíz, el tumaqueño, que era el de mostrar en el fútbol
colombiano”.
¿Qué música se escuchaba por esa época?
“Nos levantamos oyendo de todo un poco, pero era por
costumbre de nuestros mayores oír la música típica de nuestra región: el
currulao, la salsa, por ser expresión urbana y antillana, y la balada de
plancha, herencia de las mamás”.
¿En especial qué te gustaba a ti?
“En mi casa se escuchaba mucho Camilo Sesto, José Luis
Perales, Django, Manolo Otero, Rafael De España, y muchos...”.
¿Y de salsa?
“Pues imagínate, estaba fuerte Fania, Richie Ray&Bobby
Cruz, Héctor Lavoe, Cheo Feliciano, Willie Colón, Rubén Blades y el Gran Combo
de Puerto Rico”.
¿No me digas que tú empezaste con la balada?
“Así es. Comencé cantando en las casetas comunales, en los
colegios, en las fiestas de casa, pero comercialmente era muy difícil competir
y hacerse notar. Por eso años más tarde me decidí por la salsa de golpe, tocado
por el genio y la voz de íconos del momento como Frankie Ruiz, el mismo Rubén
Blades, Cheo Feliciano, Ismael Rivera, y por supuesto el Grupo Niche, cuando se
disparó ‘Buenaventura y Caney’”.
Bueno, pero esa es historia sagrada de Niche, porque por
esas fecha tú estabas muy pollo y hacías parte de La Combinación. ¿Cuántos años
tenías ahí?
“15 años”.
¿Dejaste el colegio por la música?
“No como dejarlo, pero sí me escapaba”.
¿Y qué tal eras como estudiante?
“Regular, tirando a malo. Las únicas materias que pasaba eran educación física, música y religión”.
¿Qué recuerdas de La Combinación?
“Eso se dio por un señor muy conocido en Buenaventura,
Guillermo Cabezas, cazatalentos, quien nos apoyó mucho, porque nosotros éramos
unos pelados y había que tener un respaldo jurídico, de contratación, y toda
esa seriedad y responsabilidad que debe tener una empresa”.
¿Cuánto tiempo en La Combinación?
“Desde los 15 a los 18”.
Luego viene la Suprema Corte, ¿verdad?
“Así es. Por ella me radiqué en Cali y comencé un camino más
profesional, tú sabes, la ciudad, los medios, el roce social y así fuimos
escalando”.
¿En Cali conoces a Javier Vásquez?
“Sí, pero con él tuve un contacto más permanente cuando nos
encontramos en Niche”.
Willy García soñó con ser crack del fútbol en Europa |
¿En qué año debutaste con Jairo Varela?
“En el 94”.
¿Y cómo se dio ese enlace?
“Por el maestro Andrés Viáfara. Él me llevo a los estudios
de Niche, que quedaban en la calle 5ª con 39. Esa fue la primera vez que vi en
persona a Jairo Varela, un maestro que yo admiraba desde mis tiempos de
infancia: él me invitó a grabar unos coros para el álbum ‘Grupo Niche, 12 años’
Y ahí comenzó esta fiesta de largo”.
¿Cómo se van desgranando éxitos como ‘La magia de tus
besos’, ‘Gotas de lluvia’, ‘Lo bonito y lo feo’, ‘A prueba de fuego’, ‘Eres’,
entre muchos...?
“Desde que entré a hacer parte de Niche, en el 94, tuve la
fortuna de que el maestro confiara mucho en mi interpretación”.
¿Eso no despertaba envidias?
“Después de casi dieciocho años, es la primera vez que me lo
cuestiono, porque de entrada yo consumí mucho disco. Con sólo decirte, que de
ocho canciones de una producción, yo interpretaba seis”.
¿De todas las giras que hiciste con Varela, cuál es la que
más abrigas con recordación y afecto?
“La primera, la de Estados Unidos, fue muy importante para
mí; pero la inolvidable fue una en la que duramos tres meses recorriendo el
mundo”.
¿Hasta dónde llegaste?
“Hasta Noruega”.
¿Y cómo se ve un niche de Buenaventura en Oslo?
“Como un abejorro en una natilla”.
¿Cuánto tiempo con Niche?
“Nueve años”.
Luego te vas a hacer nicho aparte con Son de Cali. ¿Cómo fue
tu salida de Niche?
“Sencillo, en diciembre de 2001 terminaba mi contrato y pedí
mi carta de libertad”.
¿Muy berraco ese guayabo?
“Por supuesto, una mezcla de miedo, de nostalgia, pero
también de satisfacción y agradecimiento”.
¿Cuánto hacía que estabas cocinando Son de Cali?
“Un año atrás”.
Otro de tus grandes logros. ¿Cómo hiciste para desprenderte
de la sombra de Niche y dispararte en Son de Cali?
“Fue difícil, pero los apellidos son los que dejan la
herencia familiar y Niche es parte de mi vida, de mi sangre y de mi herencia”.
¿Lo mejor de Son de Cali?
“La rápida aceptación del público y que fue un dúo perfecto
con Javier Vásquez”.
¿Qué melodías siguen sonando copiosamente de Son de Cali?
“‘¿Y entonces’?, ‘Tan buena’, ‘Te amo’, ‘No quiero dormir’,
‘Me emocionas’, ‘Qué nos pasó’, entre más de 30 impresas en tres álbumes, todas
de mi autoría”.
¿Cuándo empieza a germinar esa vena de compositor?
“Desde que llegué a Cali, a mí la ciudad me embrujó y me
disparó la inspiración”.
Al sol de hoy: ¿Cómo se ve Willy García?
“Como una combinación de dos de mis más sonadas melodías: ‘Sigo
presente’ y ‘Yo tengo fe’”.
¿Ha habido variaciones en tu estilo, en tu tono, en tu alma
de salsero?
“Las que me exige el mercado, sin perder mi esencia”.
¿El mercado o el público?
“El público hace el mercado”.
¿Cómo nació ‘Moriría besándote’?
“Eso fluyó en una de tantas noches románticas de mi vida”.
¿Cómo haces para pegar cuatro y hasta cinco canciones a la vez, de un sólo
álbum como lo hiciste en ‘Sigo presente’ y ahora en ‘Moviendo los tiempos’?
“Gracias a la complicidad de mi público y de los medios que
creen en mi talento”.
¿Por cada canción una mujer?
“Por cada canción una historia”.
Porque cuentan por ahí que las enloqueces y no solamente con
la voz...
“Ese cariño que sienten por mi las fanáticas, lo agradezco
de corazón”.
¿Quién es la afortunada que comparte techo con Willy García?
“Mi esposa, con la que llevo casado ya 20 años, la madre de
mis tres hijos”.
¿Pero te juegas de vez en cuando tus ‘partidos amistosos’?
“Sí, pero esos no se televisan”.
Vídeo de 'Yo tengo fe', grabado en Buenaventura:
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