sábado, 20 de diciembre de 2025

El poder transformador del arte que rescató de la decadencia a la 'Casa Azul', icónico edificio del Bosque Izquierdo, de Bogotá

 

La edificación patrimonial, que data de 1936, es hoy un laboratorio - galería de arte, diseño y arquitectura (Foto Cortesía: Mónica Barreneche)

Ricardo Rondón Chamorro 

Joya urbanística del siglo XX y Patrimonio Arquitectónico de Bogotá, la Casa Azul, de 1.536 metros cuadrados, conserva el refinado estilo modernista de la época con sus fachadas tripartitas -un guiño al Palazzo Madama, de Roma-, y su estructura original fiel a la planta multifamiliar, como fue concebida a mediados de los 30 por la firma Rocha Santander & Compañía. Es vecina del Edificio KLM y de la Torre del Bosque Izquierdo, el Parque de la Independencia y las Torres del Parque -del maestro Rogelio Salmona- y del circuito de galerías como la de Alonso Garcés, Espacio Eldorado y NC ARTE.

Desde su construcción, en 1936, la Casa Azul, Edificio Rodríguez o Casa de los Sueños, como se le conoce, ubicada en la carrera 5ª No. 26 A - 70, fue el hábitat de la familia Rodríguez hasta finales de los 90, cuando la estirpe ya se había dispersado. Estuvo a punto de ser alquilada para una entidad gubernamental y, al final, la arrendaron como residencias universitarias. Fue entonces cuando empezó la decadencia del inmueble.

 La Casa Azul estuvo en un estado lamentable de abandono durante varios años, hasta que, por su valor histórico, su ubicación estratégica sobre la carrera Quinta y el patrimonio arquitectónico que representa, la Fundación Neme, plataforma para el arte, la educación y la cultura, se interesó en adquirirla y restaurarla como laboratorio creativo, galería de arte, diseño y arquitectura, punto de encuentro de ideas y expresiones de artistas, diseñadores y curadores.

El Bosque Izquierdo, privilegiado sector de los faldones de los cerros centrales de Bogotá, debe su nombre al acaudalado terrateniente Antonio Izquierdo, quien, a principios de 1930, en el Gobierno de Enrique Olaya Herrera, contrató al arquitecto austríaco Karl Brunner para hacer de sus predios -demarcados en ese entonces como el lote 16 de San Diego-, una sofisticada urbanización de influencia europea, con el marco inigualable de su primorosa naturaleza.

Urbanismo y naturaleza


Detalle de uno de los patios interiores de la Casa Azul, también conocida como Casa de los Sueños, que data de 1936. Foto cortesía: Koladenaranja

Brunner, en su paso por la ciudad, dejó vertiginosa huella en diseños urbanísticos como El Retiro, Santa Fe, La Merced, Centenario, Marly, La Soledad (el Park Way lo diseñó él), Teusaquillo, La Magdalena, Palermo y Sears (o Galerías). Y del Bosque Izquierdo, con su propuesta del cul de sac, prudente y respetuosa distancia entre peatones y vehículos a partir de calles y diagonales espaciosas y curvilíneas, hizo de este rinconcito de las alturas bogotanas un remanso de sosegada convivencia.

Por su impronta, romántica y bohemia, y su vista panorámica desde el Parque La Araña, el Bosque Izquierdo atrajo a personalidades de la sociedad, el arte y la cultura como el escritor y diplomático Eduardo Caballero Calderón y su familia, así como la artista plástica Lucy Tejada y el arquitecto Jacques Mosseri, quien, con su esposa, la pintora Ana Mercedes Hoyos, diseñaron una casa que es un homenaje a la luz natural por sus amplios y estratégicos ventanales, levantada en ladrillo y guayacán.

En los revolucionarios años 60 y 70, el Bosque Izquierdo fue el sitio ideal de artistas e intelectuales para armar sus creativas y no menos disparatadas fiestas, al punto de que el barrio se ganó el sobrenombre de La colina de la deshonra, pellizco en broma de la película de Sidney Lumet, de 1965.

Del Bosque Izquierdo, en entretenidas tertulias en la barra de Barcarola (Torres del Parque), de la actriz y vestuarista Carolina Trujillo, creadora del museo del traje en miniatura, decía el cineasta Carlos Mayolo, con su humor mordaz que “era tan viva y transparente la tranquilidad que reinaba en el entorno, que se podía oír al mismo tiempo el coro de los copetones, el gemido agónico de un orgasmo, y el último suspiro de un moribundo”. ¡Vaya poeta del gótico tropical!

Recorrido por la Casa Azul

Café delicatessen para el encuentro de artistas, curadores y visitantes. Foto cortesía: Koladenaranja 

Con la dirección de Estefanía Neme Hakim, diseñadora industrial y escenógrafa, el cometido de NC-ARTE ha sido promover, investigar y contextualizar prácticas artísticas contemporáneas, lenguajes disímiles, marcas conceptuales y propuestas curatoriales, a través de proyectos y exhibiciones que propicien a la reflexión, la emoción y la crítica, desde distintas miradas.

“La Casa Azul guarda entre sus muros una historia rica y plural. Su arquitectura, testigo de un tránsito del estilo colonial español hacia el modelo de ciudad jardín, es al mismo tiempo memoria y promesa por su innovadora construcción: sus cuatro plantas con dúplex, apartamentos, patios floridos y garajes. Un verdadero laboratorio de modernidad urbana para su época.

Hoy, su resurgimiento nos ofrece la oportunidad de trazar genealogías y narrativas que conectan pasado y presente. Y con nuestro proyecto, NC Diseño, revalida que la materia es un ente vivo, siempre abierto a nuevas interpretaciones. Tal como en los años treinta trascendió como marco de urbanismo emergente, hoy la Casa Azul se resignifica como lugar de encuentro entre tradición y vanguardia, talento nacional y resonancia global”, explica Estefanía Neme.


La sala de recreo con decorado inspirado en la cultura ancestral colombiana. Foto cortesía: Koladenaranja 

Con su experiencia en arquitectura y diseños de autor, Mónica Barreneche Olivares, periodista, fotógrafa, curadora y directora creativa colombiana, NC ARTE ha marcado un punto elevado en 2025 con su nuevo ciclo de Desing House Colombia (programado entre el 30 de agosto y el 20 de diciembre), que coincidió con la Primera Bienal Internacional de Arte de Bogotá.

El ojo clínico de Barreneche dio en el blanco de la Casa Azul por su infraestructura clásica, su derroche de luz interior y sus amplios espacios, abiertos a procesos artísticos e inmersivos que, en este nuevo ciclo, se expanden y conectan con múltiples materiales y técnicas, donde lo habitable se modifica en un universo exquisito y acogedor.

En estos días, su recorrido incluye tres exposiciones: en el primer piso, Artesanía y Alquimia, de Lucía Echavarría; en el segundo piso, Design House, concepto y curaduría de Mónica Barreneche; y en el tercer piso, El Universo de lo Múltiple, de Claudia Hakim, reconocida artista, gestora cultural, exdirectora del Museo de Arte Moderno de Bogotá y fundadora de NC ARTE. La muestra estará vigente hasta el sábado 20 de diciembre, de 10 de la mañana a las 5 de la tarde.

Artesanía y alquimia


Contrastes de luz, sombra y naturaleza en los interiores de la Casa Azul. Foto: Koladenaranja 

Lucía Echavarría, diseñadora colombiana, con estudios de Literatura Comparada e Historia del Arte, presenta dos exposiciones: Artesanía y Alquimia. Su pasión por las artesanías y los objetos hechos a mano la llevó a fundar en 2015 Magnetic Midnigth, marca con la que creó tocados únicos inspirados en vestidos y accesorios basados en tradiciones de la historia autóctona y cultural de Colombia.

Dividida en dos cuerpos, Mimetismos y Recreo, la muestra de Echavarría traza un recorrido desde los saberes ancestrales hacia el mundo contemporáneo, donde las técnicas tradicionales se reinterpretan como una práctica viva de la riqueza material de artesanos y artesanas. La excelencia técnica propone una lectura expandida de la artesanía como archivo latente y materia abierta a la transformación.

Inspirada en la tradición europea de los faux finishings -acabados decorativos que desde la pintura replican mármol, piedra o madera-, las piezas de Echavarría transforman la artesanía del Pacífico y el Caribe en mueblería europea contemporánea, tal y como se evidencia en sillas, mesas y cestería trabajadas con la técnica del werregue, de las comunidades Wonaan y Embera.

“El werregue es una palma, y a la vez el nombre técnico ancestral de esta labor hecha a cuatro manos, en la que el hombre recauda el material y la mujer lo cocina con puchi, azafrán y achiote”, explica Sara Cifuentes, mediadora de la exposición. El tejido del tapete, en este espacio de la sala, es una pieza inspirada en el peyón wayú: el urdido comienza desde el centro, en forma de espiral, como eje de hilado de su geometría”, agrega.


Memoria ancestral, artesanía y alquimia, entre madera y fibras naturales. Foto: Koladenaranja

La caña flecha -fibra vegetal con la que se elabora el típico sombrero vueltiao-, de la etnia Zenú, de Tuchín, Córdoba, fue utilizado en los acabados de los tres muebles, fabricados en flor morado, con incrustaciones de tejido trenzado, el mismo que enmarca un juego de tres espejos: una simbiosis entre lo raizal y lo contemporáneo, que configura la línea creativa de Echavarría.

Los rayos del sol al final de la tarde decembrina se cuelan por la ventana del salón de cerámica, y se posan sobre dos mesas bajas árabes, con sus respectivos bancos. En una hay un tablero de ajedrez y en la otra uno de backgammon, juego de azar originario de Oriente Medio que adoptaron como propio los ingleses.

Ambos tableros están elaborados en madera y cerámica, y el tejido de la caña flecha interviene como marquetería. Las 32 fichas del ajedrez no son las convencionales. Echavarría ha contravenido el modelo de los persas, al crear su propio fichero: unos cuadritos planos, con los mismos materiales del tablero, cada uno con su específica identidad.


El ajedrez en madera con incrustaciones de caña flecha. Foto: Koladenaranja

El backgammon inglés, que se juega con 12 fichas y un dado, pasó por las manos artesanales de la comunidad Kamëntsá, que embelleció el set de fichas con incrustaciones de chaquiras, las mismas cuentas multicolores con las que decoran los cuencos para la ceremonia del yagé, y como artilugios para las máscaras de sus rituales. El decorado de la sala lo completa el tapete hecho en palma estera, y la lámpara de techo tejida en iraca por artesanos de Usiacurí, Atlántico.

Este laboratorio, al que Echavarría ha llamado Mimetismos, es una exploración de la materia y de sus apariencias, que plantea específicos interrogantes: cómo la caña flecha se transforma en marquetería; el tejido de werregue evoca la nobleza de la piedra; el tamo transmuta en una ilusión óptica del papel marmoleado; las hamacas de San Jacinto se transfiguran en toldos circenses; los tejidos en fique de Guacamaya (Boyacá) enaltecen la fina cestería; y el tejido en crochet de la mochila wayuu con su simbólica geometría se apropia de cojines para banquitos.

El universo creativo de Lucia Echavarría habla por sí solo con el lenguaje y la destreza de las manos, inspirado y materializado en la profunda historia ancestral colombiana que, ella, embajadora del arte y el diseño, ha dado a conocer en prestigiosos escenarios del orbe como la Casa Christie's, de Nueva York; el Lamb Gallery, de Londres; el Salone del Mobile, de Milano; el Designe Miami; y, por supuesto, la Casa Azul, entre otros.

Materia infinita


El micelio, en el centro del vestíbulo, que da acceso a salones y habitaciones del apartamento. Foto cortesía: Mónica Barreneche 

¿Cómo firmar un acuerdo entre potencias como la luz y la sombra, el acero y la madera, el hierro y el ladrillo, la cerámica y el cristal, el ónix y el mármol, para que convivan y seduzcan en distintos espacios, logrando equilibrio y armonía? Mónica Barreneche Olivares responde estas preguntas bajo su premisa de Materia Infinita, piedra angular que proyecta y escenifica el ADN del diseño colombiano.

“En un país como el nuestro, rico en diversidad y tradiciones artesanales -se pregunta Barreneche:-, ¿qué elementos no han sido descubiertos y explorados en profundidad? Y, por otro lado, ¿qué materiales han resistido al paso del tiempo, manteniendo su relevancia en el panorama creativo? En esta edición de Design House Colombia, invitamos a diseñadores, arquitectos y creativos a desafiar lo establecido, a indagar en lo desconocido y a cometer errores como parte del proceso”.

En efecto, el ambicioso proyecto que apuesta al redescubrimiento, la innovación y lo disruptivo, se ve hoy consolidado en ocho estudios que reinterpretan la materia desde su propia mirada. Cada estudio trabaja con un material distinto, explorando su carácter y sus posibilidades para dar forma a un espacio único.

“El resultado táctil de esta disciplina -afirma Barreneche-, se puede recorrer en ocho espacios habitables que hablan por sí mismos de las inquietudes arquitectónicas de una generación ávida de exploración y arraigo. Al elegir un material, estudiarlo con detenimiento y trabajar con él hasta extraer su esencia. Los estudios encontraron una narrativa, descubrieron una identidad, y entendieron cómo ese material puede hablar de la cultura, la historia y las aspiraciones del diseño en Colombia”.


El estudio del apartamento se transforma en un jardín mineral. Foto cortesía: Koladenaranja 

Materia Infinita se abre como una flor en el centro del vestíbulo que da acceso a las demás habitaciones, con un imponente micelio, cuyo pileo o capuchón roza el techo con su luz magnífica. Está elaborado con el sustrato saturado de las cepas de hongo y concreto: dos materiales con procesos distintos que, al encontrarse, dan forma a una pieza que surge del intercambio entre naturaleza y técnica. Fue diseñado a gran escala con tecnología 3D por Juan Carlos Naranjo y Cristina Cruz, del estudio LAP.

El comedor, espacio de Estudio DEB, fue hecho en madera de piopo, con revestimiento de cerámica reciclada de baldosa. Las copas del Estudio Mariposa son el resultado de una fusión entre acero inoxidable, piedras preciosas y vidrio soplado. La estructura de la mesa baja está inspirada en la disposición japonesa que reduce las jerarquías e invita a la contemplación, la conversa y el disfrute sensitivo de compartir alimentos.

Estudio Crearq interviene una cocina que desafía la función tradicional con una poceta de ónix y grifería de acero inoxidable como materiales protagónicos de este espacio que juega con la luz y la sombra, y contrasta con los efectos iridiscentes de una anémona hecha con lápices de colores, del artista Miguel Booner. Dividida en varios ambientes, el hogar revela la sensibilidad del diseño con precisos detalles. La lámpara, en acero inoxidable y técnica de tamo, de Pasto, Nariño, es una obra de arte de Alejandro Tapias, de Alto Estudio.


La cuna mecedora elaborada en mimbre, se roba todas las miradas. Foto Cortesía: Mónica Barreneche

El tocador, de Ele-Ve Estudio, fue concebido para transformar el quehacer cotidiano en un ritual, inspirado en la intimidad del antiguo peinador. El espejo fue decorado con un delicado textil colombiano, cuya materia prima es el hilo de seda. Espejo y mueble fueron remodelados. El peine platinado es de Adriana Marmorek. La lámpara es un tejido en werregue de artesanos Embera. Cleopatra hubiera dado el oro del mundo por este tocador.

Concebido como espacio de bienvenida para una nueva vida, Sofia Vera Estudio se inspiró en los páramos que rodean a Bogotá. Con una mirada arraigada y sutil, la artista propone un entorno de conexión natural, donde el diseño no se impone sino que transpira, protege y acompaña. Utiliza el fique como materia base, que combina con fibras como yaré, rafia y alpaca. Los biombos están bordados con hilo de seda. La cuna mecedora, en forma de ganso, tejida en mimbre y yaré, se roba todas las miradas.

En apenas 15 metros cuadrados, ar_ea convierte el estudio del apartamento en un jardín mineral. A primera vista, el escritorio de oficina es una insólita composición de ladrillo y arcilla seca extraída de Amagá, Antioquia. Le hace juego una silla en acero inoxidable. El sonido del agua, que proviene de una fuente de piedra, añade una capa sensorial, bajo un plafondo de sombras y reflejos, creado por Estudio DEDÓS. Complementa la experiencia la obra textil de Vanessa Gómez concebida para entretejer color, textura y materialidad.

El proyecto se estructura en dos gestos complementarios: un muro-celosía inspirado en la arquitectura tropical que filtra luz y aire, como un velo poroso, y una mesa-escritorio sostenida por columnas de ladrillo prensado. En su centro expone fragmentos de arcilla cruda y pulverizada. Amalia Ramírez, fundadora y directora de ar_ea, aborda por primera vez el ladrillo como punto de partida para abordar espacios y atmósferas contemporáneas.


La cocina lleva el sello de Crearq. Nótese los destellos de la lámpara de Alejandro Tapias,  Abajo la poceta elaborada en ónix. Foto cortesía: Mónica Barreneche 

El Umbral de lo Invisible da acceso a la habitación principal del Design House Colombia, que una visitante entrada en años, califica “de ensueño”, seguido por un suspiro. Diseñado por Studio Peraza, fue concebido como un refugio de sosiego y suspensión perceptiva, en torno a una plataforma cristalina con estructura metálica interna que sostiene una cama escultórica de líneas bajas. Alrededor, muros espejados, repisas flotantes y elementos en acero, amplifican una sensación de frescura.

La luz natural, filtrada a través de los velos de gasa, se modifica en un material activo que modifica la percepción del espacio a lo largo del día, proyectando sombras ondulantes sobre superficies pulidas. El uso de cemento bruñido en pisos y paredes, refuerza la limpieza visual y la vocación minimalista del ambiente, sirviendo como un lienzo neutro sobre el que se despliega un juego de reflejos y transparencias. Este carácter, esencialmente frío, se matiza con los textiles de cortinas y tapicería, sin alterar la atmósfera sutil del conjunto.


En la habitación principal, Studio Peraza utilizó el vidrio como elemento conductor de visibilidad, ligereza y confort. Foto cortesía: Mónica Barreneche 

A contra piel de la soñada habitación, la sala del apartamento, creación de MEZK Studio, revela un íntimo y confortable aposento, donde el cuero -en diversas texturas, tonalidades y tratamientos-, celebra el refinado gusto y la herencia cultural árabe de su diseñador, oriundo de Montería. La propuesta fusiona memoria arquitectónica y diseño contemporáneo, exaltando lo artesanal y atemporal.

La arquitectura local se refleja en las celosías continúas junto a la chimenea y la cortina recogida a la tradición de las mezquitas. Para MEZK Studio, las bases del diseño clásico tienen hoy relevante vigencia: más que imponer un concepto, su propuesta oscila entre lo práctico y lo cómodo, transformando la sala en un punto de encuentro entre la identidad bogotana y la memoria como legado arquitectónico y cultural. Sobre la chimenea se destaca la amplia fotografía de 'Don Walter', legendario personaje del Bosque Izquierdo y sus alrededores, obra del recordado maestro del lente Lucho Mariño.

El Universo de lo múltiple


El tejido de metales industriales ocupa considerable tiempo y espacio en el taller - costurero de Claudia Hakim. Foto cortesía: Sara Cifuentes 

El epílogo del fascinante periplo por la Casa Azul corresponde a Claudia Hakim, obstinada y polifacética creadora y gestora cultural, y de hecho, anfitriona. El Universo de lo Múltiple, como ella denomina su exposición, revive la búsqueda y el trajinar de las escultoras que eligieron materiales fuertes de chatarrería, que nos remite a la contundente y vertiginosa vida y obra de Feliza Burzstyn, novelada por Juan Gabriel Vásquez.

Hakim se adentra en estos depósitos donde reposan desechos industriales y de manufactura automotriz, para rescatar los elementos con los que, en su taller, construye sus obras. Aros de rines, embragues, piezas modulares, entre otros cacharros, cobran vida en sus manos, cuando el arte, que es la épica de todo lo posible, de los residuos, por más oxidados y retorcidos, surge poesía y belleza.

Su labor retadora con lo indomable arroja múltiples expresiones que interactúan entre memoria, luz y espacio. “Estas obras nos recuerdan que nada está condenado al silencio: todo lo material guarda un potencial latente, esperando la mirada que lo transforme en arte y en símbolo de futuro”, resume Hakim que, al cierre de su exposición ya tiene agendada reunión con su hija Estefanía, y Mónica Barreneche, para botar corriente sobre el megaproyecto con el que NC ARTE nos sorprenderá en 2026. 

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