Ricardo Rondón Ch.
La noticia del galardón, uno de los más importantes del arte
y las letras hispanas, no pudo ser más casual y reconfortante, cuando este año
se celebran los 50 años de su personaje emblemático, Mafalda, aquella que nos
inquietó a preguntarnos desde niños por qué razón teníamos ese nudillo en el estómago
llamado ombligo, y a cuestionarnos por qué nuestras mamás, con todo el amor que
decían profesarnos, nos sorprendían a medio día con una suerte de argamasa humeante,
olorosa a tallos y repollo, llamada sopa.
Maestro del trazo, la reflexión y el pensamiento agudo, Joaquín
Salvador Lavado Tejón, nacido en la provincia de Mendoza, Argentina (17 de julio de 1932), el eterno
y popular Quino de las caricaturas que de chicos solíamos sonsacar del gordo
periódico dominical que llegaba a las manos de nuestro padre, fue galardonado con
el prestigioso premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.
El jurado, presidido por Víctor García de la Concha,
director del Instituto Cervantes, dejó para la última votación a tres
candidatos, entre los que también figuraba el periodista mexicano Jacobo
Zabludovsky. Prácticamente todos los miembros del jurado -quince hombres y tres
mujeres- reconocieron la "excelente calidad" de la mayoría de las
candidaturas presentadas al galardón, tercero de los que concede la Fundación
Príncipe de Asturias en esta edición.
El homenaje, representado en 50.000 euros y una reproducción
escultórica del artista catalán Joan Miró, quedó esta vez en manos del
humorista argentino, que en todos estos años ha alcanzado un reconocimiento
orbital de varias generaciones, de la mano de su precoz personaje:
Mafalda, nacida de la pluma inteligente y controvertida de su creador, hace
cinco décadas.
Influenciado por su tío materno, Joaquín Tejón, admirado
pintor y diseñador gráfico, a los 13 años fue inscrito en la Escuela de Bellas
Artes de Buenos Aires, pero en ese tránsito, de no más de dos años de academia,
se dio cuenta que sus pretensiones no estaban encaminadas a ganar fama y
reconocimiento como artista plástico, entre caballetes y paletas; así que
decidió proyectarse al dibujo de humor.
Comienzos difíciles, a los 18 años, cuando a juro logró un
cupo como caricaturista de planta en el seminario ‘Esto es’, de la capital porteña, porque el editor no
logró interpretar sus dibujos silentes –inspirados en el cine mudo de Buster Keaton
y Charles Chaplin- y le ordenó replantearlos con diálogos para hacerlos accesibles
a los lectores: Una de las primeras frustraciones del joven caricaturista, que
se empeñaba en convencer a su jefe que sus viñetas hablaban por sí solas, y que
resultarían obvias y ridículas de llevar palabras.
Pero como donde manda capitán no manda marinero, y las afugias
económicas terminan superando las ideologías, más cuando se es joven y las
puertas no siempre están abiertas, Quino replanteó su formato, dándole gusto a
su empleador desde la perspectiva del humor político, poderoso nutriente en
cualquier época para un caricaturista, y personajes de entretenimiento como ‘Rico
Tipo’, ‘Dr. Merengue’ y ‘Tía Vicenta’.
‘Esto es’, su primera casa editorial, fue el despertar de
una carrera inagotable, vertiginosa, con un horizonte amplio y un trasegar
itinerante por un sinnúmero de periódicos, revistas y publicaciones de autor,
como ‘El mundo de Quino’, que salió a la luz en 1963, tres años después de
haber contraído nupcias con Alicia Colombo, una bella chica, hija de inmigrantes
italianos.
Luego, con el mecenazgo de Miguel Brascó, afamado editor,
dibujante, crítico y sibarita argentino, fue recomendado para trabajar, primero
como freelance en agencias de publicidad, hasta llegar a la acreditada Agencs
Publicidad, que necesitaba un creativo para el lanzamiento de una marca de
electrodomésticos. Pues Quino dio en el blanco y su diseño disparó las marcas.
Mafalda: "¡Paren el mundo, que me quiero bajar"! |
Alterno a su trabajo de marketing, el joven humorista daba
rienda suelta a los trazos que le dictaba su imaginación. El fogonazo mayor se produjo
el 29 de septiembre de 1964, cuando llegó sin berrinches, pero con un rictus de
dar buena lata: Mafalda, la inquieta y preguntona niñita argentina de 6 años,
que su padre dibujó durante 9: justamente, el próximo 29 de septiembre se celebrarán
sus 50 años de existencia.
Así ha trascendido la pequeña rebelde, gran referente de la
cultura popular, rodeada de su parvada de barrio: la descreída Susanita, el
iluso Felipe, el inocente Miguelito, la izquierdista Libertad, el materialista
Manolito y el tierno Guille.
Mafalda se publicó por primera vez en ‘Gregorio’, suplemento
de humor de la revista ‘Leoplán’, y en el
semanario Primera Plana . Al año siguiente, el 9 de marzo de 1965, con el
traslado de las tiras cómicas al diario El Mundo, donde el humorista publicaba
seis tiras por semana, se inició el éxito imparable de esta criatura algo
rolliza que odia la sopa y contradice a los mayores, incluso a sus padres, y que a partir de ese
momento rompe fronteras en Suramérica, cruza impetuosa el Atlántico y se
convierte en el ícono mediático, y por supuesto de franca ideología, no sólo de
párvulos e impúberes, sino de adultos.
No obstante el rotundo éxito logrado durante los siguientes
años, Quino, el 25 de junio de 1973, dejó cariacontecidos a editores y
fanáticos de Mafalda, con una decisión implacable y desconcertante: no dibujarla
más, según él, porque que ya no sentía la necesidad de utilizar la estructura
expresiva de secuencia.
Sin embargo, el interés por Mafalda se ha mantenido
inalterado. De hecho, sus libros continúan reimprimiéndose y sigue siendo
elegida para ilustrar diversas campañas sociales (UNICEF, la Cruz Roja Internacional,
el Ministerio de Relaciones Exteriores
de Argentina, etc). En adelante, Quino continuará publicando semanalmente sus
tan conocidas páginas de humor que han ido agrupándose en la colección de incontables
libros.
El primer libro de Mafalda fue editado por el empresario
Jorge Álvarez, con un tiraje de 5.000 ejemplares. La primera edición
internacional fue en Italia, bajo el título: ‘Mafalda, la contestataria’, con
prólogo de Umberto Eco.
En 1989, para celebrar los 25 años de la publicación de la
primera tira de Mafalda, se organizó la exposición ‘Mafalda Inédita’, y tres años después, Madrid (España) acogió
una gran muestra titulada ‘El Mundo de Mafalda’, y en 1999 vio la luz ‘¡Qué
mala es la gente!’.
En 1984, invitado para integrar el jurado del Festival de
Cine Latinoamericano de La Habana, viajó a Cuba, donde comenzó su amistad con
el director de cine de animación Juan Padrón, y firmó un contrato con el ICAIC
(Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográfica) para la realización de
cortometrajes con sus páginas de humor. La serie se llamó Quinoscopios, dirigida
por Padrón, sobre dibujos e ideas de Quino.
En 1993 la empresa española D.G. Producciones S. A., en
coproducción con Televisiones Españolas produjo 104 episodios de Mafalda en
dibujos animados de un minuto de duración, dirigidos por Padrón en el
ICAIC. Las caricaturas fueron difundidas en Italia por la RAI2 y en Argentina,
en dos oportunidades: primero por el antiguo canal 11 y varios años después por
canal Encuentro.
Joaquín Salvador Lavado Tejón, el archifamoso Quino, ha
vivido gran parte de su vida en España, desde 1983, exiliado ante la desventura
de la dictadura militar de su país. Hoy, a sus 82 años y con múltiples reconocimientos,
el más reciente, el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, y dos
años antes, La Orden de las Artes y las Letras, de Francia, se dedica a la
pintura, aunque ya debilitado de la vista, sin abandonar del todo el dibujo,
pero ya no por secuencias, con el argumento de que sus caricaturas, en especial
Mafalda, son intemporales.
“Aún pueden aplicarse al mundo actual, siguen vigentes y
entendibles para las nuevas generaciones, tanto en lo político como en lo
social”.
Tiene toda la razón, maestro. Y sigue latente el clamor de
Mafalda: “¡Paren el mundo, que me quiero bajar”.
Mafalda, por Leila Guerriero, El País de España:
Documental de Quino y Mafalda, por Juan Sasturain:
El blog de Quino, Mafalda multimedia:
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