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El maestro Samuel Cabanzo Ardila, historiador, bibliotecólogo y heraldista santandereano, investigador de más de 3.500 apellidos. Foto: La Pluma & La Herida |
En el principio fueron Adán y Eva, así, a secas.
Si entre el espeso y exuberante follaje hubiera aparecido
la figura del profesor Samuel Cabanzo
Ardila, investigador, historiador, bibliotecólogo y heraldista
santandereano, lo más seguro es que los primeros padres que sembraron la
simiente para que se poblara el mundo, hubieran contado con un apellido.
Qué tal, cómo les parece: Adán Parra o Eva Manzano.
Y así sucesivamente la prole, luego de que la furia del Divino los expulsara
del paraíso por esas debilidades de Evita que mordió y le dio a su marido de la
fruta prohibida, embaucada por la socarrona serpiente.
Pero no. Por años y siglos posteriores la descendencia de
los inquilinos proscritos de aquella parcela errante, llevaron, a la par del
castigo por herencia, uno y no más que dos nombres, y sólo se diferenciaban
entre la muchedumbre por la casa a la que pertenecían.
Así se fueron organizando los clanes y las familias: los
de la Casa de Abraham, la de Jacob, la de Josué, la de José y Esaú, la de Jericó; los hijos de Noé
y los de Matusalén, y los que
sobrevivieron con sus huestes a la primera gran inundación de la tierra: los de
las tribus de Canán, Sen y Jafett; y los corajudos que pasaron por
la brecha que abrió Moisés en el Mar
Rojo, para burlar y evadir la furia enardecida de los egipcios.
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Cabanzo Ardila trabajó gran parte de su vida en la Academia de Historia de Colombia. Foto: La Pluma & La Herida |
Pero nadie tenía apellidos. Y como Abrahams había miles. Y Saras
lo mismo. Y Melquisedecs, ni se
diga, como Arquímedes, Nereos,
Mardoqueos, Titos, Baldomeros y Godofredos
al por mayor; ni hablar de Josés,
hasta en la sopa de lentejas.
Por eso el Señor, desde su sabiduría y voluntad, mucho
tiempo después, por allá en el Siglo X de la era Cristiana, inspiró a comarcas
nórdicas, ibéricas, sirias, persas, balcánicas y mesopotámicas, un agregado de
pertenencia para que José se
diferenciara de los cientos de tocayos que habitaban esa porción del planeta,
lo mismo que a sus hermanos de distintas tribus, proles y clanes.
Y esta diferenciación se dio particularmente en España, a partir de batallas y cruzadas, esas justas de
caballerías que han inspirado grandes novelas y memorias legendarias como la
obra cumbre de la Literatura en Castellano, El
Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, puño y letra del Padre de la
Lengua Española, don Miguel de Cervantes
Saavedra.
Hay que tener sabiduría y paciencia de anacoreta para
investigar por espacio de más de treinta años el origen de más de 3.500 apellidos, tarea copiosa y
constante que ha desarrollado el historiador, bibliotecólogo y heraldista Samuel Cabanzo Ardila, por cuenta propia
y desde su escritorio de la Academia de
Historia de Colombia.
El especialista en este tema de apellidos, ancestros,
títulos nobiliarios, heraldos, blasones y escudos, es el firme atractivo de la Feria Internacional del Libro de Bogotá,
desde hace muchos años, y ha hecho de su conocimiento, investigación y
trayectoria una estimable cátedra, óptima para que cualquier ciudadano se
remonte a sus orígenes y a las ramificaciones antológicas que le preceden.
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Verdaderas obras de arte, trabajadas en su taller del barrio 12 de Octubre, en Bogotá, que es su negocio de familia. Foto: La Pluma & La Herida |
El profesor
Cabanzo habla de tres categorías de apellidos a saber: Los patronímicos que, como su nombre lo
indica, fluyen a partir de nombres o patrones. Ejemplos: Ramiro: Ramírez. Rodrigo: Rodríguez. Gonzalo: González. Álvaro:
Álvarez. Sancho: Sánchez. Etcétera.
Están los toponímicos, que refiere en sus raíces a
lugares geográficos o elementos de la naturaleza. Ejemplos: Luna, Vaca, Toledo, Toro, Solís (de Sol),
Llano, Sierra, Ríos, Veraguas, Costa, Camino, etc.
Otros, que provienen de acontecimientos históricos importantes
de nombres de batallas como la de Navas,
Tolosa, Miranda, Aranjuez, Castilla, Almería, etc.
Y, unos más, originados en apodos o sobrenombres como: Calvo, Gordo, Crespo, Chaparro, Prieto,
Delgado, o Mosquera, éste último, por el famoso caballero que durante una
batalla entre cristianos y moros, salió avante y fue premiado por el Rey, a
pesar de las afugias, las suciedades y olores de fétidos pantanos: Venid, vencedor, pero traéis una mosquera...
(de moscos).
Cantidad de datos y anécdotas de nombres y apellidos, que
el profesor Cabanzo Ardila almacena
celoso en cartones y fichas archivados en gavetas de kardex, pero también en la
valiosa utilidad de la tecnología digital, para darlos a conocer en el mundo.
La
Pluma & La Herida lo entrevistó.
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Blasones diseñados y pintados a mano, y organizados en su kardex por orden alfabético. Foto: La Pluma & La Herida |
¿Cuál
es el apellido más largo que conoce?
“Hay varios, la mayoría del País Vasco, ya que tienen una
fusión entre judío y español. Por ejemplo: Mendiarecheaga, Ibarbengoitia,
Arenchaeterea, Arespacuchaga, Inllarramendi, Paraguirre e Iracetagoyena, que no
son tan largos como tan raros en su escritura y fonética”.
¿Qué
otros apellidos curiosos conoce que no hayan merecido blasón?
“Cucalón, Chillón, Calado, Coito, Chiriboga, Cocarruncho,
Fititiva, Chumacero, Pataquiva, Guáqueta, Guatame, Chindoy, Chunco..., la lista
es larga”.
¿Cuál
es el apellido más popular en Colombia?
“Rodríguez. Le siguen: Sánchez, González, Pérez, Díaz,
Jiménez, Parra y Camacho”.
¿Desde
cuándo se señala a un individuo más por el apellido que por el nombre?
“Desde los tiempos de las cruzadas, a partir de la
disciplina y de los códigos militares, como una manera de distinguir linajes
sin dar lugar a discriminaciones y siempre en busca de la uniformidad”.
¿De
dónde salen algunos apellidos que son nombres. Ejemplo: Ricardo, Jaime, Ramón,
Alfonso, etc.?
“Son los mismos patronímicos, con la diferencia que no
terminan en Z, pero que en muchos casos se pluralizan, tal es el caso de
Jaimes”.
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Uno de los expositores más antiguos de la Feria Internacional del Libro de Bogotá. Foto: La Pluma & La Herida |
¿De
dónde vienen los apellidos compuestos. Ejemplo: Ladrón de Guevara, Díaz del
Castillo, Díaz-Granados y Espinosa y Bárcenas?
“No tiene otro remitente que las alianzas familiares,
derivadas de consorcios comerciales y de linajes antológicos”.
¿De
dónde provienen los títulos nobiliarios?
“Justamente de los grados de nobleza que por años se han
creado en las monarquías: están los marqueses, los duques, condes, vizcondes,
barones, infantes o infanzones, hidalgos señorones, hidalgos de bragueta,
hidalgos de milicia, grandezas y señores”.
¿Qué
es un hidalgo de bragueta?
“Un caballero admirado por su condición prolífica y por
el interés y la expectativa que despertaba entre las damas, más por su poder
viril que por su alcurnia”.
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No lo dude, si quiere saber el origen de su apellido, por más enredado que este sea, pregúntele al profesor Cabanzo Ardila. Foto: La Pluma & La Herida |
¿De
dónde vienen esos nombres y apellidos tan largos como el caso del Libertador?
“Por el deseo y orgullo de sus ancestros de conservar la
alcurnia y la importancia de sus antepasados”.
¿Quiere
recordarnos el nombre completo de Simón Bolívar?
“Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios”.
¿En
qué se diferencia un blasón, de un escudo y de un heraldo?
“Los tres son sinónimos, ya que la Heráldica es el arte
de componer y descifrar los escudos de armas. Y, blasonar, no es otra cosa que
armar un escudo”.
¿En
dónde aprendió usted los secretos recónditos de la Heráldica?
“Fueron tres años de estudio, ya que tiene sus reglas
específicas: la posición de las figuras, los colores o esmaltes y las
particiones del escudo, que son claves a la hora de armar un blasón”.
Visítelo
en el pabellón 6 de Corferias, 2° piso, stand 506
E-Mail: heraldica.blasones@gmail.com
Origen
de nombres y apellidos. Diseñe su propio árbol genealógico:
Página web: www.tuescudo.com
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