viernes, 7 de marzo de 2014

Salvo Basile: "A mí me entierran en la Isla del Pirata, con una pepa de mango entre las piernas"

Salvo Basile resume su vida en Cartagena, el cine, su mujer, sus hijos y sus nietos

Ricardo Rondón Ch.

Salvo Basile es cine y Cartagena, es ‘Quemada’ y el eterno ‘Matatigres’ de ‘La Estrategia del Caracol’, es su genio y su saudade, y el aliento perenne de su mujer Jacqueline Lemaitre, y sus hijos y sus nietos, y la hamaca grande donde cada tarde ve reventar el crepúsculo en ráfagas de sangre.

Pero Basile también es Nápoles y es granito, y ‘Dos Gardenias’ en La Vitrola o ‘Son de la Loma’ en Areíto. Salvo, ojos de plantígrado, es la pantalla grande en donde se verán en los próximos días directores, productores y cinematografistas, una pasarela de divas y de seguidores del FICCI.

Bonachón y repentista, el primero de la lista, porque es el anfitrión, Salvo nos puso al tanto de sus romanzas y sus cuitas, a escasos días de empezar la función.

Pues sin más protocolos: luz, cámara…¡Acción!

¿Qué se siente ser reelegido por cuarta vez consecutiva como presidente del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI)? ¡Le ganaste a Uribe!

 “Pero sin cambiar ni un articulito”
  
¿Te sientes a salvo en ese rol o has necesitado de un ‘vicepresidente’ entre bambalinas?

“Tengo trece vicepresidentes, que es la junta directiva y sus asesores, como será de eficiente la junta que casi nunca votamos: siempre se aprueba por unanimidad”.

Porque si Santos nombró a Vargas Lleras, ¿tú estás en todo el derecho de contar con el respaldo de tu fiel compadre Poncho Rentería?

“Poncho es mi compadre y mi hermano, siempre tendré su respaldo en cualquier cosa que yo haga. Lo mismo él conmigo”

 A propósito, ¿cómo es ver una película con Poncho?

“El horror”

Es de imaginar que tú eres el drama y Poncho la comedia. ¿O al revés?

“Los dos somos comedia a la Italiana”
  
Hace 45 años, por estas fechas, si no me fallan las cuentas, llegaste de Italia a Cartagena como asistente de Gillo Pontecorvo a filmar ‘Quemada’. ¿Qué fue lo que más te impresionó de la ciudad que te dejó atado para siempre?

“El centro amurallado y mi mujer”.

 Cuentas que en vez del actual Centro de Convenciones lo que había era un mercado. ¿Cómo era ese mercado?

“La llegada de Marlon Brando a ‘Quemada’ y su primer encuentro con Evaristo, fue filmada en el mercado, un universo Caribe lleno de gente y de colores únicos”.

Y que Bocagrande sólo tenía tres edificios y una calle pavimentada…

“Y las casas de patios y traspatios y la playa de Bocagrande limpia y la Bahia de aguas claras”.
  
También, con el humor negro que te caracteriza, describes a La Boquilla y a Bocachica como aldeas africanas. ¿Qué te hizo pensar en ello en esa época?

“Antes de la invasión devastadora del cemento eso era puro África: techos de palmas y calles de arena”.

¿En dónde quedaba ubicada la zona de tolerancia?

“En Tesca, y el burdel más grande del Caribe era el ‘Príncipe Gran Orquesta’, con centenares de ‘internas’".

¿Cómo recuerdas a Evaristo Márquez, a casi un año de su fallecimiento (15 de junio de 2013)

“Evaristo fue un guerrero, que sin saber ni leer ni escribir, tuvo los cojones de enfrentarse al rey de Hollywood: Marlon Brando”.

¿No te parece que el negro Evaristo tenía el perfil surrealista de las películas de Buñuel, y más montado en su caballo blanco, raudo por la playa, como persiguiendo un fantasma sin nombre?

“El fantasma de la libertad y la paz, y lo peor es que todavía estamos persiguiéndolos”

¿Conservas fotos tuyas de esa época? ¿Haces con frecuencia el ejercicio de repasarlas con tu mujer, en la antesala de la siesta, acostados en la hamaca?

“Claro que sí, muchas fotos, pero las más queridas son las que no se tomaron…”.

Eres de lo que dice, cuando te tomas tus whiskys entres amigos: ¿No sé qué sería de mi vida sin Cartagena, sin mi mujer y sin mi hamaca?
  
“Y sin mi computador, sin mis teléfonos, sin mi Ipad, sin mi cable, sin mis películas”.

Con todo el tiempo que llevas viviendo en Cartagena, no pierdes para nada tu acento napolitano. ‘Lo que se hereda no se hurta’, dicen aquí, ¿verdad?

“Mi acento paga el arriendo”.

¿En qué circunstancias le ‘echaste los perros’ a Jacqueline Lemaitre, tu mujer y la madre de tus hijos?
  
“Un 31 de diciembre en las afuera del Club Cartagena, ella de gala y yo descalzo y con guitarra”.

Dicen que las Lemaitre son bien difíciles de conquistar. ¿Qué tan cierto es?

“Cierto, pero a mí me tocó al revés: ella fue la que me conquistó”.

¿Cuántos años completan de matrimonio?

“Cuarenta y cinco”.

¿Cómo fue que le pediste la mano?

“Con respeto y caballerosidad, según los cánones clásicos de la época”.

¿Cuál de tus hijos es tu vivo retrato, tanto en lo físico como en lo cerebral?

“Afortunadamente ambos tienen su propia personalidad y su carácter”. 
  
¿Cuántos nietos tienes?

“Tres”

¿Qué tipo de películas ves con tus nietos?

“Muñequitos y superhéroes”.

Les cuentas a ellos tus aventuras del pasado, como cuando en una fiesta inaugural del Festival de Cine sacaste a bailar a Rita Hayworth?

“No, porque todavía están en la época de las fábulas”.

¿Recuerdas qué bailaron?

“No, pero todavía me tiemblan las piernas”.

¿Terminaste seduciendo a Rita?

“Créeme que si lo hubiera hecho, tú y todo el mundo lo sabría”.

¿Qué tan buena bailarina es Jane Chaplin?

“Bastante locaria”.

¿Y qué tan buena papa es Jack Nicholson?

“Él es el verdadero Rey de Hollywood”

¿Qué se siente ver a los ojos a Catherine Deneuve?

“Lo que sintió mi suegro, Roberto Lemaitre, que se puso a sus pies cuando ella estuvo en Cartagena”.

¿Es cierto que Robert De Niro tiene malos tragos?

“¡Qué va! Ese monstruo no tiene nada malo”.

¿Y que a Bernardo Bertolucci le quedaron gustando las morochas de Palenque?

“Más bien las Amparo Grisales de Manizales”.
  
¿Sientes en luna llena vagar el espíritu de Marlon Brando en el patio trasero de tu casa?

“Yo tuve una bella relación con Brando, pero también peleamos, así que nada de espíritus. La realidad de lo que pasamos juntos es el fantasma de ‘Quemada’”.

¿Qué se le aprende a un figurón como Ugo Tognazzi?

“A comer sopa verde en un banquito del viejo mercado y a contar historias delirantes. como la del nacimiento del cante hondo, que otro día te contare”.

Con tus ojos melancólicos de sabio y en lontananza, ¿cómo te asomas hoy a Cartagena?

“Siempre con un gran amor y la saudade de lo que fue”.

¿En qué momento se jodió la bahía?

“Cuando se desarrolló el puerto y comenzaron a verter mierda en la bahía interior”.

¿A qué bar de Cartagena te gusta ir a rumbear con tu mujer?

“A La Vitrola”.

¿Frecuentas Quiebracanto?

“A veces, cuando llegan mis cachacos”.

¿Cuáles son esos boleros antillanos que no te pierdes para bailar amacizado?

“Dos Gardenias” y ‘Los aretes que le faltan a la luna’”.

¿Una champeta al año no hace daño?

“Me gusta la champeta, pero la clásica. la de origen africano”.

Alguna vez, por esos tragos locos que no faltan, ¿te has travestido en una fiesta?

“Me paso la vida travistiéndome y no necesito de tragos locos”.

Cuando Poncho Rentería se queda en tu casa, ¿ronca o ni se siente?

“Se siente, se siente…”.

Como buen napolitano debes ser un cocinero de campeonato. ¿Cuáles son tus trofeos culinarios?

“Una pasta al horno con salsa ragout”.

¿Qué tan buen gourmet era don Víctor Nieto?

Era buen tenedor”.

¿Y cómo es el gusto en paladares de Monika Wagenber?

“New York, New York”.

¿En dónde se quedan los lagartos, que son muchos, cuando suenan las campanas del festival de cine?

En los mensajes telefónicos y en los centenares de mails”.

¿Qué evolución ha tenido el festival de diez años a la fecha?

“De ser el más antiguo de América y de trascender como uno de los más importantes del mundo”.

¿Sí tiene buen presupuesto?

“Tú sabes que nunca hay buen presupuesto”.

¿Qué es lo más significativo para mostrar en esta edición?

“Los invitados”.

¿De todas las películas que has hecho, de cuáles te sientes más realizado y orgulloso?

 “De ‘La Estrategia del Caracol’”.

¿Quedaste satisfecho con ’12 años de esclavitud’ como Mejor película en la reciente ceremonia de los Óscar?

“Seguro que sí, que historia más espeluznante”.

Déjame saber tu opinión de ‘El Lobo de Wall Street?

“Me salí en la mitad, cabreado con Scorsese, que de la gran tragedia que es Wall Street sólo se queda en la coca y las putas”.

Las películas de tu vida, Salvo, en diferentes épocas. ¿Puedes nombrar diez?

“’8 y ½’, ‘La Dolce Vita’, ‘La Strada’, ‘Mani sulla citta’, ‘Salvatore Giuliano’, ‘La Naranja Mecánica’, ‘Apocalipsis now’, ‘El Padrino’, ‘La Estrategia del Caracol’”.

¿Y directores, de esos contados en los dedos de la mano?

“Federico Fellini, Francis Ford Coppola, Roberto Rossellini, Guillo Pontecorvo, Francesco Rosi”.

¿Qué película te hubiera gustado hacer?, aunque estás sobrado de tiempo…

 “El Amor en los Tiempos del Cólera”.

¿Qué te hace pensar que las películas que se han hecho sobre historias de Gabriel García Márquez no han contado con suerte?

“Porque todos los directores quieren ser más que Gabo y esto es imposible: él es el escritor más importante del mundo”.

¡Salva una de ellas, Salvo!

Tiempo de Morir’, de Jorge Ali Triana”

A propósito, ¿cuándo fue la última vez que te tomaste unos whiskys con el Premio Nobel colombiano?

“Siempre que llega a Cartagena es el mejor motivo”.

¿Es verdad que cuando está la Gaba presente no se puede nombrar la palabra whisky, ni por chanza?

“Mentira”.

Fuera de Poncho Rentería, ¿a qué otros columnistas sigues?

“Juan Esteban Constain, Antonio Caballero, Enrique Santos”.

¿Crees que definitivamente se negocia la paz para Colombia?

“Creo que la paz es el único camino”.

¿Antes de acostarte rezas un Padrenuestro entre murmullos o eres ateo por la gracia de Dios?

“Rezo Ave María, Pater nostro, Gloria, Salve Regina, en latín”

Duermes bien, ¿Salvo?

“Poco…”
  
¿Alguna deuda con tu conciencia?

"Sí, no haber seguido la clase de piano que mi mamá quería para mí”.

Basile: ¿estás a paz y salvo con tu existencia?

“No, mijo. me falta mucho por hacer, especialmente por la gente pobre”.

¿Cuando escuchas a Nicoló Paganini, piensas en la muerte?

“No, porque cuando hice la película Paganini-Kinski, todo era vida y gritos y pelas con el loco de Klaus”.

¿Le has pedido a tus hijos que en tu ceremonia fúnebre hagan sonar el ‘Adagio’ de Albinoni?

“¡Qué va!, más bien un porro o una papayera”.

¿Y de remate, un aria de Casta Diva, de Bellini, en la voz de María Callas?

“Más bien una canción de las cantadoras de Palenque”.

¿Qué será morir, Salvo Basile?

“Será cumplir el contrato que firmamos desde el momento de la concepción”.

Donde sea, pero menos tus cenizas en la Bahía de Cartagena, eso sería imperdonable…

“Nada de cenizas, a mí me entierran en la Isla del Pirata, con una pepa de mango entre las piernas”.
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