martes, 28 de enero de 2014

La misa ha terminado, de Gardeazábal: para rasgarse las vestiduras

La Pluma & La Herida entrevistó al escritor a propósito de La misa ha terminado.

Ricardo Rondón Ch.

Descarnada, demoledora, implacable, ‘La misa ha terminado’ (Ediciones UNAULA), de Gustavo Álvarez Gardeazábal, remueve los cimientos de la iglesia católica para ahondar en la corrupción, el tráfico de influencias y la pederastia, que por siglos ha mancillado a esta controvertida institución.

Con un verbo cáustico, agresivo y sin contemplaciones de ninguna índole, el polémico narrador tulueño, figura clave en los secretos y denuncias del programa vespertino La Luciérnaga, de Caracol Radio, involucra al lector en la apasionada y no menos descabellada historia de amor entre dos sacerdotes homosexuales, ahítos de placeres inimaginables, mientras se prepara la visita del papa a la catedral del Señor de los Milagros de Buga, auspiciada por el obispo de esa municipalidad, megalómano y pederasta mayor, quien antes de nacer ya le había negociado el alma al diablo.

En este vertiginoso y desesperante relato, Gardeazábal rubrica su propia voz con una dinámica de pastorales opositoras, en un itinerario de claves secretas más sincronizadas con la realidad que con la ficción.

De eso da fe su autor en el colofón de la novela, que no es más que la respuesta tajante y definitiva a quien en el transcurso de la misma urge en el clamor para que no sea publicada:

“(…) He terminado esta novela y lo que creía iba a ser un diatriba contra la corrompisiña que tantas veces le he dicho a usted que carcome esta institución, ha terminado convertida en una dolorosa historia de amor. La muerte se ha encargado de purificarla eternamente.
(…) Tal vez este libro no conmueva a nadie y yo haya terminado siendo al final de mi vida un iluso que todavía cree en la literatura como un instrumento de vida. Tampoco soy sacerdote de religión alguna. No profeso ninguna. No creo en la vida después de la muerte. Le he repetido muchas veces que nuestro origen está en un gran agujero negro y nuestro final allá mismo”.

Es Gardezábal, como hace tiempo lo conocen los radioescuchas y sus compañeros de mesa en La Luciérnaga, y él, que ha desenterrado a su antojo las corruptelas y los amancebamientos del poder político en Colombia (como lo hizo hace cuarenta años en Cóndores no entierran todos los días), ahora lo hace con el de la iglesia, en la más apóstata e iconoclasta de sus novelas: para rasgarse las vestiduras.

Lo entrevistamos.  


¿Cómo fue el proceso de urdir esa telaraña donde quedaron atrapadas tantas sotanas pecaminosas y una buena porción de 'mosquitas muertas'?
  
"Una labor de años. Siempre creía que le debía la novela de la iglesia a la literatura colombiana. Ya había hecho la radiografía de las otras manifestaciones del poder en mis otras novelas. Faltaba esta. Tuve que leer mucho, contratar un par de teólogos para que me hicieran investigaciones sobre cosas que no conocía y que si bien ni aparecen mencionadas en la novela, requerían de mi conocimiento antes de atreverme".
  
Cómo fue el parto de Casimiro Rangel (sin entrar en minuciosos detalles) porque nadie más que usted sabe de qué espejo real brotó su siniestra, concupiscente y apocalíptica esencia.

"No uso modelos como los escultores, me los invento sobre la base de lo que he oído, he visto, he sospechado y me imagino".
  
De ese mismo mortero tuvo que haber emergido Martín Ramírez, esa 'puta disfrazada de cura', al decir de El Demente. ¿Cómo un feo flacuchento como usted lo describe, pudo llegar a tener tanto éxito como homosexual? 

"Siempre se ha creído que la fealdad es fundamental para ser marica. Tengo demostraciones plenas de que es así. Conozco a muchos espantos que han sido más exitosos que los modelos de revista".

¿Si será cierto que a los maricas horribles no los consume ni el fuego eterno?

"Falso de toda falsedad, son los  mayores libidinosos".

 No cabe duda que el final de Martin y Rogelio, su amante vouyerista, estuvo inspirado en la noticia que sacudió al país en enero de 2011. El de los curas Rafael Reátiga y Richard Píffano, quienes pagaron a unos sicarios para que los mataran cuando se enteraron de que ambos estaban infectados de sida. ¿Verdad?

"Cuando ya tenía muy adelantada la novela se supo de ese par de curas. Reestructuré la novela y monté el híbrido que se lee tan pegajosamente".
  
No le parece que el comienzo del capítulo 6 (página 20) también hubiera sido, perfectamente, el inicio de su novela: "Doña Mercedes tenía dos posibilidades con Martín. O lo vestía de mujer o lo vestía de cura. Lo pensó mucho. Era tan frágil y tan feo y tan terriblemente adornado con esas gafas que hubo de colocarle para corregirle el astigmatismo, que no pudo imaginárselo de travesti".

"La novela tiene la ventaja de que puede comenzar por donde se quiera, está estructurada literariamente para que en cada capítulo usted pueda iniciarla o terminarla".
  
¿Quién es en realidad el padre Efraín, que insiste en sus pastorales para que usted se abstenga de proseguir con sus pesquisas y relatos de La misa ha terminado?

 "Existe y es mi amigo".

¿De dónde diablos y de qué manera tan repentina apareció el senador Benedetti, justo en los últimos días del cardenal Casimiro Rangel?

"Me lo encontré borracho en un aeropuerto y me pareció que era un accidente repentino que le daría sal a la novela".

Denos algunas pistas del médico impotente, amante sumiso de Rangel. No será un alter ego suyo, ¿verdad?

"Existe un médico exitoso, ya está bastante caduco, que se especializó en las Islas Canarias y tenía una vida de loca de closet que siempre me intrigó".

¿Pensó desde un principio en la trágica historia de amor de Martin y Rogelio o surgió al pedal de la diatriba contra la impudicia y la corrupción desaforada de la iglesia?

"El amor me lo imaginé, el resto lo puso la realidad".

¿En qué instante soñó la visita del papa Ratzinger a Buga, auspiciado por el obispo Casimiro, con la ayuda de sus dos locas de turno?

"Siempre he creído que algún día traían o traerán al papa".

Ha recibido el látigo eclesiástico por esta novela. La fantasía erótica de Martín con el Cristo del viacrucis es la tapa. ¿Cómo se le vino a la cabeza?

"Me iluminaron los ángeles".
  
Como El Demente, ¿insiste en que se cumplirán las profecías de Fátima?

"Nunca supimos cuáles eran las profecías, de pronto todavía falta que se cumplan".

¿Cuántos papas pasarán para que llegue Pedro II y le meta candela a todo lo vivo que existe sobre la tierra? 

"Como dice El Demente en la novela, se acerca el día y no está lejos".

Don Romilio, el alcahuete de los camioneros homosexuales, ¿existe o existió?

"Existió en Tuluá un personaje muy parecido, fue famosísimo".
   
Si Cali es la sucursal del cielo, Tuluá, como usted la describe, ¿puede ser la del infierno?

"Nooo… es la puerta del infierno, allá los que quieran entrar después de leer esta novela".
    
Al borde de los 30 años escribió 'Cóndores no entierran todos los días'. ¿Qué experiencia le ha dejado, en el manejo de estructura,  tono y  ritmo La misa ha terminado, cuarenta años después?

"Las circunstancias en que las he hecho han sido muy distintas, en todas he aprendido más, pero así me he pasado la vida, aprendiendo, aprendiendo, y espero seguirlo haciendo hasta unos minutos antes de que me metan al cajón para llevarme al cementerio libre de Circasia".
  
¿Se sintió por fin exorcizado cuando le puso punto final a La misa ha terminado?

"No creo ni en diablos ni en exorcismos, y si es verdad que existen, que se les aparezcan al que esté leyendo este texto".
  
¿Cómo son sus cargos de conciencia, Gardeazábal?

"¿Conciencia?, ¿qué es eso?, ¿un invento de las religiones o de los dueños del poder?".
   
¿Y sus crucifixiones íntimas?

"No soy sadomasoquista".

 ¿Qué pecados le faltan por expurgar?

"¿Pecados?, ¿eso existe en otras vidas?".
   
¿Cuánto hace que no reza un Padrenuestro?

"Desde muy niño".

 ¿Y cuando fue la última vez que se arrodilló para confesarse?

 "Ya estoy muy viejo para acordarme".

 ¿O sea que usted no sabe qué es entregarse al señor?

"La entrega es una forma caprichosa de entender el amor y aunque he sido un enamorado eterno, la rendición sin haber librado la batalla no obliga a la entrega".

 ¿El diablo que lo habita si le permite dormir en paz?

"¿Insiste en el diablo?".

 ¿Si es cierto que no hay polvo más preñador que el de las locas?

"¡Le juro que sí!"

 ¿Ya le envió 'La misa ha terminado' a Fernando Vallejo?

"Que lo compre como yo he comprado todos sus libros, es el mejor escritor que existe en este país, mi libro debe parecerle un acumulado de violaciones… gramaticales".

¿Sacará tiempo para escribir un símil de 'La misa ha terminado' pero en el contexto de las iglesias evangélicas'? ¿No le parece que aunque sin mitras ni ornamentos, hay mucha tela qué cortar?

 "Bueno es culantro pero no tanto".
  
¿El escándalo de la pastora María Luisa Piraquive no le inquieta para volverse a encerrar en sus cuarteles de escritor?

"Deje a la madre fundadora quieta gozando de sus millones y sus caprichos…y sus votos".

¿Está preparado para asumir con dignidad y nobleza la ceremonia inexorable de la purificación o es en la señora muerte en lo menos que piensa?
 "
El día que me muera, y ojalá el día esté cercano, que no me velen, que me dejen en mi cama hasta que llegue la hora de trastearme a Circasia".
  
¿Cuál sería su último deseo?

"Que pongan de epitafio Cóndores no entierran todos los días".
  
¿Enterrado o reducido a polvo?

"Enterrado y de pie".

¿Se acerca el juicio final?

"Alguien tiene que acabar con esta joda mal armada".

Antes de que eso suceda, denos a conocer sus profecías: ¿Quién será el próximo presidente?

"Hasta Martha Lucia con su sonsonete monocorde es capaz de ganarle a Santos".
   
¿Definitivamente se caerá Petro?

"Si se queda, pobre Bogotá con un administrador tan pésimo"

 ¿Se caerá el proceso de paz?

 "Si se cae, la matazón que se viene es brava y este país no merece esa suerte".

 ¿El procurador Ordóñez seguirá haciendo de las suyas?

"Él no hace de las suyas, él cumple con la ley que a los demás se les olvidó leer".
  
¿Se aprobará el matrimonio entre homosexuales?

"No es mi problema ni el del país".
  
¿Qué pasará con Álvaro Uribe Vélez, sus tres huevitos y sus cargas de tomates?

"Si no apoya a Martha Lucía, se jode, y si la apoya, también".

¿Podremos viajar por fin sin visa a España?

"Viajará usted, yo ya no me puedo montar dos horas seguidas en nada".
  
¿Volverán a las aulas el catecismo del padre Astete y la Urbanidad de Carreño?

"Entonces podría volver monseñor Builes, el más capaz de los godos incapaces".
  
¿Veremos 'La misa ha terminado' en pantalla gigante?

Cómo se le ocurre!, ¿quiere que quemen los teatros?".
   
¿Veremos a Falcao jugando en Brasil 2014?

 "Ojalá que no".

 ¿Y a la Selección Colombia en octavos de final?

 "Y si llegan, ¿de qué hablamos?, si en este país siempre queremos perder para echarle la culpa a alguien…".
  

Gardezábal, muchas gracias y que Dios nos coja confesados...
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